Cambios socioproductivos en la agroindustria frutihortícola

Reconfiguración del trabajo y la producción

Socioproductive changes in the fruit and vegetable industry

Reconfiguration of work and production

Eliana Celeste Canafoglia | ORCID: orcid.org/0000-0003-0131-0265

ecanafoglia@gmail.com

INCIHUSA-CONICET

Argentina

 

Recibido: 16/07/2019

Aceptado: 11/09/2019

Resumen

A partir de una serie de indagaciones sobre la situación de la agroindustria no vitivinícola en la provincia de Mendoza, reflexionamos sobre la problemática situación del trabajo y la producción local. Los recientes cambios en materia macroeco­nómica (circulación monetaria, tipo de cam­bio y tasas de interés), en la política de apertura co­mercial (desregulación de las importaciones de pro­ductos similares a los de la economía regio­nal mendocina) y la situación de los países socios comerciales principales demandantes de produc­tos de origen agrícola mendocinos (como Brasil y Estados Unidos) repercuten en las condicio­nes de intercambio y la continuidad en materia pro­ductiva local. La prevalencia de la lógica de las grandes cadenas de distribución copan (en el sentido de subyugar) las condiciones de dicho in­tercambio, obstruyendo otras vías de distribu­ción y comercialización (en definitiva, de valorización). Esta lógica está ocasionando serias dificultades en la reproducción de los productores y pymes agro­industriales mendocinas. Buscamos evidenciar que, en las estrategias seguidas por éstas para su sobrevivencia, caen y/o se deterioran gran cantidad de puestos de trabajo y de ámbitos/espacios de producción con arraigo territorial. La metodología se basa en análisis de datos secun­darios, análisis documental y de testimonios de trabajadores, referentes productores y empresarios.

 

Palabras clave: Agroindustria, trabajo, producción, organización industrial.

Abstract

Based on recent research about the dinamic of the non-wine fruit and vegetable industry in the province of Mendoza, we reflect on the situation of work and local production. Changes in macroeconomic policy (monetary circulation, exchange and interest rates), trade liberalization (deregulation of imports of products similar to the ones produce in the regional economy) and the situation of the main trading partner countries, particularly buyers of products from agricultural origin in Mendoza (Brazil and the United States) are conditioning exchange and the continuity in the local production. The prevalence of the logic of large distribution chains subjugate the conditions of such exchange, obstructing other distribution and marketing channels (which means, difficults the process of valorization). This logic is causing serious troubles in the reproduction of agroindustrial producers and smes from Mendoza. We aim to evidence that the strategies followed by them, deteriorate sources of employment and substantials areas of territorial production. The methodology follow is based on secondary data, documentary analysis and the collection of testimonies of workers, producers and businessmen.

 

 

 

 

Key words: Fruit and vegetable industry, Work, Production, Industrial organization.

Introducción1

A1 partir de una serie de indagaciones sobre la situación de la agroindustria no vitivinícola en la provincia de Mendoza, reflexionamos sobre la problemática situación del trabajo y la producción local. Los recientes cambios en ma­teria macroeconómica (circulación monetaria, tipo de cambio y tasas de interés), en la política de apertura comercial (desregulación de las im­portaciones de productos similares a los de la economía regional mendocina) y la situación de los países socios comerciales principales de­mandantes de productos de origen agrícola men­docinos (como Brasil y Estados Unidos) re­percuten en las condiciones de intercambio y la continuidad en materia productiva local. La pre­valencia de la lógica de las grandes cadenas de distribución copa (en el sentido de subyugar) las condiciones de dicho intercambio, obstruyendo otras vías de distribución y comercialización (en definitiva, de valorización).

La acentuada disminución en el valor del peso frente al dólar como consecuencia de las políticas macroeconómicas recientes (fuerte­mente dirigidas por el acuerdo con el FMI) si bien puede resultar beneficioso para los sectores exportadores, trae consigo dificultades para los entramados productivos con presencia de peque­ñas y medianas empresas (pymes) y el conjunto de los trabajadores. Desde el incremento en el precio de los insumos importados a las variaciones de los precios internos hacia el alza (inflación), tanto como el aumento de tarifas de servicios básicos (como los energéticos: combustibles, luz, gas) repercuten directamente sobre los costos de producción y el poder adquisitivo del salario. Estas variaciones se traducen en el deterioro del nivel de consumo local y en las dificultades para concretar el proceso de producción - comer­cialización de productores y pymes de manera de garantizar su sobrevivencia.

En este escenario, nos preguntamos acerca de la situación de la agroindustria frutihorticola mendocina, en tanto es una de las actividades económicas con mayor densidad productiva. Históricamente esta actividad ha involucrado una importante cantidad de trabajadores, una variedad de productores, elaboradores y fábricas, tanto como distribuidores y servicios de apoyo.

Entre las claves que definen su desenvolvi­miento en tanto actores de la economía regional, proponemos visualizar su comportamiento com­prendido como complejo productivo (Gorenstein, 2012, Schorr, 2013). Referimos por tal a una unidad de acumulación y distribución, a cuyo interior se desenvuelven los actores nucleados por estrechas relaciones a partir de las transformaciones que siguen a un producto principal. Trascendiendo las fronteras nacionales, este enfoque invita a la comprensión de la organización de la produc­ción, distribución y comercialización en la eco­nomía mundial como entrelazamiento de las actividades productivas en el proceso de creación de valor, sin dejar de lado las relaciones de coor­dinación y control o de gobernanza (Gereffi y Fernandez-Stark 2011, Diaz Porras y Valenciano Salazar 2013, Dicken, Kelly, Olds, y Wai-Chung Yeung, 2001).

Sin deslindarnos del enfoque de economía regional (Rofman 1999, Collado 2003, Richard-Jorba y Bragoni 1998), esta perspectiva brinda elementos para problematizar sobre el comporta­miento ampliado de las actividades vinculadas con la producción industrial mendocina y aporta a una mirada integrada no circunscripta a los márgenes del país, sino también de los actores socioproductivos vistos en interrelación como cadena de valor.

La estrategia metodológica utilizada se basa en el análisis de datos secundarios, análisis do­cu­mental y de testimonios de trabajadores, re­fe­rentes productores y empresarios. En una pri­me­ra fase, apelamos al rastreo y análisis de infor­mación estadística económica y sectorial, en particular referida al desenvolvimiento de la industria provincial, el empleo y la dinámica de las exportaciones. El acervo estadístico principal utilizado fue el producido por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC), los tabulados publicados por la Dirección de Estadísticas e In­vestigaciones Económicas (DEIE) de la provincia de Mendoza y los del Observatorio de Empleo y Dinámica Empresarial (OEDE), sustentados en el Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA). Cabe aclarar que esta última fuente registra can­ti­dades trimestrales y promedios anuales para es­tablecimientos que emplean desde 10 trabajadores de manera formal.

De manera complementaria, profundizamos en la revisión de bibliografía específica (estudios especializados en agroindustria), la recopilación de estudios empíricos y de artículos periodísticos, así como la sistematización de indicios sobre el estado actual de la industria y el empleo regional a partir del análisis de entrevistas a los actores involucrados. En un esfuerzo de articulación, estos datos de diversa procedencia y naturaleza fueron integrados para conseguir los resultados aquí presentados. En general, las dimensiones de análisis rectoras que guiaron el procesamiento de la información y la construcción de datos se centraron en definir las formas de organización industrial actual, comprendiendo las fases de pro­ducción y valorización en torno a los principales actores intervinientes y las relaciones entre éstos.

