Dinámicas socioeconómicas:

remesas, crecimiento patrimonial y familias receptoras

El caso de la comunidad de Las Cieneguitas, Michoacán

 

Socioeconomic dynamics:

remittances, patrimonial growth and receiving families

The case of Las Cieneguitas community in Michoacán

Diego Noel Ramos Rojas | ORCID: orcid.org/0000-0002-3541-7151

diego23ramos@gmail.com

 

Carlos Melgoza Sepúlveda | ORCID: orcid.org/0000-0002-9358-1662

carlos.melgoza12@gmail.com

 

Universidad de Guadalajara

 

México

 

Recibido: 22/04/2020

Aceptado: 18/08/2020

 

Resumen

Esta investigación expone la percepción de familias receptoras sobre el grado de inversión económica que se da en la comunidad de origen de Las Cieneguitas, Michoacán, mediante el envío de remesas por parte de personas migrantes en Estados Unidos. Desde la perspectiva de los circuitos migratorios transnacionales, se observó la forma en la que la llegada de remesas, tanto económicas como socioculturales, impacta la condición social, cultural y patrimonial de los núcleos familiares destinatarios. Se presenta, también, el arraigo hacia la tierra de origen como un importante factor que impulsa a destinar dinero en la agricultura de la región, a pesar de la precariedad en la rentabilidad de esta.

 

 

Palabras clave: Migrante, Remesas, Distribución del ingreso, Condiciones de vida, Condiciones económicas.

 

Abstract

This paper exposes the receiving families’ perception about the economic investment which takes place in the community of Las Cieneguitas, Michoacán, through sending remittances from migrant people in the United States. From the transnational perspective of migration, this text shows how economic and socio-cultural remittances arriving impacts in social, cultural, and patrimonial conditions of the receiving familiar cores. As well, the rooting towards origen land is presented as an important factor that boosts money investment in agriculture, despite the precariousness in its profitability.

 

 

 

 

Key words: Migrants, Remittances, Income distribution, Living conditions, Economic growth, Economic conditions.

 

Introducción

 

Las Cieneguitas es una comunidad rural que pertenece a las trece localidades que integran el municipio de Tanhuato, Michoacán. Su extensión es de 1300 hectáreas, entre las cuales, se incluye el terreno de monte no cultivable y el terreno apto para los cultivos agrícolas. Esto según la administración ejidataria actual.

Entre las actividades económicas que destacan en la comunidad de Las Cieneguitas, están la agricultura y ganadería. Sus habitantes cultivan principalmente granos como maíz, trigo y sorgo; y hortalizas como jitomate, chile, tomate de hoja y calabaza. Existe producción de alimento para ganado como alfalfa, avena y cebada. En cuanto a la ganadería, se tiene la crianza de bovinos para la obtención de leche y sus derivados; también se lleva a cabo la crianza de caprinos para leche y porcinos para carne. No obstante, desde principios del siglo XXI, la industria agrícola en la comunidad, ha estado en crisis. Las bajas de ganancias económicas por cosechas y aumento en los costos de producción agropecuaria son, cada vez más, un problema. Por ello, se ha dado un aumento del fenómeno migratorio hacia Estados Unidos, quedarse a trabajar la tierra ya no es suficiente para solventar las necesidades básicas de subsistencia, tales como alimentación y salud.

Las dificultades en la sustentabilidad económica dentro de la comunidad de Las Cieneguitas, se comportan como agente causal de flujos migratorios hacia los Estados Unidos. El número de personas, originarias de Las Cieneguitas, que radica y labora en EEUU va en aumento. Como consecuencia a esto, se ha generado un crecimiento significativo del patrimonio económico en las familias receptoras de la comunidad, a partir de la llegada de remesas que son cobradas en instituciones financieras como BBVA y Banco Azteca, principalmente.

Este artículo expone la percepción, de la parte receptora de remesas, sobre el grado de inversión económica a partir del recurso financiero proveniente de la comunidad migrante en EEUU. Así como las dinámicas de aplicación y uso de ese dinero, dentro de cada núcleo familiar destinatario.

Se discute sobre los efectos de las remesas en el crecimiento patrimonial, cultural y en la condición social de los y las receptoras de estas. Se muestra si con el dinero recibido se cubren solo las necesidades básicas, como alimentación y salud, o el gasto trasciende más allá, a la compra de terrenos, parcelas para actividades agrícolas, vehículos, y construcción de casas.

Se desarrolló una narrativa acerca de las inversiones económicas en la agricultura que las personas migrantes de Las Cieneguitas realizan cuando están en EEUU aun cuando la situación precaria del campo los haya hecho migrar. Se ve pues cómo es que el arraigo al lugar de origen impulsa a sembrar la tierra. Se presentan cuáles son algunas implicaciones del retorno que experimentaron algunas personas migrantes de la localidad estudiada.

Uno de los hallazgos de este artículo fue que el monto de las remesas no es aplicado solamente a necesidades básicas como alimentación, lo que defiende Aragonés (2008). Si bien el 100% de las personas encuestadas, que recibe capital financiero de parte de migrantes en Estados Unidos, aplica ese dinero en gastos alimentarios, un 70,32% manifestó que también lo emplea en hacer crecer el patrimonio económico del núcleo familiar, mediante la adquisición de bienes e inmuebles, mientras que un 41,93% mencionó ejecutar parte del envío financiero en actividades recreativas, por ejemplo viajes turísticos nacionales.

Pese a la baja rentabilidad en la agricultura de la comunidad, que es una de las causas para que las personas busquen otros medios de subsistir, emigrando con documentación o de forma irregular a los Estados Unidos, se sigue destinando dinero –en cuanto se tiene la posibilidad económica– para la siembra en sus parcelas que dejaron vacías cuando se fueron. Se encontró que la respuesta a ello tiene que ver con el arraigo al campo y a la tierra hogar de origen.

Datos del Banco de México (Banxico) exponen que, tan solo en el año 2018, llegaron al territorio mexicano 33.470,42 millones de dólares provenientes de Estados Unidos mediante envíos por remesa, transferencias electrónicas, money orders, cheques personales, efectivo y especies. Importante destacar que la magnitud de los movimientos financieros señalados depende de la situación o el contexto de la comunidad migrante en el lugar de destino, sin restarle fuerza a la vinculación con la comunidad de origen.

Los estados que, como expone BBVA Research (2019), concentraron la mitad de las remesas que llegaron al país en 2018, fueron:

 

 

Información publicada por el Centro de Estudios Monetarios Latinoamericanos (2019) también expone que Michoacán fue el estado de la república mexicana que más ingreso anual por remesas recibió en 2018, con la cantidad de 3.393 millones de dólares.

