Barrios en El Paraíso:

Movilidad social y espacial de Latinos en un suburbio estadounidense

 

Neighbourhoods in El Paraíso:

Social and spacial mobility of Latinos in an amercian suburb

 

Victor Ortíz | ORCID: orcid.org/0000-0001-8475-2311

v-ortiz@neiu.edu

Northeastern Illinois University

 

Estados Unidos

 

Recibido: 23/04/2021

Aprobado: 16/06/2021

 

Resumen

La polarización socioeconómica de las últimas cinco décadas es un fenómeno global. En los Estados Unidos, la polarización tiene evidentes rasgos raciales, que se vuelven progresivamente más complejos. Algunos miembros de grupos de minorías raciales o étnicas logran avances sin precedentes mientras que muchos segmentos de tales grupos confrontan deterioros sociales y económicos (Alba y Nee 2005; Portes y Rumbaut, 2014). Este articulo examina avances de Latinos que ostensiblemente gozan mejoras en sus condiciones y oportunidades al mudarse a un suburbio de clase media y predominantemente euroamericano.

El examen de cambios recientes en el ingreso y riqueza de tales latinos sugiere que su avance es precario e incierto. El articulo propone dimensiones analíticas socioespaciales como un enfoque que aclara el entendimiento de los complejos cambios de la polarización. Se enfatiza la importancia de estos cambios para Latinos, los Estados Unidos, y Latinoamérica.

 

Palabras clave: Latinos, Polarización, Gentrificación, Suburbanización.

 

Abstract

The socioeconomic polarization of the last five decades is a global phenomenon. In the U.S. this process has distrinct racial dimensions, which turn incresingly complex. Some members of racial and ethnic minorities achieve unprecedented advances while others face worsening conditions and fewer opportunities (Alba and Nee 2015; Portes and Rumbaut 2014). This article examines the ostensibly advances of Latinos who moved to a middle-class and predominently Euroamerican suburb.

Recent changes in income and wealth of these Latinos suggest that the advancement seems precarious and uncertain. The artile proposes socio-spatial dimensions as a clarifying focus to understand of complexities in the polarizing process. It also emphasizes the importance of these changes for Latinos, the U.S. and Latin America.

 

 

 

 

 

Key words: Latinos, Polarization, Gentrification, Suburbanization.

 

 

 

 

 

¿Extraños en El Paraíso?1

 

 

 

El avance social de Latinos en Chicago parece paradójico. La paradoja se sugiere metafóricamente en el éxito de la ferretería de un inmigrante peruano en una de las áreas de mayor gentrificación en la ciudad. Muchos de los clientes de la ferretería son trabajadores latinos ocupados o contratados en obras de construcción o reedificación de unidades residenciales y comerciales cercanas (Lydersen y Mendoza 2020). La bonanza de esta clientela y de la ferretería, sin embargo, parece tener los días contados: una vez que las remodelaciones y las construcciones terminen, la fortuna comercial del ferretero latino quizá partirá junto con su clientela conformada por trabajadores latinos de la construcción. Lo que es seguro es que habrá aún menos residentes latinos en el área, que ya por varios años han disminuido. La caída es atribuida a alzas de impuestos de la propiedad y de rentas. Ambos incrementos orillan a muchos latinos a mudarse ya que no pueden afrontarlos (Lydersen y Mendoza 2020).

La paradoja estriba en que, aunque son latinos los que desarrollan muchas obras directas de construcción, son muchos más los latinos que están siendo desplazados por tales remodelaciones y reedificaciones. ¿Cavan los latinos sus propias fosas? A primera vista, la respuesta dependería de qué latinos hablamos: ¿los que encuentran trabajo y oportunidades de negocio o los que están siendo desplazados? Sin embargo, consideraciones más a largo plazo revelan que ambas respuestas son complicadas. Quizá la fortuna de los que por hoy encuentran trabajo sea transitoria al igual que la del ferretero, a quien se le acabe una vez que los albañiles, plomeros y electricistas latinos dejen de surtirse en su negocio cuando sus contratos en el área se terminen. Por tanto, es importante preguntarse: ¿qué tan firmes son los avances latinos de los que, como grupo, al momento corren con suerte?

