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Gili Diez
TRAMAS SOCIALES | Nº 01 | Año 01 | ISSN 2683-8095
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TERRITORIALIDAD CHACARERA EN DISPUTA:
REFLEXIONES ACERCA DE JÓVENES CHACAREROS DE MÉDANO DE ORO
Gili Diez, Valeria.
1
Valeria Gili Diez
1
1.Filiación: Universidad Nacional de San Juan. Facultad de
Ciencias Exactas, Físicas y Naturales - Facultad de Ciencias
Sociales. Licenciada y Profesora en Sociología. Docente,
Investigadora y Extensionista. Doctorando en Estudios
Sociales Agrarias en el Centro de Estudios Avanzados de
la Universidad Nacional de Córdoba. Dirección electrónica:
valeriagili@unsj-cuim.edu.ar
Resumen:
El presente trabajo buscar profundizar en el caso de
jóvenes chacareros del espacio social rural de Médano
de Oro, departamento Rawson de la provincia de
San Juan, Argentina, recuperando avances de lo que
congura la tesis doctoral de la autora.
El estudio busca reexionar sobre las dimensiones
territorio, desarrollo e identidad a la luz de los debates
actuales que permean el amplio campo de la Sociología
Rural, tomando como un insumo un caso especíco de
indagación. Nos interesa comprender el imbricamiento
entre lo laboral - formativo, el universo de lo doméstico
y el productivo, y cómo la dinámica de sus relaciones
Recepción: 12/07/2018 | Aceptación: 15/09/2018
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incide en los procesos de clasicación social de los
sujetos que pueblan los territorios.
En este sentido, el trabajo responde al encuadre
socio-antropológico crítico (dialéctico-relacional) que
rescata la complejidad del mundo socio cultural y que
se diferencia de la lógica disyuntiva de producción de
conocimiento cientíco. Por tanto, permite pensar la
investigación como un proceso exible en el que los
actores son visualizados como productores de prácticas
y sentidos.
Palabras Claves:
Desarrollo – Territorio – Identidad – Juventud Rural.
Territoriality chacarera in dispute:
Reflections on young chacareros from Médano
de Oro
Abstract:
The present work seeks to deepen in the case of young
chacareros of the rural social space of Médano de
Oro, department Rawson of the province of San Juan,
Argentina, recovering advances of which it congures
the doctoral thesis of the author.
The study seeks to reect on the dimensions of
territory, development and identity in the light of the
current debates that permeate the broad eld of Rural
Sociology, taking as an input a specic case of inquiry.
We are interested in understanding the imbrication
between the labor-formative, the universe of the
domestic and the productive, and how the dynamics
of their relationships aect the processes of social
classication of the subjects that inhabit the territories.
In this sense, the work responds to the critical socio-
anthropological framework (dialectical-relational) that
rescues the complexity of the socio-cultural world and
that diers from the disjunctive logic of the production
of scientic knowledge. Therefore, it allows thinking
about research as a exible process in which the actors
are visualized as producers of practices and meanings.
Key Words:
Development - Territory - Identity - Rural Youth.
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Introducción
Históricamente los conceptos de desarrollo y territorio
han sido –y son- ampliamente disputados por
diversos colectivos de pensamiento con el objetivo
de denirlo e imponerlo. Este trabajo toma como
insumo de reexión esos debates desde un colectivo de
pensamiento especíco, que intenta tomar distancia de
las miradas disciplinares más conservadoras. El estilo
de pensamiento
1
al que abonamos, las presuposiciones
“sobre las cuales el colectivo de pensamiento construye
su edicio teórico” (Fleck, 1986, p. 23); entiende el
territorio como un espacio de vida en donde tiene lugar
la existencia humana
2
.
Desde este estilo de pensamiento, no hay lugar para
pensar los sujetos sociales sin comprender su territorio,
en tanto “espacio donde se maniestan y dirimen los
conictos económicos, sociales, políticos y culturales,
donde se lucha por la conquista de los respectivos
intereses y donde se disputa el poder político y
económico”. (M. Manzanal, 2006, p. 25). Como se
observa, el sentido de la disputa es indisociable del
concepto de territorio, que contiene, como señala
Fernandes (2008), principios de: soberanía, totalidad,
multidimensionalidad, pluriescalaridad, intencionalidad
y conictualidad.
El territorio es un espacio de disputa por imponer
determinadas estrategias de desarrollo, es decir, no
sólo como un espacio denido por límites geográcos
sino como un ámbito de poder, de conictos, alianzas
e intereses consensuados o contradictorios. “El
territorio es una conguración histórica y espacial de las
1. El estilo de pensamiento está conformado por “la
tradición, la formación y las costumbres dan origen a una
disposición a percibir y actuar conforme a un estilo, es
decir, de forma dirigida y restringida (…)” (Fleck, 1986,
p.131).
2. Los aportes realizados a principios de los años 70 por
Henri Lefebvre (1974, 1976, 1978) en torno a la producción
del espacio y la revolución de la vida cotidiana representan
un importante insumo de reflexión.
relaciones de poder, producto de una formación social
históricamente determinada” (Moscheni y Carrizo, 2015,
p. 3). Las transformaciones rurales latinoamericanas
son el resultado de reconguraciones en las relaciones
de poder que sustentan el paradigma del capitalismo
agrario hegemónico.
Desde el advenimiento del paradigma totalizante del
capitalismo agrario en el siglo XVI, el espacio rural
latinoamericano se ha visto fuertemente imbricado por
la intensicación del dominio del capital trasnacional
que traza los límites de actuación de las poblaciones
rurales en sus territorios. Como sostiene Fernandes
(2008), existen varios ejemplos en América Latina, en
que el capital transnacional determina las políticas de
desarrollo socio territorial de los distintos países.
Cuando aludimos a capitalismo agrario estamos
pensándolo en términos de la cuestión agraria, es
decir, retomando los aportes de Karl Kautsky quien
la entiende como complejidades asociadas a las “(…)
transformaciones de la agricultura dentro del régimen
de producción capitalista (…) cómo el capital se apodera
de la agricultura, la transforma, destruye las viejas
formas de producción y de propiedad y crea la necesidad
de nuevas formas.” (Kautsky, 2002, p. 6).
Asimismo, diversos autores
3
señalan que, como
consecuencia de estos cambios, el sector más vulnerable
de la población argentina es el de los jóvenes, pues
sobre ellos recaen, con mayor crudeza, las crisis de
la educación, de la familia y del mercado de trabajo,
produciéndose un incremento de la brecha en el acceso
a condiciones de vida saludables.
En este marco de situación, nos interesa profundizar
en el caso de jóvenes chacareros
4
de la localidad de
3. Román, 2003; Miranda, 2006; Svampa, 2008; Otero,
2010.
4.En el trabajo de campo los jóvenes se identificaron como
chacareros, por ello utilizamos esta categoría. Cabe aclarar
que no desconocemos la vasta bibliografía referente al
sujeto agrario campesino, sin embargo, esa discusión
excede los propósitos del presente artículo.
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Médano de Oro de la provincia de San Juan, Argentina.