El universo de operaciones a partir de remesas se comporta según el contexto local y las condiciones socioeconómicas de la región origen de las personas migrantes. Hay dos tipos de remesas: aquellas que mandan de manera individual los migrantes para el sostenimiento de sus familias (remesas familiares) y las que envían junto con otros migrantes para apoyar proyectos sociales, comunitarios [...] (remesas colectivas) (Arroyo y Corvera, 2003:7).

Las familias receptoras otorgan a las remesas diversos destinos y ello depende, en gran parte, de su monto y de la proporción que representan en los ingresos totales de estas. De ahí que los estudios al respecto han encontrado diferentes proporciones de uso en ahorro, inversión y necesidades básicas, lo cual depende ante todo del año, del tipo de estudio y de las comunidades estudiadas. (Arroyo y Corvera, 2003:8).

Los objetivos bajo los cuales se direccionó la presente investigación fueron describir las dinámicas socioeconómicas que ejecutan las familias receptoras, mediante el envío de capital financiero, por parte de personas migrantes en Estados Unidos, en la comunidad de origen de estas. Así pues, identificar cómo influyen las remesas provenientes de los y las migrantes en la condición social, cultural y crecimiento patrimonial de los destinatarios de este recurso económico.

La pregunta rectora fue ¿Qué elementos configuran las dinámicas socioeconómicas en las familias receptoras y el uso de las remesas que les envían sus familiares en Estados Unidos? La hipótesis que se planteó refiere a que las remesas tanto económicas como socioculturales por parte de personas migrantes en Estados Unidos, cuyo lugar de origen es Las Cieneguitas, interfieren en la situación socioeconómica, cultural y crecimiento patrimonial de los núcleos familiares destinatarios de ese capital financiero. Ello, mediante un abanico de dinámicas en las que, la parte receptora, aplica y da uso a las remesas, principalmente en las necesidades económicas privadas por encima de otros usos, aunque en algunos casos, debido al arraigo a la comunidad de origen, el uso está destinado a la agricultura.

El presente artículo encuentra su justificación en el hecho de que fenómenos tales como los envíos de cifras monetarias por migrantes de origen mexicano a sus familias receptoras toman más relevancia con cada año que pasa, puesto que de manera constante va en aumento el flujo monetario de norte a sur, en calidad de remesas o cualquier otra modalidad de envío. La economía de millones de familias mexicanas depende exclusivamente de la recepción de dinero por parte de sus familiares en EEUU. Datos de la Encuesta Nacional de Inclusión Financiera 2015 (ENIF 2015) recuperados por el Centro de Estudios Monetarios Latinoamericanos en 2018 muestran que en un periodo comprendido entre el segundo semestre de 2014 y el primero de 2015, 6.488.872 personas adultas recibieron remesas en México. Por todo lo anterior, investigaciones como esta abonan al intenso debate sobre los impactos que genera esta llegada de dinero al patrimonio y condición social de los y las destinatarias, a través de la realización de estudios de caso, empíricos, cualitativos, cuantitativos o mixtos.

 

Antecedentes

 

Migraciones, remesas y crecimiento económico, son conceptos que engloban un acervo de lazos relativos fuerte, visible y estudiado desde hace varios años y con distintos puntos de vista. El capital económico generado por migrantes mexicanos en EEUU impacta la economía regional de la que son originarias las personas que decidieron salir del estado mexicano en busca de mejores oportunidades laborales.

El aumento del flujo migratorio hacia Estados Unidos ha abierto un amplio camino en la investigación académica desde principios del siglo XXI. Ejemplo de ello son los hallazgos de Domínguez y Zuleta (2006), cuando encontraron un aumento de millones de dólares en el año 2004, 24% más que en el 2003, provenientes de Estados Unidos hacia México en calidad de remesas, alcanzando en total 16.613 millones de dólares.

Los orígenes, en el caso mexicano, de esta relación entre personas migrantes en EEUU, los envíos económicos con destino a sus familias en comunidades receptoras, el crecimiento patrimonial y mejora social de estas, se puede enmarcar durante el periodo del Programa Bracero acuerdo diplomático, económico, laboral y sobre todo migratorio (1942-1964). Desde entonces, a raíz de vacíos de trabajo originados por la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), hubo un aumento de desplazamientos sur a norte con finalidades laborales más gananciosas.

 

La entrada a la segunda guerra mundial significó para Estados Unidos un periodo de fuerte crecimiento económico, que dejó muchas lagunas en los trabajos considerados socialmente como más bajos; fue el contexto en el que se imaginó un programa para importar trabajadores temporales (el Programa Bracero). [Con este programa] admitían a mexicanos para trabajar en el campo y cubrir las demandas de los cultivadores. (Genova, 2012:226).

 

La migración México-Estados Unidos, durante el Programa Bracero, se suscitó de forma regu­larizada por el gobierno estadounidense, pero luego de que culminó dicho programa, un nuevo aumento en los desplazamientos migratorios hacia EEUU se generó a causa de la migración irregular.

Genova (2012) defiende el origen de la migración indocumentada tan solo un año después de la finalización del Programa Bracero: En 1965 empieza la era de la inmigración indocumentada, durante la cual los inmigrantes siguen cubriendo la demanda laboral existente [en Estados Unidos] (Genova, 2012:227).

En el caso de Las Cieneguitas, los movimientos de personas migrantes hacia Estados Unidos, en busca de mejores condiciones laborales, también comenzaron con el Programa Bracero, y cuando terminó este continuaron, pero eran mínimos y esporádicos. Fue a partir del año 2000, casi 60 años después, cuando se intensificó el flujo, una vez que el campo y las actividades agrícolas dejaron de ser una opción suficiente a necesidades como alimentación, vivienda, educación y salud.

Los envíos monetarios en calidad de remesas y sus efectos sobre el crecimiento económico de las regiones y familias receptoras han sido ampliamente analizados desde dos posturas.

 

Para algunos autores, las remesas tienen un efecto directo y negativo sobre el crecimiento económico debido a que su principal destino es el consumo familiar y no las inversiones productivas. Otros, por el contrario, sostienen que las remesas influyen positivamente en el crecimiento económico, gracias a sus efectos multiplicadores sobre las variables de demanda agregada. (Mayoral y Proaño, 2015:142)

 

La influencia de las remesas en la condición económica de los núcleos familiares receptores tiene que ver con las dinámicas de uso o aplicación de ese dinero. De estas dinámicas depende si los envíos económicos se invierten en el gasto familiar o también alcanza para adquisición de bienes e inmuebles, emprendimiento de negocios, oportunidades educativas, obras colectivas en beneficio de las comunidades de origen, entre otras.