Con dichos elementos, la inquietud central es dar cuenta de la reconfiguración socioproductiva y reflexionar acerca de sus condicionantes, con particular atención en la situación del empleo. En el primer apartado, caracterizamos la estructura productiva de la provincia de Mendoza para el periodo reciente. En el segundo, profundizamos sobre los rasgos de la agroindustria provincial con énfasis en los actores que la componen, sus relaciones y las singularidades que presentan como cadenas de valor. En este punto nos dete­nemos sobre los cambios recientes que atraviesan algunas fábricas con arraigo territorial. En el tercer apartado, presentamos una serie de evi­dencias sobre la situación del empleo en vincu­la­ción con dichas mutaciones. Finalmente, re­flexio­namos acerca de la dinámica de cambios y con­dicio­nantes del desenvolvimiento en el com­plejo agroindustrial frutihortícola.

Panorama socioproductivo de Mendoza

La provincia de Mendoza está ubicada en el centro-oeste de Argentina y junto con San Juan y San Luis conforma la región Cuyo. Según datos del último censo nacional de población (2010) de un total de 1.738.929 personas, el 81% es población urbana y 19% rural2.

Las actividades productivas que se desarrollan en su territorio están signadas por una importante participación de la producción de alimentos y bebidas (de base frutihortícola y vitivinicultura) y de combustibles y otros derivados del petróleo. Subsidiariamente, químicos, maquinarias, meca­nizados y estructuras metálicas, productos en madera, plástico, vestido y otras en menor me­dida. La participación relativa de cada actividad en la producción industrial (Anexo Gráfico N°1) según ventas (a valores nominales) y personal asalariado en el año 2016 fue de 31% y 62% alimentos y bebidas, 52% y 5% petróleo, 4% y 12% metalmecánica y metalurgia (agrupando fabricación de metales comunes, productos de metal y maquinaria), 4% y 3% química, 5% y 9% minerales no metálicos (DEIE- EIM- INDEC).

Cabe una aclaración respecto a cómo se compo­ne la actividad de industrias manufactureras en la provincia. En términos de valor agregado la refinación de petróleo y la elaboración de alimentos y bebidas explican el 80% del valor de la producción industrial en la economía regio­nal mendocina (PBG-DEIE). En el caso de la refinación de petróleo, el crecimiento en el valor agregado total se debió a la variación de los precios relativos y a la modificación en la propiedad y administración de la explotación desde 2012 en adelante. Sin embargo, de esta actividad participan apenas seis empresas y emplean poco más de 1200 trabajadores directos (promedio 2016, OEDE). Mientras la rama de elaboración de alimentos y bebidas nuclea a por lo menos 1176 empresas (de más de diez trabajadores) y emplea a más de 30 mil trabajadores formales directos (OEDE, 2016).

Sin embargo, el sector de industrias manufac­tureras en conjunto ha disminuido su partici­pación en el producto total provincial desde la década de los años noventa: de 25% del PBG en 1991 a 15% en 2017. Como parte de un proceso de mayor alcance, en el cual la proporción entre el sector productor de bienes y del de servicios pasó de representar cerca de 50/50 en 1991 a 32% y 66% a favor de los servicios en 2017. (cálculos realizados sobre los datos del PBG a precios constantes de 1993, fuente: DEIE y Facultad de Ciencias Económicas, UNCuyo).

En el periodo reciente esta tendencia se ha afianzado, aportando el sector servicios y comer­cio (al por mayor y menor) no sólo en valores de producción (Anexo Gráfico N°2), sino en la cantidad de establecimientos y empleo. Conside­rando sólo a los registrados, los datos del Obser­vatorio de Empleo y Dinámica Empresarial, mues­tra el incremento de estos sectores de acti­vidad económica, representando el 25% de esta­blecimientos económicos en la provincia en el caso de comercio y 40% los servicios agrupados: hotelería y restaurantes (4,7%), servicios de trans­porte, almacenamiento y comunicaciones (11,5%), intermediación financiera (1,2%), servicios inmo­biliarios, empresariales y de alquiler (11,7%), ser­vicios sociales, de salud y personales (11%) (Anexo Cuadro N°1).

Otra de las repercusiones de estas variaciones, es la dinámica del empleo sectorial. Por un lado, es notable el aporte de los servicios al empleo (42%), seguido muy por debajo por la industria (19%) y el comercio (17%). El resto corresponde a actividades primarias agropecuarias (12%) y mineras (2%), construcción (7%) y electricidad, gas y agua (1%) (OEDE, promedio anual 2016). Por otro, dicha dinámica evidencia la tendencia decreciente de la participación del empleo in­dustrial en el total (Anexo Gráfico N°3).

Ahora bien, el perfil de especialización produc­tiva regional mantiene la fuerte presencia de las manufacturas de origen agropecuario (vinos, mos­to, frutas y verduras con y sin transforma­ción) en la dinámica de exportaciones de origen mendocino (Anexo: Gráfico N°4). Este perfil coin­cide con el rasgo general de las cadenas agroindustriales en Argentina, signada por la orientación exportadora3. El proceso predomi­nante, tomando como base la dinámica de los principales productos exportados, no ha variado significativamente en lo que atañe a la agregación de valor o transformación de los productos comer­cializados. Esto se debe a que encontramos con­tados indicios de complejización de los procesos productivos, de incorporación de tecnología y de la elaboración de productos finales con valor agregado (Bisang y Gutman 2005, Schorr 2013, Mancini 2016, Kosacoff y López 2008). En otras palabras, pocas empresas alcanzan los estándares tecnológicos de la cadena de valor a nivel mun­dial, mientras una gran mayoría subsiste o per­dura como capital subordinado (Pinazo 2013, Marini 1981). Esta tendencia de especialización engarza con la lógica de organización de las ca­denas de valor global fuertemente viabilizada por las inversiones y el movimiento del capital trans­nacional (Delgado Cabeza 2013, Fernández 2017, Schteingart, Santarcángelo, y Porta 2017, Gaggero, Schorr y Wainer 2014, Gudiño y Villegas 2001). De esta manera, Mendoza como economía regional profundiza los rasgos de agroexporta­dora en las industrias líderes (cuestión que am­pliamos en el próximo apartado respec­to a la cadena agroindustrial).

Respecto al origen espacio territorial del valor de la producción, continúa generándose fundamentalmente en los núcleos productivos vinculados con la refinación de petróleo y la actividad agroindustrial. Éstos se asientan en los oasis centro y sur, principalmente en el área del Gran Mendoza (Anexo Gráfico N°5). Esto afirma las tendencias expuestas arriba, ya que evidencia dichos procesos de centralización del capital productivo en términos de la territorialidad de la creación de valor.

Composición y cambios recientes en la agroindustria frutihortícola

Tomamos el caso de la agroindustria frutihor­tícola no vitivinícola por los recientes cambios en la composición de los actores que integran el complejo productivo.

