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Favieri
TRAMAS SOCIALES | Nº 02 | Año 02 | ISSN 2683-8095
173-184
INTRODUCCIÓN AL CONFIGURACIONISMO
LATINOAMERICANO
Francisco Favieri
1
Asignatura:
Seminario de Orientación / Semina-
rio de Sociología del Trabajo.
Palabras clave:
Conguracionismo Latinoamericano, Estrategias
metodológicas, Estrategias de análisis
Resumen
En este trabajo se presenta la propuesta metodológica
conocida como “Conguracionismo Latinoamericano”
recuperando alguno de sus elementos en clave
crítica para el examen de las contradicciones onto-
epistemológicas en la aplicación de estrategias
cualitativas y cuantitativas en debate con las propuestas
de triangulación en investigación social
Introducción epistemológica
El Conguracionismo Latinoamericano es una propuesta
onto-epistemológica y metodológica cuyo objetivo guía
consiste en dar cuenta de las potencialidades para la
acción de los sujetos en el tiempo presente, esto es, el
espacio de lo posible en la coyuntura.
1. Dr. en Ciencias Sociales. Instituto de Investigaciones
Socio-Económicas (IISE). Becario Pos-Doctoral Consejo
Nacional de Ciencia y Tecnología (CONICET). Docente de
la Carrera Prof. y Lic. en Sociología. Facultad de Ciencias
Sociales (FACSO). Universidad Nacional de San Juan
(UNSJ). Correo electrónico: franciscofavieri@gmail.com
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En este sentido, se asume a la realidad como algo en
permanente transformación y movimiento, plausible
de ser estudiada en diferentes niveles de complejidad
-con continuidades y rupturas- denidas también
en la relación sujeto-objeto donde los ámbitos de
sentido forman parte de esa realidad, en un complejo
entramado de estructuras-subjetividades y acciones
(De la Garza, 2016).
Sobre el principio anterior, la teoría denida desde esta
perspectiva, no pretenderá constituirse como un “sistema
de proposiciones relacionadas deductivamente” (De la
Garza, 2016, p. 34) sino como un complejo conceptual
en relación, por niveles de abstracción, donde el cambio
en cada nivel estará constituido por operaciones lógicas
sin perder ubicación histórica.
A su vez, el objeto, se dene parcialmente estructurado.
Se lo reconstruye guardando un sentido lógico
(deductivo, causal, funcional, cotidiano) e histórico (con
sus determinaciones) para cada nivel de abstracción,
integrando diferentes determinaciones y ujos de
concretud y consistencia conceptual y empírica.
A la par, esta perspectiva indica que los sujetos no se
encuentran “totalmente sujetados” sino acotados
(presionados) por las estructuras. Sus acciones y
subjetividades expresan sólo una dimensión de lo real
(no “la realidad”) que a la vez transforman y modican,
por ello se reeren al sujeto como la unidad sujeto-
objeto
2
.
Para lograr coherencia con dichos principios epistemo-
lógicos, el Conguracionismo Latinoamericano necesi-
ta valerse de una estructuración teórica y metodológica
abierta durante el proceso de conocimiento de la rea-
lidad, ya que se dispone a recongurar sus jerarquías,
relaciones y niveles en un sentido conceptual y procedi-
mental dependiendo de las expresiones (en movimien-
to) de la realidad-problema bajo estudio.
2.Como “(…) creador de empirias en su pensamiento
al reconstruirlo y en la propia realidad externa al
transformarla” (De la Garza, 2016, p.295)
Esta propuesta que, en principio, se origina como
cuestionamiento a las líneas tradicionales de
investigación en las ciencias sociales (positivismo,
fenomenología, entre otras), encuentra en el esfuerzo
colectivo una traducción metodológica coherente
a los principios ontológicos y epistemológicos
desarrollados desde las perspectivas críticas,
dialécticas e históricas de investigación social.
A tales nes, el Conguracionismo Latinoame-
ricano recupera las tradiciones epistemológicas y
teóricas críticas en investigación social y las articula
metodológicamente de manera coherente a partir de
las propuestas desarrolladas por Marx (2009) con el mé-
todo concreto-abstracto-concreto, trabajado por De la
Garza Toledo (1983); Kosik (1967); Lenin (1970); Luckács
(2013) y Luporini y Della Volpe (1977); las reexiones y
contribuciones respecto del Conguracionismo y el -
todo de la Descripción Articulada desarrollado por Ze-
melman (1978a, 1978b, 1984)
Las configuraciones
Desde el Conguracionismo Latinoamericano (CL)
se sostiene que en los procesos sociales intervienen
estructuras de diversos ordenes (culturales, cognitivas,
socio-políticas, económicas, entre otras) e inuyen de
forma dispar sobre los fenómenos sociales.