El presente trabajo propone una aproximación socioespacial a esta interrogante. Examina el crecimiento de la población latina en un suburbio afluente de Chicago. Aunque el crecimiento de la población latina parece alentador, en tanto los altos niveles de ingreso en ese suburbio, al igual que con la ferretería, tal crecimiento también se sugiere precario dada la caída en sus ingresos medios, así como la transformación de propietarios de casas a inquilinos después de los embates de la crisis financiera de 2007. Debido a esa crisis, muchos perdieron sus casas y empleos. La concentración de residencias latinas en áreas menos afluentes y la baja en el numero de latinos más ricos también generan la posibilidad de que se estigmatice a la población con los viejos prejuicios contra los latinos en concentraciones urbanas pobres de otras ciudades. Aunque tal riesgo es meramente especulativo por el momento, el clima de tensión generado por diferencias políticas en el país, azuzadas por las posturas de Donald Trump, potencia conflictos.

En un sentido teórico, este trabajo propone un enfoque en dinámicas socioespaciales para esclarecer la complejidad de la población latina y empezar a discutir posibles rumbos en las relaciones entre latinos y latinoamericanos. La siguiente sección atienden a tal relación y a la complejidad de la población latina.

 

 

 

Importancia y demarcación del caso

 

 

 

El futuro de los latinos es de gran trascendencia tanto para los Estados Unidos como para Latinoamérica. En cuanto al país, desde hace un par de décadas los latinos rebasan a los afroamericanos como el grupo de minoría étnico/racial más numeroso. Su número continuará aumentado por el alto porcentaje de menores latinos, el cual supera al de los otros grupos, y porque los latinos representan el mayor segmento de población en edades fértiles. En Illinois, donde se localiza el suburbio estudiado en este trabajo, uno de cada cuatro niños es latino (Latino Policy Forum). En cuanto a Latinoamérica, una de las instancias más evidentes del impacto de los latinos son las divisas extranjeras que remiten a sus lugares de origen (Ramos et al., 2021; Ortiz, 2010). Otra instancia es el horizonte de esperanza que la posibilidad de emigrar a los Estados Unidos representa para muchos: una válvula de escape para la estabilidad política del continente.

Estas son sólo dos las instancias en las que los desenlaces de latinos y latinoamericanos están ligados. No obstante, esta clara relación no explica por sí misma las complejidades para aseverar los avances o retrocesos. El panorama es complicado: las opciones de latinos y latinoamericanos están limitadas por niveles bajos de educación y una gran concentración en ocupaciones de salarios bajos, tanto en los Estados Unidos como en Latinoamérica, lo que hace las relaciones entre latinos y latinoamericanos inciertas. Por una parte, Latinoamérica no es monolítica ni cohesiva. Por la otra, algunos latinos mantienen conexiones con Latinoamérica y otros no. Además, las conexiones son con países específicos y sus relaciones se complican cuando se casan con gente sin procedencia inmigrante o de otras partes del mundo. Al mismo tiempo, las presiones por políticas migratorias restrictivas en los Estados Unidos se recrudecen. Por tanto, el futuro de las conexiones de latinos y latinoamericanos se sugiere cada vez más fragmentado e incierto para ellos, así como para el país y el hemisferio.

La incertidumbre sobre el futuro latino también se cifra en los contrastes entre los miembros de su población. Diferencias y divisiones complejas presentan retos conceptuales y referenciales para entenderlos como grupo. Por ejemplo, por mencionar unos cuantos casos, el 51% de los cubanos en el grupo latino es dueño de su casa mientras que el porcentaje de los guatemaltecos es del 32%. Asimismo, 33% de los colombianos tiene título universitario en comparación del 10% de los salvadoreños (Bustamante y Flores, 2019). Desafortunadamente, generalizaciones abundan a pesar las fragmentaciones. Las percepciones simplistas de que los latinos son inmigrantes o hispanoparlantes son erradas. Dos terceras partes de los latinos nació en los Estados Unidos y el 70% de ellos habla inglés (Bustamante y Flores, 2019). La polarización socioeconómica que aqueja a los Estados Unidos desde la década de 1980 también se da entre latinos. En la creciente inequidad, algunos latinos avanzan en el orden socioeconómico y otros pierden terreno dentro de los subgrupos mismos. Es decir, los contrastes ejemplificados entre cubanos y guatemaltecos o entre colombianos y salvadoreños no niega que haya guatemaltecos ricos o colombianos trabajando en fábricas como obreros y salvadoreños que son directores de bancos. Por el contrario, algunos miembros de todos los grupos considerados minoritarios obtienen oportunidades sin precedentes mientras que la mayoría de la población, incluyendo a euroamericanos, confronta retos crecientes para sostener niveles de vida acostumbrados o deseados.

