TRAMAS SOCIALES • N° 04 | ISSN: 2683-8095 RESEÑA DE LIBRO
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ETNOGRAFÍAS NÓMADES. Teoría
y práctica antropológica (pos)
colonial.
Autora del libro: Leticia Katzer
Año: 2019
Ciudad: Buenos Aires, Argentina
Editorial: Editorial Biblos/Culturalia, 209 Páginas. ISBN:978-987-
691-704-9
Autora de la reseña: Andrea Climent
Preludio
El libro de Leticia Katzer titulado ETNOGRAFÍAS NÓMADES. Teoría y prác-
tica antropológica (pos) colonial, que aquí se presenta, se constituye como una
instancia de relexión teórico-filosófica, epistemológica y metodológica de la
autora, a partir de su labor de 13 años de trabajo de campo en la zona del “de-
sierto” - noroeste y conurbano de la provincia de Mendoza. La autora, a partir
de un ensamblaje empírico- abstracto, nos invita a pensar la etnografía en
tres dimensiones: como texto, como proceso y como experiencia, partiendo de
una premisa central que es entender la etnografía como un “modo” de hacer
investigación etnográfica, que implica un posicionamiento teórico e ideoló-
gico como etnógrafo. Esto requiere de una apertura que permita conectarse
sensible y creativamente con el entorno de estudio.
Andrea Climent. Lic. y Prof. en Socio-
logía (FACSO-UNSJ). Becaria Doctoral
CONICET. Doctoranda en Ciencias So-
ciales (UNSJ). Docente e Investigadora
del Departamento de Sociología.
ccliment86@gmail.com
Imagen de CONICET
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RESA DE LIBRO
El libro se encuentra estructurado de la siguiente mane-
ra: Prólogo, Introducción, cinco Capítulos y Epílogo.
A continuación, se describirá de manera breve cada una
de las partes que constituyen el libro:
Prólogo
El prólogo estuvo a cargo de Eduardo Restrepo, quien
sostiene: “es importante no perder de vista que Leticia
Katzer habla de las tres dimensiones de la etnografía –
como texto, proceso y experiencia- no de manera sepa-
rada, sino, como una articulación. Esta propuesta que
se despliega a lo largo de todo el libro, es donde radica
una de las posibles rutas de lectura, que radicalmente
irrumpe las comodidades y certezas de una etnografía
de manual. ( ) este libro nos habla de discusiones teóricas
y filosóficas junto a cuestiones de método sin sepáralas
de la gente (los Huarpe) y las materialidades de la etno-
grafía como lo es, “el desierto”.
Restrepo con su lectura deja abierta la posibilidad de
múltiples recorridos a través del libro de Leticia Katzer,
casi como una metáfora de los caminos que pueden con-
ducirnos en el desierto. Su recorrido comienza destacan-
do el planteo de la autora de pensar la etnografía en tres
dimensiones (texto-proceso-experiencia). Esa triada es,
para él, la que invade en el sentido común disciplinar de
pensar la etnografía como una técnica de investigación.
Para Restrepo, la autora, al tomar la dimensión textual
de la etnografía, retoma las discusiones políticas de la
representación etnográfica de los años 80 y las comple-
menta y complejiza con sus aportes derridianos y de la
teoría poscolonial.
Restrepo señala que Katzer, al entender la etnografía en
su segunda dimensión como proceso, propone compren-
derla en clave de múltiples ritmos, agencias y disputas.
Esta visión va más allá del proceso de investigación con-
creto e implica un devenir heterogéneo, con contingen-
cias y conlictividades, que construyen el mundo social
del cual el etnógrafo no se puede sustraer y que sin duda
lo interpelan.
Finalmente, Restrepo señala el aporte de la autora al en-
tender la etnografía como experiencia, en el cual plan-
tea que el etnógrafo no es un intérprete o traductor, sino
que está implicado en la experiencia etnográfica, donde
construye al sujeto etnográfico y se construye a sí mismo
en ese proceso.
Para Restrepo, uno de los rasgos más particulares de la
obra es la articulación de la etnografía con la filosofía.
La autora articula su planteo para invitar a trascender la
miseria filosófica de los planteos más empiristas de la et-
nografía. Para ello, toma riesgos y evidencia su potencia,
al asumir elaboraciones filosóficas en sintonía con las ex-
periencias de nomadismo desértico.
