TRAZOS - AÑO VII – VOL.II – DICIEMBRE 2023 - e-ISSN 2591-3050
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Monstruos
anatómicos:
fetichismo cientíco
y “errores de la vida”
en el siglo XIX
Anatomical monsters:
scientic fetichism and
“mistakes of life” in the
19th century
Nehuén Faggiano
Universidad Nacional de Córdoba. Córdoba, Argentina.
nehuen.faggiano@mi.unc.edu.ar
Recibido: 12 de agosto de 2023
Aceptado: 5 de noviembre de 2023
TRAZOS - REVISTA DE ESTUDIANTES DE FILOSOFÍA - AÑO VII - VOL. II. - DICIEMBRE 2023
páginas 14-22 - E-ISSN 2591-3050
http://www.ojs.unsj.edu.ar/index.php/trazos/
INSTITUTO DE FILOSOFÍA - FACULTAD DE FILOSOFÍA, HUMANIDADES Y ARTES - UNIVERSIDAD NACIONAL DE SAN JUAN
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TRAZOS - AÑO VII – VOL.II – DICIEMBRE 2023 - e-ISSN 2591-3050
Resumen: En este trabajo se intentará mostrar una continuidad del tratamien-
to (des)valorativo de sujetos “monstruosos” en el siglo xix, es decir, desde el
freak-show hasta el estudio anatómico. La exhibición y fetichismo propios del
primero permanecen en el segundo, en vista de que los sujetos estudiados
-
-
pondrán y analizarán los casos de Sarah Baartman (1789-1815) y Joseph Merrick
(1862-1890). Luego, se considerará la distinción realizada por Canguilhem (1962)
entre “monstruoso” y “monstruosidad”, con el propósito de comprender cómo
-
miento valorativo.
Palabras clave: MONSTRUO – ANATOMÍA - ANOMALÍA
Abstract: In this article it intend to show a continuity of the (dis)evaluative
treatment of "monstrous" subjects in the nineteenth century, that is, from the
freak-show to the anatomical study. The exhibition and fetishism of the former
remain in the latter, in view of the fact that the subjects studied are still con-

development of the study, the cases of Sarah Baartman (1789-1815) and Joseph
Merrick (1862-1890) will be presented and analyzed. Then, the distinction made
by Canguilhem (1962) between "monstrous" and "monstrosity" will be conside-

monsters trying to hide this valuational movement.
Keywords: MONSTER – ANATOMY - ANOMALY
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Durante el siglo xix, la ciencia anatómica se consolidaba como una ciencia,
formándose tal como se la conoce hoy. Durante este proceso, trajo consigo
nuevas formas de conocimiento y constituyó una novedosa manera de enten-
der a los sujetos según cómo estaban constituidos sus cuerpos. Sin embargo,
esta transición no implicó una ruptura radical con las antiguas conceptualiza-
ciones de los cuerpos anómalos, por lo que viejas maneras de pensar conti-


estudio imparcial y objetivo de una ciencia, sobre todo, porque tratándose de


de historia repletos de monstruos. El imaginario colectivo de lo monstruoso
forma parte de esta ciencia a un nivel mucho más primario y elemental del


de esta manera, lo que se entiende por “monstruosidad”. En otras palabras,
-

fundamentalmente, los casos de Sarah Baartman (1789-1815) y Joseph Merrick
(1862-1890), quienes fueron exhibidos en freak-shows y cuyos cuerpos estuvie-
ron sujetos a un exhaustivo estudio anatómico. Además, se mostrará cómo el
fetichismo y la exhibición propios al freak-show continuaban presentes en el

los monstruos, a pesar de que son reducidos a irregularidades anatómicas,
-
tinción planteada por Canguilhem (1962) entre monstruoso y monstruosidad,
con el propósito de comprender mejor la particular manera en que la ciencia
-



el trabajo realizado por Durbach (2007), que se titula Monstrosity, Masculinity,
and Medicine: Reexamining ‘the Elephant Man. Nadja fue apodado “el hombre

expuesto en freak-shows como atracción de circo, principalmente, en Londres.