En principio “(…) las estructuras no determinan formas
de acción o conciencia, sino que las presionan, y que
para traducirse en acciones tienen que pasar por la
subjetividad de los sujetos sociales” (De la Garza,
2016, p.344) En este proceso de mediación subjetiva
y expresión-acción es cuando puede darse en algunos
casos, la transformación de estructuras y subjetividades.
Entonces, se denen a las estructuras como el
“resultado de las acciones humanas que se objetivan,
independizándose relativamente de sus creadores y
volviéndose contra estos” (De la Garza, 2016, p.344)
Aquellas estructuras de origen natural (no producto
de la acción humana) también pueden presionar a los
sujetos en acciones y concepciones.
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De la Garza (2016) señala que las estructuras pueden
pensarse y existir, a la vez, en diferentes niveles de
abstracción. Existen en tanto que dependen de las
concepciones de los sujetos y al exterior de ellos (como
extra-subjetivas), sin embargo, las estructuras no tienen
por qué reducirse solo a las económicas:
(…) sobre cada espacio de relaciones sociales
pertinentes al objeto debe descubrirse la
estructura que importe. Por ello puede hablarse
de ‘conguraciones estructurales’ como redes de
relaciones entre diversos niveles estructurales de
diversas áreas de relaciones sociales pertinentes al
objeto (De la Garza, 2016, p.344)
En este sentido, se permite la denición de
“conguraciones subjetivas” como resultado de una
“formación de conglomerados o redes especícas
de códigos de diferentes espacios de subjetividades,
para dar sentido a la situación concreta” (De la Garza,
2016, p.196), es por ello que “(…) será el arreglo o red
especíca de códigos provenientes de los campos de
la cognición, valorativos, sentimentales, expresados
o no discursivamente y combinados en parte en
forma pseudo-inferencial a través de categorías del
razonamiento cotidiano” (De la Garza, 2016, p.196)
Ahora bien, la presión “ejercida” por las estructuras
(materiales o simbólicas) puede potenciarse o
amortiguarse según sea el resultado (expresión) de la
mediación ejercida por los sujetos. Sucede entonces que
los resultados de esta mediación (acciones/decisiones)
pueden concretarse o no y en función de ello pueden
interpretarse como “tendencias” que permitirán
descubrir las trayectorias” en “la coyuntura del espacio
de posibilidades para la acción viable de los sujetos” (De
la Garza, 2016, p. 346).
Esto, además, destaca incluso la presencia de un sujeto
activo con potencial transformador, sin embargo,
no es tarea fácil encontrar el objeto frente a tantas
mediaciones, ya que el objeto se dene más cercano a
una gura parcial cuyo movimiento podrá ubicarse en
los cruces entre estructuras, subjetividades y acciones.
En este punto, descubrir “los procesos de construcción
de signicados y sus contenidos” (De la Garza, 2016,
p.344) implica para el objeto concreto, identicar los
códigos subjetivos en juego durante el proceso de
relaciones entre estructura-subjetividad-acción.
La decodicación resultante de esos elementos,
servirán para descubrir/construir el sentido de cada
situación concreta, sea de origen cultural, estético,
moral, cognitivo o aquellos “vinculados con otras
formas de razonamiento como deducción, causalidad,
funcionalidad, razonamiento cotidiano, etc.” (De la
Garza, 2016, p.344).
No obstante, existe la posibilidad que, entre
código y situación concreta, no exista una relación
visiblemente clara, sino más bien, se exprese en
forma de contradicciones y/o discontinuidades. Estas
“conguraciones no sistémicas” (De la Garza, 2016)
son también importantes si quieren descubrirse nuevos
elementos sobre la problemática en estudio.
Sentidos teórico-metodológicos generales
Se entiende al método desde esta perspectiva, como
una guía heurística para construir conocimiento, en
especial, para comprender signicados de los actores.
El objetivo no es “universalizarlos” sino de ubicarlos en
función de la situación concreta.
Para De la Garza (2016) no se trata de ver si los
argumentos son válidos con respecto a otra realidad,
sino si guiaron la acción
3
(…) no basta con decir que hemos formulado las razones
de la acción de otros, sino si éstas fueron objetivas (…)
objetivas, teórica, argumentativamente, conforme a
datos y sobre todo, a la reconstrucción de la totalidad, la
verdad como articulación en donde lo empírico tendría
un papel subordinado a la reconstrucción (De la Garza,
2016, p. 55-56).
