TRAZOS - AÑO VIII – VOL.I – JUNIO 2024 - e-ISSN 2591-3050
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Disparando A Los
Relojes:
Una Promesa
Revolucionaria De
Benjamin Y Foucault
Shooting At The Clocks:
A Revolutionary Promise From
Benjamin And Foucault
Sofía Andrea Salas
Universidad Nacional de Mar del Plata. Mar del Plata, Argentina.
sosalas3@gmail.com
Recibido: 20 de Mayo de 2024
Aceptado:28 de junio de 2024
TRAZOS - REVISTA DE ESTUDIANTES DE FILOSOFÍA - AÑO VIII - VOL. I. - JUNIO 2024
páginas 38-46 - E-ISSN 2591-3050
http://www.ojs.unsj.edu.ar/index.php/trazos/
INSTITUTO DE FILOSOFÍA - FACULTAD DE FILOSOFÍA, HUMANIDADES Y ARTES - UNIVERSIDAD NACIONAL DE SAN JUAN
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Resumen: La historiografía tradicional se ha asentado sobre las bases de una
historia sustantiva, donde las categorías a las que pertenecen los actores se per-
ciben como inamovibles. Filósofos como Walter Benjamin critican estas posturas
por ser la manera predilecta de legitimación del poder, por aquellos que han logra-
do vencer en la historia. A raíz de esta posición crítica, nos proponemos, como
hipótesis, desarrollar una herramienta práctica con el objetivo de provocar la di-
solución de la evidencia del saber que ha consolidado a estos grupos en esas
categorías sustanciales: muchas veces entendidos como los buenos de la his-
toria, dejando de lado la condición de oprimidos de aquellos grupos que fueron
vencidos. Para eso, hacemos uso de varios conceptos propuestos por el lósofo
Michel Foucault, y su entendimiento del funcionamiento del sujeto, el saber y el
poder.
Palabras clave: HISTORIA - REVOLUCIÓN – PODER.
Abstract: Traditional historiography has settled its bases upon a substantive his-
tory, where the categories to which the actors belong are perceived as immova-
ble. Philosophers such as Walter Benjamin criticize these positions for being the
preferred way of legitimizing power, by those who have conquered history. As a
result of this critical position, we’ll try to develop a practical tool for the dissolution
of the evidence of knowledge that has consolidated these groups in those subs-
tantial categories: often understood as the good guys of history, leaving aside the
oppressed condition of those who were defeated. In order to do that, we’ll use a
handful of concepts proposed by the philosopher Michel Foucault and his unders-
tanding of the functioning of the subject, knowledge and power.
Keywords: HISTORY - REVOLUTION - POWER.
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Para comenzar con este trabajo, hemos planteado una serie de preguntas:
Las cosas que fueron, ¿fueron de la manera en que creemos? Las cosas que son,
¿son de la única manera que pueden ser? Y las cosas que serán, ¿serán distintas
a como las imaginamos? No es asunto desconocido para la losofía el problema
que nos encontramos cuando intentamos adjudicarle propiedad de sustancia a
conceptos como la verdad, la historia o el progreso. Nos preguntamos, ¿Existe la
Verdad? ¿Existe una Historia? Esto conuye en el interrogante principal: ¿Todas
las cosas que pasaron fueron de la manera en que nos enseñaron a pensarlo? Si,
en cambio, las entendemos como construcciones, ¿quiénes se benecian con
ellas? ¿Podemos cuestionarlas o modicarlas? ¿Y qué ocurre con nuestra visión
sobre el futuro que se funda en ese pasado problemático?
Algunos de los conceptos centrales de la Filosofía de la Historia, como
el progreso, el futuro, la linealidad temporal, son puestos en duda. Con miradas
como la de Walter Benjamin, quien hace una serie de consideraciones que po-
demos pensar a partir de imaginar un pasado que no fue contado de la mane-
ra correcta. Aparece, en Benjamin, una crítica hacia La Historia por presentarse
como una herramienta más de legitimación del poder actual. La historia de los
vencedores es la historia de las grandes guras heroicas que se sostienen sobre
la espalda de aquellos que fueron vencidos. Y es aquí donde nos preguntamos,
¿quiénes son los vencidos, quiénes los vencedores y cómo se legitima su poder?
Este interrogante es el que me lleva a la gura de Michel Foucault.