La particularidad de las juventudes rurales en el Médano
de Oro implica considerar que este ámbito seleccionado
no es un micro mundo que se explica en sí mismo, sino
-como explica Cragnolino (2015)- un espacio accesible
donde pueden visualizarse las maneras singulares en
que los procesos globales estructurales se desarrollan.
Interesa enfocar la atención en los diferentes actores
presentes considerando las relaciones múltiples y
cambiantes y los procesos de apropiación, negociación
y conicto.
En este sentido, el énfasis estuvo puesto en los
procesos de subjetivación a partir del análisis de los
procesos de producción de estos agentes, el contexto
familiar, experiencias formativas, laborales, prácticas
de organización doméstica y relativas a la herencia,
inscriptas al interior del espacio social rural.
Partimos del supuesto que las prácticas y sentidos
asociados a la educación, trabajo y familia asumen un
carácter diferente en cada contexto histórico particular
y en las formas en las que las juventudes rurales
contemporáneas transitan los territorios. En términos
relacionales, se advierte la interacción entre la dinámica
estructural y los universos de sentido que se desarrollan
en ámbitos rurales y dan lugar a apropiaciones y
relaciones sociales especícas entre diferentes actores
que pueblan esos espacios.
Las diferencias, similitudes y particularidades de los
sujetos agrarios representaron un gran insumo para
problematizar nuestro estudio, y para poder delimitarlos
teórica y metodológicamente. En ese sentido, las
diferencias que enuncian en términos de chacareros,
colonos y campesinos ilustra bastante bien el tipo de
sujetos agrarios abordados en este trabajo. Por jóvenes
chacareros
5
entendemos aquellos sujetos agrarios que
se caracterizan por una organización social del trabajo
anclada predominantemente en vínculos de parentesco
5.Autores como Archetti y Stolen (1975) denominan
a este tipo de sujetos agrarios como farmers, mientras
que autores como Bartolomé (1975) o Murmis (1974) los
clasifican como colonos o chacareros argentinos.
más que en relaciones salariales, lo que no implica la
inexistencia de éstas últimas. Raúl Paz (2011) señala
que “el uso de mano de obra familiar en el proceso de
la producción, una cierta capacidad de acumulación,
la propiedad de la tierra, su transferencia a través de
la herencia y un nivel de tecnicación en las tareas
agrícolas, constituyen las principales características
(…).” de este tipo de organización social en espacios
rurales.
En nuestro estudio, nos interesa comprender el
imbricamiento entre lo laboral - formativo, el universo de
lo doméstico y el productivo, y cómo la dinámica de sus
relaciones incide en los procesos de clasicación social
de los sujetos que pueblan el territorio. Las experiencias
formativas en la unidad doméstica refuerzan el sistema
de clasicación inscripto en el espacio social rural que
dene la posición de los jóvenes chacareros en la división
social (y sexual) del trabajo rural.
Es decir, en comprender los procesos de subjetivación,
particularmente a partir de identicar los mecanismos
(Bourdieu, 2002) y las luchas (de distinta intensidad
y perdurabilidad) implicadas en la denición de los
sistemas legítimos de clasicación social sobre los
que se conguran las posibilidades de subjetivación.
Productor, propietario, no propietario, joven, hombre,
mujer; resultan ser categorías con las que no sólo
se nomina, sino también, sentencias con las que se
refuerza el sistema de divisiones sociales inscripto en
el espacio. Sentencias que, dependiendo del estado
especíco de los mecanismos de reproducción, siempre
están en disputa (Dacuña y Gili; 2014, p. 3).
La elección de los jóvenes rurales como sujetos de
interrogación pone en consideración los intensos
debates sobre las juventudes latinoamericanas,
tornando sus deniciones e implicancias complejas,
polisémicas y muchas veces constituyendo materia de
controversia.
La emergencia de la(s) juventud(es) rural(es) como
actor social y sujeto identitario, no sólo ha renovado la
vieja tensión entre la sociología, la antropología de la
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juventud y las ciencias sociales rurales con respecto a
este segmento sociocultural, sino que actualmente esta
tensión ha tendido a agudizarse. Tal situación estriba en
los cambios radicales que ha experimentado la sociedad
rural latinoamericana en estos últimos veinte años,
donde en un escenario deseado o impuesto, constatado
o prescrito, de una “nueva ruralidad”, las y los jóvenes
rurales aparecen como agentes protagónicos (Yanko
González Cangas, 2003, p. 2).
Adherimos al colectivo de pensamiento socio-
antropológico relacional, el que tiene como una de sus
dimensiones centrales el concepto de espacio social
rural y no así el de comunidad rural. Cragnolino (2001)
sostiene que la idea de comunidad encierra el supuesto
de homogeneidad, ponderando lo compartido y no así
las diferencias (disputas, conictos, intencionalidades)
que tienen lugar en el devenir cotidiano; al tiempo que
ignora las determinaciones sociales que inciden en las
prácticas de las diversas instituciones que conforman el
espacio social.
Desde una perspectiva relacional e histórica entendemos
por espacio social al sistema de posiciones constituidas
históricamente, denidas a partir de los recursos que
disponen los actores, en tanto sujetos sociales, que
suponen relaciones entre esas posiciones. Desde este
enfoque la sociedad no se compone de individuos, sino
que expresa la suma de los vínculos y relaciones en la
que están insertos los individuos (Cragnolino, 2001, p.
24)
El concepto de espacio social recupera la noción de
conictividad, de disputa y allí reside nuestro interés en
emplearlo. Las relaciones sociales producen diferentes
espacios y territorios que se reproducen en permanente
conictualidad. “En las ciudades, en los campos, en
los bosques, entre campo y ciudad, entre naciones
y pueblos en un país, a partir de distintas relaciones
sociales y políticas, los territorios son producidos
y destruidos en conicto permanente, generando
complejas conictualidades” (Fernandes, 2008, p.5).
La construcción de la estrategia metodológica.
Desde la perspectiva en la que nos inscribimos la
selección de un tema y su transformación en un problema
de investigación supone, un proceso dialéctico, colmado
de sucesivos retoques, cambios y recticaciones. No se
construye conocimiento de una sola vez.
En este sentido, el trabajo responde al encuadre
socio-antropológico crítico (dialéctico-relacional) que
rescata la complejidad del mundo socio cultural y que
se diferencia de la lógica disyuntiva de producción de
conocimiento cientíco. Por tanto, permite pensar la
investigación como un proceso exible en el que los
actores son visualizados como productores de prácticas
y sentidos.
Adoptamos como criterio de selección de las unidades
de análisis, la auto identicación que hacen los
jóvenes de ellos mismos, dando paso a la categoría
jóvenes chacareros, posibilitándonos así profundizar
teóricamente y analíticamente el sentido que posee
el “ser y sentir chacarero” en Médano de Oro. Nuestra
preocupación por recuperar la dimensión identitaria
desde la auto-identicación de los sujetos se vincula
con el lugar hacia donde dirigimos la atención a la vida
social en términos relacionales, es decir, “ser chacarero
implica sentirse y autodenominarse como tal” (Poggi,
2009, p.5).
