Docencia e investigación en clave de género

Asimetrías en las categorías científicas y áreas disciplinares

en la Universidad Nacional de Cuyo

 

Teaching and research from a gender perspective

Asymmetries in scientific categories and disciplinary areas

at the Universidad Nacional de Cuyo

 

María Soledad Gómez | ORCID: orcid.org/0000-0002-8723-1586

soledadgomez09@gmail.com

Universidad Nacional de Cuyo

 

Argentina

 

Recibido: 26/7/2021

Aprobado: 7/7/2022

 

Resumen

El sistema científico-universitario argentino se presenta genéricamente mixto, incluida la Universidad Nacional de Cuyo (UNCuyo). Sin embargo, se advierten mecanismos de inequidad de género que actúan como fenómenos de segregación horizontal (campos que se presentan tradicionalmente feminizados o masculinizados) y vertical (sitúa a las mujeres en los niveles inferiores de categorización) (Harding, 1986). Este estudio describe la distribución estructural según género del personal docente/investigador de la UNCuyo con pertenencia al Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) y al Programa de Incentivos, con el foco puesto en la distribución por áreas del conocimiento y categorías científicas. Se utilizaron los datos de las categorizaciones en el Programa de Incentivos y la base del SIGEVA-CONICET. Como producto del análisis se comprobó segregación horizontal en la persistencia de áreas generizadas. Al analizar la distribución por categorías científicas se pudo observar que la presencia de mujeres en las categorías superiores es notablemente inferior, mientras que su participación en las categorías más bajas es igualitaria e incluso superior a la de sus pares varones, lo que se asocia al fenómeno de segregación vertical.

 

Palabras clave: Brechas de Género, Carrera Científica, Universidades Nacionales, Conicet.

 

Abstract

The Argentinian scientific-university system, Universidad Nacional de Cuyo’s included, is a mixed-gender group. However, gender inequality procedures are observed: horizontal segregation behaviours (traditionally feminized or masculinized fields) and vertical segregation (women placed at lower levels of categorization) (Harding, 1986). This describes the structural distribution according to the gender of teacher/researcher staff of the Universidad Nacional de Cuyo belonging to CONICET (National Scientific and Technical Research Council) and Programa de Incentivos (Incentive Program). It focuses on the distribution by knowledge areas and scientific categories. Data sources were the descriptive statistics of categorization in the Programa de Incentivos and the basis of SIGEVA- CONICET. As a result, horizontal gender segregation was confirmed in the persistence of areas which have traditionally been gendered. By analysing the distribution through scientific categories, the presence of women in the highest categories is significantly lower, whereas women participation in the lowest categories is equal or even higher than men’s, associated with the phenomenon of vertical segregation.

 

 

Key words: Gender Gaps, Scientific Careers, National Universities, Conicet.

 

 

 

Introducción

 

 

 

El presente trabajo, basado en una investigación en curso, pretende analizar cómo se da la inserción en la carrera científica de las mujeres docentes investigadoras de la Universidad Nacional de Cuyo (UNCuyo) ubicada en Mendoza, Argentina. A pesar de la tardía incorporación de las mujeres a la academia (Barrancos, 2010) el sistema científico y universitario argentino se presenta como uno de los más paritarios de la región (RICYT, 2018). De acuerdo con las estadísticas del Anuario de la Secretaría de Políticas Universitarias (SPU) correspondiente al ciclo 2018, el sistema universitario nacional público contiene al 79% de la población estudiantil universitaria y al interior del mismo la representación femenina es levemente mayoritaria. Entre el personal docente para los niveles universitario y preuniversitario se confirma la misma tendencia: 73.742 mujeres y 72.546 varones (Anuario SPU, 2018). El Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), principal organismo de promoción científica, está conformado por 10.619 investigadores/as dentro del cual 53,6% son mujeres (SIGEVA-CONICET, 2020). No obstante, a pesar de la relativa paridad que muestran los datos estadísticos mencionados, se observan sesgos vinculados al género en las elecciones disciplinares y en la distribución en las categorías científicas. Varios estudios a nivel internacional y nacional confirman que las mujeres acceden en menor medida a los puestos de jerarquía y afirman que se presentan campos feminizados expresados como una extensión de las tareas de cuidado y enseñanza socialmente asignadas a las mujeres (Albornoz et al., 2018; Estébanez, 2003 y 2010; González García y Pérez Sedeño, 2002; Rebolledo y Espinosa, 2016; Suter, 2006; Tomás Folch y Guillamón Ramos, 2009; Vessuri, Canino y Rausell, 2004).