3.Reconstruir razones que llevan a la acción
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La teoría se reconstruye y esto es posible desde una
concepción de realidad en movimiento y por niveles.
La necesidad de captar no solo lo general al objeto
sino también lo especíco al mismo, es la estrategia de
construcción-reconstrucción de conocimiento desde
la perspectiva conguracionista (De la Garza, 2016), lo
que implica, además, la explicación-comprensión de
las relaciones concretas en la coyuntura a partir de las
estructuras-subjetividades y acciones.
La reconstrucción opera no como un proceso de
indagación deductivo -desde un marco teórico- sino que
lo hace en con un sentido heurístico,
(…) por el cual supone descubrir cuáles son las
estructuras que presionan en la situación concreta,
conformando una “conguración estructural”
(…) –en segundo lugar- cuales códigos subjetivos
conforman la conguración para dar signicado y
por último- como se arman las relaciones sociales en
conguración (De la Garza, 2016, p. 56).
Por ello, se asume a la teoría como una red exible
entre conceptos teóricos y términos del lenguaje
común “vinculados por la deducción o la inducción pero
también por formas del razonamiento cotidiano” (De la
Garza, 2016, p. 53).
Las fuentes del Configuracionismo Latinoameri-
cano
El método “Concreto-Abstracto-Concreto”
El método “Concreto-Abstracto-Concreto” (C-A-C) es
el nombre atribuido a las estrategias metodológicas
utilizadas por Marx para desarrollar sus investigaciones.
Consiste en ajustar históricamente las abstracciones y las
categorías a medida que, por dimensiones de realidad/
complejidad, va de lo concreto real a lo abstracto y de
allí, a lo concreto “pensado” (regreso).
El punto de partida es el objeto en relación de praxis-
conocimiento con el sujeto, en un sentido histórico y
social, no contemplativo, individual y/o abstracto. Ese
concreto real “no sería sino la unidad dialéctica, no
identicable, entre sujeto y objeto en relación práctica”
(De la Garza, 2016, p.69).
Los pasos de investigación con el C-A-C tienen dos fases.
Una de investigación y otra de exposición. “En la primera
se pretende “asimilar en detalle la materia investigada,
a analizar sus diversas formas de desarrollo y a descubrir
sus nexos internos, en la segunda se procede a “exponer
el movimiento real”” (Marx, 1970 en De la Garza, 2016,
p.70). Estas fases atraviesan el paso de lo concreto real
a lo concreto pensado. Lo pensado-abstracto permitiría
reproducir lo concreto vía pensamiento.
Las abstracciones sirven en tanto descomponen el
concreto real pretendiendo conceptualizar intuiciones y
representaciones, apropiándose de alguna forma de ese
mundo. Este tipo de abstracciones no son “universales”
sino que expresan lo real en sus propiedades y
conexiones históricamente determinadas.
Para dar forma a un concepto, se sigue el avance del
pensamiento de lo concreto a lo abstracto, cuidando
que las abstracciones, en su existencia como tal, “se den
en las formas sociales analizadas existentes en la vida
social” (De la Garza, 2016, p. 74). Esto necesariamente
llama a descubrir cuál es la forma posible más simple o
elemental que puede mostrar la estructura interna del
objeto, separándolas de otras formas más complejas,
en otras palabras, lo cuasi-esencial del asunto.
Plantear un objeto determinado históricamente dará
límites a las abstracciones en tanto que su explicación
no se intentará “como una deducción a partir de un
sistema teórico sino por reconstrucción de su totalidad”
(De la Garza, 2016, p.75), teniendo en cuenta que la
existencia de ese objeto es así y no de otra forma, por
transcurrir en un rango temporal determinado y, que
para explicarlo se podrá recurrir a categorías de diversos
niveles de abstracción (de determinaciones históricas
diversas) (De la Garza, 2016), pero las de uso serán
aquellas que permitan expresar las relaciones reales
pertinentes al objeto.
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En la fase de investigación los conceptos y categorías
tienen utilidad como ordenadores, se privilegia
la función “reconstructiva de los datos sobre las
vericativas” (De la Garza, 2016, p.328). Las relaciones
y su contenido real que expresa su pertinencia al
objeto históricamente determinadas se dará en la fase
expositiva, donde debe aparecer (en potencia) “las
contradicciones y propiedades de las otras categorías y
de todo el concreto pensado” (De la Garza, 2016, p.77).
