Migraciones irregulares en la era del capitalismo global

Causas, ilegalidad y deportabilidad en el éxodo de la población de Azogues (Ecuador)

 

Irregular migrations in the era of global capitalism

Causes, illegality and deportability in the exodus of the population of Azogues (Ecuador)

Carlos Minchala Buestán | ORCID: orcid.org/0000-0002-9708-7354

clminchala@gmail.com

Universidad Nacional de San Martín

 

Argentina

 

Recibido: 25/03/2020

Aprobado: 22/07/2020

 

Resumen

El mayor flujo migratorio de la población de Azogues hacia Estados Unidos está asociado con la fuerte crisis económica que atravesó Ecuador en 1999, la cual intensificó las brechas de pobreza y desigualdad social (Ramírez Gallegos y Ramírez, 2005). En este artículo, se trabaja sobre las tensiones y contradicciones que se producen en los sujetos entre los discursos de un proyecto civilizatorio de modernidad capitalista que los seduce por medio del deseo de hacer realidad el sueño americano, al mismo tiempo que el poder jurídico produce individuos ilegales y deportables en el contexto de las migraciones irregulares. Para esto, se indaga sobre las causas de la migración, las diferentes formas de desplazarse y los modos de producir sujetos ilegales en el éxodo de la población de Azogues (Ecuador) hacia Estados Unidos. Algunos de los principales resultados que aquí se desarrollan tienen que ver con el hecho que la causa económica no es la única variable desde la cual podría explicarse la perpetuación de los flujos migratorios, ya que, con el pasar del tiempo, estos han adquirido nuevos matices relacionados con la consolidación de redes de migración transnacionales y la reunificación familiar.

 

Palabras clave: Migración, Capitalismo global, Sujetos ilegales y deportables.

 

Abstract

The greater migratory flow of the Azogues population to the United States is associated with the strong economic crisis that Ecuador went through in 1999, which intensified the gaps of poverty and social inequality (Ramírez Gallegos y Ramírez, 2005). In this article, works on the tensions and contradictions that occur in the people between the discourses of a civilization project of capitalist modernity that seduces them through the desire to make the American dream come true, at the same time that the judicial power produces illegal and deportable people in the context of irregular migrations. For this, we inquire about the causes of migration, the different ways of moving and the ways of producing illegal subjects in the exodus of the population from Azogues (Ecuador) to the United States. Some of the main results that are developed here have to see with the fact that the economic cause is not the unique variable from which the perpetuation of migratory flows could be explained, since over time these have acquired new nuances related to the consolidation of transnational migration networks and family reunification.

 

 

Key words: Migration, Global capitalism, Illegal and deportable people.

 

Introducción

 

En la sociedad contemporánea, el capitalismo global se ha expandido configurando nuevas desigualdades sociales y reforzando las ya existentes (Harvey, 2014). Uno de los efectos visibles de la profundización de dichas desigualdades es la emergencia de oleadas migratorias irregulares a nivel global y regional. En este artículo, nos interesa indagar1 sobre las tensiones y contradicciones que se producen en los sujetos entre los discursos del proyecto de modernidad capitalista (Echeverría, 2011; Grosfoguel, 2018) que seduce por medio del deseo de hacer realidad el sueño americano, al mismo tiempo que el poder jurídico produce individuos ilegales2 y deportables (De Genova, 2002 y Domenech, 2011 y 2013) en el contexto de las migraciones irregulares. Para esto, atendemos a las causas de la migración, las diferentes formas de desplazarse así como a los modos de producir sujetos ilegales en el éxodo de la población de Azogues (Ecuador) hacia Estados Unidos a partir de la crisis económica que atravesó Ecuador en el año 1999. Estos flujos migratorios se caracterizan por haberse desarrollado en su mayoría de forma irregular (Herrera, 2004, Ramírez Gallegos y Ramírez, 2005).

 

En este sentido, estudiar las migraciones irregulares también nos permite comprender las dinámicas de reconfiguración del capitalismo global (Mezzadra, 2012) en la sociedad contemporánea. Una de esas dinámicas que se refleja en los flujos migratorios es que este opera de forma contradictoria. Por un lado, se pregona progreso y desarrollo con economías fuertes, mientras que, por otro lado, se configuran economías deprimentes de extrema pobreza, se precarizan las condiciones de vida lo cual configura las causas que impulsan los flujos migratorios desde los países denominados “subdesarrollados” o “tercermundializados” (Sassen, 2007).

 

En este sentido, sostenemos que el desarrollo del capitalismo global influye de diferentes maneras en los movimientos migratorios contemporáneos. Se entiende al capitalismo global como el sistema económico de la civilización moderna (Grosfoguel, 2018) y, a la vez, esta como constitutiva del sistema capitalista. Así, la modernidad con su teleología del progreso, dirá que mientras más pasa el tiempo más progresamos, y todo lo que queda atrás, lo que está en el pasado, se convierte en algo peor que el presente (Grosfoguel, 2018:40). En este sentido, el proyecto de modernidad capitalista3 tiene como fin alcanzar el progreso -muchas veces sobreponiendo el capital por encima de la vida- el cual se asocia con perfeccionarse en función de la producción, la organización social y adquisición de bienes materiales/tecnológicos (Echeverría, 2011), pero esta lógica no opera únicamente en el campo económico, sino que también produce modos de ser y comprender la realidad los cuales inciden en las decisiones que toman los sujetos a la hora de migrar.

Así, las poblaciones de las regiones pobres miran un futuro prometedor en los países desarrollados que se posicionan como símbolos de éxito y progreso. A partir de la lógica de la modernidad capitalista, el lugar de origen se comprendería como el lugar de atraso (económico, tecnológico, social) por lo tanto, para superar dicho atraso hay que salir de ahí y avanzar hacia los lugares modernizados que se presentan como prometedores para mejorar las condiciones de vida. Es en esta tensión, entre el permanecer en el lugar de origen y salir de ahí, en donde opera la lógica del capitalismo global seduciendo a los sujetos por medio del deseo de hacer realidad el sueño americano.

Con la ilusión de alcanzar el anhelado sueño americano, hasta el año 2009 han salido del país 813.637 personas ecuatorianas (INEC, 2010), de las cuales 13.454 personas son de la provincia de Cañar4 (INEC, 2010) y, de estas, 3.947 personas pertenecen al cantón Azogues (INEC, 2010). A este fuerte flujo migratorio lo denominamos como el éxodo, que significa salida, de la población de Azogues hacia Estados Unidos. Entonces, se comprende por éxodo a los movimientos de un gran número de personas de una comunidad, incluso familias enteras como es el caso de la población de Azogues, que salen de su país de origen en un momento determinado (OIM, 2006:25) en busca de un mejor futuro para sus vidas.