 

 

Composición de la agroindustria

frutihortícola (no vitivinícola)

 

Siguiendo la noción de Gorenstein (2012) planteada, los actores locales que integran el complejo pueden diferenciarse considerando los productos elaborados. La elaboración frutihor­tícola en Mendoza está dedicada a las conservas, jugos y concentrados, congeladas, deshidratadas o desecadas y aceite de oliva. Sin olvidar la rele­vancia histórico-política que han adquirido las actividades, no sólo por el tipo de productos, sino por las variaciones en las condiciones del merca­do mundial de la mano con la retroalimentación entre las políticas promovidas por el Estado y los actores dominantes que, en conjunto, dirimen las particularidades de la economía regional.

El complejo agroindustrial aglutina, en dicho sentido, un conjunto de establecimientos produc­tivos de diversas subramas de producción. El nú­cleo productivo industrial está integrado, por 127 establecimientos destinados a elaboración de aceitunas en conserva y aceite de oliva; 100 dedicadas a conservas, tomate triturado, pulpas, dulces, mermeladas; 21 a deshidratadas, deseca­das y especias; 5 a jugos y 10 a sidras, según datos de la Dirección de Industria y Comercio de la pro­vincia (año 2017).

Gran parte de la materia prima productiva para la agroindustria proviene de los cultivos asentados en la provincia. La actividad primaria agropecuaria en conjunto representa el 9% del PBG. Los sectores productivos que explican dicho valor son en un 84% agrícolas (viticultura, principalmente, fruti­cultura y hortalizas) y 16% pe­cuarios (vacuno y caprino principalmente). Centrándonos en la pro­ducción frutihortícola, la superficie cultivada de frutales es de 243 mil hectáreas, siendo la vid preominante (representa el 62% de ese total). Siguen en orden de importancia olivo, ciruelo y duraznero. Otros cultivos de importancia son ajo, zapallo, tomate y papa (DEIE en base a Dirección de Agricultura y Contingencias Climáticas años 2012-2013).

Particularmente los productores primarios vinculados a la industrialización de duraznos, son poco más de 1.000 en una superficie de 7.064 has (IDR y FePeDi, 2017). Respecto del último censo realizado en el año 2014, ha disminuido en un 5% la superficie total implantada con durazno para industria, siguiendo la tendencia general de la provincia. Si bien las propiedades dedicadas a este cultivo tienen un tamaño medio de 7,9has, 50 propiedades poseen una superficie mayor a las 30has, las cuales ocupan el 43% de la superficie total de la provincia. De esta manera, se sostienen los procesos ya detectados en años anteriores de crecimiento del tamaño medio de la propiedad y de disminución de la cantidad de propiedades. El Valle de Uco es el único oasis que se encuentra estable en número de propiedades y superficie, el oasis sur es quien ha sufrido mayor número de propiedades abandonadas o erradicadas. No hay incorporación de tecnología de importancia entre 2014 y 2017, a diferencia de lo ocurrido en años anteriores (IDR y FePeDi 2017).

Ya en la fase de la elaboración de productos frutihortícolas se encuentran empresas de gran envergadura y plantas subsidiarias de grandes empresas nacionales, como Arcor, RPB, Dulcor e IAMSA. También una amplia cantidad de em­presas menores en términos de volumen de pro­ducción, cantidad de trabajadores, monto de ventas totales y grado de formalidad. Algunas están vinculadas externamente a partir de la compra de insumos y ventas de sus productos, o con sociedades comerciales, sobre todo las de mayor capacidad productiva. Otras abastecen y se abastecen dentro del mercado interno.

La relación comercial entre productores pri­marios e industria se establece sobre la base de contratos, en algunas oportunidades, o de ma­ne­ra informal en otras, tomando como referen­cia las condiciones de mercado en el mo­mento de cosecha. La situación varía de acuerdo a la hortaliza/fruta considerada, la zona de produc­ción y el tipo de productor (Idigoras, 2014). Gene­ralmente, los productores de frutas y hortalizas para industria también producen para el merca­do en fresco, siendo común que una parte de la producción se envíe a industria y otra parte (de­pende del precio) para consumo fresco.

Además, surge otra figura, el acopiador, quien actúa como intermediario entre los actores pro­ductores primarios e industriales al requerir éstas últimas un abastecimiento permanente de materias primas. Siguiendo el análisis de Cáceres, Novello y Robert (2009), este actor dentro del complejo productivo se ocupa de recorrer la re­gión y pactar la compra del producto primario para posteriormente llevarlo a la/s fabrica/s. El acopiador compra para firmas grandes, las cua­les debido a su escala de procesamiento pueden pagar un precio más alto, de acuerdo a las condi­ciones del mercado para el momento y como efecto combinado del resultado de cosechas e im­portaciones. De esta manera, lo que buscan es lograr el volumen necesario para abastecer la gran planta procesadora. Este hecho puede mejo­rar el ingreso de los productores primarios, pero tiende a reducir el circulo de proveedores de las firmas industriales de menor escala a aquellos con los cuales priman relaciones informales de confianza (Cáceres, Novello y Robert 2009:86).

La actividad vinculada a la frutihorticultura ge­nera una elevada cantidad de puestos de trabajo relacionados con la producción, transporte y dis­tribución, almacenamiento, comercialización e in­dustrialización. Se estima una demanda de mano de obra de unas 350.000 personas en la etapa primaria de producción (Idigoras, 2014). A las cuales se suman las personas ocupadas en el resto de la cadena productiva: selección, empa­que, comercialización, proveedores de insumos, aseso­res y transportistas. En Mendoza, como mencio­namos, la elaboración de alimentos y bebidas es la actividad que congrega la mayor cantidad de trabajadores (65% respecto del total de ocupados en la industria y 12% de los tra­ba­jadores totales) (OEDE 2016). Solo los asalariados registrados son 32.800 (promedio anual 2016) (OEDE 2016) dis­tribuidos en 1199 empresas, dentro de las cuales se encuentran las elaboradoras con base frutihortícola.

 

 

Dinámica reciente de la agroindustria

frutihortícola: sobre los procesos de

distribución, comercialización y valorización

 

En cuanto a las fábricas industriales locales que persisten y cobran relevancia son grandes empresas integradas en las etapas de producción primaria e industrial (es el caso de AVA4 y RPB5, por ejemplo). Así y todo, sufren la envestida de la competencia vía establecimiento de precios y plazos de pago (entre otras restricciones) de las grandes cadenas de distribución.

En términos generales, por actores de la gran distribución minorista y comercios referimos a la gran expansión de bocas de venta de produc­tos agroindustriales en supermercados, hipermerca­dos y mayoristas que han sobrepasado la dis­tri­bución directa o en pequeños comercios (Chiodo, 2010; Di Nucci y Lan, 2009). Es decir, la tendencia es la concentración de las ventas por dicha vía y aún más la producción directa de los elaboradores para estos actores comerciales (marcas blancas o marcas del distribuidor) o la adquisición de plantas industriales en el caso de la agroindustria frutihortícola. De hecho, los mayoristas Maxiconsumo y Diarco han adqui­rido plan­tas elaboradoras en Lavalle y San Rafael en la provincia de Mendoza, ambas cadenas comer­ciales de origen nacional.