-
bió su cuerpo en el Hospital Real de Londres (desnudándolo en frente de otros
-
toria de Merrick en su ensayo titulado The Elephant Man, en 1923. Su esqueleto
permanece como parte de la colección del Hospital Real para estudiantes y
profesionales de la medicina.
Al narrar la historia de Merrick, sea en el propio libro de Treves o en la
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


-

respetado, considerado otro ser humano más, es decir, un par a la altura de

de entrar en contacto con la clase alta, por ejemplo, con la actriz Madge Kendal

hablando de su madre y, en paralelo, su deseo por ser igual al resto. Sin em-

freak.
Al profundizar en la vida de Merrick, esta narrativa comienza a desvelarse

o juzgar mejor los hechos. Si bien durante su trabajo con Norman el cuerpo de

similar —donde el morboso espectáculo por lo anómalo continuaba. En am-


factor esencial. Incluso, considerando que se cobraba por las exhibiciones, el
motivo subyacente no era exclusivamente monetario, sino el prestigio que le
-

Exhibir el cuerpo anormal era tan central para la identidad profesio-
-
ticas de exhibición corporal y las clases que las enmarcaban que profe-
        
y lograban atraer estudiantes pagos a sus clases. (Durbach, 2007, p. 41).

establecerse como alguien capacitado en producir conocimiento anatómico,

observar a esta “criatura” mitad hombre y mitad elefante se volvió un entre-

-

manera, Merrick era un fetiche no solo para las personas establecidas en el


en los freak-shows, solo que esta vez con una renovada respetabilidad y un

el valor de la commodity. El uso constante del apodo “hombre elefante”, inclu-

TRAZOS - AÑO VII – VOL.II – DICIEMBRE 2023 - e-ISSN 2591-3050
18

freak-shows,


posara mostrando su lado derecho más impactado por su condición, no su
lado izquierdo, el cual era menos deforme y, por tanto, menos espectacular.
Este tipo de exhibicionismo implica un fetichismo de naturaleza propiamente

En segundo lugar, se analizará el caso de Sarah Baartman, quien fue apo-
dada la “venus hotentote”. Ella era una mujer khoikhoi, cuyos glúteos y geni-

-

muerte. Tras una larga lucha por parte de activistas sudafricanos, en el 2002 se
logró que sus restos fueran repatriados. Su historia y legado representan una

sobre el racismo, el sexismo y el colonialismo. Con base en lo expuesto, en el



Displaying Sarah Baartman, the Hottentot
Venus, servirá como materia de análisis.
Al leer su trabajo, uno de los primeros aspectos que destaca es que mues-
-

como con Treves, una pretendida diferenciación entre el objeto de estudio

casi sin diferenciarse. “La asociación entre exhibiciones etnológicas y humanas
con curiosidades anatómicas no era poco común, ya que ambas eran común-


hecho de que la exhibición sucediese. En 1810 se realizó un juicio para deter-
minar si estaba siendo exhibida en contra de su voluntad. El juicio resultó en la

a favor de que la exhibición continuase, pues Baartman, al no ser considerada

-
piarse de Baartman como su objeto de estudio. En 1815 posó desnuda ante
profesores del Muséum d’Histoire Naturelle. Al igual que Merrick, tras su muer-
te, el museo retuvo su cuerpo para ser examinado “bajo el pretexto de que era
singulière) de la humanidad y por lo tanto de especial

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TRAZOS - AÑO VII – VOL.II – DICIEMBRE 2023 - e-ISSN 2591-3050



         
carácter del individuo y demostrar superioridad racial y de clase; por lo
tanto la extensa discusión de Cuvier sobre el rostro de Baartman ser-
    -
tar categorizarla con numerosas especies de monos, ya que sus orejas

       
-
minado. Incluso su vivacidad era traducida a movimientos rápidos e in-

De manera similar que Merrick, a quien se le caracterizaba como hombre
-
cuente observar descripciones de la comunidad khoikhoi como animales pri-

este pueblo, obsesionados con lograr que posaran desnudos, pidiendo a las
mujeres, por ejemplo, que se recostaran y expongan sus senos, además de que



como excusas para una observación morbosa de sujetos considerados inferio-
res. De esta manera, la integridad de las personas estudiadas, sus deseos y su
comodidad, nunca eran considerados como factores relevantes.