Estos flujos migratorios, por lo general, se han dado de modo irregular o ilegal. En el caso de la población de Azogues, las personas que viajaron de forma irregular indican que se fueron por el camino, lo cual implica asumir la condición de ilegalidad y deportabilidad.

De Genova (2002) presenta una discusión fundamentada rigurosamente sobre los aspectos epistemológicos, teóricos, metodológicos y políticos del estudio de la ilegalidad, sin embargo, para los fines de este trabajo, nos interesa mencionar que no se puede estudiar a los migrantes ilegales de modo aislado, sino que es crucial revisar los factores que producen dicha ilegalidad. En ese sentido, comprendemos que la condición de ilegalidad de los migrantes es un efecto de la materialidad práctica de la ley (De Genova, 2002), es decir, se trata de un artefacto de construcción estatal (Domenech, 2011) pero también es el resultado de una formación discursiva. Con estas premisas, de manera concreta, hacemos referencia a las políticas migratorias que constituyen un régimen de control instituido paulatinamente por el Estado para regular el ingreso, la permanencia y la expulsión de la población extranjera (Domenech, 2011:60).

Ahora bien, nuestro interés no es indagar sobre dichas políticas migratorias, sino más bien nos enfocamos en los modos en que los sujetos vivencian la condición de ilegalidad producida por los regímenes de control migratorio en el orden global. Una de las formas de vivenciar la ilegalidad de los migrantes es a través de un sentido palpable de deportabilidad, es decir, la posibilidad permanente de deportación, de ser expulsado del país de acogida (De Genova, 2002).

Los flujos migratorios irregulares de la población de Azogues han adquirido nuevas formas y dimensiones [en las motivaciones y las vías de desplazamiento] así como un renovado papel en los debates públicos y los análisis sobre su naturaleza y alcance (Lacomba, 2002:119). Se trata de procesos migratorios multicausales que comprenden aspectos desde las motivaciones por alcanzar el anhelado sueño americano, asumiendo la condición de ilegalidad y deportabilidad (De Genova, 2002; Domenech, 2011; Domenech, 2013), hasta los proyectos de reunificación familiar.

 

Metodología

 

El cantón Azogues forma parte de la provincia del Cañar, ubicada en la Sierra-Sur de Ecuador, zona con fuerte densidad migratoria (Robles, 2006). Este trabajo se focaliza de manera particular en la población rural que ha vivenciado la migración de diferentes modos. A pesar de que el mayor flujo migratorio del país y, sobre todo, de la población de la provincia del Cañar, está asociado con la crisis económica de 1999, la migración de la población de Azogues tiene como base la combinación de varios factores, tales como: precaria situación económica de las familias, el desempleo, los imaginarios construidos sobre el lugar de destino (Estados Unidos), la consolidación de redes migratorias transnacionales y las motivaciones relacionadas con la reunificación familiar. Estas múltiples causas varían según la época y la generación que ha migrado.

Para aproximarnos a este fenómeno, como estrategia metodológica, se aplicaron entrevistas en profundidad que se caracterizan por ser no directivas, no estructuradas, no estandarizadas y abiertas (Taylor y Bogdan 1994:101). Esta estrategia ha implicado encuentros cara a cara con los informantes con el objetivo de registrar las perspectivas que tienen los sujetos respecto de sus vidas y su experiencia como migrantes.

Las entrevistas se realizaron a tres grupos de personas:

 

 

La cantidad se determinó por saturación, es decir, cuando los entrevistados ya no facilitaban información nueva, se consideró que se ha alcanzado la muestra deseable (Angelsen et al., 2011).

En total, se realizaron 17 entrevistas organizadas del siguiente modo: 10 entrevistas a migrantes retornados desde Estados Unidos hacia Azogues, 5 a personas que nunca han migrado y 2 a educadores de una escuela secundaria. En relación a las entrevistas a migrantes retornados, 5 corresponden a mujeres y 5 a hombres. Centralmente, se indagó sobre las motivaciones que les han impulsado a migrar, el proceso del viaje (vías de desplazamiento), la experiencia al llegar a Estados Unidos, la relación con la familia y el proceso de retorno, además, se registró el año que migró y el de retorno, así también como el modo de retorno, ya sea voluntario o por deportación. La mayoría de los entrevistados han migrado en los primeros años de la década del 2000 y han retornado después de 5 a 17 años, 8 lo han hecho de forma voluntaria y 2 por deportación. La edad oscila entre 28 y 56 años (Tabla Nº 1). El modo de retorno y la edad de los entrevistados se seleccionaron de forma aleatoria.

 

Tabla Nº 1. Migrantes retornados desde Estados Unidos hacia Azogues

 

Entrevistas a migrantes retornados

Migrantes retornados

Edad

Fecha de entrevista

Sexo

Año

migró

Año

retorno

Tipo

de retorno

1

38 años

11/07/2017

F

2004

2013

Retorno voluntario

2

40 años

12/07/2017

F

2001

2010

Retorno voluntario

3

52 años

12/07/2017

F

1993

2002

Retorno voluntario

4

33 años

14/07/2017

F

2003

2008

Retorno voluntario

5

29 años

16/07/2017

F

2000

2010

Retorno voluntario

6

28 años

10/07/2017

M

2003

2017

Deportación

7

56 años

12/07/2017

M

2000

2009

Retorno voluntario

8

34 años

12/07/2017

M

2000

2017

Retorno voluntario

9

50 años

23/07/2017

M

1990

1996

Retorno voluntario

10

41 años

13/07/2017

M

1986

1997

2008

1997

2002

2012

Deportación (3 veces)

 

Fuente: Elaboración propia sobre la base del registro de entrevistas

 

Además, se entrevistó a 5 personas que no han migrado. A este grupo se le preguntó sobre las razones por las que las personas migran, sobre los modos en que este fenómeno ha impactado en la población, así como sobre la continuidad o discontinuidad del flujo migratorio desde Azogues hacia Estados Unidos. El criterio de selección fue el hecho que las personas no hayan migrado. Aun cuando no se tomó como criterio de selección el sexo y la edad, es oportuno indicar que se conformó un grupo de no migrantes constituido por 3 mujeres y 2 hombres entre los 40 y 56 años de edad. Adicionalmente, se entrevistó a 2 docentes de una escuela secundaria.

