Tránsitos epistemológicos

para estudiar las migraciones y las clases medias

Una propuesta de análisis para el caso de argentinos en España

 

Episthemological transits to study migrations an middle classes

An analysis proposal for the case of argentinians in Spain

Cecilia Inés Jiménez Zunino | orcid.org/0000-0002-9679-724X

eciliazunino@hotmail.com

CONICET

 

Argentina

 

Recibido: 31/05/2020

Aprobado: 07/08/2020

 

Resumen

Los sujetos migrantes están atrapados y participan de múltiples enclasamientos y sistemas de desigualdad, tanto en el contexto de origen como en el de destino. Enclasamientos nacionales (de los países de origen y de destino); de clase (pertenencia a determinadas clases y fracciones); de grupos de edad; de identificación étnica; etc. atraviesan la configuración de las migraciones como objeto de estudio. A ello se añade que el cruce de la frontera jurídica de un Estado a otro implica una vulneración potencial de los migrantes, al entrar éstos en una trama de relaciones sociales que los marginaliza hacia la precariedad y la informalidad laboral (debilidad frente a los empleadores, desprotección del Estado).

En este artículo analizaremos algunas categorías que designan al fenómeno migratorio, marcadas por la relación de dominación que supone su estudio, a la vez objeto de apuestas y de luchas simbólicas por su definición. Ilustraremos nuestras reflexiones con un estudio sobre migrantes argentinos de clases medias en España, como caso testigo en el que se construyó un objeto sobredeterminado de investigación acerca de las migraciones. El objetivo es complejizar categorías como inmigración y nacionalidad de origen, al añadir variables al análisis (clase, grupo de edad, etapa de la migración, género). Para ello, brindaremos desde las perspectivas de Bourdieu y Sayad un modelo de análisis que es capaz de incorporar múltiples dimensiones para estudiar las migraciones.

 

Palabras clave: Teorías migratorias, Clases medias, Construcción del objeto.

Abstract

The immigrant subjects are trapped and participate in multiple class distinction and systems of inequality, both in the context of origin and destination. National classifications (from home and host countries); of class (belonging to certain classes and fractions); of age groups; ethnic identities; etc. cross the configuration of migrations as an object of study. Furthermore, the crossing of the legal border from one State to another involves a significant potential violation of migrant rights, as they engage in a web of social relations that marginalizes them towards precariousness and labor informality (weakness against employers and lack of State protection).

In this article we will discuss some categories that designate the migratory phenomenon, marked by the domination relation that implies its study, at the same time betting object and of symbolic fights for its definition. We will frame our thoughts with a study of Argentine middle-class migrants in Spain, as a case in point where an overdetermined object of research on migration was constructed.

The aim is to complex such categories as immigration and nationality og origin by incorporating variables into the study (class, age group, stage of migration, gender). To this end, we will provide from Bourdieu and Sayad’s perspectives an analysis model that is capable of incorporating multiple dimensions to study migrations.

 

 

 

Key words: Migratory theories, Middle classes, Object construction.

Conocer las migraciones en el régimen de clasificación:

inmigrantes / periféricos / pobres

Las migraciones internacionales constituyen una temática que tiende a representarse, antes que nada, como problema social, desde el pensamiento de Estado (Sayad, 1999) de las sociedades receptoras de inmigración, puesto que el conocimiento de esta parte de la realidad social suele estar encomendado por instituciones que tienen por principal interés la gestión de las poblaciones (García Borrego, 2008a). Lorenzo Cachón identificó para España tres etapas o procesos en la institucionalización de la inmigración como problema social. Primero, se produce un proceso de evocación a través de los medios de comunicación, mediante el cual el problema se formula públicamente. Segundo, un proceso de imposición de la problemática en los debates públicos, siendo las agencias intermediarias que trabajan directamente con inmigrantes fundamentales en el caso de España. Y tercero, el proceso de legitimación, cuando el problema de la inmigración comienza a formar parte de las agendas políticas y a reconocerse por parte de las instancias oficiales (Cachón, 2009). A ello podríamos agregar un cuarto proceso, que es el que realizamos propiamente científicos sociales cuando estudiamos ese problema social, entrando también en el campo de las luchas simbólicas por la definición de la realidad social.

Asimismo, funciona en el espacio receptor un régimen de clasificación (Quijano, 2000) de los inmigrantes que opera a diferentes niveles. En un primer nivel, tamiza a la población inmigrante como cuerpo externo a la Nación, como sujetos de no-derecho (Gil Araujo, 2010). Entran así en el terreno de la informalidad y de la economía sumergida, que en el caso de la sociedad española es constitutiva de su modo de organización productiva (subcontratación, tolerancia con economía en negro, que facilitan el reclutamiento de inmigrantes ilegales; Cachón, 2009).

En segundo lugar, el espacio social receptor de inmigración clasifica a los migrantes de acuerdo con grandes regiones del sistema-mundo, según sea su zona de procedencia (Sur/norte; centro-periferia; posición del país de origen en el sistema migratorio, etc.). La forma de ser enclasados se patentiza en los diferentes modos de gestión de las poblaciones por parte de las instancias burocráticas. Por ejemplo, la diferencia en el tratamiento de Extranjeros comunitarios vs. Inmigrantes1; o el trato preferencial -en comparación con otros inmigrantes, como los de origen africano- conferido a los inmigrantes procedentes de las excolonias, como los latinoamericanos (menos tiempo de residencia para otorgamiento de nacionalidad española) o en ciertas “ventajas” de los últimos años, como la promulgación en España de la Ley de memoria histórica, que amplió la posibilidad de acceder a la nacionalidad española para muchos latinoamericanos2 (Riesco, 2010; Gil Araujo, 2010).

En tercer lugar, se clasifica a los migrantes por su origen nacional, pero de tal modo que se los etnifica, se les confiere entidad étnica a los provenientes de un mismo país. El origen nacional de los migrantes opera, así, como otra categoría de clasificación de estos: el sentido común cristaliza ciertas características que son adjudicadas a los procedentes de un país. Se supone así, ciertas pertenencias nacionales como etnicizadas, al tratarlas como una homogeneidad sustancializada que atribuye a los sujetos determinadas características (fenotípicas, culturales, de clase, etc.) de las que se derivan suposiciones acerca de las actitudes y disposiciones. Además, el mercado de trabajo utiliza y refuerza ciertas características de acuerdo con la pertenencia étnica de los inmigrantes, adjudicando los puestos de trabajo de acuerdo con esos rasgos (sectores, ramas, calificaciones laborales, etc.). Algunos autores han estudiado los atributos necesarios para lograr empleo en ciertos nichos de actividad, como la hostelería, los cuidados, la construcción o el trabajo rural (Trpin, 2004; Pedreño, 2005; Actis y Esteban, 2008). Funcionan, entonces, ciertas adjudicaciones -en términos de competencias sociales o laborales- de acuerdo con el origen nacional de los migrantes (los ecuatorianos, los bolivianos, etc.).

Este mecanismo básico de clasificación se sustenta desde los organismos oficiales y los medios de comunicación, y también tramita la elaboración de los grupos sociales y de sus fronteras, apoyado en sentidos que forman parte del acervo de conocimiento común (Schutz, 2004 y Atkinson, 2010). Como señala Bourdieu (2011) las clasifica­ciones funcionan más allá de la conciencia y del discurso, y se apoyan en el desconocimiento de los fundamentos de estas diferencias y de los principios de su perpetuación. En esta dirección, los argentinos en España gozan, de acuerdo con los hallazgos de nuestra investigación, de un capital simbólico positivo que les aleja de procesos de estigmatización o de falta de reconocimiento social, exclusión, etc.3

Por último, al menos en lo que concierne a este escrito, atendemos al modo en que los migrantes son confinados a una clase social determinada que tiende a inferiorizar sus posiciones, respecto a las que tenían en el país de origen. Esto sucede por efecto de la sobreeducación, respecto a los puestos de trabajo ocupados; por la desventaja en la competencia por los puestos de trabajo en comparación con la población autóctona: falta de capital social, alto coste del asentamiento, etc. (Reyneri, 2006, Cacopardo et al., 2007 y Cerrutti, 2018).

En este marco, la reflexión acerca de los supuestos epistemológicos que guían la investigación sobre migraciones, así como sobre las metodologías empleadas y las estrategias de producción de la información, se plantea como tarea necesaria en la construcción de este objeto de investigación. Siguiendo la tradición de Durkheim en el combate de las prenociones, Remi Lenoir advierte sobre la institucionalización de los objetos de estudio como problemas sociales. Para este autor, las definiciones instituidas de la realidad social tienen el efecto de orientar tanto las condiciones de observación, cuanto las explicaciones de los fenómenos estudiados por los sociólogos (Lenoir, 1993).

