TRAMAS SOCIALES • N° 04 | ISSN: 2683-8095
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Generando intersticios
El sistema académico, científico y tecnológico de nuestro país (y gran parte
de la región), en las últimas tres décadas comenzó a experimentar una serie
de transformaciones en su estructura de funcionamiento que, de diferentes
maneras, impactó en el propio ejercicio y la adopción de nuevas prácticas.
La década de los noventa del siglo pasado se inicia lo que Oszlak (1999) defi-
nió como proceso de Reformas del Estado. No solo el Estado sufre reformas,
la sociedad en su conjunto comienza a experimentar cambios en diferentes
dimensiones, entre estas, la educativa y todas las áreas de conocimiento. En
términos concretos, la educación Superior comienza un camino que sintoniza
con nuevos esquemas y reglas del campo.
Es posible pensar que la nueva agenda implementada permitió un proceso de
profesionalización, que en definitiva contribuyó al delineamiento de un com-
plejo académico-científico con rasgos modernos. La gestión del andamiaje
administrativo y de ordenamiento funcional pueden sintetizarse en algunas
medidas gubernamentales sobre el campo en cuestión. A partir de la creación
de la Secretaría de Políticas Universitarias –SPU- (1993), pasando por la apli-
cación del Programa de Incentivos a la Investigación (1993) y avanzando con
la creación de CONEAU (1995), el escenario se reformula de manera drástica
y estructural.
Lo que se enuncia en el párrafo anterior es parte de un modelo de Estado y una
forma de ejercicio de la política diferente al que comienza a implementarse a
partir de 2002-2003. El inicio del nuevo milenio llega con más financiamiento
destinado a la ciencia; Conicet experimenta un aumento presupuestario que
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beneficia intensamente la promoción de Investigadores,
un significativo aumento de Becarios, Técnicos y Centros
de Investigación son el resultado de la jerarquización del
sistema científico-tecnológico en los primeros 15 años del
nuevo milenio.
Al mismo tiempo el esquema administrativo-funcional
de los años ´90 no se desarmó, más bien sirvió de base,
probablemente con lógicos argumentos, a un escenario
que poco se asemejaba en la política productiva y econó-
mica que lo vio nacer.
Los primeros (actores) en reclamar y hasta rechazar las
denominadas nuevas reglas lo constituyeron docentes
e investigadores de mayor antigüedad, fueron ellos/as
quienes percibieron que sus prácticas, ya casi naturaliza-
das, debían modificarse aceleradamente si su intención
era permanecer como actores competentes del campo
que los aglutinara.
Entre los reclamos de los críticos, emergían cuestiona-
mientos a los desproporcionados esfuerzos por comple-
tar aspectos administrativos, al mismo tiempo las diatri-
bas se dirigían al nuevo uso del tiempo que se definía por
factores que obligaban una producción estandarizada en
términos productivos.
En contraposición con el grupo señalado, los nuevos
agentes del campo, aquellos que en su mayoría ingre-
saban al sistema científico académico ya con las nuevas
reglas, se adaptaron sin mayores inconvenientes, hasta
probablemente incorporaron las innovaciones y lógicas
como lo único posible. Parece legítimo pensar que hasta
lo naturalizaron, al igual que lo hicieron en su momento
aquel grupo que caracterizamos como los críticos en su
propio momento.
Como se relata brevemente en párrafos anteriores, las úl-
timas décadas podrían caracterizarse como un periodo
bisagra, donde diferentes modelos ejercieron y dieron
disímiles espacios y prioridades al conocimiento y la
ciencia en la sociedad.
Esta editorial no busca abordar el proceso científico
académico argentino, tampoco tomar posicionamien-
to sobre la ventajas o desventajas de cada formato del
ejercicio intelectual, el objetivo va en otra dirección. Los
párrafos iniciales representan el marco que permite una
franca propuesta editorial.
Como Revista de divulgación de una unidad universi-
taria de gestión estatal, el propósito se centra en produ-
cir un contenido que condense la propia lógica del gran
campo del que formamos parte. Lo que entendemos
como campo de la Sociología en particular y las ciencias
sociales y humanas en general, no solo lo constituye un
formato de Estado con políticas académicas y científicas
que, en paralelo, el propio proceso nos muestra que son
cambiantes y esposadas a políticas de gobiernos.
Nuestra propuesta editorial anhela difundir produccio-
nes que se construyan en marcos más amplios que las de-
limitaciones de modelos, gobiernos o periodos epocales,
o mejor, sin ellos. A nuestros estudiantes y egresados no
solo debemos mostrarles y hasta iniciarlos en las lógicas
que circulan al interior del campo, también es obligación
incitarlos a rebelarse a ellas, a desconocer líneas indebi-
damente justificadas, temáticas que por verticalidad del
ejercicio del poder emergen como prioritarios, hasta le-
gítimas, procedimientos y formatos que responden más
a intereses foráneos que a las necesidades de nuestros
terruños.
A finales de los años cincuenta del siglo pasado, una obra
señera como la Imaginación Sociológica (Mills, 1961), ad-
vertía que la multiplicidad de miradas, métodos, posicio-
nes, temáticas y perspectivas era la mejor garantía para
un ejercicio libre de la investigación y docencia.
Esta Revista busca situarse en ese espacio. Una construc-
ción colectiva con miradas heterogéneas, desanclada de
las agendas prestablecidas de temáticas que circulan y
que van, paulatinamente, reproduciendo grupos de in-
vestigación que deben defender lo que hacen y no por sus
argumentos, más bien, por la posición que se adquirió en
el campo a partir de ser parte del mismo con esa temá-
tica.
En este contexto y siguiendo lo que plantea Pierre Bour-
dieu, lo que se entiende como políticamente correcto,
en términos de la lógica de un campo específico como la
sociología, estaría representando una suerte de atentado
a la propia autonomía relativa. Desde esta perspectiva
políticamente correcto es equivalente a sociológicamente de-
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primido o invadido, en contra de esto se definen nuestras
ambiciones.
Sin marginar los instrumentos científicos y, al mismo
tiempo, escapando de las cadenas que implican temáti-
cas, teorías abordajes o posiciones políticamente correc-
tas, esta publicación incentiva la ruptura, la imaginación
individual y situada, nuevos razonamientos que permi-
tan abrir líneas que emerjan en sentido contrarios, es
decir, desde los intelectuales al campo formal, desde el
razonamiento individual o grupal a las estructuras fun-
cionales y administrativas.
A veces, y si lo buscamos enfáticamente casi siempre, los
campos, así como las agendas de gobiernos y de las ad-
ministraciones científico-académicas dejan intersticios
por los que podemos, paradójicamente, aportar de ma-
nera central y con mayores niveles de autonomía.
Estamos abiertos a las propuestas arriesgadas, porque la
sociología devela cosas ocultas y a menudo reprimidas (Bour-
dieu, 1984). Pretendemos ser parte de los necesarios in-
tersticios en las estructuras de las que formamos parte,
y es que nuestra ciencia en sí mismo es eso, una rebeldía
constante, una provocación con sentido, una propuesta
que incomoda y desafía estructuras sociales y de poder
establecidos.
José Carelli
Director Editorial
Bibliografía
Bourdieu, P. (1984) Cuestiones de Sociología. Ediciones
Akal. Madrid.
Mills, W. (1961) La imaginación sociológica. Fondo de
Cultura Económica. México DF.
Oszlak, O. (1999). De menor a mejor. El desafío de la se-
gunda reforma del Estado. Revista Nueva sociedad,
Núm. 160. Buenos Aires.
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