Lejos de lograr una muestra representativa en términos porcentuales, se priorizó la calidad y densidad de la información que cada entrevistado podría facilitar, es decir, la construcción de la muestra no pretendió alcanzar una representación absoluta del grupo poblacional, sino que, a partir de testimonios particulares, se elaboró una hipótesis general. Así, metodológicamente se priorizó la calidad de la información proporcionada por los informantes, más que la cantidad de entrevistas (Angelsen, y otros 2011). Podemos decir que se trató de una investigación exploratoria sustentada en el análisis de testimonios registrados en las entrevistas.

Para presentar algunos de los resultados de la investigación, en el apartado que sigue se discute conceptualmente la relación entre migración y capitalismo global (Bauman, 1999, Durand y Massey, 2003, Harvey, 2014 y Portes, Guarnizo y Landolt, 2003) como referente teórico para acercarnos a los flujos migratorios de la población de Azogues. Luego se desarrolla el análisis de la información registrada en las entrevistas con respecto a las causas que han impulsado a migrar hacia Estados Unidos, las diferentes vías de desplazamiento en el contexto de migración irregular, así como el modo de producir sujetos ilegales y deportables. En el último apartado, se explicitan los resultados en torno a nuevas causas que han adquirido los flujos migratorios de esta población relacionadas con fines de reunificación familiar.

 

 

 

Migraciones irregulares

y capitalismo global

 

 

Durand y Massey (2003) describen de forma sintética los procesos migratorios globales dividiendo la historia moderna de las migraciones en cuatro períodos. El primer período denominado como mercantil comprende los flujos migratorios desde Europa hacia diferentes partes del mundo dentro del proceso de colonización y crecimiento económico de Europa hacia finales del siglo XV. El segundo está relacionado con el proceso de industrialización que liberó mano de obra desde Europa hacia América y Oceanía a mediados del siglo XVIII. Al tercer período le denominan como migración posindustrial y hacen referencia a los flujos migratorios desde los países mal llamados subdesarrollados hacia Europa a mediados del siglo XX. El último período se ubica a finales del siglo XX cuando las migraciones se configuraron como un fenómeno global que aumentó el número y la variedad de países de origen y de receptores (Durand y Massey, 2003).

En el marco de esta periodización, el éxodo de la población de Azogues hacia Estados Unidos se ubica dentro del cuarto período, es decir, se trata de un fenómeno que emerge en el contexto del proceso de globalización y el despliegue del capitalismo global (Bauman, 1999) a finales del siglo XX e inicios del XXI.

Junto con el advenimiento de la globalización, se ha liberado el flujo de capitales y de personas; al parecer, las fronteras y las distancias ya no son pretextos para movilizarse de un lugar a otro. Según Bauman (1999), todos viven en movimiento, sin embargo, no todos los grupos humanos tienen la libertad de moverse con facilidad. Por un lado, están quienes tienen la satisfacción de viajar a su voluntad según los placeres que ofrecen determinados destinos, mientras que, por otro lado, se ubican quienes no tienen la libertad de moverse a su complacencia, pues su destino es elegido por otros tal como pasa con los casos de desplazamientos forzados y refugios, además, son echados del lugar que quisieran ocupar como sucede con las deportaciones y controles migratorios punitivos (Bauman, 1999).

En este sentido, algunos estudios indagan sobre la producción de migrantes ilegales y deportables (De Genova, 2002; Domenech, 2011; Mazzadra, 2012) en el contexto del capitalismo global. Uno de los desafíos teóricos y metodológicos que plantea De Genova (2002) es desnaturalizar la ilegalidad de las migraciones. Con este fin, propone atender a los diferentes factores históricos, locales y globales que crean las condiciones de la producción de ilegalidad. Básicamente, dichos factores tienen que ver con la reconfiguración del orden global y con los diferentes modos en que los Estados plantean las políticas migratorias.

Dentro de los diferentes aspectos que reconfiguran el nuevo orden global está el de globalizar la seguridad debido a las diferentes amenazas que atraviesan las sociedades contemporáneas (Bigo, 2006). En este contexto, las migraciones irregulares o ilegales se convirtieron en asuntos mundiales a los cuales había que prestar mayor atención; empezaron a ser percibidas como una amenaza, sobre todo, después del 11 de Septiembre del 2001 (Bigo, 2006 y Domenech, 2013).

En relación al éxodo de la población de Azogues hacia Estados Unidos, podemos señalar dos factores cruciales en la producción de la ilegalidad. El primero tiene que ver con el aumento del flujo migratorio de esta población como consecuencia de la agudización de la pobreza debido a la implementación de políticas neoliberales en varios países de la región. El segundo factor se relaciona directamente con las políticas de control que buscan regular los flujos migratorios por medio de técnicas y prácticas de securitización de las migraciones (Mezzadra, 2012). Estos dos factores coinciden en una misma época histórica. Tanto el mayor flujo migratorio de la población de Azogues cuanto la intensificación de la securitización de las migraciones ocurren en los primeros años del siglo XXI.

En definitiva, tanto la agudización de la pobreza que ha impulsado los flujos migratorios, cuanto los marcos jurídicos migratorios que regulan la admisión, permanencia y exclusión de los individuos de un país, han incidido en la producción de una variedad de configuraciones de la ilegalidad de los migrantes.

Otros enfoques que nos permiten acercarnos al éxodo de la población de Azogues, sobre todo, considerando que con el pasar del tiempo las motivaciones para migrar han adquirido nuevos matices, son la teoría de las redes y el transnacionalismo migrante. El enfoque de la teoría de las redes migratorias sostiene lo siguiente: los lazos interpersonales que conectan a las personas del lugar de origen con migrantes que los precedieron incrementan la posibilidad de movimientos transnacionales, ya que reducen costos y riesgos del desplazamiento. Dichas redes tienen como consecuencia la conformación de verdaderos circuitos migratorios por los cuales se mueven personas, capital económico, elementos culturales e identitarios (Durand y Massey, 2003).