Para conocer la situación de las mujeres en la carrera científica de la UNCuyo se reconstruyó la distribución estructural según género del universo de docentes-investigadores/as que pertenecieran a los dos sistemas más importantes de incentivo a la investigación, el Programa de Incentivo a los Docentes-Investigadores (PROINCE) y el CONICET. Sobre dos bases de datos se realizó el análisis: la primera corresponde al personal docente categorizado en el PROINCE para 2018, proporcionado por la Secretaría de Investigación, Internacionales y Posgrado de la Universidad; y, la segunda, sobre el universo de investigadores de CONICET con cargo docente en la UNCuyo que ingresaron hasta diciembre de 2018. Esta información fue otorgada por el propio organismo a pedido del equipo de investigación del Centro de Estudios de la Circulación del Conocimiento Científico-UNCuyo, a través del acceso a la base del Sistema Integral de Gestión y Evaluación (SIGEVA).

A partir de estos datos se pudo determinar la manera en que se distribuyen según el sexo las categorías científicas y áreas disciplinares. Los resultados confirman que persisten brechas de género expresadas como segregación vertical y horizontal que se conjugan para limitar los espacios ocupados por las académicas y responden a criterios jerárquicos de diferenciación sexual basados en estereotipos de género.

 

 

 

Panorama de las diferencias de género en las trayectorias académicas

 

 

 

Los estudios sobre la situación de las mujeres en el sistema científico demuestran que existen mecanismos informales capaces de sostener y legitimar la segregación de hecho en la actividad científica. Los procesos de segregación horizontal corresponden a diferencias en la elección de los campos de conocimiento, que tradicionalmente ha ubicado a las académicas en las ciencias de la salud, sociales y de la educación, mientras prestan poca representación en aquellas de tipo tecnológico (Albornoz et al., 2018). Esto responde a la división sexual de las tareas específicas de la actividad científica, que otorga al personal femenino dentro de las diferentes disciplinas, las de menor relevancia, actuando como mecanismo no explícito de asignación de capital científico diferencial (González García y Pérez Sedeño, 2002). Para comprender estos procesos vale tener presente el hecho de que han pasado de la exclusión a la segregación, es decir, rápidamente crece su participación, pero no se da de manera igualitaria en todas las disciplinas. Esto resulta problemático no solo porque va en contra de la aspiración a igual acceso de mujeres y varones a todos los campos científicos, sino también porque responde a marcados estereotipos de género que yacen en los sistemas científicos y que, dentro de la valoración atribuida a cada área y tarea, se asocia con las características de lo científico a aquellas que tradicionalmente se han presentado más masculinizadas (Bourdieu, 1998; Fox Keller, 1991).