Añádase una bomba de tiempo que ya estalla: se estima que para 2045 los euroamericanos sumarán menos de la mitad de la población del país y que paulatinamente sus números proporcionales seguirán bajando mientras que las proporciones de la gente de color seguirán subiendo (Ayoob, 2021). Sin embargo, las implicaciones de estas proyecciones pueden ser exageradas, porque la reducción numérica de la población euroamericana no implica automáticamente que perderá su preponderancia política. Por el momento, este desfasamiento entre población y poder se plasma en el desbalanceado poder de los ancianos, que son en su gran mayoría euroamericanos, en tanto a elecciones y al control financiero de los Estados Unidos (Ortiz 2020). 2

En resumen, los contrastes y complexidades de la población latina es aumentada por la gran fragmentación que embate a la toda la población estadounidense. No todos los latinos son pobres ni todos los pobres son latinos. Algunos avanzan y otros retroceden social y económicamente. Algunos ejercitan derechos ciudadanos y otros son indocumentados o aun cuando son ciudadanos participan poco en la vida pública.

 

 

 

 

Pauta analítica del enfoque socioespacial

 

 

 

Dados los contrastes y las reconfiguraciones proyectadas es difícil visualizar con certeza las trayectorias latinas actuales y futuras y, por tanto, sus implicaciones para Latinoamérica. El reto conceptual se torna abrumador dadas la interacciones inciertas y dispares de cambios demográficos, la polarización socioeconómica entre y dentro de los grupos y la mezcla de ancestros y orígenes. Estos procesos complejos, señalados en la sección anterior, generan factores y circunstancias contrastantes que cambian en maneras relacionadas, pero con innumerables variables. Los ámbitos de oportunidad e injerencia de los varios actores (como grupos y como individuos) son demasiados para brindar un marco de referencia claro y estable.

Ante este agobio referencial, el enfoque en dimensiones analíticas socioespaciales otorga puntos de referencia más claros y, por tanto, manejables. El espacio, como señala Henri Lefebvre, secreta lo social. Es decir, el espacio no concierne tan solo a los contenedores y contextos de la interacción humana. En lugar de esta concepción mecánica o pasiva, el espacio es un componente inherente al orden social y se configuran mutuamente (Lefebvre, 1991). En este sentido interactivo del espacio, dos cambios urbanísticos de las últimas décadas ofrecen pautas precisas para acotar las complejas dinámicas de los avances y los retrocesos de la población latina. Este ejercicio analítico se enfoca en un suburbio de clase media para explorar un prisma de posibles derroteros de las poblaciones latinas del país, reconociéndolas como activas y complejas.

Uno de los cambios urbanísticos es la gentrificación y el otro es la transformación de los suburbios. La gentrificación concierne a la inversión de fondos públicos y privados para aumentar el valor de áreas de la ciudad a través de la renovación o edificación de unidades habitacionales y de negocios. Esta reurbanización conlleva al alza de precios de las unidades, así como de los terrenos. El costo de las casas, los impuestos a la propiedad y las rentas aumentan, así como también los productos y servicios de los negocios en el área. Las “mejoras” atraen a poblaciones en condiciones económicas para pagar por esas alzas y desaloja a las que no las puedan pagar. Tal como lo ejemplifica el caso del ferretero aludido al principio de este artículo, las poblaciones latinas en varias partes de Chicago han disminuido ante los embates de costos de vida y residenciaque no pueden afrontar.