En la fase expositiva se transita el camino que va de lo
abstracto a lo concreto pensado, esto es, en palabras
de De la Garza (2016) “(…) la síntesis de múltiples
determinaciones, reconstrucción teórica del objeto y
explicación del mismo” (p.17).
La reconstrucción teórica involucra categorías de
rango medio que hacen de nodo entre lógica e historia
y otras más complejas, sobre las que se subsumen
categorías más simples, que pueden explicar
relaciones subordinadas o dominantes de un todo más
desarrollado.
De la Garza (2016) arma que el método uye en dos
planos. Uno en el lógico
4
y otro en el histórico real
5
.
A su vez, lo teórico confronta con lo histórico en
cuatro momentos: “a) como ejemplos de ilustración
de desarrollo teórico, b) como hechos históricos con
presupuestos empíricamente comprobables, c) como
explicaciones genético históricas de las categorías y d)
como vericación interna de hipótesis subsidiarias a la
reconstrucción” (De la Garza, 2016, p.78)
4.Por lógico se entiende a las funciones del pensamiento
(deducción, inducción, formas de razonamiento cotidiano)
y lo relativo al uso reconstructivo de la teoría acumulada.
Esto “hace que los términos, relaciones, jerarquías
generales de las teorías pueden transformarse, cambiarse
–discutirse- sobre las especificidades del objeto en
movimiento” (De la Garza, 2016, p.139).
5.Por histórico se reconocen a “1) hechos históricos no
teorizados, sino reconocidos en la reconstrucción y que
impiden que ésta se extienda indefinidamente en todas
direcciones; 2) como ejemplo histórico de aspectos
teóricos; 3) como origen histórico en la realidad de las
situaciones que se refieren los conceptos construidos y 4)
lo histórico como lo empírico” (De la Garza, 2016, p.139).
El “concreto pensado” explica teóricamente el
movimiento del objeto junto a los sujetos, articulando
lo general y lo particular. La teoría especíca
6
será la
explicación del movimiento (en transformación) sobre
el objeto, sus leyes de funcionamiento y cambio.
Lo especíco conserva un aspecto de determinación
(donde no todos los aspectos de lo real son igualmente
determinantes) y de pertinencia (que hacen referencia
a lo particular del objeto en el todo). La contraposición
concepto-realidad arriba a una teoría que en la praxis
termina por dar cuenta del funcionamiento de lo
concreto en su totalidad hacia el objeto.
En general se reconoce:
Al conocimiento, como un proceso de
reconstrucción por etapas sucesivas, concatenadas,
cuyas abstracciones (conceptos) son de carácter
abierto, plausibles de redenirse, y sus relaciones
son descubiertas por contraposición lógica o teórica
con lo real a la vez
7
.
La realidad se encuentra en movimiento y
transformación continua, donde la teoría no puede
explicar sino la totalidad hacia el objeto y cuyos
límites son determinados históricamente y por la
pertinencia que ese conjunto de conceptos con sus
jerarquías abiertas puede presentar en relación con
el objeto.
Para De la Garza (2016), los criterios metodológicos
deben ser abiertos y deberán resolverse en cada planteo
del problema. En este sentido, la metodología pretende
“captar al objeto en movimiento, su funcionamiento
actual y desarrollo futuro (campo futuro) para la acción
de los sujetos sociales” (p. 90).
6.Dependerá también del grado de desarrollo de la ciencia
y del propio objeto estudiado.
7. Lo real en abstracto encuentra determinaciones en
la historia. Dichas determinaciones son tales en tanto
refieran al objeto de estudio (límites).
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Desde esta perspectiva, el futuro no es por extrapolación,
es potencialidad, no es determinismo, sino que se
dene el campo de lo objetivo en base a lo potencial (no
lo probable).
La descripción articulada
Cada concepto puede referirse a diferentes niveles de
transformación; pueden denirse como “de resultado”
(expresión de situaciones dadas) o “de proceso”
(expresión de lo dado-dándose –dialécticamente-) (De
la Garza, 2016). De esta forma, se asume la realidad
como articulación, pretendiendo captar el movimiento
especíco del objeto donde no todos los conceptos/
categorías se contemplan desde las teorías generales.
En este nivel y en relación con el C-A-C, en la descripción
articulada propuesta por Zemelman (1992), se trabaja
sobre el “concreto pensado” o la “totalidad concreta”,
entendiendo que existen procesos (aún por descubrir)
que no se dan aislados y que tienen relaciones entre
sí. Es por ello, que metodológicamente la articulación
implica buscar áreas de la realidad relacionadas
con el problema y conceptos ordenadores para re-
jerarquizarlos posteriormente.