El enfoque socio-antropológico crítico (dialéctico-
relacional) remitió al reconocimiento de la estructura
agraria, las diferentes posiciones y relaciones de
clases, pero también supuso el reconocimiento de las
relaciones de poder al interior de la familia y respecto a
generaciones y géneros, que se expresan al interior del
espacio social rural.
Desde esta perspectiva es que seleccionamos las
unidades de análisis del presente estudio, éstos son los
jóvenes varones, ocupados en la actividad hortícola,
hijos de propietarios rurales, emplazados en la localidad
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de Médano de Oro, departamento Rawson de la
provincia de San Juan.
Cabe destacar que la selección de los jóvenes no se da
de manera escindida de la unidad doméstica, en tanto
organización social con una estructura de poder y un
sistema de autoridad, que devela posiciones, relaciones
y responsabilidades diferenciales y que, tiene por
principal propósito la reproducción y/o mantenimiento
de los integrantes que la componen.
En cuanto al recorte de la unidad espacial, el trabajo se
emplaza en la localidad de Médano de Oro perteneciente
al departamento Rawson de la Provincia de San Juan,
espacio comúnmente reconocido por los ciudadanos
sanjuaninos por su trayectoria histórica en la horticultura.
En la actualidad tanto el perl socioeconómico como
paisajístico se encuentra en profunda transformación,
fruto del avance de proyectos inmobiliarios en la zona,
en detrimento del uso productivo de las tierras de
Médano de Oro. A continuación, presentamos una breve
caracterización de la unidad espacial seleccionada.
El espacio social rural de Médano de Oro, San
Juan, Argentina.
Tomando la armación de Haesbaert (2004) que “no hay
manera de denir al individuo, al grupo, a la comunidad,
a la sociedad sin al mismo tiempo insertarlos en un
determinado contexto geográco territorial” (p.20),
presentamos una breve caracterización de Médano de
Oro.
Los jóvenes sujetos de nuestro estudio residen y
trabajan en una de las zonas hortícolas por excelencia de
la provincia de San Juan: Médano de Oro, departamento
Rawson. Esta localidad está ubicada en el centro sur
de la provincia de San Juan, a unos 10 km de la ciudad
Capital.
Sus orígenes se remontan a principios del siglo XX
cuando debido a sucesivos esfuerzos e iniciativas,
tanto gubernamentales como privadas, se logró
comenzar a poblar un territorio potencialmente apto
para el desarrollo agroproductivo, pero anegado por la
continua revenición
6
. Al analizar la composición de la
población según su origen, Dacuña (2013) advierte que
entre 1914 y 1947, un 91% de los habitantes de Rawson
eran nativos y otro 7% era originario de Europa, en
especial España e Italia.
La historia de ocupación Médano de Oro se asocia,
por una parte, a factores de orden geográcos, como
por ejemplo, la puesta a disposición de tierras aptas
para el cultivo a través de obras de desecación
7
; y por
otra, a factores sociopolíticos tales como las políticas
inmigratorias y proyectos de colonización agraria
como medio de atraer y radicar población, con el n de
expandir la frontera agrícola (Servetto y Castilla, 2001).
En la mayoría de los casos la chacra es, al mismo
tiempo, una unidad de residencia y de producción. Este
hecho facilita que el grupo doméstico en su totalidad
se involucre de alguna manera en las tareas agrícolas y
labores culturales. Estas familias utilizan mano de obra
familiar, aunque recurren en épocas de trabajo intensivo
a la contratación de obreros (Gili, 2010, p. 52).
En la conformación familiar los jóvenes constituyen
mano de obra de la unidad productiva - doméstica,
con posibilidades certeras de en un futuro cercano ser
propietarios de los medios de producción vía procesos
de transmisión patrimonial: la herencia. Las formas de
transmisión del patrimonio representan un elemento
fundamental para este tipo de sujetos agrarios,
6. Se entiende por revenición el fenómeno de napas
subterráneas que alcanzan la superficie lo que afecta
directamente la calidad del suelo, de los cultivos, la
producción y viviendas.
7. Fue de crucial importancia la realización de obras de
desecación, dada la existencia de ciénagas en la localidad.
Entre 1910 y 1936 se realizaron canales y desagües
permitiendo la utilización de las tierras revenidas, para
fines agrícolas.
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especialmente cuando la unidad doméstica es al mismo
tiempo unidad productiva.
En este sentido, entendemos que la complejidad de la
herencia y su transmisión se vinculan con elementos
que no responden a lógicas exclusivamente económicas
o al cálculo y la ganancia, sino que se imbrican con
pautas culturales y tradiciones familiares, es decir,
existe un “saber hacer”, una lógica práctica, una clase
de mecanismos institucionalizados en cada familia y de
generación en generación.
Las familias de procedencia de estos jóvenes
chacareros son propietarias de explotaciones de entre
5 y 20 hectáreas. La actividad productiva se basa en
una diversicación de cultivos hortícolas estacionales
orientados principalmente al mercado local (Gili, 2010,
p. 35). Se dedican fundamentalmente a la producción
hortícola siendo los cultivos predominantes ajos,
cebolla, espárragos, tomates, pimientos, choclos, entre
otros. Según el Relevamiento Agrícola realizado por el
departamento de Hidráulica de la Provincia de San Juan
para el ciclo 2006 - 2007, el principal cultivo de la zona es
la vid con 1491 has; le siguen las hortalizas con alrededor
de 1462 has. y el olivo que cuenta con 558 has.
Los chacareros de Médano de Oro no están al margen de
los procesos de expansión del agronegocio; realizan su
trabajo en un contexto caracterizado por innumerables
restricciones de tipo económico y natural. Entre los
principales obstáculos económicos están las dicultades
de acceso a maquinarias y herramientas agrícolas,
alto costo de los insumos, limitado acceso a créditos;
inconvenientes para alcanzar los requerimientos de
mercados cada vez más competitivos, etc. En cuanto
a los obstáculos naturales, estas familias chacareras
están expuestas a limitaciones generadas por
factores de escaso control humano que suelen afectar
negativamente la producción, como, por ejemplo: los
problemas climáticos, las pestes, plagas y malezas y de
agua para regadío, entre otras.
Territorialidad chacarera en disputa
Médano de Oro es un espacio en el que -en principio-
las luchas no “parecen” evidentes. Reconocer en él,
–lugar en el que no se identica de manera abierta la
movilización de grupos sociales (como por ejemplo el
Movimiento Sin Tierra (MST) en Brasil)- las luchas por
denir los sistemas de clasicación social, y por resolver
las posiciones y las relaciones entre esas posiciones,
expresas en continuidades y discontinuidades
generacionales, implicó un desafío (…) (Dacuña y Gili,
2014, p.3).
En una primera aproximación, Médano de Oro se nos
presentó como un lugar muy similar al mar muerto,
hasta parecía no ser relevante para ser considerado
como objeto de estudio por aquellos que estamos
interesados en estudiar los procesos de luchas,
resistencias y/o reivindicación social. Nos era dicultoso
hasta identicar la fuerza evidente del Estado y de sus
instituciones, y las continuidades y discontinuidades
presentes en los mecanismos de reproducción.