La gentrificación también impacta la transformación de los suburbios, los cuales absorben crecientes porcentajes de las poblaciones desplazadas de la ciudad. El impacto, sin embargo, no es ni simple ni uniforme. Los suburbios no son iguales ni las personas que se relocalizan a ellos lo son tampoco. Sus cambios se relacionan a una nueva reconfiguración espacial del aparato productivo en los Estados Unidos que se hace palpable en la década de 1980. Fábricas se relocalizan a áreas rurales o suburbanas, mientras que las oficinas corporativas regresaron a los centros metropolitanos (Thomas, 2020). En cuanto a inmigrantes latinoamericanos, que se dirigieron a donde se relocalizaban los empleos en los que se les “favorece,” este cambio genera lo que se ha dado a llamar como nuevos destinos para el arribo (Zúñiga y Hernández, 2006) y una geografía cambiante de la inmigración norteamericana para su asentamiento (Massey 2008).

La relocalización de operaciones manufactureras auspicia la gentrificación y los cambios en los suburbios, pero lo hace en maneras diversas. Por una parte, la gentrificación de centros metropolitanos reduce la presencia de gente de color y un creciente número de suburbios deja atrás sus preponderancias como zonas euroamericanas (blancas). Además, en una manera compleja, la presencia creciente de gente de color coincide con la creciente expansión de pobreza en suburbios desde la década de 1990 (Wiener, 2018). Por la otra parte, la gentrificación no es monolítica, aún menos la suburbanización de la gente de color. Sus relocalizaciones implican consideraciones de costo de las casas para comprar o rentar, distancia a lugares de empleo, acceso y costo de transporte, recepción a gente de color y proximidad a familia, entre otros varios factores, que también implican diferentes habilidades y recursos para elegir.

El caso aquí examinado no concuerda con las caracterizaciones de dispersión latina en otras áreas. El caso ilustra variantes importantes. Pocos negocios en ese suburbio ofrecen empleos masivos y la mayoría de sus empleados no radican en la ciudad. Por tanto, el crecimiento de su población Latina no se debe a razones laborales sino primordialmente residenciales. Así mismo, la población inmigrante Latina en el suburbio es escasa--el 82% de la población Latina nació en los Estados Unidos y no son pobres, ya que sus niveles de ingreso rebasan a los del estado, de Chicago, y del país.

 

 

 

¿Inquilinos del Paraíso?

 

 

 

Llamemos al suburbio estudiado El Paraíso por su generosa amplitud de áreas verdes y el hermoso río que divide el territorio. La ciudad consta de más de treinta subdivisiones dispersas a lo largo de varias millas cuadradas, eficientemente comunicadas a pesar de estar separadas por sembradíos de maíz y bucólicas reservas forestales. El centro de la ciudad lo forman unas cuantas casas y una pequeña calle con edificios antiguos. Las viejas zonas y edificaciones, con claros tonos rurales, contrastan con sus nuevas subdivisiones. Con planteles escolares recién construidos y varios negocios enfocados al esparcimiento de infantes y adolescentes, la ciudad está planeada para familias. Conscientes de la poca factibilidad de promover la ciudad en término de empleo local, los planificadores urbanos y los agentes inmobiliarios han dirigido el crecimiento de la ciudad hacia el uso residencial. La gran mayoría de la población empleada se transportan diariamente a otras ciudades a trabajar y retorna a la comodidad de sus casas al atardecer.

Los atractivos de la ciudad atrajeron a un número considerable de latinos durante los primeros años de este siglo. La ciudad aumentó de 6.189 residentes en 2000 a 15.065 en 2010 y el número de latinos de 182 a 1.410 (US Census QT-P3 y B03003). Este acelerado incremento latino se ve influenciado por la gentrificación en Chicago ya señalada, pero también sin duda está relacionado a la burbuja de crédito para la compra de bienes raíces en esos años. El insólito acceso a créditos hipotecarios, generado por la eliminación de medidas que salvaguardaban la estabilidad del sistema financiero, hizo posibles compras de casas en El Paraíso (así como en todo el país) para compradores primerizos.