De la Garza (2016) señala que pensar dialécticamente
es promover la apertura del pensamiento a lo “real-
objetivo”. Un camino para eso es la reconstrucción
teórica, que permite “(…) abrir la teoría a la realidad;
poner en suspenso las proposiciones de esas teorías
y hacer uso de los conceptos teóricos en forma no
propositiva” (De la Garza, 2016, p.150).
Por ello, la reconstrucción teórica no solo implica la
revisión crítica de las jerarquías y relaciones entre
conceptos (en su corpus general) sino la articulación de
esas “nuevas relaciones” con lo especíco del objeto, su
problema y dinámica de apertura. Dichos elementos,
para De la Garza (2016) permitirán un método para
reconstruir el espacio de lo posible en el tiempo
presente.
En primer lugar, toda reconstrucción debe girar
alrededor del problema especíco que se quiere
privilegiar para conocer. Aquí se combinan aspectos
teóricos y sentidos prácticos de los sujetos, entre otros.
El objetivo en esta primera parte es encontrar/descubrir
criterios iniciales de selección de elementos para cada
área de relación social afectada con el problema.
En segundo lugar, se seleccionan las “áreas de relación
social” partiendo, en principio, del corpus conceptual
acumulado de cada disciplina que relacione al problema
con la investigación especíca. Las “áreas de relación
social” constituyen el conjunto de aspectos que hacen al
problema en diferentes niveles de abstracción en tanto
espacio y tiempo.
En este sentido (y en tercer lugar), los conceptos pueden
ser utilizados de una forma “no teórica” cuando son
desarticulados de su corpus de origen (paradigma).
Los conceptos en este estado pueden ser utilizados
como descriptores durante la etapa desarticulada,
por grandes dimensiones (temas). Pero, si se tiene
como objetivo buscar conceptos ordenadores, su
selección
8
comienza en la problematización del
concepto desarticulado en relación a otros conceptos
en similares condiciones. De esa forma, se pretende re-
descubrir relaciones y jerarquías en diferentes niveles
de abstracción, dando lugar a un concepto que podría
traducirse en un indicador empírico de nuevas relaciones
o de rearmación de otras.
Con estos elementos la “descripción/comprensión”
desarticulada está en condiciones de iniciarse. Cuenta
con teorías acumuladas, sentido común, datos empíricos
y elementos históricos (De la Garza, 2016).
8. De la Garza (2016) señala dos criterios. El primero,
de inclusividad (entendiendo que es por niveles de
abstracción y que sus relaciones entre niveles implican
mayor complejidad y especificidad) y el de “lectura
articulada”: lugar donde se busca una “doble lectura” de
la realidad a partir de conceptos de niveles diferentes.
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Cada uno de ellos puede redenirse a razón de las
relaciones re-articuladas durante la investigación, en
este sentido “operarían como “mosaicos-fragmentos”
en espera de su argamasa, que siempre sería parcial”
(De la Garza, 2016, p.348-349) en distintos niveles de
abstracción-complejidad, teniendo en cuenta además
que el dato es mediado, debe ser interpretado y se
encuentra subjetivamente, estructuralmente y en las
interacciones.
Todo sujeto y todo elemento son importantes, pero
no es conveniente absolutizar ninguno de ellos. Los
resultados de la desarticulación/articulación, como
punto de partida, permitiría aproximarse al mundo
empírico, pero nunca asumiría su explicación total.
La descripción articulada entonces puede denirse como
“lo dado dándose y punto de partida de la construcción
del objeto virtual que congura la delimitación del
espacio de posibilidades para los sujetos” (De la Garza,
2016, p.154-155). Es crucial porque se toma como base
de re-construcción teórica de la realidad brindando a
la vez “direccionalidad” en tanto especicidad de las
relaciones descubiertas o rearmadas.
La denición de lo dado y sus potencialidades denen
perspectivas de transformación desde el objeto
reconstruido virtualmente (concreto pensado). En
este sentido, De la Garza plantea el problema de la
“contradicción” en el espacio de lo posible e indica que
la construcción (más acabada) del espacio de lo posible
está en aquellas categorías que puedan sintetizar las
contradicciones anteriores y que al mismo tiempo
brinden “la posibilidad de un viraje en la dirección del
proceso” (De la Garza, 2016, p.155).
En este camino, la direccionalidad que potencialmente
puede desarrollarse a partir de la acción de los sujetos
en el tiempo presente, puede ser el resultado de una
articulación entre lo objetivo y lo subjetivo.