Muchas teorías que estudian el fenómeno migratorio parcelan su mirada, deteniéndose en ciertos aspectos de las migraciones en desmedro de otros. Es lo que sucede, por ejemplo, con las explicaciones de corte economicista, tan asentadas en el terreno de estudios migratorios. Como veremos en el apartado siguiente, algunos enfoques identifican las migraciones con una especie de evaluación en términos de coste-beneficio por parte de los actores, de decisión racional que involucra especialmente la dimensión económica del fenómeno. Así, la elucidación de los motivos que se encuentran detrás de las migraciones suele estar teñida de cierto economicismo. Como ha problematizado Sayad, lo propio de la condición de inmigración para las sociedades receptoras es su definición desde la subordinación al trabajo que el emigrante va a desempeñar al país de inmigración. Esto mismo sitúa su estadía como algo provisional, puesto que, una vez que finalice el trabajo -o quede desempleado- habrá de retornar a su país de origen (Sayad, 1989). Las explicaciones así consideradas, como ha considerado este autor, sólo atienden a la parte económica de la estructura motivacional de las migraciones, omitiendo el complejo entramado de las mismas.

También ocurre con interpretaciones de tipo culturalista, que infieren ciertos comportamientos desde una pertenencia nacional, etnicizándolos. Por ejemplo, el sesgo culturalista, tan presente en los estudios sobre migraciones funciona en muchos casos como una traducción de lo que en otra época era el racismo (Ribas Mateos, 2004).

Este artículo se propone revisar algunos de los tránsitos epistemológicos recorridos en la construcción del objeto de investigación, realizado con motivo de una tesis doctoral sobre migrantes argentinos de clases medias a España. En ese trabajo pretendimos comprender las migraciones de argentinos de clase media hacia España (Jiménez Zunino, 2011) en el periodo del año 2000, como una estrategia de reproducción social (Bourdieu, 1991, 1998 y 2011), para lo que se hizo necesario poner de relieve sus contextos de producción en origen. Pero también analizamos los factores de atracción que operaban en España para orientar este flujo migratorio, los modos en que esa población era recibida en relación con otros colectivos migrantes (nichos ocupacionales, redes sociales, homologación de credenciales educativas, etc.). La definición de este objeto demandó armarnos de utensilios diversos que intentamos articular aquí. Este escrito pretende mostrar algunos de los pasajes elaborados en esa construcción.

En el siguiente apartado, revisamos algunas teorías que se trabajan en el campo de los estudios migratorios, para proponer algunos tránsitos elaborados en el proceso de construcción de nuestro objeto. Posteriormente, se realiza una propuesta analítica que pretende abrazar las objeciones realizadas a los diferentes paradigmas, desde las coordenadas epistemológicas de Pierre Bourdieu. Ejemplificaremos esta elaboración desde el caso de las migraciones de argentinos de clases medias a España, entendidas como estrategias de reproducción social, y algunos resultados obtenidos en la investigación empírica. Por último, arribamos a una suerte de balance acerca de las ventajas y desventajas de este procedimiento.

 

Pasajes en la construcción del objeto de estudio

El caso de migrantes argentinos de clases medias a España

 

Teniendo en cuenta los marcadores que operan en la definición del objeto de estudio migratorio, nos interrogamos acerca de cómo escapar a esta hetero-definición impuesta por el régimen de clasificación social vigente en la sociedad receptora, tanto por el sentido común como dentro del campo de estudios migratorios. Aquí proponemos un recorrido, respecto a un objeto de investigación específico que puede orientar otros posibles (y ser puesto en discusión). El primer paso para poder controlar medianamente nuestra investigación consiste en alejarnos de las definiciones preestablecidas del objeto (la ruptura epistemológica). En el segundo, avanzaremos una mirada desde los factores de expulsión a las condiciones de producción de las migraciones, teniendo en cuenta más variables que la económica. En el tercero, planteamos un pasaje que exceda cierto miserabilismo con el que se aborda este objeto, desde la concepción del migrante pobre del tercer mundo a agentes que generan estrategias en condiciones estructurales teniendo en cuenta la selectividad social de los flujos migratorios. Por último, esbozamos un pasaje desde la condición de transnacionalidad al estudio de las trayectorias migratorias entre un lugar de origen y un (o varios) lugar(es) de destino.

Con este ejercicio intentamos exceder lecturas que continúan identificando al inmigrante con un extranjero pobre, proveniente de un país “pobre” (García Borrego, 2008a), dificultando la construcción del objeto de estudio sobre los inmigrantes como agentes que, además de coerciones estructurales, cuentan con recursos o capitales y disposiciones que permitan explicar sus migraciones como estrategias.

 

 

 

Del problema social al objeto construido:

visitando la caja de herramientas

 

 

En el terreno de los estudios migratorios encontramos una potente caja de herramientas a la que acudir para la comprensión de este fenómeno. En el cuadro 1 esquematizamos los principales enfoques utilizados en varias disciplinas para estudiar las migraciones internacionales, considerando las dimensiones de análisis que toman en cuenta: variable explicativa de las migraciones, unidad de análisis, motivaciones de las migraciones y posicionamiento del migrante en las sociedades emisora y receptora. Puesto que Bourdieu no elaboró su teoría para pensar las migraciones, ni se ocupó de ellas en sus principales análisis (a excepción de la Miseria del Mundo, cuyos dos textos sobre el tema son de autoría de Sayad) es necesario dialogar con los principales enfoques que estudian y estudiaron las migraciones. Hemos recurrido, así, a teorías del propio terreno de la sociología de las migraciones para fundamentar un modelo de análisis que se apoya en la teoría de Pierre Bourdieu. Para ello, por tanto, seleccionamos aquellos aspectos de los principales enfoques que arrojen luz en la definición de las migraciones de las clases medias. Esta exposición esquemática, nos permite detenernos en el siguiente apartado en los desplazamientos realizados para poder construir el objeto de estudio.

 

Cuadro 1: Enfoques para el estudio de las migraciones

 

 

 

Enfoques

 

Dimensiones de análisis

Variable explicativa

de las migraciones

Unidad de análisis

Motivaciones

de las migraciones

Posicionamiento del migrante en origen y destino

Equilibrio (neoclásico)

Push / pull factors

Individuos

Racionalidad instrumental

Mejora de su situación en destino (posibilidades laborales, de crecimiento personal, de integración)

Histórico/ Estructural

Centro/periferia (división internacional del trabajo)

Corriente migratoria

Fenómeno de clase (explotación)

Inserción en mercados segmentados en destino

Pérdida de recursos humanos en origen

Articulacio

nista o de Redes

Macroestructurales: relaciones históricas asimétricas entre países.

Microestructurales: redes que sostienen la migración en el tiempo.

Red migratoria

Cultura migratoria

Relaciones previas que encadenan las migraciones

Diversidad de posicionamientos en función de múltiples variables (étnicas, regionales, comunales, individuales, etc.)

Transnacionalista

Relaciones multiestratificadas (niveles local, nacional, transnacional y global)

Campos sociales transnacionales

Estrategias de adaptación al capitalismo flexible

Sistema autónomo de posicionamientos (de origen y destino)

Simultáneamente situados en ambos sistemas de desigualdad

Teoría

de la práctica

Luchas sociales por el posicionamiento social (distinción)

Agentes inmersos en estrategias familiares y de clase (trayectoria individual y de grupo)

Estrategias de reproducción social (disposición estratégica)

Paradoja de dejar de ocupar la posición de origen que se pretende reproducir en destino.

Trayectoria social y homologías de espacios sociales

 

Fuente: elaboración propia, en base a Portes y Böröcz (1992); Wood (1992); Pries (1998); Escrivá (1999); Criado (2001); Ribas Mateos (2004); Levitt y Glick-Schiller (2004), Suárez (2008), Bourdieu (1991; 1998; 2011), Sayad (1977; 1989).