Los latinos, así como otras minorías, fueron objeto de intensas campañas crediticias durante los años de hipotecas fáciles. En consecuencia, fueron muchos de estos nuevos clientes los afectados por la crisis financiera que se inició en el 2007 y se extendió por más de cinco años. A nivel nacional, se estima que la población latina fue de las más afectadas ya que su riqueza media bajó 66% en comparación a una baja del 53% para los afroamericanos y sólo del 16% para los euroamericanos, entre los años de 2005 y 2009 (Kochhar et al. 2011:1). A nivel local, la crisis no interrumpió el crecimiento de la ciudad ni de su población latina, aunque su crecimiento parece ser más lento en esos siete años: el incremento de 2000 a 2010 fue de 1.228 y de 2010 al 2017 fue de 674 nuevos residentes (U.S. Census P1 y B03003). En cuanto al ingreso medio por hogares de la población total, en 2010 era de US$82.007, el cual sobrepasaba por mucho los ingresos medios de hogares del país (US$51.914) del estado (US$55,735) y la ciudad de Chicago (US$46,877) (U.S. Census B19001L). Además, las tres poblaciones de color de la ciudad tenían un ingreso medio más alto que los euroamericanos: el ingreso de los euroamericanos (US$80.576) era menor que el de los latinos (US$98.669), el de los afroamericanos (US$81.280) y el de los asiáticoamericanos (US$187.670) (U.S. Census B19001L).

Para 2017, después de la crisis financiera, sólo los latinos reflejan una caída en el ingreso medio por hogar. El ingreso de la población total del Paraíso escaló a US$95.383 y seguía sobrepasando la cifra del país (US$57.652), del Estado ($61,2290), y de Chicago ($52,497) (U.S. Census B19001L). A pesar de esos datos generales, el ingreso medio por hogar de la población latina de la ciudad bajó de US$98.669 a US$71.308. Esta caída, de un 27,7%, contrasta dramática con el aumento del 16% del ingreso medio de la población en total (U.S. Census B19001L). Asimismo, la caída del ingreso medio para el grupo también se debió a que el número de latinos con ingresos mayores de US$150.000 al año bajó del 14% en 2010 al 0% en 2017 (U.S. Census B19001L).

 

 

 

¿El Paraíso embargado?

 

 

 

Aunque más lentamente, y a pesar de niveles de menor ingreso, el número de residentes latinos aumentó del 2010 al 2017. Este continuo crecimiento tiene gran relevancia para explorar la complejidad de la movilidad ascendente de la población latina en El Paraíso y, como estudio de caso, en otras ciudades.

La caída del ingreso medio se manifiesta en una correspondiente caída en el porcentaje de latinos que compran su casa del 85% en 2010 al 62% en 2017. Esta caída repercutió en la disminución en el número de propietarios latinos de 244 en 2010 a 241 en 2017 y, correspondientemente, al incremento de 43 latinos que rentaban la unidad donde residían a 144 (U.S. Census B25003I). El cambio inverso entre inquilinos y propietarios sugiere avances precarios de muchos latinos en este suburbio de clase media. El viraje tiene implicaciones profundas y a largo plazo, que van más allá de cuestiones de ingreso meramente. Sustanciales implicaciones sociales y económicas están en juego debido a la diferencia entre ingreso y riqueza. El ingreso de un hogar es la suma de entradas de dinero en tanto salarios y otras fuentes monetarias tales como rentas y réditos por inversiones. Es, en palabras llanas, primordialmente dinero. La riqueza es capital, no dinero solamente. La riqueza abarca además del ingreso cualquier otra modalidad de recursos disponibles a largo o corto plazo, tal como las propiedades, las inversiones, y los ahorros. El ingreso está cercanamente ligado al consumo. La riqueza está ligada a las ganancias proporcionas por ahorros, inversiones, y el valor de negocios o propiedades en bienes raíces. La riqueza es capital y, por tanto, genera dinero.

La estabilidad y posible avance socioeconómicos son endebles cuando están basados en ingresos en vez de riqueza. La propiedad de bienes raíces, aun tan solo en cuanto a vivir en casa propia, ha sido una de las bases más comunes y seguras de acumulación de riqueza3. El valor de los bienes raíces tiende a acrecentarse con el tiempo. Asimismo, a diferencia del pago de renta, parte del pago hipotecario se acumula gradualmente como ahorro invertido en la casa o edificio. Así, en caso de mudarse de casa, la propiedad puede ser vendida con la posibilidad de recuperar parte de lo que se pagó a la hipoteca, a diferencia de los inquilinos, que no recuperan nada de las rentas pagadas. Otra posibilidad es la de alquilar la casa como una fuente de ingreso si no se opta por venderla. El valor de la casa también es un colateral de crédito. Auspiciados por el valor acumulado en la propiedad, los propietarios, a diferencia del arrendatario, pueden amortiguar la educación de los hijos, el establecimiento de un negocio, o hasta pagar deudas a menor interés de los que cobran las tarjetas de crédito. En pocas palabras, el capital es riqueza financiera, genera más dinero, mientras que el dinero se gasta y se acaba.