 

Las remesas también pueden afectar indirectamente al crecimiento económico. Por un lado, permiten mejorar la dotación de capital humano a través del acceso a la educación de los miembros de los hogares que enfrentan limitaciones presupuestarias. (Mayoral y Proaño, 2015:142)

 

Los flujos monetarios de Estados Unidos a México, desde varias décadas atrás, han ido en aumento. Si se toma, por ejemplo, un lapso de diez años, de 2008 al 2017, la diferencia es muy visible. En 2017, el Centro de Estudios Monetarios Latinoamericanos (CEMLA) reportó que, en ese año, el monto de envíos económicos a América Latina aumentó 17 mil millones de pesos.

 

En 2017, las remesas que recibió el conjunto de países de América Latina y el Caribe alcanzaron 77.020 millones de dólares, con lo que dicho ingreso logró aumentos durante ocho años consecutivos. De hecho, tales remesas mostraron un crecimiento de 9,0% con relación al año previo, que representó la tasa anual más elevada en los últimos 11 años. (CEMLA, 2018).

 

Debido al aumento de remesas provenientes de Estados Unidos a países de Latinoamérica, diversos organismos internacionales de estudios monetarios y financieros como el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Banco Mundial (BM) se han fijado en interpretar cómo las remesas pueden contribuir a la reducción de la pobreza y a la promoción del desarrollo económico de los países expulsores o de origen de la migración. Sin embargo, no hay que olvidar que las remesas poseen un carácter ambivalente (Durand, 2007) es decir, tiene dos aristas, pero no por ello se debe caer en la trampa de realizar interpretaciones en blanco y negro. En ese sentido, habría que señalar su tipología:

 

 

El primero se destina al sustento general (comida, vestido y habitación). El segundo se destina a bienes de consumo duradero (educación, un terreno, una casa, un rancho, un automóvil, un camión y un tractor). El tercero es el ahorro de dinero que se invierte en alguna actividad productiva, como lo puede ser la agricultura.

Durand (2007) señala una tipología ampliada donde aparecen las remesas complementarias y las adicionales, en la que se integra una diversidad de usos que van desde las remesas de especie hasta las de prestigio (fiestas familiares y patronales).

Algunos académicos (Lozano y Olivera, 2005, Durand, 2007 e Islas y Moreno, 2011) han estudiado el uso de las remesas, como efecto de las migraciones, matizando la dicotomía de sus aplicaciones (negativas y positivas). Las remesas, como transferencias de capital financiero que se ejecutan en un campo entre particulares, no pueden sustituir las responsabilidades del Estado y el mercado en la búsqueda del desarrollo económico y el bienestar social.

Aragonés y Salgado (2011) y Tapia (2007) mencionan que, a pesar de que Michoacán ocupa el primer lugar nacional en recepción de remesas, con una población migrante en Estados Unidos superior a 4 millones de personas, estos envíos monetarios se utilizan, en su mayoría, para consumo básico de las familias receptoras.

Un trabajo pionero en la región es el de Fernández (1988). Señaló que, a finales de los ochenta, los destinos de las remesas eran principalmente el consumo familiar, construcción o remodelación de viviendas, y la compra de tierras para trabajar el campo. Si sobraba algo de recursos, se consideraba la posibilidad al bienestar comunitario, tales como la pavimentación, la remodelación de parques y el alumbrado público.

En estudios empíricos y recientes como el de Salas, González y Saberon (2019), se encontró que las remesas, si bien facilitan el ascenso en el ingreso de las familias receptoras en su respectiva localidad, las desigualdades económicas que ya existen permanecen, es decir, aún con remesas, la precariedad es altamente persistente en los modos de vida y las clases sociales y económicas. Con base a todo lo anterior, la presente investigación expone cómo es que las remesas provenientes de Estados Unidos siguen interfiriendo en la economía, en la condición social y en el patrimonio de las regiones y comunidades, pero principalmente, en las familias receptoras de este capital financiero, tomando como ejemplo el caso de Las Cieneguitas, Michoacán.

 

Perspectiva teórica

 

Este estudio no parte de la perspectiva neoclásica (New Economics of Labour Migration) la cual únicamente considera la migración a Estados Unidos y el envío de remesas como decisiones racionales basadas en la obtención del mayor beneficio salarial (Durand, 2004; Cassarino, 2004). En esta perspectiva, el retorno se explica como sinónimo de derrota por no cristalizar su motivación y no toma en cuenta otras variables como el capital humano, en contraste con La Nueva Economía de la migración laboral que explica el retorno como parte del plan familiar en el que se consideró, como conclusión natural de la migración laboral, que el integrante que regresó lo hace debido a que las metas económicas se lograron de forma exitosa y porque probablemente desarrolló nuevas competencias para aplicarlas en el lugar de origen (Stark, 1991 y Taylor, 1996).

Aunque exist.e una motivación económica de tipo racional para que adultos/as y jóvenes de Las Cieneguitas, Michoacán, migren a Estados Unidos y de esa forma enviar remesas a los familiares que se quedaron en la comunidad de origen, la realidad es más compleja y por ende, la perspectiva transnacional fue de utilidad para observar las dinámicas socioeconómicas entre el envío de remesas y las familias receptoras. Para ello, fue necesario definir el concepto de transnacionalismo, etendido como “prácticas, actividades e intercambios que traspasan continuamente las fronteras políticas, geográficas y culturales, y que enlazan a las comunidades de origen y las de asentamiento de los migrantes (Glick Schiller, Basch y Szanton- Blanc, 1992:3)

Se pudo observar que el flujo económico y el retorno migratorio se inscriben en la mirada sistémica y compleja del mismo proceso migratorio, el cual incluye relaciones económicas, pero también relaciones sociales y culturales entre las sociedades de origen y las de destino, mediadas por un constante intercambio de recursos, tales como dinero, bienes, ideas, información y valores (Levitt y Glick-Schiller, 2004). Rivera Sánchez (2004:78) plantea, usando la perspectiva transnacional, que este proceso de flujos e intercambios no sólo se basa en las remesas económicas, las cuales impactan en las comunidades de origen, sino en las remesas socioculturales:

 

Posibilitan (las remesas socioculturales) el fortalecimiento de la memoria colectiva en los diversos puntos del circuito, consolidan los vínculos primordiales y actualizan la pertenencia comunitaria, luego contribuyen en la consolidación de una identidad migrante que comparten tanto los que se van como los que se quedan.

 

Aunque el énfasis de esta investigación está puesto en las dinámicas de aplicación y uso que generan las remesas en las familias de Las Cieneguitas, Michoacán, no se asume una perspectiva económica neoclásica porque la perspectiva teórica con la que dialogan los resultados considera el retorno como parte del sistema transnacional de la migración y el intercambio más allá de lo económico, es decir, los flujos económicos tienen sentido si se toma en cuenta el contexto social que las origina. En ese tenor, el envío y recepción de remesas tienen un fuerte vínculo familiar entre la/el trabajador en el extranjero y su familia en el lugar de origen, sin el cual no sería posible que se produzca ese mismo flujo económico. Las dinámicas socioeconómicas estudiadas en esta investigación se configuran de elementos de relaciones sociales y culturales, tales como las conexiones transnacionales más allá del Estado-nación, aquel capital social que se pone en juego para que, tanto las movilidades o desplazamientos al norte ocurran, como el retorno y el arraigo al sur también tengan lugar.