 

 

 

La construcción del objeto de investigación nos permite realizar el primero de los tránsitos que planteamos: desde los problemas sociales que se nos imponen con la evidencia de fenómenos tratados por diversas instancias (medios de comunicación, políticas públicas, discursos oficiales, etc.) hacia los objetos de investigación construidos. Registrar reflexivamente la sobredeterminación en la configuración de los temas que estudiamos, es posible si sostenemos una permanente actitud de vigilancia epistemológica. Vigilancia que se ejercita, desde nuestra perspectiva, en dos sentidos o direcciones: hacia afuera y hacia adentro. Ejercitando una vigilancia epistemológica hacia afuera, la investigación pretende recortar un objeto que se rija por explicaciones propias al campo científico (de las ciencias sociales, en este caso) tratando de separar del mismo tanto prenociones como intereses foráneos al interés del conocimiento. En tanto, la vigilancia hacia adentro se ejercita al interior de las propias disciplinas científicas, para prevenirnos de lo que Gaston Bachelard (1989) denomina las costumbres intelectuales. Las definiciones instituidas de la realidad social también se encuentran dentro de las propias ciencias sociales, automatizando los procesos de construcción del objeto de investigación. Muchos paradigmas, en lugar de permitirnos acceder a la configuración aporética de lo real, nos restringen el conocimiento a lo que deberíamos conocer -deber impuesto por los paradigmas instalados, en el sentido kuhniano-, encauzándolo a unos estándares prefigurados de comprensión. Por tanto, nos situamos en alerta también ante las explicaciones asentadas en el ámbito de las propias ciencias sociales, sobre migraciones: economicismo, culturalismo, etnocentrismo; pero también relativismo, idealismo, populismo, etc. Comprender cabalmente este tipo de objetos -signados por la existencia de prejuicios de tipo racial o etnocéntrico- exige la puesta en evidencia de estos a través de ejercicios de reflexividad y de vigilancia epistemológica.

 

 

 

De los factores de expulsión a las condiciones

de producción de las migraciones en origen

 

 

En la literatura sobre migraciones internacionales es conocida la explicación acerca de este fenómeno como respuesta a situaciones expulsivas en los países de origen. Suelen explicarse así oleadas migratorias originadas por problemas económicos (desempleo, crisis, etc.), ecológicos (catástrofes, terremotos, etc.), políticos (dictaduras, guerras, etc.). Ciertos factores, especialmente económicos, explicarían la expulsión de parte de la población (push factors), desde los países con fuertes corrientes de emigración (Castles, 2005).

El paradigma dentro de las interpretaciones economicistas lo constituye el enfoque de la economía clásica4. Desde esta perspectiva, en auge durante el siglo XIX, las migraciones se enfocaban en términos exclusivamente económicos, haciendo equivalentes la movilidad del trabajo a la movilidad de las mercancías. Con algunos elementos de continuidad, los enfoques neoclásicos también sustentaron interpretaciones economicistas al analizar las migraciones en estos términos, y asumiendo evaluaciones del tipo coste/beneficio por parte de los migrantes (Borjas, 1989). La decisión de emigrar es analizada aquí en función de una racionalidad de tipo instrumental, eligiendo los actores libremente entre las oportunidades que ofrece el mercado de trabajo dentro y fuera del país (Cuadro 1). Se considera al fenómeno migratorio, en su conjunto, como un factor que mantiene el equilibrio del sistema entre los distintos países, principalmente en términos de diferencias demográficas y económicas. Además, al proporcionar el ingreso de remesas, contribuyen a engrosar los datos macroeconómicos de los países de origen. Y, finalmente, para los propios migrantes, las migraciones significan enormes posibilidades en la sociedad receptora: laborales, de integración, de crecimiento personal, etc. (Ribas Mateos, 2004; Portes y Böröcz, 1992).

Otro modo de abordar los factores de expulsión es el propuesto por autores como Sayad, en términos de condiciones de producción de las migraciones. Este salto en el análisis permite reposicionar el fenómeno migratorio como sobredeterminado. El trabajo sociológico de Sayad se considera pionero en los estudios de migraciones en Francia (Rea y Tripier, 2003) y, crecientemente, en el ámbito hispanohablante5. Sayad fue uno de los primeros investigadores sobre migraciones en Francia en señalar el carácter etnocéntrico de los estudios, al contemplar solamente al inmigrante desde que pisa suelo del país anfitrión, sin tomar en consideración al emigrante6 (Rea y Tripier, 2003). Así, su planteamiento consiste en interpretar la emigración/inmigración como hecho social total (Sayad, 1989). La sociología de la inmigración no se puede circunscribir, desde su perspectiva, a los “problemas” que la presencia del extranjero comporta para el país y la sociedad de destino (asimilación, integración, adaptación, cultura, etc.). Éstas, como otras categorías que designan a las migraciones, están marcadas por la relación de dominación que supone su estudio, en tanto objeto de apuestas y de luchas simbólicas para su definición. Este obstáculo se puede remontar aplicando una especie de duda radical acerca del lenguaje instalado en las propias ciencias sociales (Pinto, 2004: 225). Esto sucede con categorías que se suelen tomar como evidentes, tales como la nacionalidad de origen de los migrantes. Como señala García Borrego,

 

la nacionalidad cumple el sueño clasificatorio que comparten el empirismo y la burocracia: es un criterio objetivo, formalmente impecable, ideológicamente neutral, a la vez universal (todo el mundo tiene una, menos los apátridas) y monómico (casi nadie tiene más de una). (2008b:32)

 

Por sí sola, la nacionalidad de origen de los inmigrantes no constituye un criterio sociológico suficiente para construir objetos y clasificar sujetos. Desde los planteamientos de Sayad se pueden identificar, para un mismo grupo nacional, diferentes motivaciones y significados, en función de los distintos procesos históricos a los que los migrantes de un mismo país han estado inmersos. Sayad identificó, desde el paradigmático caso de los migrantes argelinos a Francia, diferentes condiciones de producción de las migraciones, considerando las especificidades de los contextos de salida, en tanto que generadores de población emigrante, con sus propias características en distintos momentos históricos (Sayad, 1977).

Esto permite la consideración de las especificidades de los contextos de salida más allá de los factores de expulsión, en tanto que generadores de población emigrante, con sus propias características en distintos momentos históricos y de acuerdo con la composición de los flujos migratorios. En nuestra investigación, permitió decantar una muestra de inmigrantes argentinos arribados a España después del año 2000, ya que sus itinerarios, composición social y oportunidades de movilidad social en destino han sido diferentes a las de corrientes anteriores, como la del exilio (Actis, 2011).

 

 

 

Del migrante pobre a la diversificación

de los flujos: las clases medias

 

 

Aunque la expansión de los medios de transporte ha “democratizado” las posibilidades de emigrar, interesa ubicar relacionalmente, respecto a los países de origen, las posiciones ocupadas por quienes emigran. Ciertamente, puede interpretarse, como Portes (1999) o Tarrius (2007), que existe una mundialización por abajo, en contraste con la mundialización por arriba del capital y de los migrantes de elite. Sin embargo por abajo es una noción demasiado amplia que puede estar repleta de matices, algunos de los cuales pretendimos dar cuenta en nuestra investigación.

Esto exige explicar ciertas premisas relativas a la comprensión del fenómeno migratorio, y el lugar que ocupan en su configuración las diferentes clases sociales. La selectividad social que opera en la definición de quienes emigran desde las sociedades de origen, se apoya en la disponibilidad para financiar el desplazamiento y la posesión detas credenciales educativas (Grasmuck y Pessar, 1991 y Portes y Hoffman, 2003). Asimismo, los migrantes acceden a la sociedad de destino en determinadas condiciones, quedando también asignados a los sistemas de desigualdad y estratificación de éstas (Pries, 1998).

Una línea de indagación que ayuda a comprender el modo en que los inmigrantes se insertan en los lugares de destino, es el conjunto de investigaciones realizadas en torno a la segmentación de los mercados laborales7. Para Piore (1979) la clase obrera se encuentra dividida por la existencia de un mercado de trabajo dual, que tiene dos segmentos. En el primero, los empleos son estables, y están destinados principalmente a la mano de obra nacional. En el segundo las cualificaciones exigidas a los obreros son menores, y son más vulnerables a los ciclos económicos. Esta teoría explica por qué las economías europeas recurren a la contratación de población inmigrante, aun teniendo tasas de desempleo entre los nacionales, puesto que se insertan en sectores diferentes del mercado de trabajo (Rea y Tripier, 2003).

Otro cuerpo de trabajos que indagan los efectos de las migraciones sobre la estructura de clases es el elaborado por Castles y Kosack. Para estos autores, las migraciones internacionales constituyen un factor estratificador que se ha incorporado a las relaciones entre clases de las sociedades de Europa Occidental, situándose los trabajadores migrantes en el estrato más bajo de la clase trabajadora (Ribas Mateos, 2004). Los trabajadores migrantes entrarían en conflicto con los autóctonos por los recursos escasos (puestos de trabajo, en mercados laborales flexibilizados y precarizados).

El dilema teórico acerca de si los trabajadores inmigrantes constituyen una clase social diferente o si se integran en la clase trabajadora, ha sido objeto de debates entre estas corrientes. Si mientras la teoría de Piore sobre el mercado de trabajo segmentado se inclinaría hacia la constitución de una clase diferenciada; los estudios de Castles y Kosack concluyen que los trabajadores inmigrantes no pueden ser considerados una clase aparte, puesto que constituyen entre el 10 y el 30 por ciento de los trabajadores industriales (en la investigación que ellos realizan, concretamente, para Reino Unido, Alemania, Francia y Suiza; en Rea y Tripier, 2003:37).