Introducción
La autora sintetiza, y a la vez condensa, las principales
transformaciones que ha sufrido la etnografía como pro-
puesta metodológica, tanto en su marco teórico, como en
sus procedimientos. Entendiendo que la crítica se da a
la relación entre antropología y colonialismo, donde la
estructura del poder colonial es constitutiva del objeto
de estudio antropológico. Para Katzer, poco a poco, la
etnografía comienza a desarmar su estatus de neutra-
lidad –en el marco de la crítica cultural- para empezar
a plantearse como textos, como narrativas. Eso implica
entender la etnografía como una producción especifica
del “otro” en complejos contextos de relaciones de poder
colonial. La autora sostiene que actualmente ya no se
trata de observaciones de tribus, sino que el trabajo de
campo puede ser definido como “situación”, en la que hay
una especificidad política y un complejo entramado de
intereses. Estos aspectos, para la autora, al igual que el
registro situado de las comunidades, han sufrido trans-
formaciones, evidenciando que muchas etnografías son
posibles. Es este último punto donde Katzer abre el juego
para pensar su experiencia etnográfica como experien-
cia desértica, tanto a nivel teórico como empírico. Y es
el momento en el cual nos sumerge a pensar en las ar-
ticulaciones de su trabajo etnográfico con categorías fi-
losóficas como la de huella o espectro, es decir, plantea
que su espacio etnográfico –el desierto de Lavalle- es un
espacio trazado por huellas de otros, que nos envía a la
espacialidad del resto, del rastro de esa alteridad huarpe
que permanece presente –ausente.
La autora incluye otra categoría en esta primera invita-
ción a pensar el desierto, que es la de etnografía nóma-
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de. Ella plantea como disparador que, si bien el noma-
dismo se constituye como una práctica en el desierto, no
se encuentra reconocida en el ámbito académico. Esta
problematización que introduce la autora es la línea que
permite repensar las prácticas de campo, las prácticas de
investigación, no sólo para aquellos que hacen etnogra-
fía, sino para todos los que trabajamos en investigación.
Visibilizar estos aspectos que suelen permanecer ocultos
permite posicionar al investigador como otro igualmen-
te intervenido, atravesado, interpelado ante la práctica
de la investigación científica.
Katzer, por último, nos introduce al planteo de pensar la
etnografía como búsqueda compartida, lo que provoca
una ruptura y problematización de la noción de “comuni-
dad”, de lo “común”. Es en este punto donde muestra un
entrelazamiento y un diálogo entre la etnografía y la filo-
sofía desde el registro empírico etnográfico del desierto.
Una etnografía nómade y de lo nómade.
Catulo 1: El espacio etnográfico en el secano
del departamento de Lavalle
En el primer capítulo del libro, la autora comienza plan-
teando cómo el pueblo indígena Huarpe se muestra
como desaparecido en las etnografías clásicas de los
años 1920 y 1960 y, a la par de esa afirmación, expone el
hecho de que el colonialismo aniquiló las prácticas nó-
mades de la comunidad. Estos dos elementos se cons-
tituyen en los disparadores con los que la autora reali-
za un recorrido por relatos censales y etnográficos que
describen el anacronismo y la inevitable desaparición
de las huarpes. Para contraponer estos planteos, expone
su descripción del espacio etnográfico –en función del
trabajo de campo- donde realiza una descripción del
ambiente, de las formas de trabajo y residencia de las
familias huarpes. Esas descripciones van entrelazando
los relatos con la noción de salir a cortar el rastro, salir a
campear, salir en busca de la huella, que nos transporta
y nos invita a pensar desde otro lugar los rituales y las
rutinas.
La autora muestra cómo las marcas nómades más signi-
ficativas son las que se hacen presentes en sus rutinas y
estilos de vida y que sin embargo no se hacen visibles en
contextos de interacción con agentes externos o acadé-
micos. La presencia y el trabajo etnográfico le ha permi-
tido recopilar fragmentos de memoria huarpe a partir de
sus interlocutores. Sin duda esta primera descripción de
lo huarpe y su organización nos acerca a pensar sobre la
presencia/ausencia, sobre las lógicas de ocupación terri-
torial y sobre esos “modos otros” de organización, donde
lo nómade se hace presente y está presente en el desierto,
como parte constitutiva del ser/estar huarpe.
Catulo 2: Nomadismo disciplinar:
deconstrucción hermenéutica genealógica y
crítica poscolonial como matriz de abordaje
etnográfico
En este capítulo, la autora hace su tratamiento más den-
so en términos teórico-filosóficos, en el cual expone los
desarrollos epistemológicos de la deconstrucción herme-
néutica genealógica de Foucault y la crítica poscolonial.
En ese recorrido por los itinerarios disciplinares, la auto-
ra se nutre de los aportes de Derrida y Foucault.