De este modo, la hipótesis del presente trabajo se funda en analizar las
tesis de Benjamin a partir de las categorías de investigación propuestas por
Foucault, con el objetivo de hacer relucir el potencial revolucionario envuelto en
ambos. Así, aplicar el concepto de acontecimentalización de Foucault a lo que
Benjamin llama cepillar la historia a contrapelo, y utilizarlo como una herramienta
práctica para la concreción de la revolución. Para esto, utilizaremos principalmen-
te Sobre el concepto de Historia, las tesis póstumas de Benjamin y La imposible
prisión. Debate con Michel Foucault, a partir de tres ejes que tematizan la crítica,
la respuesta teórica y su puesta en práctica.
La Tempestad
El primer eje a trabajar va a ser el eje de la crítica, representado a través de la
metáfora de la tempestad.
Benjamin hace una fuerte crítica al progreso moderno, que concibe al tiempo
de manera lineal, al considerarlo como algo puramente mecánico: El Progreso
es uno, universal y hacia adelante, es decir, hacia el futuro. Si consideramos, por
ejemplo, la concepción teleológica kantiana que se presenta en Idea para una his-
toria universal desde un punto de vista cosmopolita, la historia va hacia donde se
supone que tiene que ir. Este tipo de pensamiento nos puede hacer creer en un
determinismo histórico o, peor, en un falso optimismo generacional, que nos hace
creer que no importa lo que hagamos, el futuro va a llegar porque el camino en el
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que vamos es el camino correcto, sea cual sea.
Toda historia, dice Benjamin, camina sobre ruinas. Las ciudades masacra-
das, las familias destruidas, las minorías subyugadas, es el escenario de la histo-
riografía tradicional. Esto no es más que la exaltación de los grandes hombres, la
aceptación de las injusticias, la resignación ante el sufrimiento de todos los que
quedaron atrás.
Rechaza la idea que presenta a la historia como un tren con un camino pre-
jado y que ya conocemos. Porque, si ya lo hacemos y el destino ya está impuesto,
entonces no deberíamos de hacer nada para progresar. El progreso se desarrolla
en un incesante apilamiento de ruinas, al ser la voz de quienes lograron vencer.
Ruinas que nos aplastan y nos arrastran, inevitablemente, hacia el futuro. Va a
decir en la Tesis XIII:
Si atendemos a su contexto histórico, rápidamente nos damos cuenta cómo
pretende utilizar su pensamiento en la lucha contra el fascismo. Walter Benjamin
era un alemán de origen judío que vivió en la primera mitad del S. XX, y que falle-
ció en 1940 en un fallido y confuso intento por escapar hacia Norteamérica del
incipiente nazismo, durante la Segunda Guerra Mundial.
Podríamos pensar que, desde una mirada foucaultiana, los lósofos moder-
nos defendían el progreso por su “a priori histórico” (Foucault, 1969, p. 214), sus
condiciones históricas dadas. No solo era una aspiración, sino que, poco a poco,
lo veían convertirse en realidad. Sin embargo, no llegaron a experimentar, en car-
ne propia, las desastrosas consecuencias que, tanto la evolución tecnológica
como la acumulación de conocimiento, la ambición por el poder y las marcadas
tendencias imperialistas, tuvieron sobre Europa y la humanidad entera. Nada más
arraigado a la experiencia y condiciones históricas de Benjamin que la tempestad
del progreso: la completa destrucción de medio mundo.
De esta manera, no puede pensar en algo que esté más equivocado que el
teleologismo del progreso moderno y, por ende, el presupuesto más grande de la
Filosofía de la Historia: que las cosas van hacia algún lugar. Tomando nuevamen-
te el ejemplo del teleologismo kantiano, nuestra distintiva característica, nuestra
insociable sociabilidad que nos acerca y aleja de los otros incesantemente, nos
va a llevar, en última instancia, a la consagración del Estado Cosmopolita, y la
historia estará completa
Denitivamente, las cosas van hacia algún lugar, pero ¿hacia dónde? No lo
sabemos.
La representación de un progreso del género humano en la historia no puede ser
disociada de la representación de su marcha recorriendo un tiempo homogéneo
y vacío. La crítica a la representación de esta marcha tiene que constituir la base
de la crítica a la representación del progreso en absoluto. (Benjamin, 1996, p. 60)
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¿Qué sentido tiene? No lo sabemos. ¿Cómo nos ayuda a combatir las perver-
sidades del presente? No lo hace. Ahora bien, no debemos pensar que el lósofo
alemán se estanca en este pesimismo, o que se mueve a la deriva. Al contrario,
es un pesimismo revolucionario que está al servicio de “la emancipación de las
clases oprimidas”, como dice Michael Lowy (2001, p. 24).