Factores personales, sin duda, impactan la opción de latinos en El Paraíso de rentar en vez de comprar sus residencias. Las posibilidades y las ventajas económicas y financieras de ser dueño en lugar de inquilino probablemente han sido impactadas por la crisis del mercado de bienes raíces y por sus efectos posteriores. En casos en que el banco recuperó la casa, el historial crediticio quizá aún no se haya restañado lo suficiente para poder obtener otra hipoteca. Igualmente, la experiencia de la crisis puede haber desanimado el volver a comprar casa. Otro factor que podría estar en juego es el nivel de estabilidad laboral. La decisión de rentar en vez de comprar en El Paraíso puede también deberse a una decisión voluntaria, principalmente en cuanto a la elección de una ciudad relativamente cara.

La baja en el número de propietarios latinos en El Paraíso, que va más allá del diferencial numérico entre 2010 y 2017 (dado que hubo embargos y nuevas compras) sugiere capacidades limitadas para mantener sus propiedades. Tal limitación no es sólo financiera: la falta de familiaridad o conocimiento de instituciones dominantes contribuyó, por ejemplo, a que latinos fueran víctima de prestamos predatorios. Estos fraudes se debieron a que muchos bancos extendieron préstamos a solicitantes en dudosas condiciones para cumplir con la responsabilidad financiera contraída, lo que propició que sus agentes hipotecarios engatusaran a compradores nuevos con esquemas que explotaban sus escasos conocimientos. Así, los préstamos predatorios implicaban pagos con tasas variables que aumentaban a los pocos años de contraída la hipoteca. Los compradores no entendieron cabalmente el riesgo al que se exponían, fueron demasiado optimistas o no tenían manera, al igual que casi todos, de avizorar la crisis en la que muchos no solo perdieron sus casas, sino inclusive sus empleos. También carecieron de recursos acumulados para evitar o aminorar las pérdidas.

Otra instancia en que la incapacidad de mantener la compra de casas por sectores con escasa experiencia o pocos recursos se dio en dos subdivisiones en El Paraíso, ambas con altas concentraciones de latinos. En esas dos subdivisiones, la municipalidad otorgó permisos a compañías constructoras sin que éstas asumieran los costos de la construcción del drenaje y las calles. Según la explicación de un empleado de la ciudad, las compañías aprovecharon los esfuerzos del municipio de incorporar territorio a la ciudad durante la burbuja de créditos hipotecarios. El crecimiento acelerado de El Paraíso permitió someter peticiones al gobierno estatal para extender los territorios limítrofes de la municipalidad, la cual se extiende de acuerdo a un crecimiento poblacional dado o previsible. Esto significó competir con ciudades circunvecinas, las cuales también crecían apresuradamente. En esta competencia, en algunos casos se aprobaron permisos de construcción de subdivisiones sin exigir que las compañías constructoras pagaran por la infraestructura básica. Los compradores de esas casas en esas dos subdivisiones, que no todos son latinos, asumieron el pago mensual por los gastos de la infraestructura al momento de la compra, aunque el pago de esa cantidad adicional era postergado durante los primeros años. Según el empleado del municipio, no todos los compradores tenían claridad, si es que fueron informados, de la responsabilidad financiera adicional. Una vez que la prórroga del pago para la infraestructura se venció, no pudieron afrontar el pago de las hipotecas más ese costo adicional para pagar la infrastructura.

 

 

 

Posible estigma y caída del Paraíso

 

 

 

Los efectos de la crisis no tan solo persisten sino que sugieren importantes consecuencias a largo plazo. El incremento de latinos menos afluentes y su aparente concentración en algunos sectores de la ciudad puede generar la posibilidad de una barriorizacion de esas áreas en la que se propaguen estigmas de pobreza, baja educación, y panderillismo asociados abierta o calladamente con concentraciones latinas. Tal posibilidad se acrecienta en el ambiente de tensión racial expresada y fomentada por la recién concluida presidencia de Donald Tump, quien abiertamente hablaba de defender los suburbios como una promesa en campaña de relección (Karni et al., 2021). Aunque la reelección de Trump fue fallida, el ambiente de confrontación política, con claros o disfrazados matices raciales, continua.