El trabajo de Quezada fue fundamental ya que propuso que la forma de entender el arraigo presente en las personas migrantes que dejan su tierra en busca de mejores condiciones de trabajo y mejores pagos, es el proceso y efecto a través del cual se establece una relación particular con el territorio, en la que metafóricamente se “echan raíces” en él por diversas situaciones, creando lazos que mantienen algún tipo de “atadura” con el lugar (2007:36).

Este estudio no asume a priori la relación positiva o negativa entre remesas familiares y desarrollo económico local, intenta superar la dicotomía para comprender el rol que juegan las remesas dentro de la estructura económica de la familia, ya que ante todo, son recursos privados que forman parte del salario familiar, donde uno de sus miembros, empujado por las precarias condiciones económicas en su comunidad y país, se vió en la necesidad de salir a otros lugares para obtener trabajo y sostener al resto de la familia.

La idea de desarrollo desde la que este texto se posiciona no se basa en ver la transferencia de remesas de las personas migrantes como repercusiones directas en el desarrollo económico local de las comunidades origen. Se parte de que las remesas familiares son recursos utilizados principalmente para la reproducción material, social y cultural de sus integrantes, es decir, son utilizadas en alimentación, vestimenta, abrigo, educación, y salud, pero también para la reproducción social de la familia, tales como encuentros y reencuentros familiares (Stefoni, 2011). La relación entre migración y desarrollo es algo arriesgada e ilusoria. Durand (2007) precisa que se tiene que referir mejor como migración y niveles de bienestar y crecimiento económico. Pensar en que las remesas juegan un papel vital en el desarrollo de una comunidad es “reemplazar el rol de las políticas públicas en el desarrollo económico y social” (Stefoni, 2011:17).

 

Apunte metodológico

 

Al ser esta una investigación de carácter socioeconómico, que requirió de procesos sistemáticos, empíricos y críticos para la recolección de datos cualitativos y cuantitativos, se trabajó bajo la dirección del diseño mixto, con el uso de herramientas como encuestas para obtener datos cuantitativos y entrevistas a profundidad para la parte cualitativa. Con la metodología del diseño mixto se atendieron las exigencias de los objetivos, como: el reconocimiento de usanzas y aplicaciones de capital financiero, ejecutadas por las familias receptoras de la población migrante en Estados Unidos, en su lugar de origen, mediante el envío de remesas; así como el grado de inversión económica, a partir de envíos monetarios provenientes de personas migrantes en EEUU y la forma en que esto influye en la condición social y crecimiento patrimonial de los y las destinatarias de ese dinero en Las Cieneguitas, Michoacán.

Siguiendo a Chen (2006) las investigaciones con enfoque mixto consisten en la incorporación sistemática de los métodos cuantitativo y cualitativo, en un solo estudio, con el fin de obtener una fotografía más completa del fenómeno que se pretende estudiar.

Para la realización de las encuestas, en la obtención de la población muestra, se trabajó con un conjunto de 500 familias (N) residentes, que son el total que existe en Las Cieneguitas, comunidad expulsora de migrantes hacia EE.UU. Por lo tanto, para determinar el subconjunto de la población N (n), se empleó .09 como valor de la varianza de la muestra (Imagen2314.PNGImagen2323.PNG). Así, en la resolución de la varianza de la población (Imagen2331.PNGImagen2339.PNG), se usó el valor .20, que una vez haciendo las operaciones necesarias se obtuvo: Imagen2346.PNGImagen2354.PNG = 0.0004.

 

Por lo tanto:

 

Imagen2362.PNGImagen2371.PNG = 225 (n’)

 

De acuerdo a la fórmula para llegar al valor de n’:

 

Imagen2379.PNGImagen2387.PNG = Imagen2394.PNGImagen2401.PNG

 

La resolución de operaciones es:

 

155 = Imagen2409.PNGImagen2416.PNG

 

 

Como se observa en las operaciones, el subconjunto de la población con el que se trabajó fue de 155, por ello, ése fue el número de personas encuestadas.

La forma de conocer si el envío de dinero, por parte de personas migrantes en Estados Unidos, interfiere positivamente mediante diferentes usos y aplicaciones en las condiciones sociales, culturales, económicas y patrimoniales de la parte destinataria de ese capital financiero, fue mediante la aplicación de encuestas explicada arriba la selección de la muestra, a través del procesamiento de los datos obtenidos en ellas y con la realización de entrevistas a profundidad.

Las entrevistas a profundidad se llevaron a cabo bajo la selección de dos perfiles prototípicos de migrantes -a los cuales para evitar problemas migratorios se les omitió en el texto sus dos apellidos y se sustituyeron por N-, en los que se buscó que hayan retornado a Las Cieneguitas, y que mientras su estancia en Estados Unidos, además de emplear sus salarios en la alimentación y educación de sus familiares en dicha comunidad, construcción o compra de bienes muebles e inmuebles, también hayan invertido en actividades agrícolas por una cuestión de arraigo a su origen. Los ejes que se siguieron en las entrevistas fueron la inversión agrícola ¿por qué invertir en ello cuando el desplazamiento hacia el norte fue por pérdidas en la agricultura?, percepción sobre el nivel y dinámicas de inversión económica en las familias receptoras, percepción sobre los beneficios de la migración, e implicaciones del retorno luego de regresar, ¿qué sigue?.

 

Percepción de inversión económica que realizan

las familias receptoras de remesas provenientes de migrantes en Estados Unidos

 

El envío de capital financiero, proveniente de la comunidad migrante en Estados Unidos, tiene efectos directos en los y las receptoras de éste. Una vez recibida una cantidad monetaria cualesquiera, a una determinada región, las familias destinatarias pueden poner en práctica dinámicas socioeconómicas que contribuyan a su condición social y crecimiento económico -para ellas y para su familiar en Estados Unidos, una vez que regrese-.

Las dinámicas socioeconómicas de aplicación y uso de las remesas dependen del porcentaje, o cifra monetaria, que la comunidad migrante que labora en Estados Unidos recibe como salario. Pero también, siguiendo con la perspectiva transnacionalista de observación del fenómeno, el vínculo con la familia en el lugar de origen es clave para la concepción de los flujos monetarios. No podría existir este movimiento de dinero, sin un núcleo familiar receptor. Las condiciones y conexiones en el contexto de origen determinan cuánto y cómo impacta la llegada de recurso económico en los y las destinatarias del mismo.