En relación al transnacionalismo migrante, Glick Schiller, Basch y Blanc-Szanton (2005) afirman que para estudiar las migraciones es crucial reconocer que el mundo contemporáneo está articulado por el sistema global capitalista. Este enfoque permite analizar las fuerzas estructurales de la economía capitalista que determinan los flujos migratorios y, a su vez, ayuda a ubicar las respuestas de los migrantes, sus prácticas culturales y proceso de construcción identitaria dentro del contexto mundial histórico de poder diferencial e inequidad (Glick Schiller, Basch y Blanc-Szanton, 2005), es decir, facilita conectar los procesos económicos globales con las relaciones sociales, acciones políticas, lealtades, creencias e identidades de los migrantes (Glick Schiller, Basch, y Blanc-Szanton, 2005).

En este sentido, Guarnizo (2007) acuña el concepto de vivir transnacional para referiste al conjunto de relaciones sociales, culturales, políticas y económicas transfronterizas que suscitan prácticas migratorias; estas buscan mantener, reproducir [y transformar] a distancia los aspectos socioculturales e identitarios.

Consideramos que el éxodo de la población de Azogues hacia Estados Unidos ha configurado un campo de acción transnacional que facilita la indagación sobre los modos de operar del capitalismo global en las motivaciones para migrar, las vías de desplazamiento y en las identidades de quienes migran.

 

 

 

Impulsados por la ilusión

de hacer realidad el sueño americano

 

 

El mayor flujo migratorio de la población de Azogues, denominado en este artículo como el éxodo, ha sido impulsado por la ilusión de hacer realidad el sueño americano, buscar un futuro mejor, sacar adelante a la familia, lo cual se condensa en mejorar las condiciones y la calidad de vida, además, este proceso migratorio también responde al imaginario social que se ha construido sobre el lugar de destino (Estados Unidos).

La noción de sueño americano, acuñado inicialmente por el historiador estadounidense Truslow (1931), emerge con el propósito de mostrar a Estados Unidos como la tierra en donde existe la posibilidad de tener éxito (Cabezuelo, 2010). A esta forma de plantear el futuro y la realización del ser humano le subyacen los ideales de progreso y desarrollo propios del proyecto de modernidad capitalista. Aquí, la idea de progreso tiene que ver con el desarrollo económico y tecnólogo que facilita mejorar las condiciones de vida, por lo tanto, es presentada como el ideal que los países no-modernizados deben alcanzar.

Para Echeverría (2010), la lógica de la modernidad capitalista no opera únicamente en la dinámica económica, sino que subsume la totalidad de la vida a la lógica del valor, es decir, se permea por los diferentes ámbitos de la vida humana. En sintonía con este planteamiento afirma que:

 

El progreso al que se entrega la realización del American dream [sueño americano] es aquel que, mientras pretende “mejorar” al ser humano y a su mundo, lo que “mejora” o incrementa en verdad es el grado de sometimiento de la “forma natural” de la vida bajo su “forma de valor”. (Echeverría, 2010:103)

 

En este sentido, con la idea de sueño americano se constituye una identidad hegemónica la cual debe ser asumida por los sujetos que desean formar parte del proyecto civilizatorio de modernidad capitalista. Así, el éxodo de la población del cantón Azogues no puede ser explicado únicamente como el conjunto de decisiones personales de quienes han optado por hacer realidad dicho sueño, sino también es importante comprender que los flujos migratorios irregulares son un producto social generados por los diferentes modos de operar del capitalismo global (Sassen, 2007).

Para que los ideales de la modernidad capita­lista se consoliden como un proyecto hegemónico, se requiere que este se amplíe a escala global. El capitalismo en su fase global, por su carácter de trascender las fronteras, desarrolla espacios geográficos desiguales, es decir, algunas regiones tienden a enriquecerse más, mientras que otras a empobrecerse aún más (Harvey 2014). En el contexto de los flujos migratorios irregulares, como es el caso de la población de Azogues, los sujetos que habitan en las regiones pobres son seducidos por los ideales que le subyacen al prometido sueño americano para que se desplacen hacia las regiones denominadas desarrolladas. Aquí se genera una tensión entre lo tradicional y lo moderno, entre lo que hay que dejar y lo nuevo que debe asumirse en el marco del proyecto migratorio.

A partir de las entrevistas realizadas, se afirma que en la época de mayor flujo migratorio de la población de Azogues, la aspiración de la mayoría de los jóvenes fue hacer realidad el sueño americano. Un profesor que desempeña sus funciones por varios años en una institución educativa del cantón Azogues señala que:

 

la mayoría [de jóvenes estudiantes] se van [a Estados Unidos], quieren graduarse cómo sea. Buscan la manera más fácil de graduarse para poder irse. Inclusive hay alumnos que no terminan el bachillerato y ya se van. El sueño de ellos es llegar a EEUU, hacer realidad la “novelería” del sueño americano. (Entrevista a profesor de educación secundaria, 11 de julio del 2017)

 

El anhelado sueño americano que ha motivado a muchos jóvenes de la población de Azogues, al igual que de muchas otras localidades y lugares del mundo, a desplazarse hacia Estados Unidos ha sido el mecanismo de seducción del proyecto de modernidad capitalista (Echeverría, 2010) o capitalismo global (Harvey, 2014), que ha genera­do pobreza y subdesarrollo por un lado y, por otro, ha consolidado lugares en donde aparentemente es posible alcanzar el éxito, el progreso y desarrollo que la mayoría de las veces se asocia con la adquisición de bienes materiales.

Entonces, podemos decir que en las motivaciones que movilizan a las personas hacia nuevos territorios coexisten factores de empuje y atracción. En el caso de la población de Azogues, las fuerzas de empuje se relacionan con las situaciones de pobreza, la falta de empleo y el deterioro de la calidad de vida, mientras que los factores de atracción tienen que ver con los modos en que opera la lógica de la modernidad capitalista por medio del deseo de alcanzar el anhelado sueño americano.

Además, los sujetos que son potencialmente migrantes, impulsados por el deseo de hacer realidad el sueño americano, construyen imaginarios sobre la migración y el lugar de destino, es decir, hacen un ejercicio de imaginación sobre la realidad. Más allá de la perspectiva positivista que comprende la realidad como algo acabado, se plantea que a la realidad también la hacen las ideas, las imágenes, las creencias y las ilusiones de los actores sociales (Santamaría, 2005).

Los imaginarios que la población de Azogues ha construido sobre el lugar de destino (Estados Unidos) tienen como base el intercambio de información que viene por varias vías: medios de comunicación social, cine (películas estadounidenses) y, sobre todo, el discurso triunfalista de quienes antecedieron en el viaje. Así, imaginar a Estados Unidos como el lugar del éxito y progreso tiene como consecuencia la toma de decisión de migrar para hacer realidad el prometido sueño americano.