Para el caso de la producción olivícola, esto sucede también para las exportaciones, ya que son realizadas en forma directa a fábricas de gran envergadura (elaboración a maquila o a terceros) y principalmente bajo la modalidad de aceite a granel (Cáceres, Novello, Robert 2009). En cuanto al mercado interno, las empresas industriales medianas que fraccionan parte de su producción, la distribuyen en los grandes centros de consumo de la Argentina, por medio de distribuidores pro­pios, o bien por medio de distribuidores de vino que introducen el producto en sus puntos de ven­ta. En el sector conservero, la distribución está concentrada en pocas empresas grandes. Las in­dustrias de mayor dimensión tienen canales de venta a los mercados interno y externo. En cambio, las medianas y pequeñas terminan ven­diendo su producción a granel a otras firmas fraccionadoras, las que luego comercializan los productos terminados.

Para dar cuenta de la dimensión y estructura del complejo agroindustrial, retomamos los re­sul­tados obtenidos por Rebizo y Tejeda (2011) res­pecto al análisis de las principales empresas exportadoras de las cadenas agroindustriales de papa, tomate, ajo, oliva y uva en Argentina (Anexo Cuadro N°2). Estas empresas concentran las exportaciones de productos que superan los 10 millones de dólares en exportaciones y tienen una participación mayor o igual al 3% en las ventas de la cadena. Si bien no todas tienen ubicación directa en la provincia, forman parte de las relaciones de producción primaria e industrial del complejo frutihortícola mendocino, se caracterizan por su poder de mercado y de responder a la demanda de productos en el mercado mundial.

En las cadenas de papa y tomate más del 70% de las exportaciones son realizadas por menos de cinco empresas. En el caso de la papa, el 99,9% de las exportaciones de los productos de la cadena son realizadas por dos firmas. Ambas se proveen de materia prima producida en las provincias, dentro de las cuales se encuentra Mendoza. McCain inició sus actividades en nuestro país en 1995 y es el proveedor principal de papas con­geladas dentro del MERCOSUR. Farm Frites es una empresa multinacional de origen holandés, se instaló en el país en 1996 y en 1998 se constituyó como Alimentos Modernos S.A. Estas grandes fir­­mas denotan una alta presencia de capital ex­tranjero en la producción y comercialización de productos de origen nacional.

Por el contrario, en las cadenas de ajo y uva encontramos una mayor diversificación de firmas exportadoras, ya que las primeras cinco empresas no llegan a superar, en conjunto, el 40% de las exportaciones de la cadena. La característica de estas exportadoras es la presen­cia de empresas de propiedad nacional, con fuerte y predominante presencia en la provincia de Mendoza, donde producen desde la etapa inicial (primaria). Para el caso de ajo, cabe destacar que las exportadoras Renacer S.A. (también produc­tora) y Legal Export S.A. (intermediario comer­cializador) presentaron, la primera, el pedido de quiebra en noviem­bre de 2018 y la segunda se encuentra inacti­va según datos de CUITonline. Cepas, Peñaflor, Viñas, Esmeralda y Fecovita con­forman el núcleo productor de vinos más im­por­tante del país. Vi­ñas perteneció hasta 2017 en­teramente al Grupo Cartellone, desde esa fecha parte de la pro­piedad fue adquirida por el grupo santafesino Vicentin.

La mayor diferencia entre las exportaciones de la primera y la segunda empresa dentro de cada cadena se da en papa, tomate y oliva. Frutos de Cuyo, para el caso de tomate, es la principal exportadora, concentrando más del 43% de las ex­portaciones de la cadena. Esta empresa inició sus actividades en 1985, actualmente (desde julio de 2014) se ha fusionado con otra gran empre­sa nacional a raíz de la absorción de las empre­sas Dulciora, Frutos de Cuyo y Productos Natu­rales S.A., que pasan a funcionar bajo la razón social La Cam­pagnola, perteneciente a Arcor. En segundo lugar, encontramos una gran corpora­ción multinacio­nal, Unilever: de origen inglés (1885), posee más de 400 marcas compradas en 190 países. En la pro­ducción de tomate aglutina fábricas líderes de la provincia de Mendoza y San Juan (Cica y Knorr, por ejemplo) comercializando a partir de diversas marcas. Destacamos la presencia de Industrias Alimenticias Mendocinas S.A. (IAMSA) entre las principales exportadoras. Esta empresa produce y comercializa conservas de frutas y vegetales enlatados y/o en Tetra-Brik bajo las marcas Alco y Canale, entre otras; comenzó sus actividades en 1958 como una pequeña finca mendocina dedi­cada a la producción de frutas y hortalizas, se convirtió en uno de los mayores productores de conservas de frutas y de tomates de la Argentina. Sin embargo, en la dinámica reciente afronta difi­cultades en el funcionamiento productivo y, sobre todo, en su estado financiero.

En el caso de la cadena del olivo, es predominan­te la participación de empresas productoras asentadas en la región centro oeste argentina: Mendoza, San Juan, La Rioja y Catamarca. Agro­aceitunera S.A., José Nucete e Hijos S.C.A. y Molinos Río de la Plata, son tres de las firmas de más larga trayectoria en la producción olivícola en los primeros dos casos y alimentaria en el tercero. En cambio, Roemmers se introdujo en la cadena siendo una gran corporación farma­céutica multinacional, principalmente con la compra de establecimientos productivos ya exis­tentes. AgroSevilla también es una empresa ex­tranjera, pero dedicada aquí y en España a la pro­ducción agroindustrial. Zait-Shemen es sólo un intermediario comercializador, no productor.

Los rasgos de estas empresas muestran la rele­vancia de los núcleos agroindustriales en la eco­nomía regional mendocina claramente para los casos de uva, ajo y oliva. También su relevancia a nivel nacional y en el mercado mundial, ya que ob­tienen valor dentro de las cadenas globales. En algunos casos como proveedoras de productos in­termedios a industrias alimenticias, en otros como producto final, aunque fuere con escasa transfor­mación (para consumo en fresco, por ejemplo).

Sin perder de vista la diversificación y la gran cantidad de establecimientos pequeños que com­ponen el complejo agroindustrial, como resultado de procesos de adecuación a las variaciones de la demanda (esto es, de las condiciones del merca­do), estos terminan, en algunos casos, descapitali­zándose. Esto último se produce por la pér­dida de posiciones en el mercado, la escasa ren­tabilidad por las variaciones de precios y dilación/efecti­vización de cobros por ventas y, con ello, la impo­sibilidad de renovación de herramientas de traba­jo que incluyen el acceso a materiales e insumos de producción de alto contenido tecnológico y/o importados. Estos pro­cesos específicos guardan relación con las im­pli­cancias que van teniendo las variaciones en las formas de organización de la producción de la mano con los modos de dis­tribución prevale­cientes que se traducen en la valorización de los productos agroindustriales que exceden el espa­cio nacional.

Las reconfiguraciones de los actores produc­tivos evidencian, asimismo, la incidencia de las regulaciones estatales que viavilizan, acompañan u obstruyen dichas modalidades (De la Torre y Tinto 2003, Martín 1992, Mateu 2014), sobre todo en materia de políticas vinculadas con la apertura, cierre y control del comercio internacional, tanto como del mercado financiero (tasas de interés y tipo de cambio) y las prácticas especulativas de­rivadas del mismo. Especialmente, en el sector agroindustrial, implican progresivamente el ajus­te de las condiciones de producción y trabajo en sectores específicos, como son la elaboración de alimentos, los productores primarios y las pymes.