Sin embargo, al adentrarse en la comprensión de
los procesos socio-genéticos de este espacio, y en
particular en la historia hecha cuerpo, en la historia en
persona, comenzó a emerger el carácter propiamente
histórico y contradictorio de los hechos sociológicos
más relevantes en este espacio social (género, raza,
clase, división del trabajo, Estado, generación, etc.)
(Dacuña y Gili, 2014, p.4).
Los chacareros de Médano de Oro han construido su
identidad en torno al territorio. La identidad chacarera
se erige sobre la base de un proyecto político que tomó
como eje vector de desarrollo la inmigración europea
hacia Argentina. También se ha considerado a los
chacareros, como “(…) un tipo identitario con un habitus
especíco y una posición política particular siendo que
su construcción tradicional, en particular hacia el Grito
de Alcorta en 1912, fue frente a la otredad representada
en los grandes terratenientes” (Pardías, 2013: p. 16).
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Una de las características de los territorios es su
multidimensionalidad. En este trabajo y en relación
con nuestros objetivos, haremos foco en la dimensión
económica y formativa y su relación con las de territorio,
desarrollo e identidad. Ello implica comprender que:
Las disputas territoriales no se limitan a la dimensión
económica. Debido a que el territorio es una totalidad,
y multidimensional, las disputas territoriales se
desarrollan en todas las dimensiones, por lo tanto,
las disputas ocurren también en el ámbito político,
teórico e ideológico, lo que nos permite comprender los
territorios materiales e inmateriales (Fernandes, 2008,
p. 14).
Los chacareros de Médano de Oro han construido su
territorialidad principalmente a través de la relación social
trabajo, pero no únicamente. Si bien el conocimiento
productivo se ha construido generacionalmente a
través la división familiar del trabajo, el territorio como
espacio de vida es multidimensional. Esto signica
que no se agota en la dimensión económica e intentar
comprender la dinámica territorial sólo por las relaciones
de producción (por más dominantes que éstas sean) es
incurrir en un equívoco.
En la actualidad, y en el marco de un capitalismo
agrario avanzado, los horizontes de actuación de
las explotaciones chacareras han sufridos diversas
transformaciones de toda índole. Una serie de
elementos característicos de los chacareros son los que
les permiten sobrevivir ante la imposición de nuevas
reglas del juego
8
.
Algunas de estas cualidades se relacionan con una ética
del trabajo y un modelo austero de consumo (Balsa,
2009), la supervivencia de elementos típicamente
campesinos (Pardías, 2013), una tendencia sostenida al
8. Entre ellos, Pardías (2013) señala una “(…) socialización
en el oficio, la preservación del patrimonio a través del
matrimonio y formas de manejo de la herencia, así como
los arreglos inter- e intrageneracionales orientados a
sostener la propiedad de la tierra, así como la unidad en
producción y organizada en forma familiar.
ahorro constante y a la inversión cauta, un modo de vida
no orientado al lucro o la renta, la ausencia de cálculo
de los costos de su fuerza de trabajo (Kautsky, 1974), un
sentido de pertenencia de los miembros de la familia que
prescinde de la supervisión externa (Kautsky, 1974), que
se vincula directamente con sus expectativas fundantes,
en tanto sujetos sociales, de obtener ascenso social, la
importancia de las estrategias intergeneracionales de
traspaso de patrimonio (la herencia). Asimismo, una
mano de obra principalmente familiar y altamente
exible que les permite diversicar la producción y
reducir costos de producción y/o domésticos.
En la actualidad, la polaridad histórica y latente que
encarnan las fuerzas tradicionales del agronegocio, por
un lado, y de la pequeña producción agrícola, por otro,
se sostiene en nuevos espacios de conictualidad sobre
las estrategias de desarrollo rural, nos referimos a la
cuestión de modelo del desarrollo socio territorial en
disputa. Como sostienen Azcuy (2010) y Giarraca y Teubal
(2005), en nuestro país ya para los años ‘80 comienza a
tomar fuerza un modelo productivo conocido hoy como
“agronegocio”. Éste hegemoniza la estructura agraria a
mediados de los años ’90 reestructurando los territorios
locales de diversas maneras y subordinando otras formas
de producción agraria de forma tal que las pequeñas y
medianas explotaciones, que se enfrentan a dicultades
estructurales casi completamente infranqueables para
adaptarse a estos cambios, comienzan a desaparecer
exponencialmente.
El sentido de la disputa está en la esencia del concepto
de territorio, que contiene como principios: soberanía,
totalidad, multidimensionalidad, pluriescalaridad,
intencionalidad y conictualidad. De esta manera,
el capitalismo se establece como la consolidación
del territorio capitalista. Esta premisa que sostiene
Fernandes (2008) se observa en la estructura de la
producción espacial y territorial en el Médano de Oro,
absorbida por la lógica del capital y la racionalidad de
maximización de ganancias. El relato de uno de nuestros
entrevistados ilustra esta situación: “Encarar todas las
ncas como empresas (…) Si vos lo encaras como una
empresa podés crecer y te puede ir bien, pero en el
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mercado capitalista. La Cristina quiere hacer que todos
seamos socialistas, pero no, nuestro país es capitalista,
y yo creo que es fuertemente capitalista y ahí jugamos
nosotros” (Javier, 23 años).
Los jóvenes chacareros del Médano no piensan
por fuera de la lógica del capital, en este sentido,
las reivindicaciones de estos sujetos no pasan,
principalmente, por la lucha por el territorio, sino más
bien por la obtención de créditos, más innovación e
incorporación de tecnología al proceso productivo,
mejores precios y condiciones en el mercado que
permitan que la producción sea cada vez más rentable.
Como sostiene Fernandes (2008) “(…) en parte, los
conictos entre los trabajadores y los capitalistas no son
necesariamente las disputas territoriales, son conictos
por la riqueza producida por el trabajo”.
Los chacareros de Médano de Oro conforman
un movimiento socio territorial que se reúne con
nes especícos durante un tiempo determinado,
especialmente cuando ven amenazadas sus condiciones
de vida. Ejemplo de ello son los pedidos de mejores
equipamientos, maquinarias, insumos, etc. Más allá de
la reivindicación concreta, el propósito es mantener el
territorio ante el temor siempre vigente de endeudarse,
de que la producción no sea rentable, de perder su
posición y esquemas de clasicación social en el espacio
de Médano de Oro.
La disputa territorial tiene lugar en el control de las
formas de uso y de acceso al territorio, es decir, a
través del control y mantención de la territorialidad
chacarera en Médano de Oro. “La territorialidad es la
manifestación de los movimientos de las relaciones
sociales mantenedoras de los territorios que producen y
reproducen acciones propias o apropiadas” (Fernandes,
2005, p. 5).
Para comprender estas relaciones sociales que producen
y reproducen los territorios y con ello, el modelo de
desarrollo que lo sustenta, analizamos el imbricamiento
entre lo laboral - formativo, el universo de lo doméstico
y el productivo, y cómo la dinámica de sus relaciones
incide en los procesos de clasicación social de los
sujetos que pueblan el territorio. Las experiencias
formativas en la unidad doméstica refuerzan el sistema
de clasicación inscripto en el espacio social rural que
dene la posición de los jóvenes chacareros en la división
social (y sexual) del trabajo rural.