México es la tercera economía receptora de remesas en el mundo (luego de la India y China y seguida por Filipinas), la primera en América Latina y el Caribe y la principal receptora de remesas enviadas desde Estados Unidos” (CEMLA, 2019). La cita muestra el potencial económico que México goza por la entrada de remesas proveniente de Estados Unidos. Otro dato que refuerza esta idea es que las remesas a México crecieron un 10.5% en 2018 (CEMLA, 2019).

En relación a la pregunta: ¿Qué tanto del dinero que envían sus familiares de EEUU es invertido en esta comunidad receptora? los encuestados de la localidad de Las Cieneguitas ofrecieron los siguientes datos. Un 4,51% respondió que se invierte lo mínimo; 10,32% de las respuestas indica que se invierte poco; a su vez, el 10,96% de los encuestados, revela que hay una inversión mediana; 18,70% del subconjunto de la población (n) menciona que se invierte mucho; en contraste con las cifras anteriores, 55,48% de las encuestas expone que la inversión se ejecuta en lo máximo posible.

En la gráfica 1 se observa la percepción de inversión económica, que las familias receptoras tienen, mediante los envíos monetarios de los y las migrantes en Estados Unidos a la comunidad de Las Cieneguitas, Michoacán.

 

Imagen2424.PNG 

 

(Elaboración propia a partir de los resultados de la encuesta al subconjunto de la población).

 

Como los porcentajes lo indican, más de la mitad de los encuestados expuso que el capital financiero proveniente de Estados Unidos, en calidad de remesas, es invertido y aplicado lo máximo posible por los/las destinatarias en la comunidad de origen de las personas migrantes que envían.

En entrevista con Benjamín N, quien estuvo cinco años en situación irregular en Estados Unidos, mencionó que:

 

La mayoría del dinero, ahora sí, como le decía, pues casi un 90% es para acá [refiere a su familia en su comunidad de origen]. Yo nada más dejaba mis rentas, y gasolina y la mayoría del dinero, toda para acá se venía. Para lo que decimos, le hice unos arreglos a mi casa, compré un terreno, los gastos de las escuelas, le mandaba a mi hermano para la siembra, y pues mandaba todo. Pues a eso va uno, a poder mejorarse tantito. Por eso lo mandaba yo, porque no tiene caso estar allá sufriendo sin familia y gastarse todo el dinero allá (Entrevista a Benjamín N, 24 de febrero de 2020).

 

El grado de inversión o aplicación del recurso monetario que llevan a cabo las familias receptoras, no se pone a discutir sobre qué tanto se afecta o beneficia la condición de vida y económica de las mismas, tanto en el corto como largo plazo. Este artículo no profundiza la dicotomía efectos positivos-negativos. Sin embargo, es importante señalar que, si bien luego de un tiempo del retorno de las personas migrantes, sus ahorros pueden agotarse, ya generaron mediante su estadía en Estados Unidos un crecimiento patrimonial que no les hubiera sido posible lograr en su comunidad de origen, así lo explica más adelante Benjamín N.

Estos impactos en el crecimiento patrimonial y condición social pueden interpretarse como un “Componente de Bienestar” si se considera la perspectiva teórica del Individuo Multimotivacional que propone Amartya K. Sen. Con base a esta concepción teórica, Urritia (2012) rescata que este componente se integra con todas las posiciones sociales de las que forma parte el individuo, condiciones y acciones que experimenta. Y agrega que las anteriores están relacionadas directamente con su bienestar personal material en sentido amplio. Quedarían aquí englobados aspectos como cualificaciones profesionales y personales, la salud individual, o la disponibilidad de bienes y servicios, entre otros (Urrutia, 2012:345).

Para finalizar este apartado, cabe exponer que el proceso migratorio en Las Cieneguitas no solo establece relaciones económicas entre el lugar de destino y el de origen, sino también fuertes conexiones sentimentales, de identidad y de arraigo, de las que depende el flujo monetario. Así como se rescata en la sección de Perspectiva teórica de este texto, se traspasa lo económico y se origina un constante intercambio cultural, ideológico, de información y valores. De igual forma se ponen en práctica nexos transfronterizos con los que se tejen redes de capital social y humano que permiten la continuidad de las migraciones y retornos.

 

Aplicaciones del ingreso económico por remesas en familias receptoras

 

Las remesas que llegan desde Estados Unidos tienen efectos directos sobre la condición social y económica de las/los receptores de éstas. Los impactos en las condiciones de vida (como se plantea en la hipótesis de este documento) dependen en gran medida de estas remesas. Pero, no solo se sujetan a la acción de recibir dinero, sino también, a las aplicaciones que tendrá este, al nivel del flujo migratorio, a los lazos afectivos, de arraigo y de sentido de pertenencia que se construyen entre las personas que emigran y las que se quedan, así como a prácticas de intercambio no monetario o sociocultural que también tienen lugar dentro de las migraciones. Los repertorios culturales no conocen barreras: la posibilidad de que las remesas socioculturales circulen a través del circuito migratorio depende de la intensidad de los flujos y de la vinculación de los inmigrantes hacia sus comunidades de origen. (Rivera-Sánchez, 2004:73).

Benjamín N, por su parte compartió que él considera a la migración como algo que en el corto y largo plazo ayuda al mejoramiento económico de las familias receptoras en las comunidades de origen de los migrantes:

 

Yo pienso que sí es muy buena la migración, porque no nos vamos a hacer ricos, ¿verdad? pero sí nos ayuda bastante [...] sí, el dinero el día de mañana se nos acaba, pero nos deja una tierra, una camioneta, un tractor, cosa que de aquí no lo podemos hacer. Yo pienso que es muy bueno. Lo he vivido, he ido ya cinco veces [a EEUU] y gracias a Dios me ha dejado mucho. Hice mi casa, cosa que de aquí no la hubiera hecho, compré un terreno y hemos vivido yo y mi familia poquito mejor el tiempo que está uno allá. Yo sí me he ayudado de Estado Unidos. (Entrevista a Benjamín N, 24 de febrero de 2020).

 

Los campos en los que se emplea el monto de las remesas, dentro del subconjunto de la población encuestada, trascienden a las necesidades básicas (alimentación y salud), llegando a satisfacer otro tipo de necesidades y no quedándose solo en las primeras, lo que no comparten Aragonés et al. (2008):

 

En el caso de las remesas, estas se han empleado básicamente para la subsistencia de sus receptores en México, así lo revelan las encuestas levantadas por el Banco de México que analiza el perfil de las personas que envían remesas y de las que reciben. (p. 47).