La viabilidad de acción, como también, el reconocimiento
de su direccionalidad, dará lugar a la caracterización de
las “opciones de acción” en los sujetos. Este elemento
es harto importante, ya que “(…) en el tiempo presente
no se trata de explicar el hecho acaecido, sino de denir
posibles desarrollos” (De la Garza, 2016, p.150).
La configuración: La captura del movimiento y
las regularidades
Para captar la realidad en movimiento debe denirse
la coyuntura del tiempo presente y determinar
espacios (tendencias) de posibilidades para la acción
viable. La captura del movimiento, es la captura de la
potencialidad, de articulaciones entre sujeto-objeto, de
incertidumbres o discontinuidades. Aquí el objetivo es
dar cuenta de lo dado-dándose “no como simple devenir
sino como articulación de la voluntad con condiciones
dadas-dándose” (De la Garza, 2016, p.214).
Ahora bien, el espacio, en principio, debe ser
denido a partir de la búsqueda de regularidades
(especícas en cada nivel de abstracción) caso
contrario, las particularidades harían “rebasar” la
capacidad de entendimiento (De la Garza, 2016). Una
regularidad (su estado de actualización) es denida
por las interacciones cotidianas entre los sujetos, no
siempre son “transubjetivas” (sí como objetivaciones
en determinados niveles de abstracción), ni
supraindividuales (que se imponen a los sujetos)
Las relaciones conceptuales
Una conguración como conjunto conceptual de sentido
para un objeto especíco de la realidad, establece
relaciones conceptuales a su interior, sustentándose
posiblemente desde una lógica formal, la causalidad
o funcionalidad, pero, señala De la Garza (2016) no
deben dejarse de lado otros argumentos de relaciones
(también importantes) en la conguración de sentidos.
En tal caso, los conceptos pueden relacionarse por
formas cotidianas de razonamiento (o sentido común),
por ejemplo
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el uso de analogías, de esquematizaciones
(simplicaciones abusivas), de recetas (basadas
en la experiencia práctica inmediata), del principio
etcétera (implicación por inducción) o bien la
indexalidad (el signicado depende del contexto),
la reexividad (interactiva), el método documental
de interpretación (basado en ideas nuevas), la
utilización del principio de la razón mundana
(supuesto de que todos tenemos acceso a la misma
información), el uso de relatos, la intertextualidad
(uso de pastiche de realidades anteriores), y los
recursos teóricos como la acreditación de categorías,
el discurso empirista, el uso de la metáfora, de la
metonimia y del antropomorsmo (De la Garza,
2016, p. 237).
La desarticulación como estrategia de búsqueda,
descubrimiento y/o rearmación de relaciones
conceptuales puede ser encarada inicialmente desde las
dimensiones sobre las cuales pertenecen los conceptos
desagregados de los corpus teóricos generales. En
esta parte las contradicciones entre conceptos pueden
ser evidentes, sin embargo, son admitidas en tanto se
asume la realidad como expresión de la contradicción y
por analizarse en diferentes niveles de complejidad.
En general, los conceptos desagregados son re-utilizados
para establecer perles de dimensiones, dando lugar a
la primera etapa de relaciones conceptuales.
Sucede también que la presencia de conceptos
antagónicos epistemológicamente, contradictorio o
discontinuo en niveles de realidad próximos, ofrecen la
posibilidad para el descubrimiento de nuevas relaciones
de sentido conceptual
9
.
9. Debe destacarse que para que un concepto sea utilizado
de forma pertinente en un nivel de realidad (abstracción
virtual analítico) determinado debe expresar al menos en
parte el concreto real.
Las relaciones en el ejerccio de reconstrucción
teórica
La realidad y sus expresiones suelen presentarse
contradictorias en varios de sus niveles virtuales
de análisis. Por ello, De la Garza (2016) aconseja la
inclusión de elementos fundamentales para mostrar
la relación de la reconstrucción teórica en términos de
conguraciones sobre la realidad dada-dándose:
En principio, es necesario incorporar al sujeto, su
subjetividad y su expresión-acción en la construcción
del conocimiento. Los aspectos estructurales no
deben reducir al sujeto a la pasividad, sino que deben
articularse con las conguraciones prácticas de los
sujetos (relaciones sociales) y de aquéllas que otorgan la
capacidad de dar sentido (subjetividad).
Las interacciones deben ser incluidas en un complejo
estructura-subjetividades-acciones, donde cada
interacción puede estudiarse como periodizaciones
de duración y ubicación variable (en tiempo y espacio)
congurando conictos, alianzas o negociaciones para
cada sujeto, pudiendo pertenecer al campo estructural
o subjetivo.