La segregación vertical responde a las diferencias en relación al acceso y permanencia en la carrera científica (Albornoz et al., 2018; Vessuri et al., 2004). Esta situación ha conducido a elaboraciones explicativas como el techo de cristal (Burin, 1987), en referencia a los obstáculos, algunas veces imperceptibles, a los cuales se enfrentan las mujeres en sus trayectorias; y el efecto Matilda (Rossiter, 1993), como expresión de la falta de reconocimiento y marginalidad del trabajo de las científicas. Se puede añadir el efecto tijera, que compara las trayectorias académicas entre ambos sexos, en cuya gráfica se observa que las mujeres representan la mayoría en las etapas iniciales de la carrera científica, pero son menos de la mitad en los cargos de mayor prestigio y dirección (Estébanez, 2010; Ortiz-Ortega y Armendáriz, 2017). También se han señalado las cargas socialmente impuestas sobre las mujeres en el encargue de las tareas de cuidado y responsabilidades familiares, lo que con frecuencia se traduce en disminución del tiempo para el ocio y recreación, así como para la dedicación a la carrera académica (Buquet Corleto et al., 2013). La presencia de hijos/as afecta de manera diferencial a varones y mujeres (Probert, 2005), lo que incide en la productividad científica no tanto en lo que concierne a la calidad de las investigaciones sino en factores como la movilidad internacional y el tiempo disponible para el trabajo (Estébanez, 2010).

Los estudios sobre la participación femenina en el sistema científico tecnológico argentino demuestran una composición igualitaria en el acceso a la educación universitaria con altas tasas de egreso femeninas y un proceso continuo de mayor equidad en el ingreso a becas y a las carreras profesionales científicas. Pero puesto el foco al interior, se evidencia disparidad en la distribución por género de las áreas disciplinares y de la valoración de la distribución de las tareas al interior de la actividad científica (Estébanez, 2010; Franchi et al., 2008). Según los hallazgos de María Elina Estébanez (2010) en el sistema universitario se hallan diferencias disciplinarias por sexo en la población estudiantil que se repiten en los espacios de investigación, con prevalencia de presencia masculina en áreas de las ingenierías y tecnologías y de las mujeres en ciencias sociales y humanidades. En su estudio sostiene que existe disparidad en la producción científica entre hombres y mujeres: los varones son más productivos y más citados; además se observa que las obras de mujeres son menos citadas por los investigadores varones. Los hombres tienden a conformar redes más grandes y fuertes y se inclinan a publicar en revistas extranjeras en mayor proporción que las mujeres.

En estudios más recientes, el foco de atención se ha orientado a identificar aquellos obstáculos que se presentan en las trayectorias identificados como barreras de tipo formativas y profesionales que prestan especial interés a la subrepresentación de las académicas en las carreras STEM (por sus siglas en inglés: science, technology, engineering, mathematics) (Bello y Estébanez, 2022; Szenkman y Lottito, 2021)

 

 

 

Sistemas nacionales de promoción científica y procesos de categorización

 

 

 

Dentro de la heterogeneidad del campo académico argentino se integra el personal docente en alguno o en los dos sistemas nacionales más importantes de promoción a la investigación: PROINCE y CONICET. Ambos sistemas difieren en sus mecanismos de evaluación y categorización, así como en las habilitaciones y el prestigio que otorgan a los agentes que participan: es decir, constituyen culturas evaluativas diferentes que conviven en el mismo espacio universitario (Beigel, Gallardo y Bekerman, 2018). Si bien en CONICET las mujeres representan el 53,6%, esta superioridad no se ve reflejada en la distribución de las categorías obtenidas en virtud de la menor proporción de mujeres en aquellas de mayor jerarquía. En un reciente estudio exploratorio sobre el universo de investigadores de CONICET activos ingresados hasta 2018 (Beigel y Gallardo, 2021), se advierte que el 60% de los integrantes de la Junta Calificadora de Méritos está integrado por varones y sólo dos mujeres son parte del Directorio. Mientras que en la distribución de las categorías CIC (Categoría de Investigación Científica) se revela una proporción mayor de las mujeres en las categorías inferiores y, a medida que se asciende jerárquicamente, a Principal y Superior, pierden notablemente representación. En otro estudio sobre investigación y género en la UNCuyo (Bayle, 2020) se analiza la distribución de categorías PROINCE según género, confirmando la tendencia por la cual la cantidad de mujeres se reduce gradualmente a medida que se asciende en los niveles superiores de categorización.

