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TRAMAS SOCIALES | Nº 02 | Año 02 | ISSN 2683-8095
98-119
Carabajal
más focal desde lo territorial, y más centralizada en
temas o cuestiones puntuales y transversales a grandes
sectores sociales.
Gómez (2014) considera que los conceptos de acción
colectiva y movimientos sociales han desplazado de la
centralidad explicativa al concepto de clase social. Este
proceso se explica, según el autor, mediante el reemplazo
del concepto de clase social por los de movilización de
recursos, enmarcados interpretativos y oportunidades
políticas (según la escuela estadounidense), pero
también por los de identidad, culturas, acción histórica
(desde la escuela europea), que emergen como nuevos
conceptos que, reunidos en sus respectivas tradiciones,
pueden explicar de manera más conable los procesos
de movilizaciones sociales.
Se parte del concepto de acción colectiva, que es
mucho más amplio y abarcador que la protesta social
y la desobediencia civil, todas ellas formas de acción
colectiva. Cortar una calle, protestar por algún tributo,
movilizarse a favor de alguna causa, reclamar frente
a alguna autoridad pública, etcétera, son formas de
expresión colectiva (Schuster, 2005).
Cuando se habla de protesta social se hace referencia
“a los acontecimientos visibles de acción pública
contenciosa de un colectivo, orientados al sostenimiento
de una demanda.” (Schuster, 2005, p.56). En cualquier
caso, estamos frente a una de las tantas formas que
la comunidad tiene de hacer público su descontento
contra una situación social sentida como negativa, y que
por lo general se maniesta contra el Estado o contra
su permisividad ante la acción de actores privados
causantes del problema. Cuando las diversas protestas
que subyacen en una sola y generalizada se ponen de
maniesto, estamos frente a una red de protestas,
que tiene la virtud de aunar diversos reclamos que
parecen heterogéneos, haciéndolas comunes a todos
sus participantes. Por su amplitud, esta red de protestas
puede hacer pensar que estamos en la antesala de un
movimiento social si logran aglutinarse en torno a una
identidad, un plan de acción y las otras características ya
mencionadas que denen a los movimientos sociales.
Movimientos sociales y violencia
Otro de los aspectos relacionados con los movimientos
sociales es el recurrente empleo de la violencia, ya sea
por parte de quienes se movilizan o por parte de las
fuerzas de seguridad. Analizaremos este aspecto que
siempre está como una posibilidad, aunque no siempre
llega a manifestarse, y no necesariamente debe estar
en la intencionalidad de quienes organizan una protesta
o un movimiento social. Comenzaremos por Tarrow
(1997), quien se reere a la represión en términos de
disminución o elevación de costes. Cuando habla de
elevar costes en la acción colectiva, se reere al plano
motivacional, pues el hecho tangible de sufrir algún
daño físico es una buena razón, en algunos casos, para
que el accionante desista de su participación.
Del otro lado también pueden verse personas que tienen
un rol en cuanto a la facilitación de la acción colectiva,
mediante la logística y el traslado de los marchistas
desde puntos alejados hacia donde se desarrollaban
las movilizaciones. Otra acción de facilitación la
encontramos en la edición de revistas, folletería,
boletines, etcétera, que intenta ser canal de expresión
de los manifestantes.
En algunos casos, como el que nos ocupa en el presente
trabajo, la violencia, lejos de disminuir la acción
colectiva, produce el efecto inverso al buscado por las
autoridades del régimen, pues las marchas pueden
ir incrementando el número de asistentes. Incluso,
puede llegar a darse una nacionalización de la protesta
por la acción de los medios masivos de comunicación,
originando muestras de apoyo y de solidaridad desde
diferentes puntos geográcos.
También, en algunas movilizaciones, suele ocurrir lo
que Tarrow (1997) describe: al principio son reprimidas
duramente; pero al ir creciendo en número, la represión
se hace cada más dicultosa y, con la participación
de los medios de comunicación, tanto locales como
nacionales, la represión tiende a volverse totalmente
impopular a los ojos de la opinión pública.