Cada noción de sentido, cada conguración en el
campo (espacio de lo posible) integra discontinuidades,
contradicciones, claridades; formando, a pesar de
ello, un espacio parcialmente coherente plausible de
ser estudiado bajo razonamiento cotidiano, lógico o
deductivo.
Otro elemento fundamental es la relación entre
conocimiento y sujeto. En esta relación recíproca, uno
se constituye con el otro y no es solo producto cognitivo,
por ello el sujeto no es solo “sujeto” sino “sujeto-objeto”
Lo empírico y las mediaciones reconstructivas
En la concepción reconstructiva de la realidad, lo
empírico como dato es una forma de relación entre
sujeto y objeto, no es pura observación de origen
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externo, sino que implica relaciones en términos
culturales, lingüísticos incluso extradiscursivos en su
constitución, todos determinados históricamente,
siendo esto último, el “recorte de lo empírico”, la
selección del universo de observación donde lo externo
y la forma de recorte no pueden disociarse
10
.
El dato empírico no es algo dado, depende del leguaje
del investigador (conceptos teóricos), de sus intereses
y relaciones de poder en las que se ubica. Los datos
más relevantes provienen de los sujetos investigados,
sus respuestas “son materia prima para construir los
datos en la investigación” (De la Garza, 2016, p.53). Sin
embargo, los datos (su construcción) es mediada por
relaciones de poder entre investigador/investigado;
cultura, experiencias, presiones estructurales e
intereses.
También, en la construcción del dato empírico, se
asiste a una triple tensión entre: el paso de la teoría en
abstracto, la subjetividad del investigador y la realidad
que escapa a la voluntad de quienes investigan. Desde
esta perspectiva, se arma que “el dato” no es puro, ya
que depende también de cómo se lo recolecte y qué
concepto será utilizado para medirlo.
No menos importante son las mediaciones que
constituyen el paso y relación de procesos entre
conceptos sobre lo real y lo empírico.
Los indicadores son conceptos sintéticos de
relaciones, derivan de los teóricos (más abstractos e
indeterminados) y se constituyen como los mediadores
reconstructivos par excellence que en despliegue,
sostienen una coherencia lógica e histórica en tanto
correspondencia teoría-realidad
11
, sin ser puramente
10.El recorte de datos es también un proceso de
reconstrucción de mediaciones (De la Garza, 2016)
11.De la Garza (2016) señala que el recorte temporal y
espacial del campo de estudio “graduará la coherencia
empírica” (p.297) en relación articulada con lo conceptual,
ya que se busca en la tensión histórica y lógica un plano
empírico que responda a niveles de realidad determinados
en un contexto concreto de correspondencia.
deductivos ni disociar la forma del recorte “de lo
real”/”del universo de observaciones” con lo externo-
coyuntural.
Un indicador hace más referencia a un sentido
reconstructivo que a uno unidireccional y unívoco de
vericación, el objetivo, además de constituirse como
síntesis de múltiples determinaciones, es que en el plano
empírico se presente como aquello que “da cuenta de
la subjetividad y objetividad como potencialidad de
cambio” (De la Garza, 2016, p.303) mostrando el espacio
de la acción empírica de los sujetos y sintetizando las
contradicciones de la relación real.
Del indicador al dato
La relación entre concepto-indicador cambia. No puede
ser solamente deductiva sino representar “el cambio en
niveles de abstracción desde el concepto teórico hasta
el dato” (De la Garza, 2016, p.34).
Cada indicador es completado con información
obtenida “de la experiencia” a través de las prácticas
del sujeto, “(…) el dato es siempre construido, sea de
una manera sistemática y cientíca o generados por los
sujetos históricos de acuerdo a condiciones culturales
particulares, a partir del lenguaje común y de sus
prácticas cotidianas” (De la Garza, 2016, p. 304).
Como el dato es mediado por la forma en que se
recolecta, el lenguaje, los pensamientos de los sujetos
y la relación del conocimiento entre sujeto y empiria, el
dato se constituye en movimiento y como resultado de
una transformación permanente.
El dato y la subjetividad
Otro tanto lo constituye la tensión del dato como
“contradicción en el mundo empírico entre general
y especíco, entre estándar e inconmensurable”
(De la Garza, 2016, p.297). Sobre esto y el contenido
subjetivo de la acción; debe destacarse que no todo
lo que pertenece a este campo es consciente o que
solo se encuentre en la mente de los sujetos, ya que
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TRAMAS SOCIALES | Nº 02 | Año 02 | ISSN 2683-8095
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lo “subjetivo” articula también en otros planos de la
realidad
12
.