La UNCuyo está conformada por 5.890 docentes (Anuarios SPU, 2018) que se distribuyen en un 56,4% de mujeres y 43,6% de varones. A principios de marzo de 2019, la Secretaría de Relaciones Institucionales, Asuntos Legales, Administración y Planificación de la UNCuyo presentó un informe sobre Indicadores de Género. Se trata de una primera entrega en la que se presenta un análisis de los datos estadísticos relativos a la composición y representación política en perspectiva de género/sexo de la totalidad de los grupos que conforman la Universidad. En el documento se muestra la composición por carácter de contratación, dedicación y categoría del personal docente, que en general se muestra equitativo, con predominancia femenina en las posiciones de menor responsabilidad. Si bien el informe promete una segunda etapa donde se analizará la composición de género en trabajos de investigación, por el momento no ha sido presentada.

La investigación científica a nivel nacional se sostiene principalmente en el CONICET y las Universidades Nacionales. Si bien el PROINCE y el CONICET conforman un espacio heterogéneo dentro del que se desarrollan diferentes culturas evaluativas (Bekerman, 2018), ambas carreras de investigación proporcionan elementos para un análisis empírico, puesto que en una y otra se dan instancias de evaluación y categorización de la actividad científica materializadas en la obtención de categorías jerárquicas. La pertenencia de los/as investigadores/as a ambos sistemas es frecuente, y dentro del CONICET la mayoría de los/as investigadores/as manifiesta tener un cargo docente en una Universidad Nacional.

Frente a este panorama, se pretende reconstruir el estado actual de la distribución estructural según género del universo de docentes/investigadores de la UNCuyo mediante estadística descriptiva, instancia que se nutre de estudios exploratorios en torno a la posición que ocupan las científicas en el CONICET, PROINCE y las Universidades Nacionales, la descripción de la composición de las categorías de la carrera científica y el análisis de la distribución por área de conocimiento. Para ello se delimitó el universo sobre los datos de las categorizaciones en el PROINCE para 2018 proporcionados por la SIIP-UNCuyo, información clasificada por disciplina, unidad académica y categorías equivalentes a investigación. Para analizar la población UNCuyo-CONICET se accedió a la base del Sistema Integral de Gestión y Evaluación (SIGEVA) otorgada por el organismo con datos del universo de investigadores/as que ingresaron hasta diciembre de 2018. De esta base, con datos referidos a las categorías de la Carrera del Investigador/a y área del conocimiento, se seleccionó el listado de personal que manifiesta poseer un cargo docente perteneciente a la UNCuyo. Con el resultante universo el análisis se centró en la distribución estructural según género para describir posteriormente las brechas de género según áreas de conocimiento y categorías científicas.

 

 

 

Los techos de cristal en la carrera científica

 

 

 

Las carreras científicas pertenecientes al CONICET y al PROINCE presentan diferencias en la denominación y en sus esquemas de categorización y evaluación, así como en la definición de las áreas del conocimiento y disciplinas. En ambos casos las categorías se dividen jerárquicamente en cinco niveles. Para el CONICET corresponde a Categoría Carrera del Investigador Científico y Tecnológico (CIC) y se divide progresivamente en Investigador/a Asistente, Adjunto/a, Independiente, Principal y Superior. En el Programa de Incentivos reciben la denominación de Categorías Equivalentes de Investigación (CEI) ordenadas jerárquicamente en I, II, III, IV y V. En ambos sistemas las categorías superiores revisten una serie de habilitaciones para la dirección de proyectos, como jurado en los concursos de ingreso o promoción y en los procesos de categorización.