Cepillar la historia a contrapelo como un buscador de perlas
El segundo eje plantea la respuesta teórica a la crítica del progreso. De
esta manera es que llegamos a la siguiente pregunta: ¿Y si la losofía no fuera la
búsqueda para legitimar lo que ya existe, sino una búsqueda activa para transfor-
mar lo que ya tenemos?
Para eso, vamos a introducir al lósofo francés Michel Foucault, y el uso que
hace de la actitud crítica como instrumento de análisis, postulada en una con-
ferencia denominada ¿Qué es la crítica?; así como el concepto de problemati-
zación, que pone en jaque la naturalización de nuestro pensamiento. Con esta
disposición en mente, podemos analizar el pensamiento de Benjamin a partir de
los 3 ejes principales de la losofía de Foucault: el sujeto, el saber y el poder. Se
trata, a grandes rasgos, de revisar la experiencia dentro de una cultura, para ana-
lizar así los distintos campos del saber, sus tipos de normatividad y las formas de
subjetividad a las que están sometidos.
El trabajo de Benjamin está, en gran medida, dedicado a derribar aquella con-
cepción tradicional de la Historia que se funda en corrientes historicistas como la
de Leopold von Ranke; esto resulta asimilable a lo que Foucault describe como la
historia propiamente dicha: la que parece borrar la irrupción de los acontecimien-
tos. El lósofo alemán se propone reivindicar la historia de los vencidos, mientras
que las categorías del lósofo francés nos sirven para identicar los momentos de
lucha subversiva planteados por Benjamin. Si tomamos el concepto de aconteci-
mentalización de Foucault (1980, p. 60), es decir, la ruptura de evidencia de lo que
a primera vista llamamos constante histórica (p. 61) y hacemos surgir la singulari-
dad de “(…) una evidencia que se impone de igual manera para todos” (p. 60) en
nuestro saber; podríamos aplicarlo a lo que Benjamin llama cepillar la historia a
contra pelo: “(…) sacarse de la cabeza todo lo que sabe del transcurso ulterior de
la historia” (1996, p. 52).
En otras palabras, analizar la historia abandonando nuestra visión provista
por la historiografía tradicional, tal como plantea Benjamin, para encontrar en ella,
esos momentos o procesos que dieron lugar a que la historia se desarrollara de
una manera especíca. Es decir, los fuertes por sobre los débiles, entendiendo
que esos momentos fueron precisamente donde los poderosos vencieron, lo
que hizo posible su consolidación en el imaginario colectivo. Instaurando, de esa
manera, la evidencia de su poder, tal como lo plantea Foucault. ¿Hay, entonces,
cosas evidentes? Suponer que nuestros saberes y prácticas se apoyan sobre la
evidencia del deber ser es, en gran parte, sustancializar la historia. Hacer inamo-
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vible los hechos históricos que favorecen a quienes se encuentran en el ejercicio
del poder, esto es, que los actores vencedores establezcan como Verdad la his-
toria de sus triunfos. Es el ejercicio del poder en el uso práctico de la verdad, el
que impone una manera de ver las cosas. Es en este momento en donde recono-
cemos el punto clave: romper las evidencias e ir más allá. No basta simplemente
con identicar esta concepción tradicionalista, sino en lo que ocurre una vez que
nos volvemos conscientes de todo lo que ha sido arrebatado en la historia de la
humanidad.
Es imperativo que, en términos de Foucault, problematicemos nuestro pa-
sado y reconozcamos la acontecimentalización, cual buscador de perlas: que
podamos identicar las perlas de construcción de legitimación para actuar en
consecuencia en nuestro presente. El futuro no tiene incidencia alguna, porque lo
que importa es dónde estamos parados ahora. Romper con las evidencias, esas
condiciones de aceptabilidad que establecieron ciertos elementos como verda-
deros, universales y necesarios. Debemos despertar del ensueño futurista, es
decir, esta mirada cegada de un futuro mejor y tomar conciencia de que las cosas
no siempre fueron así. Todo lo que surge, lo hace bajo ciertas condiciones y es
factible de cambio, porque no hay ningún poder más grande, ningún teleologismo
determinado, que nos empuje.
