
77
TRAZOS - AÑO VII – VOL.II – DICIEMBRE 2023 - e-ISSN 2591-3050
política, sino que hay una cuestión antropológica, o mejormente formulado,
una cuestión ontológica que resulta clave para comprender el presente con-
ontológica, comete una especie de giro o inversión muy interesante tal como
lo localizó M. Foucault en su etapa tardía
8
, en la cual el punto de partida no
es la desigualdad sino la igualdad de fuerzas. Donde “por lo que respecta a la
sea mediante secretas maquinaciones o confederándose con otro” (p. 100). Por
lo cual es de esperarse que, en primer lugar, no haya una disolución de dicho
no nace por la desigualdad de oportu-
de que unos con los otros estemos enfrentados.
compe-
tir, y prevalecer
embrutecerse, empobrecerse. Dicho es-
tado es la Guerra de todos contra todos, el cual no sólo es un estado propio
de lucha que se presenta, en cierto modo, contingente en sentido pasajero e
intrascendente (fugacidad fáctica), sino que, a la vez, la misma es eterna pues
latencia, pero estando presente, en este caso en su devenir-amenaza, y arroja
al hombre a vivir sin seguridad, sin paz, sin futuro, y sin duda, miserable e in-
tierra, ni navegación, ni uso de los artículos que pueden ser impor-
tados por mar, ni construcciones confortables, ni instrumentos para
mover y remover las cosas que requieren mucha fuerza, ni cono-
cimiento de la faz de la tierra, ni cómputo del tiempo, ni artes, ni
tosca, embrutecida y breve. (2005, p. 103)
Como es de esperarse, ahora es cuando adviene la proposición del mons-
truo mitológico del Estado, en tanto aquel dispositivo que sublima las volunta-
a la vida
9
para no vivir en ese estado bestial
10
la racionalidad del contrato legal, en la cual los ciudadanos conviven, por un
lado, con deberes y obligaciones entre sí (a nivel moral, además de legal), y con
la delegación de sus voluntades a la voluntad soberana, que es la representa-
ción universal de la voluntad de los hombres libres. Además, por otro lado –y
8
Esto sería, específicamente, el curso denominado (2001)
9
Destacamos la lectura de M. Foucault (2001), la cual propone que la paz establecida con la política, en principio un acuerdo de con-
cesión que la voluntad poblacional le otorgaría el poder al soberano, significa más bien el establecimiento de una Guerra sobre una
Alteridad que atenta contra el poder concentrado.
10
-