El territorio para estos jóvenes chacareros se presenta
como espacio de vida y al desarrollar una actividad
productiva que se comporta como el motor de la
cotidianeidad, el trabajo agrícola es naturalizado
por los jóvenes, presentándose como su realidad por
excelencia. Los jóvenes medaneros se incorporan al
trabajo a muy temprana edad a través de un habitus
agricultor transmitido generacionalmente, de “estar”
en el campo, y de la inscripción de saberes prácticos
y teóricos. Bourdieu plantea que “el habitus como
estructura estructurante o estructurada, introduce en
las prácticas y pensamientos los esquemas prácticos
derivados de la incorporación (mediante el proceso
histórico de socialización…) de estructuras sociales
resultantes del trabajo histórico de generaciones (…).”
(Bourdieu, 1991, p. 85)
El territorio material e inmaterial es indisociable y se
expresa en las prácticas productivas y en las experiencias
formativas de los jóvenes chacareros. El habitus
agricultor les permite desenvolverse con naturalidad
al poseer un conocimiento o sentido práctico, es decir,
un sentido del juego socialmente construido, que lo
invierten en sus actividades cotidianas. El aprendizaje de
los saberes agrícolas en la unidad doméstica es práctico,
no abstracto, ya que el mismo se constituye en la misma
experiencia de estar en el campo desde temprana edad,
en un contacto cotidiano con la producción agrícola, con
sus labores culturales, con el proceso de trabajo y sus
herramientas.
La lógica del agronegocio se ha establecido en todo
el territorio chacarero, el discurso del desarrollo –
en tanto crecimiento económico- ha impregnado el
espacio de vida de estos jóvenes. Diversos organismos
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internacionales
9
han sido los promotores del imaginario
de la juventud como protagonista para alcanzar el
mentado desarrollo en los países desarrollados, pero,
fundamentalmente, en aquellos que desde una mirada
hegemónica son denominados como “en desarrollo”.
Diversos organismos internacionales sostienen que
existen sobrados argumentos que indican los motivos
por los cuales la participación juvenil debe ser parte de
cualquier agenda de desarrollo o programa dirigido a
aliviar la pobreza. La juventud como agente de desarrollo
tiene como primer objetivo fomentar la innovación
social juvenil como herramienta del desarrollo, situación
que se plasma en las políticas y programas de diversos
organismos como el Banco Mundial (BM), el Banco
Interamericano de Desarrollo (BID), Organización de las
Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura
(FAO).
En el año 2005 la Secretaría de Agricultura, Ganadería y
Pesca de la Nación Argentina (SAGPyA), en un trabajo de
cooperación con la Organización de las Naciones Unidas
para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO),
señalaba que se encontraban redeniendo sus marcos
conceptuales e instrumentos de políticas orientadas al
desarrollo rural en el que los jóvenes, el conocimiento y
la educación
10
ocupan un lugar signicativo en la agenda
de cambios.
La elección de la juventud como actor estratégico no es
aleatoria; la misma se asienta en dos ejes. Por un lado, en
que la capacidad de aprendizaje es mucho mayor en los
jóvenes que en los adultos, por lo que las oportunidades
perdidas de adquirir destrezas, hábitos de buena salud
y deseo de compromiso con la sociedad pueden ser
9. Para mayor información se puede consultar el documento
realizado en 2007 por el Banco Mundial: El Desarrollo y la
Nueva Generación: Informe sobre el desarrollo mundial.
10. Asimismo, la expansión del acceso a la educación se
ha convertido en un importante objetivo de desarrollo
para los países de América Latina, de hecho, es una de
las metas del milenio que plantea la Organización de las
Naciones Unidas (ONU).
extremadamente costosas de remediar. Por otro, los
resultados del capital humano de los jóvenes afectan a
los de sus hijos; los padres mejor educados tienen menor
número de hijos y éstos son más saludables y mejor
educados. Es una cuestión de inversión sin que se vea
afectada la seguridad económica, en otros términos, es
el tratamiento de “lo social” y de la política económica
como esferas separadas.
Estos discursos, plasmados en las más diversas políticas
públicas, han signicado en los espacios rurales la
capacitación de la juventud rural y la dotación de
recursos técnicos con el objetivo de aumentar la
efectividad de los procesos agrícolas.
En este marco, la actividad agrícola en Médano de
Oro tiende hacia su profesionalización, lo que supone
al menos la puesta en cuestión de ciertas prácticas
y sentidos que han sido incorporados por medio de
ese habitus agricultor, en la unidad doméstica y de
generación en generación.
Uno de nuestros entrevistados se refería a las disputas
generacionales: “(…) es como la arrogancia de que ellos
son más grandes, vienen como de una cultura más bien
así, el más grande siempre es el que ha mandado, el
padre siempre ha mandado a los hijos, y como que en
los últimos años se ve esa revolución acá de que el hijo
toma decisiones, el hijo quiere crecer, (…) justo estamos
ahora en la revolución de no, yo quiero hacer esto”
(Alejandro, 26 años).
Asistimos en la actualidad a una puja generacional entre
los jóvenes chacareros y sus padres que encuentra su
centro de conictualidad en las maneras de entender
y proyectar “el campo” y la actividad agrícola. Como
sostiene Fernandes (2008) “Las intencionalidades
proponen diferentes lecturas para una realidad,
generando conictualidades materializadas por las
disputas en la interpretación de los hechos”.
La actualización de las prácticas productivas evidencia
la naturaleza conictiva de las prácticas sociales y los
sentidos asociados a ellas, al tiempo que muestra las
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diversas intencionalidades en disputa que co-habitan los
territorios. Rockwell (2007) explica que, las dinámicas
históricas de la cultura en espacios educativos como
en otros dominios -parentesco, asentamiento, trabajo,
celebración, autoridad-, están sujetas a juegos y tramas
de poder -legitimación, dominación, resistencia,
coerción-, e involucran tanto continuidades como
rupturas a lo largo del tiempo.
En el caso de los jóvenes del Médano de Oro, la
intencionalidad como opción histórica, como posición
política no reere únicamente a una determinada clase
o segmento social, sino que la dimensión generacional
es central para entender el territorio chacarero.
Entre jóvenes y adultos las diversas intencionalidades
no poseen como centro del conicto la disputa por un
modelo de desarrollo. Como dijimos anteriormente
la lógica del capitalismo agrario ha penetrado
profundamente en el territorio chacarero de Médano
de Oro y es en este contexto donde tienen lugar las
contradicciones producidas por las relaciones sociales.
Las distintas intencionalidades se plasman en el
territorio material, en el proceso de trabajo, en las
labores culturales, en la división de tareas, en la
organización familiar del trabajo, en las prácticas
productivas y especialmente en la incorporación de
tecnología a la producción, es allí donde visualizamos
más claramente las disputas entre generaciones por
denir la posición en el espacio social rural.
La incorporación de tecnología al proceso productivo es
una práctica social conictiva en misma, ya que, implica
la disputa por los principios de división social del espacio
social desde las cuales se denen constantemente las
posiciones laborales hacia el interior de dicho espacio.