Más allá de saber si los inmigrantes compiten por los mismos empleos que la fuerza de trabajo autóctona o si se insertan en nichos dejados vacantes por ésta, nos interesa indagar la línea de investigaciones que exploran el papel de las clases medias en el contexto migratorio. Así, algunas investigaciones plantean la emergencia de un tercer nicho, que escaparía a la dualización del mercado de trabajo: el del empresariado étnico (Portes, 1999 y 2005). A través de las redes de connacionales y de los vínculos con los países de origen, los inmigrantes escaparían a las condiciones hostiles de los mercados laborales del país receptor, generando ellos mismos su propio mercado de trabajo. Hay diversas opiniones respecto a las bondades de este nuevo nicho: mientras que Portes y sus colaboradores lo consideran en términos relativamente positivos, como un nuevo modo en que los inmigrantes pueden insertarse, incluso protagonizar algún tipo de movilidad ascendente; otros autores, como Edna Bonacich, critican este optimismo, resaltando que la empresa étnica está repleta de contradicciones (Green, 2002:101). Es decir, si estos emprendimientos están sustentados sobre la supuesta solidaridad familiar o comunitaria, puede que se apoyen también en relaciones asimétricas al interior de las redes o familias8 (Suárez, 2008).

También resultaron sugerentes, para la construcción de nuestro objeto, las aportaciones de Laacher (2002), quien considera la diversificación de los flujos migratorios, constatando la emergencia de nuevos perfiles entre los inmigrantes. Así, comienzan a tener visibilidad las mujeres, las clases medias, que provienen de ciudades, poseen diplomas y títulos (Rea y Tripier, 2003).

Los aportes de las teorías feministas para analizar los procesos migratorios han supuesto también avances significativos, al identificar diversas pertenencias de género, y problematizar la supuesta universalidad de la categoría mujer (Jiménez Zunino y Trpin, 2018). Asimismo, los enfoques interseccionales (Crenshaw, 1991 y Anthias, 2006) sostienen que las relaciones de género, clase y raza están co-formadas a partir de la reorganización de la división del trabajo, profundizando las lecturas del estructuralismo9. Se observa que la mayor parte del trabajo desvalorizado ha sido ejecutado por la población migrante y por personas socialmente construidas como mujeres etnicizadas y racializadas (Falquet, 2009).

Algunas investigaciones recientes exploran la conformación de una clase media transnacionalizada, desde las aportaciones teóricas de Pierre Bourdieu (Weiss, 2006). Por ejemplo, Hartmann (2000) y Sklair (2002), apuntalan la hipótesis de una transnacionalización de las estructuras de clases, a raíz de la globalización. Weiss, por su parte, analiza la propia versatilidad de las clases medias transnacionales con altas cualificaciones, como un recurso importante para su propia posición social. Sin embargo, la transnacionalidad de las clases medias, aisladamente, no constituye necesariamente un factor positivo para sus posicionamientos. Pueden ganar o perder posiciones de clase al traspasar las barreras del Estado-nación, dependiendo de cómo se revaloricen sus recursos. Éstos pueden devaluarse, o, por el contrario, validarse en el nivel transnacional.

Visualizar, en nuestro estudio, los diferentes capitales (económico, cultural y social, fundamentalmente) que los migrantes argentinos portaban antes de su traslado a España han permitido identificar diferentes jugadas en destino, acordes en muchos casos a las características de su patrimonio. Así, quienes contaban con capital cultural institucionalizado (titulaciones), que habían rentabilizado ya en Argentina, rápidamente se dedicaron a homologar sus certificados para intentar inserciones que los reconocieran en el mercado de trabajo español. En tanto, quienes provenían de familias con pequeños negocios en origen, se orientaron en destino hacia estas inserciones laborales, en formato autónomo, bajo el ideario de ser sus propios jefes. En ocasiones estos itinerarios no ocurrieron de modo lineal, y algunos migrantes argentinos se reconvirtieron en destino (personas tituladas que montaron su propio negocio, por ejemplo) (Autor, 2013). En definitiva, haber reconocido diferentes posiciones de clase (y fracciones de clase) permitió develar matices que enriquecieron la lectura de la migración de este grupo nacional.

 

 

 

De la transnacionalidad

a las trayectorias migratorias

 

 

La última parada en este recorrido con el fin de proceder a una suerte de vigilancia epistemológica interna es para aproximarnos a las propuestas más recientes: el transnacionalismo y la conformación de clases globales en la mundialización. Desde el transnacionalismo se revela la existencia de instancias transfronterizas como espacios novedosos donde se desarrollan los procesos políticos, económicos y sociales (Solé y Cachón, 2006). Los flujos migratorios ya no pueden seguir explicándose desde la comprensión del Estado como contenedor natural de los procesos sociales en la era del capitalismo global, puesto que los límites jurídicos y territoriales de los estados no determinan, en última instancia, la actividad de los agentes. Sin embargo, no se puede desechar el papel del Estado como configurador de los procesos de globalización (Blanc-Szanton, Basch y Glick Shiller, 1995).

Una línea de indagación, erigida en contra del nacionalismo metodológico10 (Glick Schiller, Levitt, Pries, Fouron, etc.) sostiene que los migrantes o transmigrantes se encuentran imbuidos en procesos por medio de los cuales éstos forjan y mantienen relaciones sociales multiestratificadas (Levitt y Glick Schiller, 2004:1003). Los migrantes constituyen campos o espacios sociales transnacionales al modo de una red de redes, puesto que viven sus vidas a través de las fronteras, generando consecuencias tanto en los países emisores como en los receptores.

Esta perspectiva incorpora el análisis de redes (Cuadro 1), desbordando los límites analíticos de los estados nacionales, ya que los campos sociales trascienden los límites estatales (Levitt y Glick Schiller, 2004). No obstante, en la investigación empírica se toman en cuenta las diferentes conexiones que existen entre los niveles local, nacional, transnacional y global. Muchas leyes e instituciones que inciden en la vida cotidiana de las personas no siempre se encuentran limitadas al ámbito del estado-nación. Por ello, según esta perspectiva, es preciso redefinir los conceptos de género, clase y raza, asumiendo como nuevas dimensiones de análisis las familias transnacionales, las políticas de ciudadanía que diferentes tipos de Estado mantienen con sus miembros -una vez que han emigrado-, o el ámbito de las religiones, como un modelo de sentido de pertenencia que trasciende las fronteras jurídico-políticas (Pries, 1998, Fouron y Glick Schiller, 2002 y Levitt y Watters, 2002).

Otras líneas de indagación que también contemplan los niveles supraestatales de los fenómenos sociales insisten en la importancia de los Estados para definir la configuración del sistema económico global, de las propias posibilidades migratorias y de las clases sociales en un espacio crecientemente global (Sassen, 2007, Suárez, 2007 y Wagner, 2006 y 2007).

A tenor de esto, algunos trabajos sociológicos exploran la nueva configuración de las clases sociales en el contexto de la globalización o mundialización: Tezanos (2001), Boltanski y Chiapello (2002), Wagner (2006 y 2007) y Sassen (2007). La globalización conlleva nuevas formas de desigualdad y polarización social a escala global, configurando un espacio de clases globales. En el mismo, los grupos tratan de aprovechar las opor­tunidades estratégicas creadas por un siste­ma global, y al mismo tiempo, se encuentran limitados por los sistemas nacionales (Sassen, 2007). Algunos estudios señalan que estas clases, parcialmente desnacionalizadas, constituyen un puente entre ámbitos nacionales densos (donde sigue funcionando la mayor parte de la vida política, económica y civil) y las dinámicas globales de desnacionalización11. Cada clase transforma lo global en un elemento parcialmente endógeno de ciertos ámbitos nacionales específicos [...] Esto acarrea consecuencias, tanto para el análisis de clase como para las políticas del gobierno nacional (Sassen, 2007:231). Para esta autora, la conformación de mercados laborales transnacionales se combina con la occidentalización y expansión de los sistemas educativos superiores de los países periféricos, generando mano de obra altamente cualificada, sin opciones de inserción en estas sociedades. A su vez, éstas se caracterizan por cierto desajuste estructural entre la generación de titulaciones y la creación de puestos, dando lugar a procesos de fuga de cerebros y emigración de trabajadores cualificados (Sassen, 2007:176).

La migración que se genera en este marco es de carácter bimodal: trabajadores migrantes no calificados y mal remunerados, y trabajadores migrantes altamente calificados. Pero Sassen no considera que muchos trabajadores migrantes calificados se insertan en mercados laborales de economías sumergidas, desvalorizándose su capital de partida. Tampoco toma en cuenta Sassen la existencia de empresarios étnicos o transnacionales, que complejizan esta visión dicotómica (Portes, 1999:17 y 2005:10).