Para obtbener el incentivo del PROINCE deben someterse a un proceso de categorización, por ello es preciso distinguir entre docentes incentivados/as y docentes categorizados/as, dado que la totalidad de categorizados no corresponde a quienes efectivamente perciben el incentivo. En cada convocatoria se conforman las Comisiones Regionales de Categorización, encargadas de coordinar el proceso y seleccionar los Comités Evaluadores. La apertura de la última convocatoria dio inicio en 2014, comenzando efectivamente el proceso de evaluación en 2016, y se extendió hasta finales de 2018, constituyéndose la UNCuyo como sede de la Comisión Regional Centro Oeste.

Según los datos obtenidos sobre las categorizaciones por la SIIP del PROINCE correspondiente a la UNCuyo actualizada a 2018, 1.623 docentes revisten una categoría vigente, 997 mujeres y 626 varones, lo que indica una ventaja femenina expresada en términos porcentuales, de 61,4% a 38,6%. Distribuidos en las cinco categorías la totalidad del personal investigador conforma el 27,7% en V, 22,5% en IV, 29,4% en III, 11,9% en II y 8,5% en I: de esta manera las categorías III y V concentran la mayor proporción, en conjunto representan el 57,1% del total. En la Tabla 1 es posible observar que las tres categorías inferiores, tanto para el grupo de varones como de mujeres constituyen los espacios más numerosos y aquellos donde la brecha favorece a las docentes. Sin embargo, la participación femenina se invierte en los niveles superiores. Sólo el 5,4% de las investigadoras alcanza la categoría superior, mientras que en el caso de los varones lo hace el 13,4%: esto verifica que en la medida en que se desciende en el nivel jerárquico las mujeres integran de modo más predominante la base.

 

 

Tabla 1. Distribución porcentual de las CEI

según género y diferencia de mujere.

UNCuyo-PROINCE. Año 2018

 

CEI

Mujeres

Varones

Diferencia de

pujeres (puntos)

I

II

III

IV

V

5,4%

10,4%

30,4%

24,1%

29,7%

13,4%

14,2%

28,0%

20,0%

24,4%

-8

-3,8

2,4

4,1

5,3

Totales

100%

100%

 

 

Fuente: Elaboración propia sobre la base

de docentes categorizados en PROINCE de la UNCuyo

 

 

Dentro del CONICET, la situación de las mujeres presenta las mismas características, aunque en un grupo mucho más reducido. De acuerdo a lo que muestra el SIGEVA, el personal investigador con cargo docente en la UNCuyo corresponde a un total de 292, equitativamente distribuido entre 147 mujeres y 145 varones. Del análisis sobre las categorías científicas de acuerdo a la concentración por género/sexo (Tabla 2) observamos que las docentes/investigadoras en el nivel Superior componen el 0,7% mientras que entre los varones asciende al 4,8%. En los tres niveles iniciales se distribuyen de manera equitativa (en promedio de 30% las académicas) y, asimismo, en el caso de los varones de Asistente a Independiente, promediando el 25%, categorías que conforman el grueso del total del personal investigador. Sin embargo, llama la atención que en el nivel Asistente la diferencia en favor de las mujeres en comparación con sus homólogos es de 10 puntos mientras que en el nivel Principal se invierte en la misma proporción. Sólo una mujer se ubica como investigadora Superior frente a los siete varones en su mismo nivel.

 

 

Tabla 2. Distribución porcentual de las CIC según género y diferencia de mujeres.

UNCuyo- CONICET. Año 2018.

 

CIC

Mujeres

Varones

Diferencia de mujeres (puntos)

Superior

Principal

Independiente

Adjunto

Asistente

0,7%

8,8%

29,9%

27,9%

32,7%

4,8%

19,3%

26,9%

26,9%

22,1%

-4,1

-10,5

3

1

10,6

Totales

100%

100%

 

 

Fuente: Elaboración propia sobre la Base SIGEVA-CONICET

 

 

 

Los roles de género y las elecciones disciplinares

 

 

 