En el caso de los jóvenes medaneros, ellos son
los encargados de apropiarse de las innovaciones
técnicas aplicadas al agro para luego promover la
transferencia tecnológica. Aparecen entonces como
“mediadores intergeneracionales” entre las prácticas
productivas tradicionales” y las prácticas productivas
“innovadoras”, proceso que implica disputas entre el
saber hacer de jóvenes y adultos, es decir, entre padres
e hijos. como lo expresa uno de los entrevistados:
“(…) por la propia experiencia. Ellos se fundamentan
mucho en lo que les ha pasado, y te dicen no, si a
no me funcionó hace un tiempo y capaz que ese hace
un tiempo fue hace veinte años con otra economía, con
otra visión, con otro punto de vista y por ahí también
nosotros los pendejos pecamos de inexpertos, o sea,
queremos cambiar demasiadas cosas rápido y no nos
adaptamos a que los cambios van siendo graduales
(Miguel, 23 años).
El hecho de que los jóvenes constituyan mediadores
intergeneracionales, para incorporar tecnología a
los procesos de trabajo, pone en cuestión uno de los
elementos fundantes de este tipo de producciones. La
unidad doméstica se ha sostenido históricamente a
través de la división social, sexual y adulto céntrica del
trabajo, la que se encuentra actualmente infundida por
las lógicas hegemónicas del agronegocio. Lo que está
en disputa, casi como telón de fondo, es la reproducción
social y material de estos sujetos agrarios.
“(…) la tecnología los ha pasado por arriba…
Ahora ven una enfermedad de planta y es che
hijo ¿qué es esto? ¿y qué producto se aplica? …
Entonces hay gente grande que se está adaptando,
acompañándose con los hijos y gente que no, que se
pelea con los hijos, que se lleva mal, que les cuesta”
(José Luis, 27 años).
La incorporación de saberes profesionalizados y técnicos
al agro no es un elemento aislado que se observa de
manera exclusiva en el espacio social de Médano de
Oro, constituye un ideario de los sectores dominantes
-agrobussiness- una ideología del desarrollo. Ideología
incorporada en los cuerpos y en las formas de ver el
mundo de los jóvenes del Médano de Oro, y en las
prácticas y estrategias que despliegan.
“Como que estoy metido más, aparte más joven
como que entiendo más… mi viejo está metido ya
más en la chacra, más chacarero. Hay diferentes
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maneras de trabajar de un chacarero viejo y la de
un chacarero joven. (…) Con las cosas nuevas que
vienen, ya un chacarero viejo ya no te lo incorpora
“(Ismael, 22 años).
Quienes pueden incorporar tecnología al proceso
productivo son quienes pueden jugar el juego,
quienes poseen las especies de capital necesario para
desplegarse al interior del campo, quienes -en términos
evolucionistas-, se constituyen en los más aptos. No
de manera aleatoria educabilidad y empleabilidad
constituyen entonces los cimientos de la teoría del
capital humano a la que recurren diversos organismos
multilaterales para justicar sus políticas y programas
destinadas a las juventudes. Ello compone el ideario de
que empleo y educación permiten que “ciertas personas
bien preparadas” sean las que prosperan.
El capitalismo agrario imperante condena lo viejo,
lo atrasado, preponderando prácticas que se nutren
exclusivamente de conocimientos cientíco–técnicos,
proponiendo políticas públicas enlatadas, ignorando
las características y potencialidades de cada uno de los
territorios en donde el mercado se derrama.
Por otro lado, constituye también una actualización de
las prácticas productivas que supone, según la mirada
hegemónica, la incorporación de un determinado
conjunto de capitales (sociales, simbólicos, económicos,
etc.) a la estructura y volumen de capital presente en el
espacio social de Médano de Oro.
Es un triple proceso que tensiona, por un lado, la
relación padres–hijos y su posición al interior de la
unidad doméstica y productiva, por otro, tensiona la
posición de la unidad doméstica y productiva en relación
a los demás sujetos agrarios; chacareros que despliegan
también sus estrategias al interior del espacio y, por
último, tensión, clasica y diferencia a los jóvenes del
Médano de Oro, es decir, entre aquellos que han podido
incorporar un conjunto de saberes cientíco–técnicos y
quienes no cuentan con dicho capital.
Esta situación marca, profundiza trayectorias educati-
vas y laborales entre los jóvenes que pueblan los territo-
rios rurales. El conocimiento es poder, y es el manejo de
esos saberes y destrezas los que posicionan diferencial-
mente a los jóvenes de Médano de Oro, una transición
generacional en donde-parafraseando a Gramsci “lo
nuevo no alcanza a nacer y lo viejo aún no muere”.
El territorio chacarero se presenta como un espacio he-
terogéneo en donde jóvenes y adultos producen trayec-
torias divergentes y diferentes estrategias de reproduc-
ción socio territorial. Los jóvenes chacareros poseen la
férrea intencionalidad de transformar su realidad con-
creta; el sendero es el que marca el agronegocio: inten-
so ritmo de innovación tecnológica, nuevos requisitos
de capitalización y cambios en las relaciones estructu-
rantes de las empresas agropecuarias, entre otros ele-
mentos.
La actualización de las prácticas productivas está
estrechamente vinculada con la participación de los
jóvenes en talleres y charlas formativas a cargo, en la
mayoría de las ocasiones, de técnicos y profesionales
del INTA, del Ministerio de Producción e instituciones
anes al sector.
“Ayuda mucho que un integrante tenga
conocimientos y… ese tipo de cosas…nos importa
mucho… conjugar el tema del trabajo con la ciencia,
la tecnología, el INTA” (Ismael, 22 años).
“Claro, por empezar, estaba la cosechadora de
tomates, (…) estaba la cosechadora de uvas, la
cosechadora de olivos. El primer día que el INTA
expuso estuvo la sembradora mecánica que
ocupamos nosotros (…)” (Sergio,26 años).
“Es lindo ir a todas esas capacitaciones (en alusión
a INTA Expone), uno se entera de todo” (Miguel, 23
años.
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Asimismo, otro canal de incorporación de conocimiento
técnico y de adaptación a los requerimientos del
agronegocio se encuentra en la posibilidad de que
los jóvenes continúen sus estudios de nivel medio
y, posteriormente, una carrera universitaria que les
permita aplicar los conocimientos a la gestión de la
chacra.
La educación no existe fuera del territorio, la institución
escolar es hegemónica, sin embargo, nuestras
preocupaciones giran en torno al aprendizaje en el
contexto de la unidad doméstica. Recuperamos la
dimensión formativa centrándonos en los espacios
no escolarizados ya que “estamos pensando en
prácticas que, sin desarrollarse exclusivamente en la
escuela, educan y que, por consiguiente, reclaman una
categoría más amplia que dé cuenta de lo educativo
como dimensión que atraviesa las prácticas sociales y
políticas”. (Decándido, 2010, p. 10)
La inscripción de prácticas innovadoras vinculadas a
la producción agrícola se presenta como un desafío
en el sentido de que requiere el aprendizaje de nuevas
destrezas que son conjugadas con los saberes que
son tradicionales en cada unidad doméstica “(…) la
apropiación y la participación periférica permiten
entender el proceso de aprendizaje compartiendo
la naturaleza conictiva de las prácticas sociales, de
manera que las relaciones entre aprendices y veteranos
son partes de transformación social acaecidos a nivel
cotidiano” (Padawer, 2010, p.7).