Otra línea de trabajo sobre las clases sociales en la mundialización es la que lleva a cabo Anne Catherine Wagner. Esta autora postula que los efectos en las desigualdades generados por la globalización no se expresan sólo respecto a los salarios, las cualificaciones o las relaciones con los medios de producción (mediante procesos de deslocalización de la producción, de desindustrialización y de fusiones empresariales). Las inequidades más profundas remiten a la capacidad desigual de las clases sociales de tener asidero en el proceso de mundialización (Wagner, 2007:39). Esta autora menciona las competencias lingüísticas, el hábito de viajar y la familiaridad con una cultura internacional, el acceso a las escuelas internacionales (por ejemplo, al programa de bachillerato internacional) la existencia de un capital social internacional, etc. Todos estos elementos configuran diferentes estrategias de distinción de las elites nacionales respecto a lo internacional (Wagner, 2007). Esta autora trabaja las diferentes posibilidades de movilidad: la familiarización con el cosmopolitismo de las elites y de los cuadros o managers; las dificultades de internacionalización de los representantes sindicales; y la relativa ventaja de las clases medias, que poseen los recursos culturales para sacar rédito a la expatriación como mecanismo de movilidad social (Wagner, 2007).

Finalmente, respecto a nuestro objeto de estudio, pudimos considerar que los itinerarios de los migrantes dibujan trayectorias transnacionales, aunque cuenten con capitales gestados nacionalmente. Capitales generados en un espacio de clases sociales nacional-estatal, y capitales que buscan su reconocimiento (homologaciones de títulos, acceso a la ciudadanía, participación del régimen salarial, etc.) mediante dispositivos estatales en las sociedades de destino. Por todo lo dicho, nuestra investigación ha supuesto dos momentos: uno de nacionalismo metodológico, en el que pusimos en suspenso la configuración crecientemente transnacionalizada del espacio social; y otro momento transnacional. En el primer momento intentamos captar el espacio de clases argentino en su configuración y en sus transformaciones, para situar a las fracciones de las clases medias. Luego, consideramos un momento transnacional, a partir de la conformación de unas disposiciones y posibilidades que se plasman trascendiendo las fronteras estatales. Los sujetos comienzan a contar con los recursos del mundo (globalización por abajo, Portes, 1999), y el efecto campo de otros campos de clases sociales comienzan a ejercer su fuerza sobre ellos. Las estrategias migratorias, originadas en un espacio social nacional gestan trayectorias transnacionales.

La relevancia de considerar las trayectorias de los migrantes como transnacionales iluminó también diferentes modos de proyectarse de los sujetos. Algunos, representaron sus migraciones como retornos (por los antepasados españoles que habían emigrado a Argentina). Otros en cambio, elaboraron proyectos de carácter cosmopolita que prefiguraban otras migraciones a terceros países (Jiméne Zunino, 2014).

 

Teoría de la práctica para estudiar las migraciones

El ejercicio precedente de revisión de enfoques a la luz de la construcción de un objeto de investigación empírico ha tenido el propósito de poner de relieve que el proceso migratorio es un fenómeno compuesto, en el que el contexto de origen tiene gran relevancia para orientar las posibilidades de inserción en el contexto de destino. Utilizando la teoría de la práctica de Pierre Bourdieu pretendimos situar al migrante (y la migración como fenómeno social) en las relaciones sociales en que se inserta y de las que hace parte, tanto en el universo social de origen como en el de destino (ver Gráfico 1).

Desde este enfoque, situar al migrante exige la delimitación del campo en el que éste se ve inmerso, por el cual es producido y al que coproduce con su praxis (Bourdieu y Wacquant, 1995). Optamos en nuestro estudio por enfocarnos en el campo de las clases sociales (o espacio social) como más pertinente para ubicar a los emigrantes, a sabiendas de que los migrantes, en tanto agentes, participan de multitud de campos. Desde las posiciones sociales que componen el campo de las clases, con un determinado volumen y estructura de capital, los agentes despliegan sus prácticas hacia la realización de lo probable, planteándose metas razonables. El agente, en la perspectiva bourdieusiana, se dirige por tanteos, alejándose de cuestionamientos o crisis, buscando el refuerzo de su ser social y de su habitus, mediante sus prácticas (Bourdieu, 1991).

Puesto que las posiciones de los agentes en el campo de las clases sociales configuran unas disposiciones y unas tomas de posición (o prácticas); se han de tener en cuenta las distribuciones de capitales que posibilitan las posiciones de los agentes (Bourdieu, 1998) en el espacio social de origen. A la vez, desde una dimensión diacrónica, se pueden analizar las trayectorias individuales y del grupo. Las prácticas, y entre ellas la migración, incorporan esta dimensión temporal de la reproducción social, colaborando con la realización de lo posible (Bourdieu, 2011). Teniendo en cuenta estos elementos, en nuestra investigación planteamos que la migración respondía a una estrategia de reproducción social, que forma parte del conjunto de las estrategias posibles, formando un sistema junto con las otras estrategias de reproducción de los agentes (laborales, educativas, matrimoniales, residenciales, etc.), a fin de trazarse éstos sus trayectorias sociales.

Resultó de especial relevancia el punto de vista relacional de los migrantes en sendos espacios sociales: el de origen y el de destino. En relación con las posiciones en origen -y del estado del campo de las clases sociales- se generan las disposiciones que inducen a la estrategia migratoria, cuya lógica habrá de buscarse, por tanto, en la conformación de unos habitus determinados. Con este concepto, tratamos de comprender el conjunto de disposiciones que posibilitan las estrategias de reproducción -entre las que se encuentra la emigración-, a partir de una posición social en el campo de clases de partida (trayectorias objetivas y esperadas por el migrante), posición en la que los agentes cuentan con ciertos capitales, más o menos reconvertibles en el espacio social de destino.

Gráfico 1: Modelo de análisis

 

Imagen2367.PNG 

Fuente: elaboración propia

 

Retomando los valiosos aportes de Sayad, en nuestra investigación hemos analizado los contextos de producción en diferentes dimensiones. Desde las relaciones históricas entre Estados, atendimos a las relaciones coloniales entre ambos estados (Argentina y España), pero fundamentalmente a la historia de Argentina como país receptor de flujos europeos (españoles e italianos, mayormente -Devoto, 2003-) durante los siglos XIX y XX. Esto habilitó la conformación de representaciones en torno a la “segunda patria”, además de posibilitar el ingreso a España con ciudadanía europea y contando con redes. También consideramos el papel de las inversiones extranjeras en Argentina directas desde 1990, siendo España el segundo país en este rubro, después de Estados Unidos. Por último, fue importante para comprender la dirección de este flujo migratorio del año 2000 el papel de España como lugar de atracción: su crecimiento económico atrajo no sólo a migrantes argentinos, sino que se constituyó en un importante destino de muchos latinoamericanos primero; y africanos, asiáticos y europeos del Este posteriormente (Herranz, 1998, Colectivo Ioe, 2005, Cachón, 2009 y Actis, 2011).

Un aspecto, que podríamos enmarcar en la larga duración (long durée) de estas condiciones de producción de las migraciones argentinas hacia España, lo constituye la transformación de la estructura social argentina en las últimas décadas, y de las clases medias en relación con ella, desde la implementación de políticas neoliberales (Torra­do, 2003, Kessler, 2003 y Svampa, 2005)12. Entre los años 1980 y 1990, a partir del Consenso de Washington se implementan los Planes de Ajuste Estructural y se recorta presupuesto del Estado, reduciendo el sector público (lo que significó una gran pérdida de puestos y una fuerte depreciación salarial). En este momento, emerge el mercado como sustituto funcional del Estado, en el marco de una fuerte ideología privatista con base en el consumo. A nivel de la estructura social se investiga el surgimiento de los nuevos pobres: se trata de las clases medias empobrecidas, que habían accedido a ciertos niveles de bienestar en el marco del desarrollismo. Si en los años 1980 el principal problema era la segmentación del mercado de trabajo; en los años 1990 lo fue el desempleo, que sumado al subempleo daba cerca de un 40% de personas con dificultades de buena inserción laboral (Minujín y Anguita, 2004). Estas transformaciones supusieron la ruptura de la reproducción intergeneracional en las familias de las clases medias argentinas, que se apoyaron en la emigración como mecanismo para evitar el desclasamiento (real o potencial).

Desde el plano metodológico, la investigación se basó en un diseño de investigación cualitativo, con la realización de entrevistas (22) que fueron seleccionadas considerando la configuración de la estructura social argentina (Torrado, 2003). La muestra se confeccionó en base a tres fracciones de las clases medias, de acuerdo con la composición de capital predominante en el país de origen:

 

 

El trabajo de campo fue realizado entre 2008 y 2009, por lo que no se captan los efectos de la profunda crisis que sacudió a España en años posteriores (que llevó a muchos argentinos a retornar, aunque no pudimos captarlo en las entrevistas).