El interés por indagar sobre la representación de las mujeres en la distribución disciplinar se sustenta en estudios que sugieren que existe un fenómeno por el que se atribuye una asignación de sexo a ciertas áreas y actividades (Astelarra, 2005). Lo que se presenta como preferencias individuales, en ocasiones expresa la internalización de las normas sociales por las que se establece un reparto natural del trabajo, en consonancia con la división sexual del trabajo, que conlleva a diferenciaciones en el posicionamiento laboral. En esta división, las Ciencias Exactas y Tecnología

 

tienen un peso simbólico muy importante porque se les atribuye el más alto significado para el desarrollo de la sociedad contemporánea, lo que se traduce en que estas áreas obtienen una abundancia de recursos que no recibe ningún otro campo de conocimiento, además del halo de prestigio que rodea a quienes se dedican a estos menesteres. (Buquet Corleto et al., 2013:286)

 

Asimismo, es conocida la feminización de áreas como las Ciencias Sociales, Psicología, Ciencias de la Educación, Ciencias de la Salud y Trabajo Social, entre otras, asociadas a la identificación de las mujeres con estereotipos de género que las ubican en lo referido a materia de cuidado (Estébanez, 2010; Perelló Tomás, 2012; Sagebiel y Dahmen, 2006).

La organización disciplinar de ambos sistemas presenta diferencias que no hacen posible una compatibilización unívoca. Por ese motivo, se realiza el análisis de manera separada.

La SPU organiza los Comités Disciplinarios para cada evaluación, en el marco del PROINCE, en 19 disciplinas. La distribución según géneros en el conjunto de disciplinas para la última categorización (Tabla 3) muestra que, Veterinaria (1) y Arquitectura (10) están integradas por mujeres únicamente y no se presentan casos donde no haya presencia femenina. Haciendo foco en las docentes, el 51% se distribuye en las cuatro disciplinas más representativas: Educación; Literatura y lingüística; Agronomía y Medicina, odontología y ciencias de la salud. A su vez, el 56% de los docentes/investigadores se distribuye en: Ingeniería, Física, Agronomía y Medicina, odontología y ciencias de la salud. Entre las disciplinas con menor cantidad de mujeres se hallan Ciencias de la tierra, el mar y la atmósfera (8) y Física (20).

 

 

Tabla 3. Distribución porcentual por disciplina según género. UNCuyo-PROINCE. Año 2018.

 

Disciplina

Mujeres

Varones

Diferencia de mujeres (puntos)

Agronomía

Antropología, sociología y ciencias políticas

Arquitectura

Artes

Biología

Ciencias de la tierra, el mar y la atmósfera

Derecho

Economía, administración y contabilidad

Educación

Filosofía

Física

Historia y geografía

Ingeniería

Literatura y lingüística

Matemática

Medicina, odontología y ciencias de la salud

Psicología

Química, bioquímica y farmacia

Veterinaria

11,6%

8,1%

1%

7,1%

2,2%

0,8%

1,3%

3,2%

17,5%

2,8%

2%

7,8%

7,2%

11,9%

1,6%

10,5%

0,6%

2,5%

0,1%

10,7%

5,8%

0%

5,4%

3,5%

2,2%

3%

4,3%

3,4%

4,5%

14,5%

4,8%

23,6%

2,1%

1,9%

7,3%

0,3%

2,6%

0%

0,9

2,4

1

1,7

-1,3

-1,4

-1,7

-1

14,1

-1,7

-12,5

3

-16,4

9

-0,3

3,2

0,3

0

0,1

Total general

100%

100%

 

 

Fuente: Elaboración propia sobre la base de docentes categorizados en PROINCE de la UNCuyo.

 

 

En el caso del CONICET. se presentan cuatro áreas del conocimiento:

 

 

Recientemente se incorporó el área Tecnología (KT), sin embargo, sus integrantes se han incluido en CAIM por su pertenencia disciplinaria. La distribución por género y área de conocimiento en el CONICET (Tabla 4) indica que en el grupo de investigadoras CBS se concentra la mayor proporción (33,3%) mientras que entre los investigadores corresponde a CEN (37,9%). El área de CSH mantiene la brecha más favorable para las científicas y CEN para los varones.