En este sentido, una mujer entrevistada, de 38 años de edad, quien ha vivido 9 años en Estados Unidos afirma que: uno tiene la idea de que allá [Estados Unidos] es un país avanzado, más desarrollado, algunos incluso piensan que el dinero está de coger y mandar (Entrevista a retornada, mujer de 38 años, 11 de julio del 2017). La entrevistada enfatiza que Estados Unidos es un país avanzado porque:

 

Allá [Estados Unidos] todo está listo, se va y se paga la luz, el gas y no hay que estar preocupada por el cilindro [tanque de gas], el calefón. Acá toca esperar que se acabe el gas y luego ir tras el carro [a comprar un tanque de gas]. Allá todo es completamente bien avanzado. Incluso para lavar, uno se va a la lavandería, se lava rápido y ya está. (Entrevista a retornada, mujer de 38 años, 11 de julio del 2017)

 

Sin embargo, no todo es fácil como se imagina, no es fácil como toda la gente piensa que uno llega allá y el dinero está esperando, se consigue [dinero] con bastantísimo esfuerzo (Entrevista a retornada, mujer de 38 años, 11 de julio del 2017). También se pone en tensión la lealtad y la unión familiar.

 

Allá eso no existe [unión familiar]. Allá cada uno se desenvuelve y ve cómo salir adelante. Allá no existen mamás, papás ni nada. Cada uno tiene que ver cómo salir adelante. Eso sí es lo feo en EEUU. Allá cada uno trabaja por sí mismo, no por los demás. (Entrevista a retornada, mujer de 38 años, 11 de julio del 2017)

Otro testimonio de una persona que ha migrado en el año 2000 cuando tenía 17 años expresa algo de esas primeras experiencias al llegar allí:

 

La primera experiencia [al llegar a Estados Unidos] no fue muy satisfactoria porque uno casi se muere [en el camino] hasta llegar allá. No es lo que uno espera, pero poco a poco se va viendo cómo mejora la vida de uno y vale la pena. (Entrevista a retornada, mujer de 29 años, 16 de julio del 2017)

 

Es decir, las experiencias de migración están asociadas a mejorar la calidad de vida, en términos materiales aún con el descuido de otras dimensiones como la afectiva/familiar. Esta forma de asumir la idea de mejorar la calidad de vida está en sintonía con los ideales de progreso que se plantea únicamente en términos de crecimiento económico y tecnológico.

En las entrevistas citadas, se producen tensiones entre ideas construidas sobre Estados Unidos y las formas de vivir la realidad, hay contradicciones entre la dimensión material y la afectiva para el mejoramiento de la calidad de vida.

Con estos mismos sentidos de tensión, una persona que migró de forma irregular en el año 2001 narra que: antes había más pobreza que ahora y gracias a que la gente se va para allá [Estados Unidos], ahora hay una mejor economía. Ya no hay tantos niños pobres como había antes. Ahora ya no hay eso [pobreza] gracias a quienes van para allá [Estados Unidos] (Entrevista a retornada, mujer de 40 años, 12 de julio del 2017), sin embargo, también señala que un problema es que: los guaguas [niños/as] se quedan solos y sufren más que uno [que los adultos]. Psicológicamente, ellos se enferman, no se crían con los padres. Los hijos sufren bastante (Entrevista a retornada, mujer de 40 años, 12 de julio de 2017).

Esta tracción entre la dimensión material y la afectiva que dan cuenta de la discusión sobre la calidad de vida, saca a la luz el costo de la realización del sueño americano. Al parecer la realización de los objetivos del proyecto migratorio se logra únicamente en términos materiales, a costo del deterioro de las relaciones interpersonales y afectivas. De esta forma, los ideales del proyecto de modernidad capitalista camuflados en el sueño americano termina sometiendo a los sujetos, sus aspiraciones y a la vida misma bajo la lógica del capitalismo.

El deseo de hacer realidad la promesa del sueño americano conlleva formas diferenciadas de desplazamiento en las que se pone en juego las posibilidades de realmente mejorar las condiciones de vida, por lo tanto, sin medir los vínculos afectivos entre familiares ni tampoco el riesgo al que se expone la propia vida, muchas personas han tomado la decisión de desplazarse de forma irregular asumiendo la condición de ilegales y deportables.

 

 

 

Modos de desplazamiento y producción

de sujetos ilegales y deportables

 

 

El flujo migratorio de la población de Azogues hacia Estados Unidos que se desarrolló durante la época en estudio, aquí denominada como el éxodo, se caracteriza por haberse generado de forma irregular, sin embargo, también se identifican, en menor medida, algunos casos de migración regular, sobre todo, los de los últimos años. A pesar de que organismos internacionales han proclamado de forma oficial la libre movilidad humana, aún persisten vías ilegales o irregulares de movilidad. En este apartado, nos interesa indagar sobre cómo estas formas de desplazamiento configuran determinadas identidades.

Chávez y Arcentales (2016) sostienen que uno de los factores en los que se sustenta la libre movili­dad humana está ligado a aspectos normativos/jurídicos, sobre todo, a la Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948) que la reconoce como un derecho de todas las personas, sin que las fronteras nacionales signifiquen un impedimento para la libre circulación (Chávez y Arcentales, 2016).

A pesar de que se proclama de forma explícita la libre movilidad humana, esta tiene restricciones que se justifican a partir del rol que asumen los Estados-Nación para regular las prácticas migratorias, básicamente, apoyándose en factores políticos y jurídicos (Sayad, 2008). Así, los Estados, bajo el argumento de soberanía y seguridad, establecen normas y políticas migratorias sobre la base del principio de selectividad (Chávez y Arcentales, 2016:72), es decir, los Estados construyen un régimen de control migratorio con el propósito de controlar las fronteras, distinguir entre ciudadanos y extranjeros y, fun­damentalmente, decidir a quién se admite en el territorio nacional (Mezzadra, 2012); estos definen los requisitos (documentación) necesarios para ingresar (Chávez y Arcentales, 2016), para permanecer e incluso deciden el momento en el que pueden ser expulsados.

En este sentido, la regularidad o irregularidad de las migraciones son producidas por los regímenes de control migratorio bajo el amparo de aspectos netamente jurídicos, es decir, la ilegalidad es generada por un estatus jurídico que involucra una relación social con el Estado (De Genova, 2002).