 

Hay dinámicas en las que se emplea el recurso financiero de las remesas más allá de la subsistencia y que se extienden a la compra de terrenos, construcción de casas, adquisición de vehículos y, en menor medida, a algunas actividades de recreación. Lo que aumenta el patrimonio económico y material de las familias receptoras. Pero también hay que recordar la perspectiva de un circuito migratorio transnacional, desde la que se observa que los movimientos migratorios no solo actúan de una forma monocausal, al comportarse como agentes generadores de flujos monetarios mediante remesas, o cualquiera que sea la modalidad de envío. Sino que también, en el contexto de las migraciones, se manifiesta un constante intercambio de remesas socioculturales, en las que se comparten experiencias de las trayectorias migrantes, redes de contactos para el cruce fronterizo y para la estadía en Estados Unidos, ideologías, valores, prácticas de consumo y comportamiento que trascienden al Estado-Nación. Lo que también expresa Rivera-Sánchez (2004):

 

La idea de remesas socioculturales nos permite entender, que a través de los circuitos migratorios, transita, además de personas y dinero, una serie de bienes simbólicos (música, narraciones, imágenes, experiencias, discursos, entre otros) que permiten la reconstrucción de la referencia comunitaria y del espacio social. (p.62)

 

Tratándose del uso o aplicación que los receptores de las remesas en las comunidades de origen de los migrantes que las envían les brindan a estas, en base a la pregunta: De las siguientes opciones, ¿en cuáles aplica usted el dinero que recibe por parte de sus familiares en Estados Unidos? se llegó a los resultados expuestos en la tabla siguiente.

Tabla 1.

Categorías

Código

Frecuencias absolutas

Frecuencias relativas

Alimentación

1

155

100%

Salud

2

146

94,19%

Educación

3

85

54,83%

Adquisición

de bienes

e inmuebles

4

109

70,32%

Actividades

recreativas

5

65

41,93%

 

(Elaboración propia a partir de los resultados de la encuesta al subconjunto de la población).

 

 

 

Como la tabla 1 expone, para responder a la pregunta antes plasmada, los encuestados contaron con 5 opciones de respuesta, pudiendo seleccionar más de una según fuera el caso; así fue que el 100% del subconjunto de la población indicó que parte del monto de las remesas lo emplea en alimentación; 94,19% reveló que también usan el dinero en las necesidades salubres; la opción de educación fue seleccionada 54,83% de las veces; la adquisición de bienes e inmuebles, es ejecutada por el 70,32% de la población muestra; en menor medida, las actividades recreativas, son llevadas a cabo en un 41,93%.

Las frecuencias absolutas indican que las categorías que obtuvieron un mayor porcentaje son alimentación, salud y adquisición de bienes e inmuebles. Lo que hace referencia a que no solo se aplican las remesas, como dice Aragonés (2008), a las necesidades básicas de subsistencia, sino que también impactan en el patrimonio material. Del total del subconjunto de la población (155), 109 personas encuestadas mencionaron que destinan parte del patrimonio económico con etiqueta de remesa a la construcción de casas, compra de terrenos y de vehículos. Es decir, a la ampliación e incremento del patrimonio familiar en el hogar de los/las migrantes.

Existe una relación directa entre el número de personas, por familia receptora, que está en EEUU enviando dinero y la cantidad y grado de modalidades de inversión económica que se ejecutan. Pero todo está sujeto al contexto y condiciones laborales de la comunidad migrante en el lugar de destino. Así todo depende del tipo de trabajo y del salario que genere la persona migrante en los Estados Unidos y a los vínculos que mantenga esta en el lugar de origen. Se puede dar el caso de que una sola persona pueda ganar lo suficiente para cubrir las cinco categorías expresadas más arriba, o que con una no sea suficiente y se requiera del desplazamiento de dos o más personas por familia receptora.

Durante la entrevista, Benjamín N expuso cómo para él, una de las prioridades aparte de los gastos para alimentación era la educación de sus hijas e hijos y de qué manera se iba organizando para poder cubrir los gastos que se le presentaban a su familia en Las Cieneguitas cuando él estaba en Estados Unidos.

 

Pienso que una de las prioridades eran las escuelas de mis hijos, más que todo para mis hijos, que sigan estudiando, uno los ayuda para que sigan estudiando y el día de mañana sean algo en la vida. Yo agarraba cheque cada 15 días, y cada 15 días, ya tenía yo planeado para qué iba a ser ese dinero, era una rutina de los cinco años para lo mismo: los estudios, seguir sembrando y cositas que podíamos comprar para la casa: muebles, trabajos de albañilería… Muy pocas veces cambiaba, pero casi siempre era la alimentación, los estudios y la siembra. (Entrevista a Benjamín N, 24 de febrero de 2020).

 

Las personas migrantes de Las Cieneguitas y sus familias receptoras satisfacen sus necesidades básicas y van más allá de éstas, haciendo crecer su patrimonio económico, material y cultural, que de no ser por las remesas, tanto económicas como socioculturales, que benefician tanto al remitente (cuando retorne) como al destinatario, no pudieran contar con ello.

Invertir en el campo: una cuestión de arraigo y las implicaciones del retorno

La situación de la agricultura en el campo de Las Cieneguitas, descrita en la introducción de este artículo, ocasiona muchas veces pérdidas y endeudamientos que conforman una de las causas de desplazamiento de personas de la comunidad hacia Estados Unidos. A pesar de esto, y por el arraigo a la tierra de origen, las personas migrantes en EEUU, mediante remesas productivas invierten en la agricultura en cuanto tienen la posibilidad económica.

 

Nací aquí [en Las Cieneguitas] aquí crecí, estuve rodeado del campo. Estar lejos es bien difícil porque recuerdas cuando andas trabajando en las parcelas, fumigando, o repelando. Yo creo que es por eso que mandamos dinero para las siembras, como que no queremos, aunque estemos allá, dejar de trabajar en la tierra. (Entrevista a Julián N, 26 de febrero de 2020).

 

Con el testimonio de Julián N, migrante michoacano con visa de trabajo que va continuamente a los Estados Unidos, se puede observar el arraigo y el apego al campo (la actividad agrícola), una necesidad de estar cerca, aunque se encuentren lejos. Una negación a no querer abandonar las actividades agrícolas a pesar de que, muchas veces, los endeudamientos que los hicieron emigrar (como se ha mencionado en otros apartados) resultan a causa de malas cosechas, o los bajos precios de éstas. Lo que se ve enfatizado en la siguiente declaración:

 

Como que uno no quiere dejar de hacer lo que hace uno en su tierra, los trabajos de acá sí dan dinero, mucho, pero pues no son lo de uno [...] no se hace uno el ánimo a dejar las tierras que se enzacaten, como que se siente feo dejarlas solas y que estén llenas de andán [maleza de la región]. (Entrevista a Julián N, 26 de febrero de 2020).