 

 

Pérdidas de espacios de trabajo y producción: la situación de las empresas

 

Las industrias locales como Angiord-Dulcor, Alco Canale, La Colina y Frutícola San Rafael (ex Molto), han mostrado grandes dificultades para afrontar los procesos de comercialización, la efec­tivización de cobros y, con ello, el cumplimiento de plazos de pagos a proveedores y entidades fi­nancieras, peligrando los puestos de trabajo y dilatando (o incumpliendo) el pago de salarios. Incluso han presentado casos de cierres de em­pre­sas, quiebras, convocatoria de acreedores. Esto último sucedió en la agroindustria Deman (2009), Salentein en su división fruta fresca (2012) e In­dustrias Matas (2013), entre los más resonantes.

 

 

 

 

 

Estos casos denotan las repercusiones que con­llevan los problemas de financiamiento (acceso, costos y plazos), profundizados por las variacio­nes en los resultados de campaña y de las condi­cio­nes del mercado para cada período. Estas di­ficultades son definitorias en la evolución de la dinámica de las empresas, del margen de acción para continuar los procesos de producción e in­tercambio y para el mantenimiento de puestos de trabajo o la efectivización de las retribuciones correspondientes.

 

Pérdidas de puestos de trabajo y espacios de producción:

los que pierden son los trabajadores

Este sector de actividad productiva evidencia claramente que el movimiento del capital, en su lógica de producción y reproducción, está dado por la dinámica del capital variable (la fuer­za de trabajo). Es decir, las variaciones en las con­diciones de explotación del conjunto de los traba­jadores explican su prevalencia como tal (Collado 2005, Neiman 2010, Gennari y Eisenchlas 2004). La posibilidad de formación de capital puede darse con la incorporación de maquinaria, equi­pa­miento, la ampliación o renovación de las plan­tas productivas, la incorporación de trabajadores calificados y/o la capacitación/profesionaliza­ción de los trabajadores de la empresa y las ad­qui­siciones, fusiones y acuerdos entre empre­sas. En definitiva, son las inversiones para el mantenimiento de su posición en el mercado y resultan, en conjunto, en la variación de la com­posición del capital. Estas posibilidades están condicionadas por el acceso y las fuentes de cré­dito y financiamiento disponibles, los costos, re­quisitos y plazos de pago. Las fuentes pueden ser la inversión de utilidades, el aporte de socios, el financiamiento por parte de proveedores y/o clientes, el crédito bancario, financiero local o del exterior y algún subsidio del Estado. De lo cual resulta, la variación de la relación entre el tipo y cantidad de bienes/productos en un tiempo determinado por la intensidad de uso/consumo de la fuerza de trabajo implicada y la tecnología incorporada al proceso de producción.

Las estrategias de las empresas para sortear las dificultades financieras y económicas se tra­ducen, en aquellas en mejor posición dentro de la estructura económica (de mayor envergadura y con inserción en el mercado internacional), profundizar los mecanismos de financiamiento de las diferentes fases de la producción y, en aque­llas pequeñas y medianas (por menor volumen de producción, soporte financiero y por su inserción mayormente en el mercado doméstico), trasladar los costos de producción con dilación de los pagos a proveedores de materias primas (sobre todo pequeños productores) y disminución de la retribución a los trabajadores (Canafoglia 2018). Esto último se produce de manera directa por la desactualización del nivel salarial respecto al nivel de precios general, también por las modalidades de contratación precarias, por la inestabilidad en la duración del trabajo y por el incremento en el ritmo de trabajo (más productos obtenidos con menor cantidad de trabajadores).

En ese último punto, la disminución de la re­tribución (en sentido amplio y no sólo moneta­ria) a los trabajadores es parte de un proceso de más largo alcance (Kennedy y Graña, 2012). Desde la flexibilización de las relaciones laborales, las mo­dalidades de contratación por terceros (agencias de dotación de empleo eventual), la coexistencia de cooperativas de trabajo (que no son tales, sino que enmascaran la relación laboral) y la (no) contratación con periodos de prueba (día, semana, quincena) hacen de las tareas estacionales un puesto de trabajo altamente fluctuante.

Desde el convenio colectivo de trabajo (tal como el CCT 244, de 1994 de la Federación de Trabajadores de Industrias de la Alimentación y Afines) la admisión de la contratación del traba­jador por temporada (no superior a los 213 días anuales) avala las formas de trabajo estacional para la actividad agroindustrial. Si bien a nivel nacional la estipulación del nivel salarial es alta en relación con otras actividades similares, la efectivización del pago correspondiente es difícil de corroborar en los casos particulares. A modo ilustrativo tomamos las datos de remuneraciones medias del OEDE (Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social) que alcanzan a los trabajadores registrados del sector privado en su conjunto (no sólo Mendoza) (Anexo Cuadro N°3). Los datos muestran fuertes disparidades remunerativas al interior del complejo productivo: las actividades agrícolas registran un salario promedio de $11.841 pesos argentinos para el año 2017, mien­tras las actividades industriales vinculadas supe­ran los $25.600. Como término medio para el total de la rama alimentos y bebidas, el valor de remuneraciones promedio por todo concepto correspondiente al año 2017 fue de $21.747 pesos argentinos en Mendoza y de $30.806 pesos ar­gentinos nacional (OEDE 2016). Esta diferencia refleja las particularidades intrarregionales y por tipo y tamaño de empresas.

Respecto a la dinámica del empleo registrado del sector privado, las variaciones evidencian una tendencia a la baja en cantidad de puestos de trabajo para la actividad de preparación de fru­tas, hortalizas y legumbres, y una variación de trimestre a trimestre marcada para las activida­des agrícolas: a la suba en el primer y segundo trimestre y a la baja en el tercer y el segundo (Anexo Gráfico N°6). De esa manera, la particularidad de la producción estacional en la agroindustria se tra­duce, en términos de empleo, en la contratación temporal de trabajadores durante los periodos de incremento de la carga de trabajo. Las varia­ciones en la cantidad dependen del tipo de tareas a realizar y de la tecnificación del proceso de trabajo. Durante la temporada de producción, la duración de la jornada de trabajo y días de descanso se adecuan a la cantidad de materia pri­ma y los plazos que fija su aprovechamiento en la elaboración. El trabajo se organiza en turnos y se extienden las jornadas laborales sobre las de descanso.

Según el relato de una trabajadora en una plan­ta elaboradora de conservas, contratada for­malmente por temporada (esta es su sexta tem­porada), actualmente en la fábrica trabajan en jornadas de 8 horas en intervalos de 4 horas cada uno. Ella realiza los turnos de 6 a 10 horas de la mañana y de 14 a 18 horas por la tarde con una rotación del turno semana por medio. Si falta producción por abastecimiento de materia prima y no cubren las 8 horas diarias, el pago es sólo por las horas que trabajaron. La frecuencia de pago es quincenal, en 2019 el valor de la hora es de $123,95, en 2018 fue de $90 y en 2017 de $60: cuando la plata rendía, ahora no vale nada, comentó. Respecto a estos valores en relación con el poder adquisitivo, la trabajadora manifestó: Este año está toda la gente en desacuerdo porque no han aumentado a como está la canasta familiar. Es decir, el ajuste nominal del valor hora de trabajo no se traduce al valor de la fuerza de trabajo en términos de las condiciones para su reproducción.