Así, las políticas restrictivas y securitistas que imponen algunos Estados tienen como consecuencia que las personas opten por migrar de forma irregular. En el caso de Estados Unidos, país predominante de destino de la población de Azogues, se evidencia que con el ascenso político de Donald Trump, se ha intensificado la reacción anti-migrante, así como el endurecimiento de las políticas securitistas y de deportación (Carrasco, 2017 y De Genova, 2017).

Ahora bien, aquí no nos interesa hacer un análisis exhaustivo sobre las políticas migratorias como tales, sino más bien se pretende señalar cómo el ejercicio del poder político y jurídico ha configurado y transformado determinados tipos de identidades y, a su vez, nos interesan también los modos en que vivencian la ilegalidad las personas que han decidido migrar por vías de tránsito irregular en las cuales se pone en riesgo la propia vida. Al respecto, uno de los entrevistados nos narra su experiencia de migración hacia Estados Unidos; él migró en 1990.

Recuerdo que existía dos opciones para irse: una era por el camino, la otra opción era irse con una visa falsa directo a Estados Unidos, pero eso era más complicado. Yo me fui por el camino, me demoré tres meses. Me fui de Ecuador a Colombia, y de ahí a Guatemala. Desde Guatemala todo por tierra en bus hasta México. Y de ahí cruzar la frontera caminando desde México a Estados Unidos, sí es duro, hay gente que no avanza caminar, y uno va con miedo de que le atrape la migra. (Entrevista a retornado, hombre de 50 años, 23 de julio del 2017)

 

El tiempo de duración del viaje, el sacrificio de caminar para cruzar la frontera, así como la incertidumbre y el miedo de ser sorprendido por la migra son elementos que hacen palpable la dureza que implica irse por el camino al asumir la condición de migrante irregular o ilegal. Se desafían no solo los esfuerzos físicos, sino también aspectos subjetivos como las emociones relacionadas con la de su país natal, las incertidumbres y los miedos que implican “irse por el camino”, incluso hasta la reconfiguración de su propia identidad al asumirse como individuos ilegales y deportables.

Con estos mismos sentidos, sobre dificultades, miedos y angustias, otra persona que migró en el 2003 también relata otra de las rutas habituales por las cuales la gente optaba:

 

Yo me fui en un barco desde Ecuador hasta Guatemala. Ahí yo tenía cerca de 13 años. Pasé una semana metido en un barco con casi 300 ecuatorianos. La verdad para mí fue como una aventura porque yo ahí era un niño, pero para el resto de gente yo veía como lloraban. Unos no aguantaban la marea. Encima la comida era terrible, era como acá dar la comida a un chancho. Ya para llegar a Guatemala, del barco nos pasaron a unas lanchas deportivas para eludir a los barcos de las fronteras de Guatemala. Luego caminamos por tierra para cruzar la frontera de México a Estados Unidos. (Entrevista a retornado, hombre de 28 años, 10 de julio del 2017)

 

Llorar, no aguantar, no poder comer, eludir territorios, el esfuerzo de caminar para cruzar la frontera son algunos de los aspectos que esta persona vivió y nos hablan de la circulación de los afectos y emociones en la travesía migratoria (Hirai, 2014 y Piras, 2016) y, a la vez, nos sitúa en las dificultades que atraviesan quienes han decidido migrar de forma irregular. Estas situaciones muestran las contradicciones del desarrollo del capitalismo global que, por un lado, proclama la libre circulación de bienes, capitales y mercancías, mientras que, por otro lado, restringe la libre movilidad humana por medio de regímenes de control migratorio que producen vías ilegales de desplazamiento.

Las personas de Azogues, para referirse a que el viaje hacia Estados Unidos lo han hecho de forma irregular, indican que se fueron por el camino. En este contexto, el camino es el itinerario que hay que transitar de forma clandestina desde el lugar del origen hacia Estados Unidos; es la opción para quienes no pueden moverse con libertad por donde ellos quisieran como lo haría un turista (Bauman, 1999). El viaje por el camino refleja una de las consecuencias del capitalismo global que promueve el libre movimiento del capital financiero, pero que restringe la libre movilidad humana (Bauman, 1999). Este tipo de migración irregular, ya sea por el camino, con una visa falsa o en barco hasta algún país de Centroamérica, significa viajar en condiciones de vulnerabilidad en la cual se pone en peligro la propia vida.

Viajar por el camino implica que el migrante se asuma y se identifique como un sujeto ilegal. Así, el sentido de la ilegalidad que es una producción jurídica y centro de las políticas de control (Mezza­dra, 2012) se permea en la personalidad del sujeto migrante. Se trata de un sujeto que es interpelado por el poder jurídico del país de destino, en este caso Estados Unidos, que regula quiénes pueden ingresar y quiénes no, en nombre de la defensa de la soberanía estatal (Mezza­dra, 2012), por lo tanto, la ruta de tránsito hacia Estados Unidos y las fronteras no deben ser abordadas únicamente desde su dimensión física, sino que es crucial indagarlas como espacios sociopolíticos. Así, el camino es un espacio contenedor de subjetividades y, a la vez, se encuentra atravesado por normas, leyes e instituciones que regulan los flujos migratorios (Fonseca, 2016), muchas de las veces subordinando a los sujetos a la condición de ilegales, incluso, al mostrarse como leyes absolutas, tienen como consecuencia la negación del sujeto (Hinkelammert, 1978).

Estos sujetos migrantes producidos como ilegales por el poder jurídico, al llegar al lugar de destino (Estados Unidos) se asumen e identifican también como deportables (De Genova, 2002), son a quienes se les podrá expulsar del país en cualquier momento. La condición de ilegalidad de los migrantes se vivencia también por medio de un sentido palpable de deportabilidad, es decir, de la posibilidad constante de ser expulsado del espacio del Estado-nación de acogida (De Genova, 2002).