 

Lo que Julián N externa es el sentir común de muchos de sus paisanos/as. Es posible comprender sus motivaciones desde el sentido de pertenencia hacia un espacio geográfico con sus respectivas prácticas culturales. En el momento en que las personas migrantes salen de sus lugares de origen, forzados en su mayoría por la precariedad económica, el terruño las atrae constantemente porque se sienten identificados. Es una cuestión de arraigo, de sentir que la comunidad de origen es parte de ellas y ellas, a su vez, parte de la tierra hogar.

M. Quezada (2007) explica esta sensación de la comunidad migrante cuando deja su casa:

 

La identidad socioterritorial se concibe como una dimensión de la identidad personal que se caracteriza por tomar como centro de referencia un territorio delimitado, donde tiene su asiento un conglomerado social con el cual se establecen y reconocen vínculos de pertenencia. (p. 36).

 

Es interesante cómo es que parte de las inversiones económicas que ejecutan las personas migrantes sobre sus comunidades de origen van destinadas a las actividades de la agricultura, a pesar de que la estabilidad económica que ofrece la siembra de productos agrícolas en Las Cieneguitas es casi nula. Pues, como se explica en la introducción de este documento, los gastos para preparar las tierras y mantener sanos los cultivos cada vez son más elevados, y los precios de las cosechas cada vez más baratos. La agricultura en esta comunidad es un juego de azar, son muchos los riesgos que las y los agricultores tienen que enfrentar, es inestable y no rentable. Pero a las personas migrantes que están en Estados Unidos no les importa eso, como ya se apreció en los testimonios de Julián, y mandan dinero mediante remesas para que, a pesar de su ausencia en la comunidad, las tierras sigan produciendo. Y lo hacen por el nivel de arraigo que tienen hacia sus raíces que los envuelven.

Quezada (2007) propone que la forma de entender el arraigo presente en las personas migrantes que dejan su tierra en busca de mejores condiciones de trabajo y mejores pagos, es un proceso mediante el cual se genera una relación estrecha con el territorio de origen, en el que se echan raíces, creando lazos que configuran como ataduras y mantienen unidas las regiones de origen y de destino.

En otro caso, también la inversión económica en el campo para las siembras formó parte de sus prácticas. Benjamín N lo narra de la siguiente manera:

 

Me tocó estar por ahí [Seattle, Washington] cinco años, me quedé cinco años. Aparte de que tenía deudas, pues pagar las deudas y ayudar a mi familia y ayudarles a mis hermanos a sembrar, yo les ponía el dinero, sembrábamos y no pagábamos rédito. (Entrevista con Benjamín N, 24 de febrero de 2020).

 

Para Benjamín N una de las cosas más difíciles a las que se enfrentan las personas migrantes cuando dejan sus lugares de origen y llegan a Estados Unidos es el cambio de ambiente laboral, dejar de hacer aquello a lo que están acostumbrados desde niños/as. Lo anterior no se trata solamente de una mera adaptación, representa un desafío que involucra una serie de barreras que no todos están dispuestos a vencer, tales como el idioma, el estilo de vida, la lejanía geográfica y la actividad económica en la que se insertarán. Transitar de la actividad primaria a las actividades económicas secundarias o terciarias.

 

Sí, cambia mucho, porque aquí estamos acostumbrados al campo, y ahora que estuve yo allá pues trabajé en restaurantes, fui a la construcción y si es un cambio muy muy bueno económicamente hablando, pero muy difícil porque aquí estamos muy acostumbrados a trabajar en el campo y ya llega uno allá y tiene que trabajar diferente. Eso es lo duro. (Entrevista con Benjamín N, 24 de febrero de 2020)

 

Como se observa en las expresiones de Benjamín N, al igual que en las de Julián, citadas al inicio de este apartado, existe un arraigo entre ellos y su lugar de origen (Las Cieneguitas) muy fuerte. Es un vínculo que la distancia no puede romper, antes aun, lo fortifica.

A los entrevistados se les preguntó el porqué de invertir parte de sus ganancias obtenidas en sus trabajos en EEUU, en la ejecución de actividades agrícolas como las siembras de maíz, trigo, sorgo, y hortalizas como jitomate, tomate de hoja, calabaza y chile, a lo que Benjamín N externó lo siguiente:

 

Yo creo que nosotros somos de campo, ya venimos desde nuestros bisabuelos, abuelos, papás… de que toda la vida hemos estado trabajando en el campo. Nuestra vida es el campo. Porque cuando estaba en Estado Unidos y tenía los trabajos en el restaurante, extrañaba estar trabajando en el campo. Aunque me haya ido mal, yo extrañaba mi tierra. El campo es tranquilidad, desgraciadamente, a veces lo que pasa es que no nos pagan las cosechas bien, pero yo creo que cada quien traemos ya nuestras raíces de donde somos. Aunque el norte me daba dinero y estaba ayudando a mi familia en lo que podía, de todas maneras, yo extrañaba venir a trabajar al campo. De estas tierras nacimos y estamos acostumbrados. Nos dejaron nuestros padres esas herencias de trabajar en el campo y pues yo creo ya somos de aquí de la tierra esta. Simplemente lo traemos en el corazón. (Entrevista con Benjamín N, 24 de febrero de 2020)

 

Con lo anterior se puede entender por qué a pesar de que la causa de migración, muchas de las veces, son las pérdidas monetarias y endeudamientos financieros resultantes de la crisis en el campo de Las Cieneguitas, los y las migrantes en Estados Unidos siguen invirtiendo dinero en hacer producir sus parcelas localizadas en su lugar de origen. Explicaciones relacionadas a la herencia de una práctica transgeneracional, seguido de una añoranza por volver a la anterior forma de subsistir. Finalmente, una valoración entre las ganancias económicas en contraste con una riqueza simbólica anclada en la tierra y la siembra.

Otro de los ejes que direccionó las entrevistas de los dos casos prototípicos fue sobre si tienen planes de emplear o hayan emprendido durante sus estancias en EEUU otras dinámicas de inversión económica, como negocios o bienes y servicios.

Julián N menciona que sus intenciones sí son invertir parte de su capital que obtiene en Estados Unidos en otra actividad ajena a la agricultura:

 

Sí, lo he pensado mucho, me gustaría poner una tienda de ropa, pero la comunidad es muy pequeña, no me sería tan rentable. Y he estado pensando qué pudiera hacer mientras estoy aquí [Las Cieneguitas] para seguir manteniéndonos yo y mi familia [su esposa, y un niño de dos años]. (Entrevista con Julián N, febrero 26 de 2020)

 

Benjamín N expresa que él no tiene pensado nada más allá del campo:

 

Pienso yo que el campo no lo dejaría. Yo le daré al campo, estamos con la esperanza de que nos paguen bien las cosechas. Y como le digo, ya lo traemos en la sangre, de trabajar las tierras. Yo me iría por el campo 100%. (Entrevista a Benjamín N, 24 de febrero de 2020).