Los migrantes argentinos entrevistados en esta investigación, correspondientes a la última edad (âge, Sayad, 1977) de la migración de argentinos a España, se han incorporado en la etapa de llegada a España a empleos de gran precariedad y flexibilidad. Esto coincidió con una situación de residencia irregular (sin papeles) y en nichos determinados de actividad: servicios de cuidados (niños, enfermos y ancianos); hostelería (camareros, cocineros, vigilantes de hoteles), comercio al por menor (dependientes de diversas tiendas). A su vez, y atendiendo a la segmentación del mercado de trabajo español, esto coincide con algunos de los sectores de empleo que tenían menor nivel de aceptación social, antes de la crisis, entre los trabajadores españoles (Cachón, 2009). Asimismo, se trata de nichos de la economía española que tienen baja productividad e intensifican el uso de mano de obra, mediante la ampliación horaria y la reducción salarial.

Sin embargo, las inferiores condiciones de entrada de los inmigrantes al mercado laboral segmentado, si bien suponen una barrera inicial de las trayectorias laborales, tienden a ser sorteadas a medida que pasa el tiempo de asentamiento, tendiendo a cierta convergencia con la población autóctona13.

En el transcurso de esta investigación detectamos que los agentes portaban una disposición al cambio, incluso previa a la emigración, que pudiera estar motivada por la inestabilidad de la estructura social argentina. Pero esta disposición al cambio es, sin embargo, paradójica: los sujetos cambiaban (de actividades, de rubros, de lugares de inserción, de capitales, de país) para mantener la posición, para no declinar socialmente.

Los procesos de desclasamiento, de haberse quedado los sujetos en Argentina, hubieran tenido más probabilidades de derivar en una fuerte desprotección, quedando expuestos a condiciones de vulnerabilidad (dado el deficitario funcionamiento de los servicios públicos y el descrédito de los instrumentos estatales de reproducción social en el periodo previo a la migración).

En España, en cambio, los inmigrantes argentinos podían proletarizarse, insertándose en una clase inferior a la que tenían en Argentina (actividades de baja cualificación, con contratos temporales, etc.) pero quedaban integrados en los sistemas de bienestar (salud, educación, nivel de consumo equivalente al de las clases medias argentinas). Muchos de ellos aspiraban a permanecer en España para conseguir una pensión, tras lo cual podrían plantearse retornar o emigrar hacia otros lugares. Otros, en cambio, pudieron trazar trayectorias de movilidad social ascendente, revalorizando sus capitales de partida (cultural institucionalizado, o económico, con inversiones en nichos específicos del mercado). El capital simbólico de los argentinos, con relación a otros grupos de migrantes, según lo relevado en los testimonios, parece haber jugado a favor del colectivo.

Todo ello se sumaba al efecto de invisibilidad social lograda en España, respecto a los grupos de referencia de Argentina, consistente en cierta ocultación del desclasamiento, mediante algunas estrategias simbólicas: fingimiento del estatus logrado; adscripciones a clases que no les corresponden; estiramiento de las fronteras entre clases; desconocimiento activo de los mecanismos de diferenciación social vigentes en destino; representación de la migración como retorno; resistencias culturales; superioridad moral y cultural (Jimenez Zunino, 2014).

 

Conclusiones

 

La tarea de revisión de enfoques para el tratamiento de un objeto de estudio, en este caso las migraciones de argentinos a España, se presenta como una etapa fundamental de la investigación. Es un modo de buscar en la caja de herramientas, para escoger los utensilios adecuados y, como dice Becker, construir nuestra historia científica más adecuada, siempre y cuando funcione y sea coherente con los hechos que descubrimos (Becker, 2002).

En este artículo hemos propuesto una historia científica particular, que puede arrojar luz a otros que se inicien en el camino de investigar las migraciones en las sociedades contemporáneas. No pretendimos anular los enfoques disponibles para abordar las migraciones, sino presentar una articulación de los conceptos ya existentes que expusimos en el cuadro 1, con la teoría de la práctica de Pierre Bourdieu y con los desarrollos al terreno migratorio elaborados por Abdelmalek Sayad, que plasmamos en el gráfico 1. Desde este acercamiento, pudimos dar cuenta de múltiples dimensiones a la hora de aproximarnos a un grupo de migrantes, que fue construido como objeto de investigación considerando no sólo su nacionalidad de origen, sino también:

 

 

Asimismo, consideramos diferentes lugares de procedencia dentro de Argentina, intentando captar heterogeneidad de geografías que estuvieron, con grandes desigualdades, sometidas al impacto de políticas neoliberales desde los años 1970. Estas decisiones muestrales han configurado el modo en que pudimos conocer las diferentes experiencias de las migraciones de argentinos de clase media en España.

La migración abre un abanico de posibilidades que en la sociedad de origen estaban bloqueados para los agentes. En este sentido, el contexto migratorio se presenta como un acontecimiento desencadenante (Lahire, 2004), al que los sujetos respondieron con gran versatilidad y adaptación. Las trayectorias (de migración y sociales) están motivadas por los habitus incorporados de no adaptación a una posición rebajada, teniendo como parámetro las trayectorias de movilidad ascendente de los antecesores familiares. Sin embargo, pareciera que la teoría de la práctica bourdieussiana se viera relativamente limitada para dar cuenta de estos procesos emergentes del contexto migratorio (reconversiones, diversificación de prácticas, redefinición de roles, etc.), que suponen unos sujetos flexibles y adaptables a situaciones novedosas. Estas nuevas o activadas disposiciones, en parte responden a que se trata de sujetos versátiles producidos en contextos cambiantes de la sociedad de origen, que los han impelido a constantes adaptaciones y han posibilitado reconversiones entre fracciones de clase. El propio contexto migratorio habilita transformaciones en las disposiciones, lejos de las miradas del grupo social de pertenencia en origen (tanto respecto a los trabajos, cuánto a roles de género).

Resaltamos que la aplicación de los conceptos bourdieusianos y sayadsianos permiten dialogar con propuestas analíticas que imbrican las migraciones como formas de movilidad social en un contexto crecientemente desigual. Algunos esfuerzos interesantes se están realizando en distintos ámbitos, que podrían tenerse en cuenta para futuras investigaciones. De un lado, el terreno de los estudios migratorios en la globalización, y la línea de trabajos en torno al transnacionalismo. De otro lado, los esfuerzos de investigación orientados a confeccionar indicadores de estratificación social a nivel mundial.

Desde el transnacionalismo vimos que se desbloquean las limitaciones inherentes a la concepción naciocéntrica de los objetos de investigación, estimulando la visualización de conexiones entre las localidades y otras esferas supraestatales (global y transnacional). Por ejemplo, Glick Schiller, basándose en el término de Sassen de las ciudades globales, toma de la geografía el concepto de saltos de escala para referirse a las modificaciones que puede acusar una localidad por el nivel de flujos que concentra (en términos de recursos y agentes). Una escala estaría definida por la posición relativa y dinámica de los actores sociales, incluidos los que representan localidades, dentro de un ámbito de poder desigual (Glick Schiller, 2008:32). El modelo de acumulación flexible neoliberal moviliza flujos que reconfiguran la jerarquía desde lo global a lo local; siendo, no obstante, fundamental la agencia en la creación de escalas. A ello contribuyen los propios migrantes mediante sus prácticas: instalación de comercios, envíos de remesas, etc.

Sin embargo, los trabajos que centran sus esfuerzos en visualizar una composición de la desigualdad social a nivel mundial, insisten en que la variable más determinante para posicionarse en una estratificación global es la filiación nacional. Esto desborda el papel de mero contenedor que los críticos del nacionalismo metodológico atribuyen a los estados. Según Korzeniewicz y Morán (2007) dado que la pertenencia nacional a determinados estados es lo que más incide en los recursos de que disponen los agentes a escala global, el mecanismo más exitoso para poder ascender socialmente consiste en realizar saltos de categorías, es decir, emigrar.

 

Referencias bibliográficas

 

Actis, W. (2011), “Migraciones Argentina-España. Características de los distintos `ciclos´ migratorios, sus inserciones en España y el impacto de la crisis actual”. En Pizarro, C. (coord.) Migraciones internacionales contemporáneas. Estudios para el debate. Buenos Aires: CICCUS.

Actis, W. y Esteban, F. (2008) “Argentinos en España: inmigrantes, a pesar de todo”. Migraciones, N° 23, pp. 79-115.