Al momento, la concentración de latinos en El Paraíso no ha generado mucha atención, quizá porque es un fenómeno reciente. Además, en El Paraíso, como es característico en suburbios estadounidenses, hay poco contacto entre vecinos y poca participación en eventos públicos de la población en general. Esta escasa participación social se propaga para todo el país en décadas recientes (Putnam, 2000). Por la otra parte, estos distanciamientos sociales también pueden generar desencuentros y desconfianzas entre vecinos que no se conocen. El espectro del estigma puede auspiciarse por tales distanciamientos, los que gravemente pudieran debilitar la movilidades sociales y espaciales latinas. Por tanto, los efectos positivos de la movilidad espacial en tanto a movilidad social serían afectados. La mecánica de la propagación del estigma se describe sagazmente en la siguiente cita, el cual el término territorialización se relaciona a la concentración de latinos en las áreas menos afluentes de El Paraíso antes señalada:

 

La territorialización es el otro factor central para la retroalimentación y perpetuación del estigma: al abatirse sobre un lugar determinado, con privaciones individuales y colectivas previas a las que suele reforzar por múltiples maneras, la desfavorable situación resultante puede ser utilizada luego como una confirmación o “prueba” de la veracidad de los juicios negativos inicialmente vertidos. (Kessler, 2012:174)

 

La estigmatización de latinos puede generar una impresión negativa generalizada que afectaría la atención a estudiantes hasta la caída de los valores de la propiedad en la ciudad. Los estudiantes pueden ser vistos con desconfianza u hostilidad en las escuelas. La población no latina podría empezar a evadir esas áreas o se mudarse a otras ciudades ante la alarma del incremento de residentes no deseados. El precedente de tal posibilidad es la ola de ventas de casas en los sesenta y setenta llamada fuga blanca (White flight). Los euroamericanos vendían sus casas cuando gente de color empezaba a comprarlas en sus vecindarios, lo que contribuyó al deterioro de las áreas de las urbes y fomento el atractivo de los suburbios como áreas euroamericanas.

Al momento, el precedente en que la gente de color se ve como un peligro resuena en la insistencia de Donald Trump de que los suburbios necesitaban ser defendidos del crecimiento de sus poblaciones pobres (Karni et al., 2021). Sus declaraciones, con fuertes aunque encubiertos tintes raciales, no obtuvieron el efecto deseado: la mayoría de la población en los suburbios votó por Joe Biden. No obstante, la resonancia del pobre (término para encubrir la referencia a miembro de minoría racial o étnica) permanece como un posible riesgo latente:

 

Dangerization [empeligrosamiento] […] es la tendencia a evaluar el mundo a través de categorías de amenaza de diverso tipo. Se produce una continua detección de nuevos peligros y la evaluación de probabilidades adversas. El punto que nos interesa es que […] la amenaza se convierte en un criterio legítimo para evitar al otro; para impedir que se acerque y, si es posible, mantenerlo lo más alejado posible. (Kessler, 2012:174-175).

 

En El Paraíso, el ingreso medio de sus habitantes latinos aún rebasa los del estado y el país. No se pueden considerar pobres aun a pesar de que haya disminuido en años recientes. No obstante, su barriorizacion en mucho depende de la estabilidad de la población en esas concentraciones. Tal estabilidad se debilita cuando muchos son inquilinos en vez de dueños de sus casas. El riesgo es que la proximidad residencial no debilitara sino, por lo contrario, exacerbara la percepción y el trato de esta población como indeseable. Los estigmas soslayarían de raíz las aspiraciones y esfuerzos de los latinos por avanzar en su movilidad ascendente en la sociedad estadounidense.

