
TRAZOS - AÑO VIII – VOL.I – JUNIO 2024 - e-ISSN 2591-3050
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Esto nos puede llevar a pensar que los sujetos del pasado no son los únicos con
agencia histórica, sino que también la poseen los del presente. Pensar al sujeto
de un pasado histórico desde su propio presente, implica necesariamente pen-
sarnos a nosotros mismos como sujetos históricos, con agencia en la historia. De
esta manera la agencia puede contribuir a la legitimación del poder al crear o re-
producir la historiografía tradicional o, en cambio, la pueda combatir, convirtiendo
la ruptura de la evidencia foucaultiana, esa desnaturalización, en un llamado para
todos los sujetos sociales a cambiar el presente, entendido como el tiempo-ahora
benjaminiano.
Así, llegamos a la revolución de las barricadas en julio de 1830 en Francia que
le da título a este trabajo. La Restauration borbónica y la monarquía, con preten-
siones absolutistas de Carlos X de Borbón, provocaron una serie de revueltas, a
modo de protesta, contra aquellas acciones que procuraban contrarrestar la co-
rriente liberal, surgida en la Revolución Francesa, en 1789. Es aquí, donde Carlos
X se ve obligado a abdicar frente a Luis Felipe de Orleans, quien terminó por ins-
taurar un régimen político liberal de carácter doctrinario.
Este proceso, denominado Las tres Jornadas Gloriosas, por haber transcu-
rrido durante tres días, surge de una multiplicidad de causas. Por un lado, las cri-
sis económicas europeas a mediados de los años ’20, que terminan de estallar
en Francia, en 1828, con malas cosechas, incremento de precios y aumento de
la pobreza. Por otro lado, el despotismo del rey manifestado en las restricciones
de las libertades civiles. Así, en el verano de 1830, Carlos X decreta una serie de
ordenanzas, donde se disuelve la Cámara parlamentaria recientemente elegida,
restringe el voto de las nuevas elecciones y se suspende la libertad de prensa. La
respuesta no fue aletargada: los sectores populares de París salieron a la calle y
alzaron barricadas para impedir el paso de las tropas reales y resistir las posicio-
nes. La gura de las revueltas pasaría a la historia como la noche donde los obre-
ros de París lograron parar el tiempo: los revolucionarios franceses dispararon
contra los relojes de las torres que marcaban tanto así su tiempo de trabajo, como
la organización entera de la vida y el poder del absolutismo monárquico.
De este modo, los disparos hacia los relojes de parte de los obreros parisinos
en la revolución son representados, en Benjamin, no solo como la toma de con-
ciencia de la realidad injusta, sino también como el combate activo contra el con-
tinuum de la historia, es decir su pasiva linealidad. Provocar la venida del Mesías,
a partir de la acción colectiva y propia, con la intención de dar paso a una nueva
era, un nuevo tiempo, una nueva historia.
Conclusión
Hemos recorrido, hasta aquí, los tres ejes que estructuran la totalidad del
trabajo. A partir de la metáfora de la tempestad, pudimos resaltar la crítica al histo-
ricismo y al progreso moderno, por ser un mecanismo sustancializador. Al cepillar
la historia a contrapelo como un buscador de perlas, se nos presenta una herra-