-
    





creer que el museo deseara mantener a Baartman para su genuino estudio y
-


la norma y, por tanto, sus cuerpos son considerados grotescos y objeto de fas-

amenazas oscuras y diabólicas, sino, más bien, son monstruos neutralizados


TRAZOS - AÑO VII – VOL.II – DICIEMBRE 2023 - e-ISSN 2591-3050
20
-
rencia, resulta conveniente utilizar la distinción que realiza Canguilhem (1962)


perteneciente al ámbito de la imaginación, un anti-mundo, un contravalor a la
vida. En contraste, la monstruosidad es el producto de la ciencia, el monstruo
incorporado a la norma, a las leyes de la vida, despojado de su carácter irrup-
tivo.
Cuando la monstruosidad se convierte en un concepto biológico,
cuando las monstruosidades son divididas en clases según relacio-
nes constantes, cuando se alardea de poder provocarlas experimen-
talmente, entonces el monstruo es naturalizado, lo irregular se so-
mete a la norma, el prodigio a la previsión. (Canguilhem, 1962, p. 40)
A partir de lo expuesto, Merrick y Baartman son lo irregular sometido a la
-

el siglo xix presenta un claro dominio sobre el monstruo; incluso reducido a


al monstruo tal si no su monstruosidad? Canguilhem (1962) muestra que es-



-
truoso en las monstruosidades” (p. 47); por otro, en el mismo párrafo sostiene


de una máxima opuesta, que la ciencia excluye, pero que la imaginación apli-

imaginación no es similar a la que realizaba Treves (1923) acerca de los freak-
show
el mismo lugar, es decir, en la mente humana. La separación quizá resulte ser

-

En relación con lo presentado, monstruosidades no monstruosas impli-

monstruo siempre será monstruoso, siempre habrá un componente valorativo,
pues siempre será objeto de desagrado, terror, maravilla y fascinación. Se utili-

humanas. En ese sentido, monstruos son aquellas criaturas potencialmente
21
TRAZOS - AÑO VII – VOL.II – DICIEMBRE 2023 - e-ISSN 2591-3050


y, a su vez, convertirlos en amenazas para excusar su dominación. En otras

todas estas connotaciones valorativas. No obstante, ese no es el camino to-
mado por Canguilhem (1962). La continuidad de lo monstruoso permanece; la

es ser anormal, es no encajar en la expectativa. Esta es una división ontológica

al pretender que no percibe a sus objetos de estudio como monstruosidades.
Como ciencia, no es que desee reproducir monstruosidades, pero el quehacer

lo monstruoso que le son propias a su contexto de producción. Esto implica
que tanto ciencia como monstruo son productos de la historia que, como se
mostró, permanecen vinculados al menos hasta el siglo xix. La ciencia no se




interesante, que causaba maravilla y bastante desagrado —de esto queda evi-

-

-
ferencias, ambos fueron monstruos construidos por la ciencia. No eran demo-
nios como el monstruo medieval. Eran humanos, pero deformados, errores de
la vida. Bajo estas premisas, lo normal vuelto anormal permitió suponer que
“[…] lo patológico es lo normal frustrado o desviado. Suprimid el impedimento




apenas dejándose entrever, observando desde la penumbra.
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Referencias bibliográcas
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‘the Elephant Man’. Cultural and Social History, 4-

Qureshi, S. (2004). Displaying Sara Baartman, the ‘Hottentot Venus’. History of
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Ágora: papeles de Filosofía, 34

Cómo citar este artículo:
Faggiano, N. 
Trazos-Revista de estudiantes de Filosofía, 2(7), 14-22