 

A pesar del arraigo y afecto que estas personas le tienen a su comunidad de origen y a trabajar las tierras en el campo, cuando estuvieron en Estados Unidos, y comenzaron a sentir que era tiempo de retornar a su casa, los envolvía la incertidumbre y el miedo de enfrentarse a la realidad que está presente en Las Cieneguitas: crisis económica, falta de empleos, el campo que ellos aman en decadencia, y la posibilidad de volver a endeudarse a causa de estas problemáticas.

Benjamín N compartió cómo fue su experiencia cuando decidió hacer el retorno, sobre todo porque con su estatus, carente de documentos que avalen su regular estancia en territorio estadounidense, le sería más difícil volver a entrar a EEUU cuando agotara en México sus ahorros.

 

Aquí es muy duro, no es fácil. En Estados Unidos está uno solo pero hay dinero, trabajando hay dinero. Y sí lo pensé muchas veces, tenía esa preocupación, decía: Va a volver a pasar lo mismo de antes, de que a veces las siembras pues no valen y nos va mal. Y sí pensaba muchas veces que podía volver a lo mismo de antes. Todas las noches me quedaba pensando: si me voy, y el dinero que tengo no es suficiente para seguir trabajando allá, ¿qué voy a hacer luego? Sí lo pensé varias veces. Se viene uno con miedo, pero es más importante la familia, ignoré esos pensamientos y me regresé. (Entrevista con Benjamín N, 24 de febrero de 2020)

 

Diferente de lo que le ocurrió a Benjamín N, Julián no piensa tanto en las complicaciones para regresar a Estados Unidos porque él tiene visa de trabajo y le es más fácil entrar al país del norte. Pero, aun así, también toma en cuenta cuando quiere regresar a Las Cieneguitas la realidad problemática que la envuelve.

 

Cuando ya te entran las ganas de venirte, pocas cosas pueden detenerte, piensas en estar con la familia, en las libertades que tiene uno aquí. Lo que sí da angustia es que, pues aquí no es el Norte, aquí trabajas todo el día, todos los días, y apenas alcanza para comer. Y cuando siembras, casi siempre sacas solo lo de la semilla y las medicinas para las plantas, te quedas sin ganancias. Yo pienso en que el dinero que tengo se va a ir como el agua cuando llegue a México, si da miedo, pero pues yo como sea puedo regresar [a Estados Unidos] por ahora ¿verdad? pero si no pudiera, ¿qué haría? (Entrevista con Julián N, 26 de febrero de 2020).

 

De igual forma, el arraigo está presente al momento de retornar. Los migrantes entrevistados experimentaron una sensación de ser alguien otra vez, porque allá [en EE. UU] nadie te pela (Entrevista con Julián N, 26 de febrero de 2020). Para ellos volver a pisar mi tierra, mi parcela, ver a mi familia, me llena el corazón de alegría (Entrevista con Benjamín N, 24 de febrero de 2020).

Quezada (2007) explica que el regresar al lugar de nacimiento se manifiesta ante las personas migrantes como un retorno al origen, donde ese territorio aparece cargado de un valor simbólico, de sentido de pertenencia, de libertad y alegría que solo la tierra hogar puede ofrecer. Así pues, para resumir lo expuesto en este apartado, se encontró que las personas migrantes, a pesar de las pérdidas económicas generadas por la inestabilidad de la agricultura en Las Cieneguitas, envían remesas desde EE. UU para que sus parcelas sigan produciendo. Es un gasto extra a la alimentación de sus familias en la comunidad de origen, a los gastos en la educación de las mismas, a la adquisición de bienes muebles e inmuebles, y todo ello gira en torno al arraigo hacia su tierra y hacia cómo ellos se definen: gente de campo.

 

Conclusiones

 

En la revisión de la literatura presente en los antecedentes de este documento, se encontró una dispersión de enfoques y temas; unos mencionan o ven a las remesas, o el efecto que éstas pueden causar, como benévolo para el desarrollo de las regiones receptoras, así como también agente causal de bienestar social de las mismas. Otros en cambio, sostienen que la causalidad, resultado de la llegada de remesas a comunidades receptoras y de origen de los migrantes en Estados Unidos es de carácter negativa.

Siguiendo a Durand (2007), para superar el círculo vicioso de la discusión absurda entre remesas positivas y negativas, se propuso que este estudio fuera puramente empírico y basado en un caso (Las Cieneguitas, Michoacán), para que de esa forma se pudiera profundizar en los elementos configuradores de las dinámicas socioeconómicas de aplicación de las remesas en diálogo con la vinculación entre el lugar de origen y destino.

Por medio de la perspectiva de los circuitos migratorios transnacionales, se pudo analizar los usos productivos de las remesas socioculturales y económicas en el crecimiento económico, cultural y mejora de la condición social y crecimiento patrimonial de personas migrantes, en Estados Unidos, originarias de Las Cieneguitas. Además, con las entrevistas aplicadas a dos casos prototípicos, se amplió e ilustró cada uno de los resultados sobre la experiencia humana y lo subyacente en los datos obtenidos con el trabajo estadístico descriptivo.

El grado de inversión que ejecutan los migrantes de Las Cieneguitas en Estados Unidos a través de remesas es muy visible. Más de la mitad de los encuestados afirmó que la inversión se aplica en lo máximo posible. Este máximo posible incluye la cobertura de necesidades básicas (alimentación, salud, educación) y otras de carácter más costoso, como la finca de casas, adquisición de terrenos y compra de vehículos.

El incremento del patrimonio en las familias receptoras y el bienestar social inducido por el arribo de remesas norteamericanas a la población de Las Cieneguitas está comprobado. La extensión de la localidad está en crecimiento, lo que antes eran amplias extensiones baldías, ahora se ha convertido en un conglomerado de viviendas de doble piso con jardines de paisajismo, casas en construcción, camionetas y automóviles nuevos.

Los elementos que configuran las dinámicas socioeconómicas entre la población de Las Cieneguitas y el uso de las remesas que reciben de sus familiares en Estados Unidos son principalmente las necesidades privadas de los núcleos familiares en la comunidad de origen, el arraigo que dota de sentido de pertenencia a los familiares que envían las remesas y las conexiones transnacionales entre las necesidades privadas familiares y el arraigo. Se entiende que la migración es un fenómeno geográfico y social que resulta de interacciones entre asentamientos humanos, en el cual es fundamental la solidificación de vínculos, lazos y conexiones que permitan un constante intercambio económico, sociocultural, ideológico y de valores para asegurar la continuidad de los flujos migratorios y de retorno.

 

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