El paso del nivel educativo medio al universitario es
un salto cualitativo para los jóvenes. El ingreso a la
universidad implica una reorganización completa de
su vida y especialmente, de la unidad doméstica–
productiva, ya que las exigencias de la universidad
en muchas oportunidades dicultan el sostenimiento
simultáneo del trabajo en la chacra y de los estudios.
“En realidad sí te dan conocimientos especícos
de agronomía porque salís con una orientación en
la producción de bienes y servicios, ese es el título
que tengo yo, con nes agropecuarios. Ahora ha
cambiado la modalidad y ha vuelto a la de antes y
salís técnico agrónomo que es importante para la
chacra” (Javier, 23 años).
“(…) es un cambio muy grande que tenes que dar en
la facultad y si o si en una carrera como ingeniería y
eso tenes que dedicarle todo el tiempo (…)” (Sergio,
26 años).
La nalización de la carrera de grado se relaciona
directamente con la estructura de capital y de la posición
ocupada por la familia de procedencia en el espacio
social, ya que los jóvenes que concluyen la universidad
son quienes pueden ser sostenidos y acompañados por
su núcleo familiar en su trayectoria educativa, etapa que
implica que el padre y hermanos sustenten la actividad
productiva mientras los jóvenes terminan sus estudios
universitarios.
Asimismo, el trayecto por las instituciones educativas
constituye un mecanismo de clasicación de los
agentes a través de la distribución de determinadas
especies de capital y de movilidad social ascendente
entre los jóvenes del Médano, incluso hacia el interior
de la unidad doméstica, situación que se reeja en la
expresión de Ismael quien con cierta dicultad terminó
el nivel medio “(…) para colmo mi hermano ha salido
cuerpo de bandera, lo peor (risas). Yo estoy ahí abajo
(risas)”.
En todos los casos analizados, las familias incentivan
a sus hijos a la nalización de sus estudios, incluso
cuando también requieren que los jóvenes continúen
con el legado familiar y garanticen la reproducción de la
unidad doméstica. Las experiencias formativas, el saber
práctico son trascendentales para la constitución de un
sujeto agrario, para ser/constituirse en chacarero.
Mientras que el trabajo en la chacra provee la posibilidad
de reproducción de la unidad doméstica, la conservación
de la identidad chacarera, de un espacio social chacarero,
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de un nombre, de un legado familiar y generacional, de
un saber hacer y de un habitus chacarero, la educación
provee seguridad y reconocimiento social, posicionando
diferencialmente a los jóvenes que concluyeron sus
estudios, operando como mecanismos de clasicación/
diferenciación al interior del espacio social. “Sí, siempre
me decían que hay que estudiar que iba a ser seguro (…)
Por ejemplo, la nca una cosa que hay que uno no tiene
un sueldo seguro nunca (…) quisieron que tenga algo
mejor para mi vida” (Omar, 24 años).
Educación y trabajo se presentan de manera
entrelazada –a veces dicotómica- constituyendo
elementos que, de manera compleja y dialéctica,
se entretejen conformando el territorio inmaterial
chacarero, el que también está en constante frente de
disputa. Situación que no es casual ni aislada ya que uno
de los propósitos del capitalismo agrario es promover la
inclusión de sujetos a través de procesos calicados. De
esta manera “(…) un territorio inmaterial, una idea, una
política se materializa en condiciones reales de acceso
a la universidad y del cambio de destino de muchas
personas. Este cambio no se realizaría sin la creación de
un territorio inmaterial que materialice un nuevo rumbo
a la vida de las personas” (Fernandes, 2008, p. 16).
Más allá de sus trayectorias educativas diferenciales, el
punto de encuentro entre los jóvenes medaneros reside
en el reconocimiento -casi generalizado- de la necesidad
de que el trabajo en la chacra requiere ser manejado de
otra forma, distinta a la de sus antecesores, vinculándola
a los nuevos requerimientos económicos, productivos
y tecnológicos aplicados al agro, ello es lo que dene
ganadores y perdedores al interior del espacio social
rural.
De esta manera, el proceso de articulación con el modo
de producción dominante se conforma de manera
conictiva y produce cambios y resistencias en las
prácticas productivas.
“Hay agentes que logran adaptarse a esos cambios
y se incorporan con éxito al patrón de acumulación
hegemónico. Otros se resisten a los cambios, y
conservan prácticas tradicionales, hasta el punto
de quedar marginados del circuito productivo”
(Moscheni y Carrizo, 2015, p.4).
La incorporación de tecnología al agro representa un
hito en las trayectorias laborales de estos jóvenes,
habilitando o inhabilitando opciones en sus itinerarios
de vida, sobre todo “(…) en un contexto en donde se
congura un esquema productivo tecnológico, más
capital intensivo, en el cual la capitalización se torna
un requisito indispensable para mantenerse dentro del
proceso productivo” (Murmis, 1998).
“Yo estoy perfectamente de acuerdo en estar
arraigado a la nca, pero vos no podés tener una
actividad que no sea rentable (…) todos estos
productores no están acá porque les gusta… sí, les
gusta (…) pero además tienen que comer, tienen
que construir sus casas, (…) entonces está bárbara
la agricultura familiar, pero se puede enfocar
esa agricultura familiar hacia algo más pujante,
rentable” (Alejandro, 26 años).
La intencionalidad es una visión de mundo que se
constituye en identidad y es lo que les ha permitido a
los chacareros de Médano de Oro poder materializarse
históricamente en el espacio. Probablemente estamos
asistiendo a la metamorfosis de esta intencionalidad
chacarera, sin duda el proceso de construcción de
conocimiento es una disputa territorial para convencer
e inducir una intencionalidad especíca.
Solapadamente lo que está en juego, en la conictualidad
territorial entre jóvenes y adultos chacareros de Médano
de Oro, es la conservación y perpetuación de una
identidad chacarera construida históricamente en el
territorio de Médano de Oro. La territorialidad chacarera
se ve amenazada constantemente por la lógica del
agronegocio. Es la lógica del capital que conforme al
campo de fuerzas en disputa es dominante y genera
nuevas relaciones sociales, así “el territorio es el espacio
apropiado por una determinada relación social que lo
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produce y lo mantiene a partir de una forma de poder”
(Fernandes, 2008, p.3).
Subyace en los jóvenes chacareros de Médano de Oro
apropiación y legitimación de la lógica del agronegocio
en sus prácticas agrícolas, basada en las posibilidades
de maximizar las ganancias y mantenerse en el mercado
a través de un reposicionamiento como propietarios
gerenciadores, proveedores de servicios e insumos,
profesionalizando y tecnicando la actividad agrícola.
“A los que son chacareros e ingenieros agrónomos,
lo que yo conozco les va demasiado bien. Y porque
son productores, son administradores… son
empresarios. Entonces son productores de semillas,
o productores de diversos cultivos, que administran,
los tipos se dedican a administrar, y tienen su
producción propia y tienen productores que les
producen, entonces les manejan los números”
(Mauricio, 30 años).
