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TRAZOS - AÑO VII – VOL.I – JUNIO 2023 - e-ISSN 2591-3050
ciones de los individuos para su ejercicio económico y político.
Al respecto, se puede presentar la teoría teológica política de Villacañas
(2020), la cual plantea al neoliberalismo como una teología política en cuan-
to que este logra sumar, en su poder y gestión, el ámbito administrativo del
Estado y la conciencia subjetiva de los individuos. Partiendo de la tesis que
indica al cristianismo como la doctrina que instaló la división republicana de
poderes, este autor admite que, en tanto que la esfera religiosa se constituyó
en paralelo al Estado y a su esfera política, entonces fue esta ideología la que
instituyó la idea del foro subjetivo interno del sujeto, es decir, la conciencia
individual basada en una razón de obediencia espiritual.
Esta diferenciación entre razón política y subjetiva resulta de la resistencia
que dispuso el cristianismo en contra del poder estatal para perseguir la fe y
la obediencia a Dios. De esta manera, dicha división de poderes transforma
la fe como fundamento de lo subjetivo en un poder civil opuesto al Gobierno,
que se fundamenta en la idea del abandono de la propia vida para la sumi-
sión subjetiva bajo el mandato de Dios. Así, la Iglesia logra proponer un poder
disciplinario capaz de manejar la psique del hombre con la justicación de
salvación espiritual.
Tal como arma Villacañas (2020), el efecto de la dimensión pastoral le
otorgaba a la religión una relación íntima con el hombre que el Estado no po-
día establecer, por lo que, para desarrollar un poder total capaz de capturar la
razón subjetiva, el neoliberalismo tuvo que reformular la versión de salvación
impuesta por el cristianismo para alcanzar la conciencia del ser humano. En
tanto que el neoliberalismo, en la época moderna, modica al Estado en fun-
ción de la libertad económica privada, esta razón gubernamental necesita úni-
camente ganar la subjetividad del sujeto para lograr un tipo de control y poder
universal que trascienda no solo las esferas políticas, económicas y sociales,
sino también las espirituales.
Por consiguiente, el modelo establecido por el neoliberalismo, que susti-
tuye la idea de la salvación cristiana por la promesa de una producción conti-
nua de libertad, se desarrolla a partir de la evolución biopolítica del poder, en
donde, además de garantizar la preservación de la vida, esta es utilizada como
un bien material de acumulación capital. De este modo, el neoliberalismo lo-
gra manipular el elemento psíquico del goce mediante la reproducción de un
discurso global de verdad y de “obediencia voluntaria” (Villacañas, 2020, p. 88).
Sobre esto, Villacañas (2020), respecto a Foucault, explica que, dado que
el poder soberano de los imperios medievales se sostenía en la capacidad de
determinar la muerte, ahora, en cambio, se sustenta en la facultad de deter-
minar la vida, es decir, “hacer vivir, dejar morir” (Foucault, 2001, p. 128). Así, el
camino hacia la gubernamentalidad y el dominio sobre la conciencia se con-
sumó cuando, luego de la segunda guerra mundial y la guerra fría, los Estados
dejaron de reclamar la muerte de sus ciudadanos como evidencia del poder
soberano y, de este modo, establecieron el contexto en el cual pudo, nalmen-