Lo que puede inuir en la constitución subjetiva
del signicado del dato, puede encontrarse en “a)
la biografía del sujeto, b) la cultura y el carácter en
varios niveles, c) la memoria histórica relacionada con
determinadas prácticas de grupos; y en n, d) la visión
del mundo-racionalidad integrada en una conguración
de dominación con sus respectivas contradicciones
internas y externas” (De la Garza, 2016, p.298-299).
Por ello, el signicado es intersubjetivo. El dato tiene
un componente subjetivo y una realidad externa al
sujeto. No puede ser absoluto o “estar simplemente
dado en la realidad”, es aproximado en tanto permite
explicar y comprender mejor los sentidos de la acción,
entendiendo que no siempre los actores “tienen claros
los motivos de su acción (práctica praxis, pre-reexivo
y reexivo, consciente y no consciente)” (De la Garza,
2016, p.58).
Los conceptos no están ligados directamente a lo
empírico (sensorial y captable), sino que quedan
subordinados a la práctica, esto implica lo empírico,
pero solo como uno de los tantos niveles de realidad:
“siempre es construido por el sujeto de manera
consciente o no, bajo consideraciones culturales
implícitas o consideraciones teóricas explícitas” (De la
Garza, 2016, p.141).
Cuestión de cantidad
Para De la garza (2016) “cuanticar es asignar números
haciendo abstracción de todo lo especíco que tiene
el objeto” (p. 308). Cuanticar es abstraer al igual
que sucede en las abstracciones históricamente
determinadas siempre que resulten pertinentes en
tanto sirvan a la reconstrucción.
12. Lo nacional, regional, local, lo cultural, lo histórico
cruzado con la situación de clase es para De la Garza (2016)
un elemento fundamental determinante de la subjetividad
en su articulación con otros niveles de realidad.
El proceso de reconstrucción no implica “cuanticar” a
priori ni todo objeto es cuanticable necesariamente “la
cantidad es abstracta y no directamente se reere a sus
medidas empíricas” (De la Garza, 2016, p. 309).
¿Qué se logra con cuanticar? Se abstrae lo especíco
al objeto, se reduce, se homogenizan cualidades
haciéndolas comparables con otros objetos y sus
relaciones lógicas elementales se denen en igualdad y
adición. Sin embargo, no todo lo empírico es observable
directamente, el instrumento de recolección/
observación tiene una inuencia importante en la
mediación entre lo conceptual y lo real.
Desde esta perspectiva no se trata de explicar por qué
una cosa es así y no de otra manera, sino cómo esa
cosa se convirtió como tal, y de esta forma se asumen
discontinuidades y contradicciones varias.
En la reconstrucción, existe una dirección horizontal
(lo teórico e histórico) donde se incluyen los pasajes
conceptuales de mayor a menor abstracción, una
dirección vertical (indicadores y datos) sobre el aspecto
empírico, de lo general a lo particular. Para De la Garza
(2016), lo especíco en estos pasajes “resultaría de la
articulación entre esos dos procesos de avance hacia lo
concreto y hacia lo particular(p. 326).
Respecto de la objetividad en las mediciones, se
propone una vigilancia epistemológica y desconanza
permanente alrededor de las conclusiones obtenidas
por los datos, por más especícos y particulares que
éstos sean (incluso “cuanticables”).
Reflexiones finales: La reconstrucción y deter-
minantes
En la reconstrucción de datos, la cuanticación cumple
un papel importante. Se habla de llegar a categorías
más simples en el contexto de avance de lo empírico-
concreto a lo abstracto-virtual y en otro, de lo especíco
a lo general. De la Garza (2016) asegura que “a más
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abstracción, los determinantes de los conceptos son
menores cuando es posible un mayor acercamiento
a la homogeneidad de lo empírico” (p. 328). Por ello,
en la fase de investigación se aconseja no realizar
cuanticaciones apresuradas, ya que “lo concreto
real” asume más bien heterogeneidad teórica antes
desarrollar asociaciones simples de datos.
Por otro lado, en la fase de exposición, en el pasaje de
lo abstracto a lo concreto pensado; la cuanticación
“será más segura de aportar a su función vericativa
en los momentos más abstractos, en aquellos donde
los conceptos dependen de menos determinaciones
(mediaciones)” (De la Garza, 2016, p.328). En el avance
conceptual, la direccionalidad horizontal lo hace en un
sentido reconstructivo donde se traducen conceptos en
indicadores (cuanticación). En aquel de tipo “vertical”
se asociarían los conceptos más concretos, con más
determinaciones y mediaciones.
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Referencias Bibliográficas