“(…) mi objetivo a largo plazo es ser un proveedor
de insumos con asesoramiento (…). Entonces lo
que yo estoy viendo es que lo que el mercado está
pidiendo es que vaya un profesional a la nca, vea
que problema tiene y le haga un proyecto de (…)
manejo y obviamente le venda. ¿Por qué? estamos
en un país en donde el asesoramiento no es rentable.
Y el productor no sale a buscar asesoramiento, sale
a buscar que aplicar y los empresarios salen a buscar
que aplicar, al menor costo posible (…)” (Alejandro,
26 años).
Los jóvenes entrevistados, quienes además de ser
productores son profesionales, se proyectan a futuro
en “el campo” pero no exclusivamente trabajando en la
nca familiar, sino vinculándose como gestores, como
asesores en el manejo productivo y económico de las
ncas. En tanto estrategia, los jóvenes enlazan el título
habilitante para el desempeño de dichas tareas y el
capital social adquirido en tanto hijos de chacareros, lo
que los habilita a insertarse laboralmente. La identidad
chacarera, el habitus agricultor y las experiencias
formativas constituye un capital simbólico que se
combina con el capital social objetivado en un título de
formación profesional.
De esta manera, los jóvenes chacareros construyen
cotidianamente un nuevo perl que se erige sobre la
disputa constante por conservar su relación “tradicional”
con la tierra y apropiarse de los saberes y reglas que
impone el agro negocio. La coexistencia-colisión entre
el mundo de la producción familiar y el agro negocio
pone en cuestión el saber hacer agrícola, brindando
nuevas signicaciones al territorio e identidad chacarera
del Médano de Oro.
Comentarios Finales:
Inquietudes para continuar reflexionando
Desde aquí partimos y así concluimos: Hablar
de territorios es referirse a relaciones de poder,
conictualidad y disputa. Hemos intentado superar,
aunque no sabemos con cuanto éxito, las lecturas
compartimentadas y dualistas del territorio con el afán
de comprenderlo como una categoría de análisis y,
simultáneamente, como una categoría política que nos
permite dar cuenta de las transformaciones actuales en
los espacios rurales.
La lógica de los territorios se inserta en determinados
regímenes de acumulación que otorgan especicidades
históricas al modelo de desarrollo territorial. En el
marco del capitalismo agrario las diferentes escalas
de los territorios se imbrican constantemente, existe
una relación dialéctica entre la lógica global y la lógica
local que otorga nuevas características a los territorios
rurales.
Para comprender estas relaciones sociales que producen
y reproducen los territorios y con ello, el modelo de
desarrollo que lo sustenta, analizamos el imbricamiento
entre lo laboral-formativo, el universo de lo doméstico y
el productivo, y cómo la dinámica de sus relaciones incide
en los procesos de clasicación social de los sujetos que
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pueblan el territorio. Las experiencias formativas en la
unidad doméstica refuerzan el sistema de clasicación
inscripto en el espacio social rural que dene la posición
de los jóvenes chacareros en la división social (y sexual)
del trabajo rural.
En estas lógicas han quedado entrampados muchos de
los sujetos agrarios que pueblan los espacios rurales de
Latinoamérica en toda su diversidad y de la que Médano
de Oro no ha quedado exenta. Aquí encontramos a
los jóvenes chacareros en la disputa por conservar su
identidad chacarera en el marco de las reconguraciones
socio espaciales de la agricultura.
La polaridad histórica y latente que encarnan las fuerzas
tradicionales del agronegocio, por un lado, y de la
pequeña producción agrícola, por otro, se sostiene en
nuevos espacios de conictualidad sobre las estrategias
de desarrollo rural, nos referimos a la cuestión de modelo
del desarrollo socio territorial en disputa. En Médano de
Oro la disputa territorial tiene lugar en el control de las
formas de uso y de acceso al territorio, es decir, a través
del control y mantención de la territorialidad chacarera.
El territorio chacarero se presenta como un espacio
heterogéneo en donde jóvenes y adultos producen
trayectorias divergentes y diferentes estrategias de
reproducción socio territorial, en otros términos, el
proceso de articulación con el modo de producción
dominante se conforma de manera conictiva, y produce
cambios y resistencias en las prácticas productivas.
En el territorio coexisten diversas intencionalidades en
disputa. En el territorio material se plasma en el proceso
de trabajo, en las labores culturales, en la división
de tareas, en la organización familiar del trabajo,
en las prácticas productivas y especialmente en la
incorporación de tecnología a la producción, deniendo
posiciones diferenciales al interior del espacio social
rural. Asimismo, se guran en el territorio inmaterial,
en las experiencias formativas y el saber práctico que
devienen trascendentales para la constitución de un
sujeto agrario, para ser/constituirse en chacarero.
La incorporación de tecnología al agro representa un
hito en las trayectorias laborales y educativas de los
jóvenes medaneros. La actividad agrícola en Médano
de Oro tiende hacia su profesionalización; los jóvenes
son los encargados de apropiarse de las innovaciones
técnicas aplicadas al agro para luego promover la
transferencia tecnológica. De esta manera, subyace en
los jóvenes una apropiación y legitimación de la lógica
del agronegocio en sus prácticas agrícolas, basada en las
posibilidades de maximizar las ganancias y mantenerse
en el mercado a través de un reposicionamiento como
propietarios gerenciadores, proveedores de servicios e
insumos, profesionalizando y tecnicando la actividad
agrícola.
La inscripción de prácticas innovadoras vinculadas a
la producción agrícola se presenta como un desafío,ya
que, supone al menos la puesta en cuestión de ciertas
prácticas y sentidos que han sido incorporados por
medio de un habitus agricultor, en la unidad doméstica
y de generación en generación.
Así, se produce un triple proceso que tensiona, por un
lado, la relación padres–hijos y su posición al interior de
la unidad doméstica y productiva, por otro, tensiona la
posición de la unidad doméstica y productiva en relación
a los demás sujetos agrarios; chacareros que despliegan
también sus estrategias al interior del espacio y, por
último, tensión, clasica y diferencia a los jóvenes del
Médano de Oro, es decir, entre aquellos que han podido
incorporar un conjunto de saberes cientíco–técnicos y
quienes no cuentan con dicho capital.
De esta manera, los jóvenes chacareros construyen
cotidianamente un nuevo perl que se erige sobre la
disputa constante por conservar su relación tradicional
con la tierra y apropiarse de los saberes y reglas que
impone el agro negocio. La coexistencia-colisión entre
el mundo de la producción familiar y el agro negocio
pone en cuestión el saber hacer agrícola, brindando
nuevas signicaciones al territorio e identidad chacarera
del Médano de Oro.
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Lo que está en juego, en la conictualidad territorial
entre jóvenes y adultos chacareros de Médano de Oro,
es la conservación y perpetuación de una identidad
chacarera construida históricamente en el territorio
de Médano de Oro. La territorialidad chacarera se
ve amenazada constantemente por la lógica del
agronegocio. Es la lógica del capital que conforme al
campo de fuerzas en disputa es dominante y genera
nuevas relaciones sociales.
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