Anthias, F. (2006). “Género, etnicidad, clase y migración: interseccionalidad y pertenencia translocalinacional. En Rodriguez Martínez, P. (ed.) Feminismos periféricos. Discutiendo las categorías sexo; clase y raza (y etnicidad) con Floya Anthias. Granada: Alquila.

Atkinson, W. (2010). “Same formula, different figures. Change and persistence in class inequalities”. Sociologia, problemas e práticas, N° 63, pp. 11-24.

Avallone, G. y Santamaría, E. (2018). “Introducción. Vigencia de Abdelmalek Sayad”. En Avallone, G. y Santamaría E. (coord.) Abdelmalek Sayad: una lectura crítica. Migraciones, saberes y luchas (sociales y culturales). Madrid: Dado Ediciones.

Bachelard, G. (1989). Epistemología. Barcelona: Anagrama.

Becker, H. S. (2002). Les ficelles du metier. Comment conduire sa recherche en sciences sociales. Paris: La Découverte.

Blanc-Szanton, C., Basch, L. y Glick Schiller, N. (1995). “Transnationalism, Nation-States, and Culture”. Current Anthropology, Vol. 36, N° 4, pp. 683-686.

Boltanski, L. y Chiapello, E. (2002). El nuevo espíritu del capitalismo. Madrid: Akal.

Borjas, G. (1989). “Economic Theory and International Migration”. International Migrations Review, N° 23, pp. 457-485.

Bourdieu, P. (1991). El sentido práctico. Madrid: Taurus.

- - - - - - (1998). La distinción. Madrid: Taurus.

- - - - - - (2011). Las estrategias de la reproducción social. Buenos Aires: Siglo XXI.

Bourdieu, P. y Wacquant, L. (2000). The organic ethnologist of Algerian migration. Ethnography, N° 2, pp. 173-182.

Brah, A. (2004). “Diferencia, diversidad y diferenciación”. En Hooks, B. et al., Otras inapropiables: Feminismos desde las fronteras. Madrid: Traficantes de sueños.

Cachón, L. (2009), La “España inmigrante”: marco discriminatorio, mercado de trabajo y políticas de integración. Barcelona: Anthropos.

Cacopardo, M. C., Maguid, A. y Martínez, R. (2007). “La nueva emigración de latinoamericanos a España: el caso de los argentinos desde una pers­pectiva comparada”. Papeles de Población, N° 51, pp. 9-44.

Castles, S. (2005). “La migration du XXI Siècle come défi à la Sociologie”. Migrations Societé, N° 102, pp. 19-44.

Cerrutti, M. (2018). “Migrantes y migraciones: nuevas tendencias y dinámicas”. En Piovani, J. I. y Salvia, A. (coord.) La Argentina en el siglo XXI. Cómo somos, vivimos y convivimos en una sociedad desigual. Buenos Aires: Siglo XXI.

Colectivo Ioé (2005). “Inmigrantes extranjeros en España: ¿reconfigurando la sociedad?”. Pano­rama Social, N° 1, pp. 32-47.

Crenshaw. K. (1991). “Mapping the margins: inter­sectionality; identity politics; and violence against women of color”. Stanford Law Review, N° 43, pp. 1241-1299.

Criado, M. J. (2001). La línea quebrada. Historias de vida de inmigrantes. Madrid: Consejo Económico y Social.

Devoto, F. J. (2003). Historia de la Inmigración en la Argentina. Buenos Aires: Sudamericana.

Falquet, J. (2009). “La règle du jeu: repenser la co-formation des rapports sociaux de sexe, de classe et de ‘race’ dans la mondialisation néolibérale”. En Dorlin, E., Sexe, race, classe: pour une épistémologie de la domination. París: Actuel Marx Confrontation.

Fouron, G. y Glick Schiller, N. (2002). “The Gene­ration of Identity: redefining the second generation within a transnational social field”. En Levitt and Waters (ed.) The changing face of Home. New York: Russell Sage Foundation.

García Borrego, I. (2008a). “Del revés y del derecho: un paseo epistemológico por la sociología de las migraciones”. En Santamaría, E. (coord.) Retos epistemológicos de las migraciones transnacionales. Barcelona: Anthropos.

- - - - - - (2008b) Herederos de la condición inmigrante: adolescentes y jóvenes en familias madrileñas de origen extranjero. Tesis doctoral, UNED.

Gil Araujo, S. (2010). “Políticas migratorias y relaciones bilaterales España-América Latina”. En Ayuso, A. y Pinyol, G. (ed.) Inmigración latinoamericana en España: el estado de la investigación. Barcelona: CIDOB.

Glick Schiller, N. (2008). “Nuevas y viejas cuestiones sobre la localidad: teorizar la migración transnacional en un mundo neoliberal”. En Solé et al. (coord.) Nuevos retos del transnacionalismo en el estudio de las migraciones. Madrid: Ministerio de Trabajo e Inmigración.

Grasmuck, S. y Pessar, P. (1991). Between Two Islands. Dominican international migration. Berkeley: Universtity of California Press.

Green, N. L. (2002). Repenser les migrations. Francia: Presses Universitaires de France.

Hartmann, M. (2000). “Class-specific habitus and the social reproduction of the business elite in Germany and France”. The Sociological Review, N° 48, pp. 241-261.

Herranz, Y. (1998). “La inmigración latinoamericana en distintos contextos de recepción”. Migraciones, Nº 3, pp. 31-51.

Kessler, G. (2003). “Redefinición del mundo social en tiempos de cambio. Una tipología para la experiencia de empobrecimiento”. En Svampa, M. (ed.) Desde abajo: la transformación de las identidades sociales. Buenos Aires: Biblos.

Korzeniewicz, R. P. y Morán, T. P. (2009). Unveiling Inequality: A World Historical Perspective. New York: Russell Sage Foundation.

Laacher, S. (2002). Après Sangatte… nouvelles immigrations, nouveaux enjeux. París: La Dispute.

Lahire, B. (2004). El hombre plural. Los resortes de la acción. Barcelona: Bellaterra.

Levitt, P. y Waters, M. (2002). The changing face of Home: the transnational lives of the second genera­tion. New York: Russell Sage Foundation.

Levitt, P. y Glick Schiller, N. (2004). “Conceptua­lizing Simultaneity: A Transnational Social Field Perspective on Society”. International Migration Review, N° 38, pp. 1002-1039.

Minujin, A. y Anguita, E. (2004). La clase media: seducida y abandonada. Buenos Aires: Edhasa.

Pedreño, A. (2005). “Sociedades etnofragmentadas”, en A. Pedreño y M. Hernández (coord.) La condición inmigrante. Exploraciones e investigaciones desde la región de Murcia. España: Universidad de Murcia.

Pinto, L. (2004). “Abdelmalek Sayad. La double absence. Des illusions de l´emigré aux soufrances de l´immigré”. En Pinto, L. y Mauger, G., Lire les sciences sociales, Vol. 4. París: Éditions de la Maison des sciences de l’homme.

Piore, M. (1979). Birds of Passage. Migrant Labour and Industrial Societies. Inglaterra: Cambridge University Press.

Portes, A. (1999), “La mondialisation par le bas. L’émergence des communautés transnationales”. Actes de la recherche en sciences sociales, Nº 129, pp. 15-25.

Portes, A. (2005). “Convergencias teóricas y evidencias empíricas en el estudio del transnacionalismo de los inmigrantes”. Migración y Desarrollo, Primer Semestre, pp. 2-19.

Portes, A. y Böröcz, J. (1992). “Inmigración contemporánea: perspectivas teóricas sobre sus determinantes y modos de acceso”. Alfoz, N° 91-92, pp. 20-33.

Portes, A. y Hoffman, K. (2003) “La estructura de clases en América Latina: composición y cambios durante la era Neoliberal”. Desarrollo Económico, Vol. 43, N° 171, pp. 355-387.

Pries, L. (1998). “Las migraciones laborales internacionales y el surgimiento de ‘espacios sociales transnacionales’. Un bosquejo teórico-empírico a partir de las migraciones laborales México/Estados Unidos”, Sociología del trabajo, N° 33, pp. 103-129.

Quijano, A. (2000). “Colonialidad del poder y clasificación social”. Journal of World-Systems Research, VI, 2, pp. 342-386.

Rea, A. y Tripier, M. (2003) Sociologie de l’immigration. París: La Decouverte.

Reyneri, E. (2006). “De la economía sumergida a la devaluación profesional: nivel educativo e inserción en el mercado de trabajo de los inmigrantes en Italia”. Revista Española de Investigaciones Sociológicas, N° 116, pp. 213-237.

Ribas Mateos, N. (2004). Una invitación a la sociología de las migraciones. Barcelona: Bellaterra.

Riesco Sanz, A. (2010). Inmigración y trabajo por cuenta propia. Economías inmigrantes en Lavapiés (Madrid). Tesis Doctoral, Universidad Complutense de Madrid.