 

 

Tabla 4. Distribución porcentual según gran área UNCuyo-CONICET. Año 2018.

 

Gran

área

Mujeres

Varones

Diferencia de mujeres (puntos)

CAIM

22,4%

22,1%

0,4

CBS

33,3%

30,3%

3

CEN

23,8%

37,9%

-14,1

CSH

20,4%

9,7%

10,8

Totales

100%

100%

 

 

Fuente: Elaboración propia

sobre la Base SIGEVA-CONICET.

 

 

 

Consideraciones finales

 

 

 

A partir de los datos expuestos es posible afirmar que el personal docente/investigador de la UNCuyo categorizado en el Programa de Incentivos se distribuye de manera dispar entre las 19 disciplinas, lo que puede asociarse principalmente a las tradiciones científicas de cada Unidad Académica (UNCuyo, 2020). Asimismo, se pudo verificar que cinco de las disciplinas que más numerosas se presentan (61% del total de personal categorizado) corresponden también a aquellas donde las marcas de género son más notorias. De manera ejemplificadora, si consideramos la disciplina más feminizada (Educación) y la más masculinizada (Ingeniería) es posible asociarlas a las tareas de enseñanza y a las habilidades técnicas respectivamente. Mientras que, en el mismo sentido en las categorizaciones de CONICET, salvando las diferencias al interior de cada gran área, no deja de ser significativo que la mayor integración de las científicas sea en CBS vinculadas al cuidado y en el caso de los investigadores corresponda a CEN relacionado a habilidades de abstracción.

Las disparidades entre los géneros también se expresan en las jerarquías que revisten las categorías alcanzadas en las trayectorias. Si bien el presente estudio responde una fotografía tomada en 2018, algunos estudios sobre el sistema científico argentino y de América Latina (Beigel y Gallardo, 2020; Bello y Estébanez, 2022) contribuyen a pensar que frente a la incorporación equitativa de hombres y mujeres en las etapas iniciales de la carrera científica no es posible afirmar que sólo se trate de una cuestión de tiempo hasta que las científicas logren mayor representación en los niveles de máximo prestigio académico.

La literatura advierte que la situación de las mujeres en la ciencia ha pasado de la exclusión a la segregación. Los niveles de equidad que el sistema científico-universitario argentino presenta a nivel regional no implica que las mujeres hayan accedido en igualdad de condiciones que sus pares varones. Incluso dentro del personal docente/investigador de la UNCuyo persisten brechas de género en las trayectorias académicas. La escasa representación femenina en las categorías que revisten prestigio y capacidad de dirección debe ser advertida como un mecanismo que las aparta de los espacios que revisten mejores oportunidades para el avance de sus carreras científicas. A la par, las asimetrías en la composición de algunas disciplinas como respuesta a una división sexual de las tareas científicas permiten advertir que las investigadoras quedan en una posición de desventaja tanto en el acceso a la financiación de sus proyectos y como al reconocimiento en el plano simbólico. A pesar de que en lo formal no existen impedimentos institucionales discriminatorios en torno al sexo, la asignación que cabe a las científicas corresponde a una determinación social que, bajo la naturalización sobre cuáles son sus capacidades y posibilidades de dirección, traza una división que se ejerce como violencia simbólica (Bourdieu, 1998). Al considerar en conjunto este estudio con trabajos similares en otras universidades nacionales del país (Aranda, 2016; Rossomando et al., 2019; Rossomando, 2021) que confirman tendencias similares y a partir de las líneas que se abren sobre la participación femenina en las disciplinas STEM consideradas como carreras del futuro, altamente especializadas y mejor remuneradas, resulta pertinente dirigir esfuerzos a identificar los obstáculos especialmente de índole institucional que impiden una participación plena e igualitaria de hombres y mujeres en el sistema académico.

 

 

 

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