La particularidad de este tipo de industrias es, además, el tipo de tratamiento de la fruta/hor­taliza en el proceso de trabajo que se traduce directa­mente en la cantidad de trabajadores requeridos. La regulación de dicha cantidad se maneja con los trabajadores temporales. Ahora los trabajadores efectivos realizan sus tareas en las fases de enva­sado y etiquetado durante todo el año. Por ejem­plo, en la industria olivícola aumentan unas 6 personas en la temporada, principalmente para desempeñar tareas de control del ingreso de la materia prima en el caso de plantas con tecnología de prensado continuo, sino el aumento en la can­tidad de trabajadores en temporada es mayor (de 45 personas) (relato propietario olivícola mendo­cina). O la empacadora de ajo durante los meses de noviembre, diciembre y enero tienen la mayor cantidad de trabajadores, porque estamos cortando los ajos, o sea, le estamos sacando la parte de la raíz y del tallo, para guardarlo en la cámara [frigorífica] (relato propietario ajero).

La disminución de la cantidad de trabajadores estables y la adopción de modalidades de contra­tación flexibles se explican, de parte de las em­pre­sas, por la necesidad de bajar los costos de pro­ducción. La modalidad de las contrataciones, varía entre contratos eventuales como servicios tercerizados, agencias de dotación de empleo eventual y la cooperativa de trabajo. El mecanis­mo, en este último caso, es contar con una persona permanente que es de la cooperativa y está asociando empleados nuevos y dándole de baja a empleados que no trabajan más. Los trabajadores son autónomos… no están en relación de dependencia de nadie (relato empresario ajero). Lo llamativo es que algunos de ellos trabajan desde hace 10, 15 años con la misma empresa. Las consecuencias de estas mo­dalidades recaen sobre las condiciones de trabajo y los derechos adquiridos asociados al em­pleo: seguridad social, salud y jubilaciones.

Estas particularidades de la actividad agroin­dus­trial desafían el seguimiento del cumplimien­to de los acuerdos nacionales en materia de salarios y otras condiciones de trabajo. A lo cual se agrega la inestabilidad/crisis económica re­cien­te que está incidiendo en las plantas produc­tivas en la provincia, tales como los casos des­critos más arriba.

Las condiciones del mercado (variaciones en la demanda externa y el resultado combinado de la devaluación del peso e inflación de precios internos) han reducido el margen de rentabi­li­dad de las agroindustrias respecto a años previos, dificultando en forma creciente el desenvolvi­miento de su actividad económica. El correlato a nivel de empleo, se trasluce de testimonios de trabajadores y referentes sindicales del sector, tanto como por la visibilización de demandas por faltas de pagos y despidos por parte de los tra­bajadores (OCSMza 2017). En el subsector frutihortícola las dificultades productivas y eco­nómicas a nivel de las empresas, se traduje­ron en cambios de las condiciones y el mantenimiento de puestos de trabajo: desde pagos adeudados hasta la pérdida de la fuente laboral por el cierre de las empresas. Estos son los casos, por lo menos, de las agroindustrias Deman, Salentein, Matas, Alco Canale y La Colina, que tomaron estado público.

 

Evidencias hacia la comprensión de las transformaciones socioproductivas

en la economía regional

La recomposición de la agroindustria frutihor­tícola local está signada por la prevalencia de ac­tores transnacionales en las vías de comercializa­ción. La lógica de los actores globales de la dis­tri­bución y comercialización de productos co­mienza a evidenciarse en la escasa posibilidad de competir (insertarse o participar en cadenas glo­bales de valor) de los actores regionales. Especial­mente, en los productos para consumo en fresco o con una primera fase de transformación, ya que los tiempos de consumo son particular­mente apremiantes.

Estos actores lideran la coordinación de la ca­dena de producción y de valor (directa o indirec­tamente), pero sobre todo determinan las condi­ciones del mercado que se traducen en los precios de los productos y servicios involucrados en cada una de las fases de la cadena. Esto se produce de manera directa con la adquisición de la propiedad de las plantas productivas o indirecta con la apro­piación del producto del trabajo regional. En el primer caso, no está garantizado el sostenimiento de los puestos y condiciones de trabajo y pueden ir acompañados de reestructuraciones al interior de las plantas. En el segundo, la/s empresa/s líderes (es decir, las que comandan el proceso productivo) son las compradoras de un conjunto de pequeños productores y elaboradores dependientes de aque­llas y, por tanto, sobre los cuales ejercen poder. Poder que se ejerce sobre la valorización y apro­piación del producto que realizan.

En otros términos, la tendencia es a la centrali­zación de la producción en actores locales y multi­nacionales que van apropiándose de un mayor margen de acción dentro de la cadena. Entre las empresas líderes en la fase de distribución-comercialización hacia el consumidor final, en­contramos corporaciones transnacionales como Carrefour6, Cencosud7 (Centros Comerciales Su­da­mericanos S.A.) y WalMart8. Es decir, existe la presencia de actores locales, pero la instalación fuerte y progresiva (o adquisición a través de la compra de empresas locales como Vea o alquiler de locales Metro, Soria 2015) de este tipo de cadenas señala la tendencia de la demanda y las formas de comercialización de productos alimenticios de origen agroindustrial local.

Tal como describimos, entre quienes abastecen a estas empresas líderes, encontramos un diver­so entramado de productores y fabricantes asen­tados en la provincia. Este entramado ha sufrido un proceso de achicamiento, devastación, aban­dono progresivo, al mismo tiempo que se ha con­centrado la producción para abastecimiento de dichas firmas. Esto evidencia el proceso de recon­figuración: por un lado, un conjunto de produc­tores sufren el desgaste de precios de­preciados (desvalorización en términos del intercambio, en el sentido de Marini 1981), las condiciones de mercado, si bien variantes de acuerdo al resultado de las cosechas, reflejan pro­gresivamente el des­me­joramiento de los términos del intercambio en de­trimento de los productores y elaboradores de las economías regionales (Gorenstein 2012, García y Rofman 2009, Fernández y Seiler 2016). Con ello, se flexibilizan las condiciones de trabajo vía tercerización de los procesos de contratación para aquellos que conservan el empleo. Al mismo tiempo, un conjunto de firmas lidera los procesos productivos exigiendo cantidad y calidad, también en tiempos y formas, en algunos casos adquiriendo directamente las propiedades productivas, en otras, subcontratando formalmente y, en otras, con relaciones opresivas hacia los productores (im­plicando al unísono a los trabajadores). Esto se produce por la modalidad de las relaciones pro­duc­tivas y comerciales, en las cuales operan meca­nismos de financiamiento del proceso pro­ductivo, cosecha, acarreo etc., que, de no existir, no podrían subsistir.