Sassen, S. (1993). La movilidad del trabajo y del capital: un estudio sobre la corriente internacional de la inversión y del trabajo. España: Ministerio de Trabajo y Seguridad Social.

- - - - - - (2007). Una sociología de la globalización. Buenos Aires: Katz.

Sayad, A. (1977), “Les trois ‘âges’ de l’émigration algérienne en France”. Actes de la recherche en Sciences Sociales, Vol. 15, pp. 59-79.

Sayad, A. (1989), “Elements pour une sociologie de l´immigration”, Les cahiers internationaux de Psychologie Sociale, Nº 2-3, pp. 65-109.

Sayad, A. (1999). “Immigration et pensée d´Etat”, en Actes de la recherche en Sciences Sociales, Volume 129, Número 1 (p. 5-14).

Schutz, A. (2004). Las estructuras del mundo de la vida. Buenos Aires: Amorrortu.

Sklair, L. (2002) “The transnational capitalist class and global politics. Deconstructing the corporate-estate connection”. International Political Science Review, N° 23, pp. 159-174.

Solé, C. y Cachón, L. (2007). “Globalización e inmigración: los debates actuales”. Revista Española de Investigaciones Sociológicas, N° 116, pp. 13-51.

Solé, C. y Parella, S. (2003) “The labour market and racial discrimination in Spain”, en Journal of Ethnic and Migration Studies, Vol. 29, Nº 1 – Jannuary (pp. 121-140).

Suárez, L. (2008). “La perspectiva transnacional en los estudios migratorios. Génesis, derrote­ros y surcos metodológicos”. En García Roca, J. y Lacomba J. (coord.) La inmigración en la sociedad española: una radiografía multidisciplinar. Barcelona: Bellaterra.

Svampa, M. (2005). La sociedad excluyente. La Argentina bajo el signo del neoliberalismo. Buenos Aires: Taurus.

Tarrius, A. (2007). La mundialización por abajo. El capitalismo nómada en el arco mediterráneo. Barcelona: Hacer.

Tezanos, J. F. (2001). La sociedad dividida: Estructuras de clases y desigualdades en las sociedades tecnológicas. Madrid: Biblioteca Nueva.

Thomas, W. I. y Znanieki, F. (2006). El campesino polaco en Europa y en América. Madrid: Centro de Investigaciones Sociológicas.

Torrado, S. (2003). Historia de la familia en la Argentina moderna (1870-2000). Buenos Aires: De la Flor.

Trpin, V. (2004). Aprender a ser chilenos. Identidad, trabajo y residencia de migrantes en el Alto Valle de Río Negro. Buenos Aires: IDES-Antropofagia.

Viladrich, A. y Cook-Martin, D. (2008). “Discursos transnacionales de inclusión étnica: El caso de los ‘españoles por adopción’”. En Solé, C. et al. (coord.) Nuevos retos del transnacionalismo en el estudio de las migraciones. Madrid: MTI.

Wagner, A. C. (2006). “Les effets de la mondialisation sur les rapports sociaux”. Rapport de synthèse en vue de l’habilitation à diriger des recherches en sociologie. Universidad de París.

- - - - - - (2007), Les classes sociales dans la mondialisation, Paris, La Découverte.

Wallerstein, I. (1979). El moderno sistema mundial. Madrid: Siglo XXI.

Weiss, A. (2006). “Comparative Research on Highly Skilled Migrants. Can Qualitative Interviews Be Used in Order to Reconstruct a Class Position?”. Forum Qualitative Sozialforschung / Forum: Qua­li­tative Social Research [On-line Journal], Vol. 7, N° 3.

Wood, C. (1992). “Modelos opuestos en el estudio de la migración”. Alfoz, N° 91-92, pp. 35-39.

Wortman, A. (2003). Pensar las clases medias. Consumos culturales y estilos de vida urbanos en la Argentina de los noventa. Buenos Aires: La Crujía.

1 En España se diferencian estas figuras, tanto por parte de la burocracia como en los textos académicos. Los extranjeros tienen un trato diferencial en términos de legislación, pues acceden a un permiso de residencia bajo Régimen Comunitario (tratamiento especial hacia los europeos y sus familiares directos). Esto los distingue de la figura de inmigrantes, quienes tienen un permiso de residencia bajo Régimen General con temporalidades y tramites diferenciados según lugares de procedencia (excolonias, por ejemplo). Ver Riesco, 2010.

2 La ley 52/2007, promulgada durante el gobierno socialista de Zapatero (2004-2012), disponía una ampliación de derechos y el establecimiento de medidas a favor de quienes padecieron persecución política durante el régimen franquista. A efectos de nuestra investigación, significó para muchos argentinos una puerta de acceso a la nacionalidad española, por la disposición de otorgar este derecho a hijos y nietos de represaliados políticos, independientemente de la edad.

3 Algunos autores se refieren al colectivo de argentinos en España como minoría modelo (Viladrich y Cook-Martin, 2008). Se trataría pues de una migración modélica, sustentada en una supuesta similitud étnica y cultural con la población española, que explicaría la buena recepción de este grupo en España.

4 De acuerdo con Green (2002) este paradigma era propio de una época en que los controles en las fronteras estaban menos institucionalizados, antes de la Primera Guerra Mundial. Se apoyaba en dos supuestos para entender las migraciones internacionales: 1) la migración como fenómeno individual, acorde al paradigma de homo oeconomicus; y 2) la espontaneidad y voluntariedad de la migración.

5 Consultar al respecto el libro coordinado por Gennaro Avallone y Enrique Santamaría (2018), en el que varios autores realizan una actualización de los aportes de la obra de Sayad.

6 Thomas y Znanieki (2006), contexto de la Escuela de Chicago de los años 1920 mediante, también analizaron la emigración-inmigración de los polacos asentados en Estados Unidos desde la consideración de los conflictos de normas que regían los modos de vida de los migrantes, antes y después de la emigración.

7 En este marco, hay un cuerpo de trabajos que indagan la conformación de España como país receptor de inmigración y el papel de los mercados segmentados (Solé y Parella, 2003, Colectivo Ioé, 2005, Pedreño, 2005 y Cachón, 2009).

8 Para Suárez la perspectiva de las redes migratorias corre el riesgo de sostener una visión romántica de las mismas; sea por considerarlas en términos de relaciones entre iguales o en tanto resistencia de los dominados. Las redes no están configuradas por vínculos entre iguales: hay factores estrati­ficadores históricos, políticos, económicos, geográficos y familiares que sitúan a los actores en una u otra posición social de la que parten en sus prácticas (Suárez, 2008).

9 Para el enfoque histórico-estructural (Wallerstein, 1979), la división internacional del trabajo configura la partición del mundo en regiones centrales y periféricas, con funciones bien diferenciadas y desiguales. Las migraciones laborales son entendidas por este enfoque como fenómenos de clase, generando pérdidas de recursos humanos (por ejemplo, la fuga de cerebros) en las regiones de origen de las poblaciones migrantes (Criado, 2001). Sin embargo, la dimensión de clase social se complejiza al incorporar otras variables como género, generación, raza, entre otras (Brah, 2004).

10 El nacionalismo metodológico consiste en una tendencia intelectual que: 1) da por hecho que la unidad de estudio y la unidad de análisis se definen por las fronteras nacionales; 2) identifica a la sociedad con el Estado-nación; y 3) combina los intereses nacionales con la finalidad y las materias clave de la ciencia social (Glick Schiller, 2008:27).

11 Para Sassen (2007:210) existen tres grandes clases globales emergentes: profesionales y ejecutivos transnacionales (profesionales, gerentes, ejecutivos, personal técnico de las grandes corporaciones); funcionarios públicos transnacionales (ONU, FMI, Banco Mundial, OTAN, OCDE, etc.) y trabajadores migrantes desfavorecidos (gozan de escasa movilidad, aunque son usuarios de las nuevas tecnologías en medida variable).

12 En la investigación hemos planteado dos momentos de posibilidad de las clases medias en Argentina: una época dorada de movilidad social ascendente (entre 1945-1975), en la que funcionaban con relativo éxito los mecanismos estatales de reproducción social (vía escolarización de la población, acce­so al crédito de pequeños empresarios, existencia de un mercado interno que orientaba la demanda, etc.). A partir de 1976, con la implementación de políticas económicas aper­turistas, que luego se continuaron con políticas abiertamente neoliberales, las clases medias vieron mermadas sus capacidades de reproducción, es decir, mantener sus posiciones de clase, acudiendo al Estado, como garante de su diferencia de clase (Wortman, 2003 y Jiménez Zunino, 2011).

13 Para un análisis pormenorizado de las trayectorias socio ocupacionales por fracción, consultar Jimenez Zunino (2013).