El capítulo centra su análisis en dos ejes de discusión:
por un lado, una discusión epistemológica-metodológica
respecto a los modos en que las teorías de la alteridad se
construyen –en tanto dominio de saber-, es decir, cómo
producimos saber, mediante qué prácticas y qué esque-
mas de relación con el otro. Y, por otro lado, y en articu-
lación con lo anterior, cómo son delimitadas las formas
jurídico-políticas de reconocimiento de la diversidad.
La articulación de estos dos ejes le permite a la autora
mostrar un distanciamiento en su planteo con esas epis-
temologías “sedentarias” y contraponer la búsqueda que
realiza de rutinas, saberes de una estructura epistémica
nómada.
La riqueza del capítulo radica en la articulación simul-
tánea de la deconstrucción derridiana, la hermenéutica
de Foucault y la crítica colonial en el marco de un estu-
dio etnográfico situado. ¿Situado dónde? En el desierto
de Lavalle. Esta epistemología nómade de Katzer es una
alternativa de abordaje de lo común, de la relación con lo
viviente y se constituye como otra forma de sensibilidad
y de política.
Para la autora, la etnografía como dominio de saber im-
plica entenderla con un doble enfoque metodológico. En
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primer lugar, considerar a la etnografía simultáneamen-
te como texto, como proceso y como experiencia; y en
segundo lugar, entender lo etnográfico como un proceso
de objetivación de trayectorias situadas históricamente.
El capítulo, a pesar de la concentración teórica que impli-
ca, nos invita a recapacitar en la complejidad de articula-
ciones y relaciones presentes en una situación etnográfi-
ca. Katzer nos adentra a pensar en la deconstrucción de
las categorías coloniales presentes en la etnografía para
empezar a pensar en clave de una etnografía de los espa-
cios lisos/desérticos, destotalizantes, con trayectorias no
alineadas.
Catulo 3: Revisitas de la crítica cultural:
antropología del desierto, antropología del
nomadismo y espectrografía como propuesta
analítica
En este capítulo, la autora realiza una revisita de la crí-
tica cultural, explorando los alcances y limitaciones de
sus supuestos para proponer una re-lectura de la espec-
trografía y la etnografía filolítica. En este marco, Katzer
propone el “desierto” y lo “nómade” como “modos de
pensar” y como “modos de estar” en los espacios de aná-
lisis. La autora problematiza las formas de ser, hacer y
construir pensamiento etnográfico. Esto permite inter-
pelar las prácticas de trabajo para poder evaluar qué ob-
jetivamos como “común”, dentro de qué marcos estamos
seleccionando el objeto de registro y cómo diferenciamos
las trayectorias en su interior. Esa apertura es la que bus-
ca la autora para ahondar en las trayectorias que alter-
nizan y diversifican, dejando de objetivar un sujeto para
producir un objeto colonial, y en cambio plantear que es
necesario iniciar una nueva práctica, donde los intereses
y valores indígenas no sean solamente observados, sino
que se constituyan como parte imprescindible de la cons-
titución sociológica del sujeto cognoscente.
Katzer propone una construcción colectiva del conoci-
miento que implica un “saber estar” para respetar las di-
námicas y los momentos de co-teorización. Su propuesta
de etnografía colaborativa de los procesos implica un tra-
bajo de campo distinto y distintivo en el que se propicia
el intercambio de pensamiento y la relexión. Y que, ade-
más, permite captar las dinámicas de los circuitos cola-
borativos, estructurados por una red de actores diversos
de los cuales el investigador es parte.
Catulo 4: Las etnografías como “textos”:
una arqueología y una filolítica del saber
etnológico etnográfico
En este capítulo, la autora pone atención a la textualidad
de la experiencia etnográfica clásica en el ámbito geopo-
lítico y contrapone lo que sucede en el ámbito mendocino
en las décadas de 1920-1960. Katzer inicia su recorrido a
través de una lectura particular del contexto de produc-
ción etnológico-etnográfico clásico, inspirada en el filó-
sofo italiano Roberto Esposito, pero realiza un análisis
que apunta a los efectos que produce el paradigma de
la política moderna sobre la antropología, para de este
modo conectar con una “antropología de la biopolítica”.
Este punto la lleva a sostener como tesis principal que
existe una conexión estructural entre modernidad, colo-
nialidad y biopolítica.
La autora pone de manifiesto que las etnografías son
actos de poder, son dispositivos de saber-poder en tanto
dominio histórico, donde el léxico biopolítico y la lógica
racista no permanecen ausentes de la producción etno-
gráfica. Para contextualizar localmente este aspecto, es
que realiza un recorrido por las memorias etnográficas
locales de la provincia de Mendoza.