 

De este modo, en una era donde la sociedad democrática está institucionalizada, la frontera radical con el otro no puede ya ser en términos de clase, etnia o nacionalidad, sólo puede legitimarse si éste es peligroso. Así las cosas, la alteridad amenazante, en este caso encarnado en un barrio, se instituye como un criterio de separación legítimo, pues pareciera respetar el mandato democrático de no discriminar por ninguna de dichas variables, cuando en los hechos lo hace y a menudo por todas ellas al mismo tiempo (Kessler, 2012:175).

 

El avance social de la población latina, al menos como se manifiesta en El Paraíso, parece ser incierto y precario. La posible implicación de una barrorizacion de estas áreas se ve reforzada por la disminución en el número de latinos ricos en la ciudad, al mismo tiempo que el número de latinos con menor ingreso relativo aumenta y se concentra en las áreas menos afluentes. El avance inicial, truncado por la crisis del 2007, muestra lo endeble de sus bases. La consolidación del progreso a través de la compra de bienes raíces se perdió para muchos, quienes regresan a ser inquilinos y pierden oportunidades para acumular riqueza.

Tal parece que la paradoja del futuro latino sugerida en el caso de la ferretería, al principio de este artículo, es falsa. La polarización socioeco­nómica no es paradójica. A pesar del avance de algunos latinos, como señala la última cita, la inequidad y sus mecanismos quedan encubiertos bajo una promesa de oportunidad y competencia libre en condiciones desiguales, que fácilmente se pueden tornar antagónicas.

 

 

 

Conclusión

 

 

 

Aunque basado en datos duros, como índices censales sobre ingreso medio y porcentajes de propietarios, por ejemplo, el objetivo de este artículo es preventivo. Busca alertar sobre posibles derroteros. Por lo tanto, es especulativo en relación a la interpretación de la caída de la riqueza sugerida por los datos.

Asimismo, al enfatizar la importancia de las relaciones de las poblaciones latinas y latinoamericanas se busca resaltar la importancia de comprender la complejidad de estas relaciones. Se parte de subrayar contrastes y falta de cohesión de las poblaciones. Se enfatiza que los latinos no son recién llegados a los Estados Unidos ni tienen que ser un apéndice subordinado y excluido del futuro de los Estados Unidos, el país al que pertenecen aun de manera subordinada en muchos respectos. Una de estas subordinaciones se plasma en los esfuerzos al momento interrumpidos -si no truncados- de avanzar por medio de riqueza en bienes raíces.

El enfoque en dimensiones socioespaciales aquí ilustrado aclara un panorama complicado por múltiples variables y amplios contrastes. La dispersión latina a nuevas ciudades y regiones se ha atendido principalmente en estudios sobre poblaciones pobres e inmigrantes. El caso aquí expuesto exhibe particularidades reveladoras. Concierne principalmente a latinos nativos de los Estados Unidos con ingresos relativamente altos, que hanitan un suburbio de clase media por razones residenciales y no laborales.

Este artículo examina esfuerzos por avanzar socialmente, a la luz de reconfiguraciones demográficas, de ingreso y de patrones residenciales. Conocer las condiciones, las características y los posibles derroteros latinos es necesario para atender a mecánicas de inequidad que se cristalizan antes nuestros ojos, aunque configuradas por pautas inciertas y fragmentadas.

 

 

 

Referencias bibliográficas

 

 

 

Alba, R. D. y Nee, V. (2005). Remaking the American Mainstream: Assimilation and Contemporary Immigration. Estados Unidos: Harvard University Press.

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Bustamante, L. N. y Flores, A. (2019). Facts on Latinos. The U.S Pew Research Center. Recuperado de https://www.pewresearch.org/hispanic/fact-sheet/latinos-in-the-u-s-fact-sheet/

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Fuentes documentales

 

 

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1 Esta investigación esta siendo financiada por el Fondo Nacional para las Ciencias del gobierno Estadouniense (https://www.nsf.gov/awardsearch/showAward?AWD_ID=1758731&HistoricalAwards=false).

2 Aun cuando se pudiera pensar que con el paso del tiempo tal desbalance se eliminaría, el hecho es que, como el partido republicano evidencia, se establecen estatutos y prácticas antidemocráticas con consecuencias profundas a futuro.

3 Indiscutiblemente este era el caso al menos hasta antes de la crisis hipotecaria del 2007, cuando pareció haber hecho recontemplar esta estrategia financiera para algunos.