Con dicho mecanismo se potencia una doble afectación que recae más fuertemente sobre el productor (incluyendo a los trabajadores que intervienen en el proceso productivo agrícola en sus diversas modalidades de contratación -formales, informales, o trabajadores familiares): la depreciación del valor de cambio (precio) de su producto junto con la simultánea apropiación del resultado de su trabajo (ganancia). Esto explica la progresiva desaparición o absorción por parte de otras empresas a través del mecanismo de financiamiento o de lo adquisición directa de la propiedad de la unidad productiva (a veces, tam­bién de la tierra) y de su trabajo. Esto último puede darse formalmente o, como se indicó, a través de relaciones opresivas, en las cuales la dependencia de otras empresas para producir (y vender) es alta o total.

Ya en el proceso de industrialización de los pro­ductos primarios, también existe la modali­dad de elaboración a maquila o elaboración a terceros, sobre todo en empresas medianas y pequeñas. Esta forma se basa en la compra por parte de empresas determinadas para comer­cia­lización con marcas propias o realizan frac­cio­namientos para marcas de super o hipermer­cados. En algunos casos llegan a vender un altísimo porcentaje de la producción total sólo a una empresa. Grandes empresas ali­mentarias, como Molinos Río de La Plata, Aceite­ra General Deheza (AGD) y Unilever son las prin­cipales compradoras en estos términos de las pymes locales. Otra parte de la producción es ven­dida a granel y/o exportada.

Estos procesos recaen sobre la situación del empleo y las condiciones de trabajo en general. La disminución de la cantidad de puestos de trabajo y la adopción de modalidades de contratación flexibles refuerzan la inestabilidad laboral, no sólo por la especificidad de estacionalidad de la actividad sino, sobre todo, por las estrategias de las empresas ante las variaciones de las condi­ciones de intercambio y la continuidad en ma­teria productiva local.

La participación del Estado a través de políti­cas de apoyo y promoción de la producción favo­reciendo la presencia de productores locales (in­cluyendo el proceso de recuperación de las plan­tas productivas por parte de los trabajadores) es fundamental para afrontar estos desafíos en ma­teria productiva, laboral y comercial. La presencia de mecanismos de regulación de precios (esto es, del intercambio), la existencia de líneas de financiamiento con tasas, requisitos y plazos diferentes a los del mercado financiero son he­rramientas para la subsistencia de los productores, pymes y el mantenimiento de puestos de trabajo. Ahora la regulación de las relaciones al interior del complejo productivo son bastante más difíciles de sortear.

 

Bibliografía

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https://losandes.com.ar/article/cartellone-le-vende-a-vicentin-una-parte-de-vinas-argentinas (enero 2017)

https://losandes.com.ar/article/view?slug=efecto-bolsonaro-que-esperar-para-las-exportaciones-de-mendoza (enero 2019)

https://losandes.com.ar/article/view?slug=vendimia-2019-buena-calidad-y-cantidad-pero-precios-de-crisis (marzo 2019)

 

 

Listado de referentes consultados

 

Testimonio trabajadora en la agroindustria (Entrevista 12/4/2019)

Referente Pro, Mendoza. (Conversación 13/3/2019)

Referentes de organización de pymes y otros empresarios de la provincia. (Encuentros febrero, mayo, junio, septiembre, octubre y noviembre de 2018).

Referentes empresarios agroindustria. (Entrevis­ta 21/3/2017 y conversación 19/3/2018).

Referente trabajador cooperativa La Terre. (En­trevista 28/11/2015 y encuentro junio de 2018).

Referentes Instituto de Desarrollo Industrial, Tecnología y Servicios (IDITS). (Encuentros 2017 y 2018).

Referente Dirección Desarrollo Tecnológico y Empleo, Gobierno de Mendoza. (Entrevista 17/4/2018).

Referente industria metalmecánica. (Entrevista 24/11/2015).

Referente Bodegas de Argentina. (Entrevista 24/11/2015).

Referente Cámara de la Fruta Industrializada de Mendoza (CAFIM). (Entrevista 18/1/2017)

Referentes trabajadores de agroindustria, miembros del sindicato de Trabajadores de la Industria de la Alimentación (STIA). (Entrevistas 16/8/2012 y 26/11/2015).

Referente industria maderera, miembro del Sindicato Obrero de la Industria de la Madera. (Entrevista 13/7/2012)

Testimonio empresario ajero (Entrevista 2/12/2009).

Testimonio empresario olivícola (Entrevista 15/10/2009).

Referente Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA). (Entrevista 16/10/2009).

 

 

Sitios web consultados

 

www.mccain.com.ar

www.farmfritesla.com

www.unilever.com.ar

www.arcor.com/quienes-somos

www.baggio.com.ar/es/empresa.html

http://dulcoralimentos.com.ar/empresa

www.campograndemendoza.com

www.bamenexsa.com.ar/index1.htm

www.gispe.com.ar/empresa (Puente Blanco S.A.)

www.ajosrojosi.com.ar (Simone)

http://agroaceitunera.com.ar/agroa/

www.josenuceteehijos.com/

www.molinos.com.ar/quienes-somos.aspx

www.agd.com.ar/es/nuestra-identidad/historia

www.grupocepas.com/es

www.grupopenaflor.com.ar/es/home

www.bodegasesmeralda.com.ar

www.fecovita.com

www.walmartargentina.com.ar/contenidos/nosotros/argentina

www.carrefour.com.ar/content/en-argentina

www.cencosud.com/nuestra-empresa/

www.fepedi.com.ar

www.idr.org.ar

www.idits.org.ar

 

Anexo

 

Gráfico N°1:

Participación relativa de las subramas de actividad industrial

según ventas y personal asalariado. Mendoza, 2016

 

Image10557.PNG 

 

Fuente: Elaboración propia en base a datos de la Encuesta Industrial Mensual (DEIE - INDEC).

 

 

Gráfico N°2:

Participación de los sectores económicos en el producto bruto geográfico (2010-2016)

 

Image10565.PNG 

 

Nota: Cálculo sobre el valor agregado total, en miles de pesos de 1993, por año y sector. Mendoza.

*Último dato disponible hasta la fecha de realización de este informe.

Fuente: Elaboración propia en base a DEIE, Área de Estadísticas Económicas

 

 

Cuadro N°1:

Cantidad y participación relativa de establecimientos industriales

en el conjunto de establecimientos de la economía mendocina (2010-2016*)

 

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*Último dato disponible a la fecha de realización de este trabajo.

Fuente: Elaboración propia en base a datos provistos por OEDE.

 

Gráfico N°3:

Evolución de la cantidad de empleo por sector en la provincia.

Promedios anuales en miles (eje izquierdo) y participación del empleo industrial en el total (eje derecho) 2010-2016.

 

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Nota: El empleo perteneciente a las empresas con participación accionaria privada y estatal se incluye dentro del sector privado

Fuente: Elaboración propia en base a datos del Observatorio de Empleo y Dinámica Empresarial, MTEySS en base a SIPA.

Gráfico N°4:

Dinámica de las exportaciones de origen mendocino según grandes rubros. En miles de dólares FOB. 2010-2017

 

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* Dato Provisorio

Nota: FOB significa “Free On Board”, es el precio de la mercadería en el puerto convenido, de esta forma se evita el incluir el costo del transporte en precio final del producto.