Capítulo 5: De la etnografía como “método” a la
etnografía como proceso político y experiencia
En el último capítulo del libro, titulado “de la etnogra-
fía como método a la etnografía como proceso político
y experiencia”, se concentra la propuesta de la autora en
cuanto a la etnografía nómade. En este apartado se des-
cribe la etnografía como proceso y experiencia, a partir
de la autobiografía de campo de la autora. Aquí se puede
destacar -entre múltiples aspectos- la identificación de
tres nudos críticos en las coyunturas etnográficas que se
le presentaron. La etapa inicial del proceso etnográfico,
que la autora caracteriza por el diálogo, pero también
por la asunción de un posicionamiento práctico entendi-
do como acción colaborativa. La segunda instancia, que
denomina estructuración de los circuitos colaborativos,
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en la que la autora trata de dar respuesta a las demandas
que surgen de los interlocutores, que en muchas oportu-
nidades exceden lo académico. Y la tercera instancia, que
denomina consolidación de relaciones afectivas y articu-
laciones institucionales. Este último aspecto es el que
materializa la etnografía colaborativa y lo articula con la
gestión que la autora tiene de proyectos comunitarios en
la zona de Lavalle.
El relato de sus experiencias de campo permite hacer vi-
sibles las dificultades que se le presentan en su recorrido
y cómo esos recorridos van moldeando los modos de vi-
venciar la experiencia etnográfica.
Este capítulo también describe y analiza la experiencia
de realizar un documental etnográfico, titulado: Nóma-
das la búsqueda compartida, donde se exponen notas y
registros fotográficos, a la par que se relexiona teórica y
metodológicamente sobre la experiencia.
Epilogo
En el epílogo, Katzer da cierre a su desarrollo, en el cual
concluye que problematizar y exponer la complejidad de
los contextos de interacción en situaciones etnográficas,
como así también problematizar la revisión crítica de las
etnografías clásicas en diálogo con su propia práctica et-
nográfica, le ha permitido señalar la presencia de formas
de relación y valoración del “otro” diferente. La autora
propone que hay que pensar etnográficamente la vida, lo
que hace de ella el horizonte de la antropología y a la vez
convierte a la etnografía en el horizonte de la relexión
filosófica. Ello implica revertir el paradigma cientificista
que la despoja de subjetividad y de política.
La autora, además, finaliza afirmando que cualquiera
sea la orientación del trabajo de campo, sea bajo un mo-
delo biopolítico o uno colaborativo, las etnografías siem-
pre constituyen dispositivos de saber-poder a la vez que
actitudes. Y la actitud de la ciencia nómade es la que le ha
permitido desnaturalizar los prejuicios con los que se ha-
bía definido el desierto, haciendo de su modo de pensar
una actitud científica itinerante, nómade.
Algunas consideraciones para relexionar
sobre el libro
El libro de Leticia Katzer: ETNOGRAFÍAS NÓMADES.
Teoría y práctica antropológica (pos) colonial, se destaca
por plantear una perspectiva teórica que articula la et-
nografía con la filosofía, y erige una postura crítica de
los planteos más empiristas de la etnografía. Siendo, en
este sentido, el aporte más significativo la idea de que
la etnografía no es una mera relación cognitiva sino un
“modo” de “ser y estar, cuya orientación está dada no
sólo por el posicionamiento teórico, ideológico, sino fun-
damentalmente por la sensibilidad de conectar con el
otro. Esta contribución, conjuntamente con los múltiples
planteos, interrogantes y articulaciones de la autora, nos
invita a pensar en tejer puentes interdisciplinarios con la
antropología en lo referente a la experiencia en trabajo
etnográfico, que nos permitan -desde la sociología- pre-
guntarnos, repreguntarnos y problematizar nuestro pa-
pel en el trabajo de campo, las formas de conocer y hacer
investigación, a la par que permita relexionar sobre los
“modos otros” de producir conocimiento etnográfico de
manera colaborativa con los sujetos.
Los aportes de este trabajo, y las categorías que retoma,
resultan una interesante apuesta para el diálogo multi-
disciplinario donde se aborden similitudes y diferencias
entre la provincia de Mendoza y nuestra provincia –San
Juan- para un tema que nos une: las comunidades de
pueblos originarios Huarpe. Es en este sentido que las
categorías de “marcas, “huellas” abren un abanico de
posibilidades para analizar la temática.
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