Los casos de retorno registrados en las entrevistas están ligados a la deportación y al retorno voluntario. No obstante, el llamado retorno voluntario en última instancia también es un retorno forzado, ya que la decisión se encuentra condicionada por el miedo al poder punitivo de las leyes migratorias y por el desaliento de vivir en la incertidumbre. En este sentido, una mujer migrante narra como la condición de ilegales les convierte también en deportables:

 

Cuando llegué [a Estados Unidos] empecé a trabajar en factoría y costura. Al poco tiempo que llegué, me cogió migración. Fui a tres citas [a la corte], a la tercera que me fui me dijeron que tengo una orden de deportación firmada y que yo tengo que salir del país. Mi abogado era un curita [sacerdote] y la secretaria era una puertorriqueña y ella me dijo: señora, si quiere ir [a Ecuador] vaya a traer su maleta, sus cositas que tiene y le regresamos. Yo le dije: yo no quiero ir nada. Y ella me aconsejó: entonces no se presente a la próxima cita. Vaya, cámbiese de Estado. Estados Unidos es grande y no le han de coger. Lo único que usted no debe trabajar en factoría. Y así hice, no volví más a las citas, más bien después de un tiempo regresé [a Ecuador] por voluntad propia. (Entrevista a retornada, mujer de 52 años, 12 de julio del 2017)

 

Ser capturada por Migración, asistir a las cortes a rendir declaraciones, sentir la incertidumbre de que le regresen al país de origen, huir de un lugar a otro son las experiencias de ilegalidad que trae a la memoria y comparte una mujer migrante quien también vivenció la tensión de la deportabilidad. Besserer (2014) indica que la deportabilidad es una forma de estar en el mundo la cual puede ser asumida en tres niveles: antes del viaje, en el lugar de destino como tal y después de un retorno forzado (Besserer, 2014). Así, otros factores que producen individuos deportables, incluso antes del viaje, tienen relación con las experiencias que les han compartido familiares cercanos, amigos o vecinos que ya han migrado; se trata del compartir la memoria de la deportabilidad. En muchos casos, la vivencia de la deportación es recordada como un fracaso del proyecto migratorio.

Besserer (2014) sostiene que, en el contexto que venimos reflexionando, la deportabilidad se presenta como una forma de gobernar los cuerpos (Foucault, 2006) de quienes han migrado de forma irregular, es decir, se trata de una forma de gobernanza constituida por un sistema de poder (leyes) que controla y regula a los sujetos producidos como ilegales y deportables, por lo tanto, quienes se identifican como deportables actúan en consecuencia por su bien. Esto implica desde transitar la ciudad en la clandestinidad, conseguir otros documentos (identificación) para poder laborar y hasta elaborar planes preventivos de retorno (Besserer, 2014).

En síntesis, el desplazamiento desde Azogues hacia Estados Unidos se caracteriza por haberse realizado por el camino, es decir, haber cruzado la frontera México-Estados Unidos de forma irregular vivenciando la dureza del camino en donde se ponen a prueba no solo los esfuerzos físicos, sino también las sensaciones de miedo, angustia e incertidumbre de ser capturado por las autoridades migratorias y, a la vez, deportado debido a las condiciones de irregularidad. Estas condiciones configuran un escenario en el que se tejen relaciones de poder las cuales, basadas en la ley, producen sujetos ilegales y deportables (De Genova, 2017), lo cual anula toda posibilidad de reconocimiento de la condición de sujetos de derechos.

Después de dos décadas (1999-2019) de la gran oleada migratoria de la población de Azogues hacia Estados Unidos, a pesar de las condiciones de ilegalidad, deportabilidad y clandestinidad en la que han tenido que vivir quienes se arriesgaron a hacer realidad la ilusión del sueño americano, hoy los flujos migratorios aún persisten por diferentes vías y motivos. Algunas de las nuevas razones que dan continuidad a los flujos migratorios están relacionadas con la reunificación familiar y la consolidación de redes familiares de migración transnacional.

 

Otras causas de la migración

Del sueño americano

a la reunificación familiar

 

 

Si a partir del año de 1999 las motivaciones para migrar tenían como base la ilusión de hacer realidad el sueño americano, lo cual estaba ligado a los imaginarios sociales construidos sobre el lugar de destino, hoy las causas para migrar han adquirido nuevos matices, tales como la reunificación familiar. También la configuración de cadenas o redes familiares transnacionales han generado las condiciones para jalar a quienes se han quedado. Estos matices en las transformaciones de las razones para desplazarse hacia otro territorio nos hablan de una multicausalidad de las migraciones que van desde las situaciones de pobreza hasta los procesos de reunificación familiar.

Muchas de las entrevistas realizadas en el marco de la investigación señalaban como núcleo duro estas valoraciones familiares, tal como lo indica esta migrante:

 

E.: ¿Cuál fue el primero de tu familia que migró?

-Mi papá.

-Luego se fue mi hermano mayor.

E.: ¿Y por qué se fueron?

-Por la situación económica, aquí estaba difícil la situación.

E.: ¿Y tú por qué te fuiste?

-Yo quería conocer a mi papá, convivir con él. Él se fue cuando yo era muy niña.

-También quería saber qué mismo era Estados Unidos, casi todos mis amigos del barrio estaban allá.

(Entrevista a retornada, mujer de 33 años, 14 de julio del 2017)

 

Conocer y querer convivir con su padre o reunirse con sus amigos parecerían ser expresiones que hacen aún a las identidades de migrantes irregulares y dan continuidad a los desplazamientos migratorios. Es la conformación de las redes familiares transnacionales una de las razones por las cuales se han prolongado en el tiempo los flujos migratorios mucho después de que los determinantes estructurales de carácter económico han disminuido intensidad en las motivaciones para desplazarse (Ordóñez, 2008). Estas redes sostienen y dan continuidad a los movimientos de la población en el tiempo y el espacio (Ramírez Gallegos y Ramírez, 2005).

Las redes transnacionales se han configurado y fortalecido a partir de la permanente circulación de las personas, remesas, bienes materiales y simbólicos como fotos, videos, ropa, juguetes, comida; han generado así un flujo continuo de información y recursos que traspasan las fronteras nacionales (Ramírez Gallegos y Ramírez, 2005). Dicho de otra forma: las redes migratorias vinculan de manera dinámica, las poblaciones de las sociedades de origen y la de llegada y transcienden a los actores individuales (Pedone, 2005:108).