Fuente: Elaboración propia en base a DEIE e INDEC.

 

 

Gráfico N°5:

Distribución territorial de la producción total e industrial.

PBG por departamentos, año 2010 y 2015

 

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Fuente: Elaboración propia en base a datos del Área de Indicadores de Coyuntura (DEIE) y Facultad de Ciencias Económicas-UNCuyo. (cálculo realizado en base al valor agregado bruto en miles de pesos de 1993)

 

Cuadro N°2:

Principales empresas exportadoras de Argentina (cadenas seleccionadas)

 

Cadena

Nombre empresa

% exportaciones

Ubicación/es

Papa

MC CAIN ARGENTINA S.A.

ALIMENTOS MODERNOS S.A.

86,3

13,6

Buenos Aires y otros países

Buenos Aires y otros países

Tomate

FRUTOS DE CUYO S.A.

UNILEVER DE ARGENTINA S. A.

PRUNE S.A.

IAMSA - INDUSTRIAS ALIMENTICIAS MENDOCINAS S.A.

43,6

22,0

7,3

4,8

San Juan

Varias provincias y países

San Juan

Mendoza, Córdoba, Buenos Aires

Ajo

CAMPO GRANDE S.A.

BAMENEX SA.

EXPORTADORA RENACER S.A.

LEGAL EXPORT S.A.

PUENTE BLANCO S.A.

VIANA HNOS.S.R.L.

SIMONE S.A.

9,5

8,9

7,0

4,7

4,4

4,2

4,1

Mendoza

Mendoza

Mendoza

Buenos Aires C.A.B.A.

Mendoza

Mendoza

Buenos Aires, Mendoza

Oliva

AGRO ACEITUNERA S.A.

JOSE NUCETE E HIJOS S.C.A.

ROEMMERS SAICF

 

MOLINOS RIO DE LA PLATA S A

ZAIT -SHEMEN SA

AGRO SEVILLA ARGENTINA S.A.

19,9

10,0

9,8

 

6,4

4,4

3,7

San Juan, La Rioja, Catamarca

Mendoza, La Rioja

Mendoza, San Juan y otros países

Mendoza, otras

Buenos Aires

Mendoza, Buenos Aires

Uva

CEPAS ARGENTINAS S.A.

GRUPO PEÑAFLOR SA

 

VIÑAS ARGENTINAS S.A.

BODEGAS ESMERALDA S.A.

FECOVITA - FED. DE COOP. VIT. ARG. LTDA

9,0

6,9

 

5,9

4,3

4,0

Mendoza, otras

Mendoza, Salta, San Juan, Catamarca, Buenos Aires

San Juan

Mendoza

Mendoza

 

Nota: cadena entendida como el proceso hacia adelante de transformación del producto cultivado: sin transformación, primera y segunda transformación.

Fuente: Rebizo y Tejeda (2011:43) en base Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) sobre la base de NOSIS.

 

 

Cuadro N°3:

Remuneraciones promedio de los trabajadores registrados del sector privado según rama de actividad. Valores corrientes en pesos. Promedios anuales.

Sector

Rama de actividad

2014

2015

2016

2017

Agrícola

Cultivo de hortalizas, legumbres, flores y plantas ornamentales

4.730

6.325

8.631

11.378

Cultivo de frutas -excepto vid para vinificar- y nueces

5.709

7.545

9.685

12.304

Industrial

Preparación de frutas, hortalizas y legumbres

11.046

14.558

19.508

25.678

Elaboración de aceites y grasas de origen vegetal

19.973

25.271

5.600

45.799

Elaboración de productos alimenticios n.c.p.

11.520

15.249

20.368

26.353

Elaboración de vinos y otras bebidas fermentadas a partir de frutas

10.332

13.498

18.274

24.466

 

Total

11.649

15.277

20.295

26.233

 

Nota: Remuneración por todo concepto según rama de actividad a cuatro dígitos del CIIU.

Fuente: Observatorio de Empleo y Dinámica Empresarial -DGEYEL - SSPTYEL - en base a SIPA.

Gráfico N°6:

Dinámica del empleo registrado sectores seleccionados.

Serie trimestral. Mendoza 2010-2018

 

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Fuente: Elaboración propia en base a datos del Observatorio de Empleo y Dinámica Empresarial - MPyT - en base a SIPA

1 Una versión preliminar de este trabajo fue presentado en el IX Pre Congreso Regional de Especialistas en Estudios del Trabajo, realizado por el ITP UNCUYO en Mendoza en mayo de 2019 y forma parte de los resultados del proyecto de investigación Desafíos para el desarrollo productivo en una eco­nomía regional: un análisis de cadenas globales de valor FCSyA-UDA (2018-2019).

2 Población urbana es aquella que habita en localidades de 2000 o más habitantes y rural en aquellas de menos de 2000 habitantes (Glosario INDEC).

3 En el total de las principales 32 cadenas agroalimentarias, los productos sin transformación -los cuales han verificado el mayor crecimiento en el comercio internacional- son en los que la Argentina tiene la más alta participación en el comercio internacional, con un significativo 6%. Sin embargo, en la cate­goría de productos de segunda transformación, la cual representa el 50% de las importaciones mundiales consideradas, Argentina apenas participa con el 0,9% (Rebizo y Tejeda 2011:7).

4 La planta productiva de Alimentos Vegetales Argentinos S.A. está ubicada en el departamento de Luján de Cuyo, es de capi­tales locales y se dedica a la elaboración de conservas y pulpas de frutas. La actividad de esta planta comenzó en 2005 con la construcción de una linea de envasado de duraznos en mitades en almíbar, con capacidad para produ­cir 18.000.000 de latas de 820 grs. (https://4668-ar.all.biz/). Esta misma planta cuenta con una línea propia de produc­ción de envases metálicos para abastecimiento propio y de terceros. Cuenta con tecnología de envasado Tetra-Brik para salsas, ju­gos y concentrados, los que además son comercia­lizados en bins.

5 La empresa Baggio-RPB (Rufino Pablo Baggio, fundador) produce en la provincia vinos, conservas y jugos; cuenta con distintos establecimientos productivos primarios e industria­les asentados en Maipú, San Martín, San Rafael, y tam­bién en la provincia de Entre Ríos, donde se encuentran otras dos plantas de grandes dimensiones.

6 Cadena multinacional de distribución de origen francés, siendo el primer grupo europeo, a escasa distancia por in­gresos netos de la alemana Schwarz Gruppe (matriz de Lidl y Makro), y tercero mundial del sector. En 2014, el grupo completa 10.860 tiendas en 33 países (10 países integrados).

7 Consorcio empresarial multinacional chileno que opera en diversos países de América del Sur, principalmente en el rubro minorista. Es controlada por el empresario Horst Paul­mann. En Mendoza posee las cadenas de comercio mi­noristas Vea, Jumbo y Easy. Llegó a Argentina a fines de los 80.

8 Corporación multinacional de tiendas de origen estadouni­dense, que opera cadenas de grandes almacenes de descuen­to y clubes de almacenes. Fue fundada por Sam Walton en 1962, cotiza en la Bolsa de Nueva York desde 1972. Su sede principal está ubicada en Bentonville, Arkansas.