Los actores que se vinculan dentro de las redes de migración transnacionales tienen relaciones de parentesco por consanguinidad (Ordóñez, 2008), es decir, son familiares que han migrado con anterioridad (papá, mamá, primos, tíos/as) y, en menor medida, por lazos comunitarios establecidos con amigos o vecinos, sin embargo, la unidad de análisis de las redes no son únicamente los individuos, sino las relaciones sociales que configuran a dichas redes migratorias (Ordóñez, 2008). Es la capacidad de generar vínculos e intercambiar las vivencias cotidianas de la experiencia migratoria lo que configura el espacio social transnacional que impulsa, da continuidad y perpetúa los flujos migratorios, tal como lo enfatiza un docente de una escuela secundaria:

 

La migración va a continuar. La gente va a seguir migrando porque tienen familia allá. Al no poder estudiar aquí, el joven busca la forma de arreglar e irse. Hay gente que sigue y seguirán migrando como sea aunque estén cerradas las fronteras, cerrando todo paso, pero los jóvenes seguirán migrando y no terminará nunca. (Entrevista a quien no ha migrado, hombre de 56 años, 12 de julio del 2017)

 

La insistencia y persistencia por migrar a pesar de todos los obstáculos y del cierre de fronteras es, quizás, una de las dimensiones centrales en esta reunificación familiar. Son los jóvenes quienes persisten porque sienten que su lugar es con su gente. La salvación económica quizás no es lo que predomina como hace algunos años, aunque el sueño americano y la igualdad de oportunidades no se desvanecen, tal como sostiene otra persona quien estuvo 17 años en Estados Unidos y que también tiene la percepción de que la gente seguirá migrando:

 

Creo que seguirán migrando. A lo mejor bastantes personas no salgan porque no conocen. Es difícil aquí. La única manera de quedarse aquí es sin haber conocido allá afuera [Estados Unidos]. Las oportunidades son mejores en diferentes maneras. No es que aquí [en Azogues] la vida sea mala, pero creo que la migración no parará. (Entrevista a retornado, hombre de 34 años, 12 de julio del 2017)

 

Pensar que algunas personas no migran porque no conocen o porque no saben todavía cómo es Estados Unidos, considerar que las oportunidades son mejores en el país de destino, son expresiones que muestran que el sueño americano aún no se desvanece y sigue actuando como una fuerza de atracción que garantiza la continuidad de los flujos migratorios, sin embargo, con el pasar del tiempo, se identifica que el éxodo de la población de Azogues hacia Estados Unidos es multicausal, pues se combinan diversos factores de empuje y atracción. Afirmaciones como: “me fui porque quería conocer a mi papá, convivir con él. Él se fue cuando yo era muy niña”, “la gente va seguir migrando porque tiene familia allá [en Estados Unidos]” muestran que los flujos migratorios contemporáneos tienen nuevos matices que sostienen la continuidad de los flujos migratorios a pesar de que las condiciones puedan ser adversas o favorables.

 

Conclusiones

 

La fase actual del desarrollo del capitalismo ha logrado expandirse a escala global permeándose en los diferentes ámbitos de la vida, no obstante, este no ha influido de la misma manera en todos los sectores sociales. Los flujos migratorios irregulares, los desplazamientos forzados y las situaciones de refugio en las cuales viven muchas personas reflejan las consecuencias humanas del sistema capitalista que ha profundizado las brechas de desigualdad social.

El éxodo de la población de Azogues hacia Estados Unidos se ubica justamente en el contexto de flujos migratorios irregulares. A finales de la década de 1990, en pleno auge de la implementación de políticas neoliberales en los países de la región latinoamericana y de securitización de las políticas migratorias, emergió en el ambiente de la mencionada población el deseo de hacer realidad el sueño americano. Consideramos que dicho deseo fue una forma de seducción del proyecto de modernidad capitalista que ha presentado a Estados Unidos como el lugar del éxito y progreso, es decir, como una opción para salir de la pobreza pensada únicamente en términos materiales. Así, este tipo de flujos migratorios nos hablan también de los modos de reconfiguración del capitalismo global en la sociedad contemporánea.

La mayoría de personas que han optado por hacer realidad el anhelado sueño americano se han desplazado hacia Estados Unidos de forma irregular. Al interrogarlos sobre el proceso del viaje, los entrevistados indican que se fueron por el camino asumiendo las condiciones de ilegalidad y deportabilidad. En este contexto, es el poder jurídico el que produce las condiciones para que los sujetos se asuman como ilegales y deportables (De Genova, 2002) y, a la vez, actúen como tales desde la clandestinidad. En el artículo, nos concentramos en los diferentes modos de vivenciar las condiciones de ilegales y deportables, sin embargo, consideramos que, para evitar una naturalización de estas categorías, es necesario profundizar en los factores globales y locales que producen la ilegalidad y deportabilidad.

Además, después de dos décadas del mayor flujo migratorio de la población de Azogues a Estados Unidos, a pesar de las condiciones en las que se ha desplazado, los flujos migratorios persisten. Hoy este fenómeno tiene nuevas causas en las que se combinan diversidad de actores, motivaciones, formas y vías de desplazamiento. Estas nuevas causas tienen que ver con la consolidación de redes familiares transnacionales las cuales permiten jalar a quienes se han quedado y, a la vez, las motivaciones están relacionadas con la reunificación familiar.

Estos nuevos matices en las motivaciones para desplazarse nos hablan de la multicausalidad de las migraciones en la que se combinan factores de diferentes índoles como las condiciones de pobreza en el país de origen que actúan como empuje/expulsión, así también como los imaginarios construidos sobre el lugar de destino (Estados Unidos), los ideales de progreso pensados en términos de avances económicos y tecnológicos que operan como fuerzas de atracción en función de la lógica del capitalismo global; incluso las redes de migración familiar y los deseos de reunificación forman parte de esta multicausalidad de las migraciones.

 

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1 Estas indagaciones son resultado de la investigación de la tesis de maestría titulada El éxodo de la población de Azogues hacia Estados Unidos: migración, identidades y prácticas socioculturales en el marco del programa de la Maestría en Estudios Latinoamericanos de la Universidad Andina Simón Bolívar, Sede Ecuador, 2018.

2 Con esta expresión, no se está reconociendo ni mucho menos legitimando la existencia de personas ilegales, sino más bien se hace referencia a la visión ideológica que se transmite desde el lugar de destino (Estados Unidos), es decir, a la ilegalidad construida desde el poder estatal en defensa de su soberanía; la ilegalidad, muchas veces, es asumida por los sujetos migrantes para identificarse como tales.

3 Para profundizar en la discusión sobre modernidad y capitalismo revisar Crítica a la modernidad Capitalista de Bolívar Echeverría (2011).

4 El cantón Azogues forma parte de la provincia del Cañar, ubicada en la Sierra-Sur de Ecuador, zona con fuerte densidad migratoria (Robles, 2006).