Recuperar a los vencidos es un acto de reparación histórica, es decir, un in-
tento de subsanar los daños causados por la violación de los derechos humanos;
que solo puede darse si entendemos que la misión mesiánica, tal como la plantea
el lósofo alemán, corresponde a la acción humana. Benjamin toma a la teología
judía como fundamento, pero no para esperar la llegada de un Mesías que nos
salve. Al contrario, debemos liberar al pensamiento colectivamente: cepillando la
historia a contrapelo como un buscador de perlas, para así armar la Revolución.
Lo expresa en la Tesis VIII al decir que “(…) estará ante nuestros ojos, como tarea
nuestra, la producción del verdadero estado de excepción; y con ello mejorará
nuestra posición en la lucha contra el fascismo” (1996, p. 53).
Disparando a los relojes
Tercer, y último, eje de la argumentación, el combate activo o la puesta en
práctica de la promesa revolucionaria.
Si decidimos quitarles la agencia a los personajes históricos al sustancializar
la historia, y olvidamos que estos no veían un futuro determinado, sino muchos
futuros posibles, entonces se nos hace casi imposible entender su accionar. El
vencido, en su presente, no es consciente de que iba a ser vencido, sino que si-
gue moviéndose en un mundo con innumerables posibilidades. Su acción es, sin
lugar a dudas, consecuencia entera de ese paradigma. Entender estas causas,
las que mueven a los agentes históricos, es entender la historia. Si entonces, le
otorgamos agencia al personaje, logramos entender que, a nivel subjetivo, no
está ligado a la historia como fue, sino que actúa desde su presente en contexto.
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Esto nos puede llevar a pensar que los sujetos del pasado no son los únicos con
agencia histórica, sino que también la poseen los del presente. Pensar al sujeto
de un pasado histórico desde su propio presente, implica necesariamente pen-
sarnos a nosotros mismos como sujetos históricos, con agencia en la historia. De
esta manera la agencia puede contribuir a la legitimación del poder al crear o re-
producir la historiografía tradicional o, en cambio, la pueda combatir, convirtiendo
la ruptura de la evidencia foucaultiana, esa desnaturalización, en un llamado para
todos los sujetos sociales a cambiar el presente, entendido como el tiempo-ahora
benjaminiano.
Así, llegamos a la revolución de las barricadas en julio de 1830 en Francia que
le da título a este trabajo. La Restauration borbónica y la monarquía, con preten-
siones absolutistas de Carlos X de Borbón, provocaron una serie de revueltas, a
modo de protesta, contra aquellas acciones que procuraban contrarrestar la co-
rriente liberal, surgida en la Revolución Francesa, en 1789. Es aquí, donde Carlos
X se ve obligado a abdicar frente a Luis Felipe de Orleans, quien terminó por ins-
taurar un régimen político liberal de carácter doctrinario.
Este proceso, denominado Las tres Jornadas Gloriosas, por haber transcu-
rrido durante tres días, surge de una multiplicidad de causas. Por un lado, las cri-
sis económicas europeas a mediados de los años ’20, que terminan de estallar
en Francia, en 1828, con malas cosechas, incremento de precios y aumento de
la pobreza. Por otro lado, el despotismo del rey manifestado en las restricciones
de las libertades civiles. Así, en el verano de 1830, Carlos X decreta una serie de
ordenanzas, donde se disuelve la Cámara parlamentaria recientemente elegida,
restringe el voto de las nuevas elecciones y se suspende la libertad de prensa. La
respuesta no fue aletargada: los sectores populares de París salieron a la calle y
alzaron barricadas para impedir el paso de las tropas reales y resistir las posicio-
nes. La gura de las revueltas pasaría a la historia como la noche donde los obre-
ros de París lograron parar el tiempo: los revolucionarios franceses dispararon
contra los relojes de las torres que marcaban tanto así su tiempo de trabajo, como
la organización entera de la vida y el poder del absolutismo monárquico.
De este modo, los disparos hacia los relojes de parte de los obreros parisinos
en la revolución son representados, en Benjamin, no solo como la toma de con-
ciencia de la realidad injusta, sino también como el combate activo contra el con-
tinuum de la historia, es decir su pasiva linealidad. Provocar la venida del Mesías,
a partir de la acción colectiva y propia, con la intención de dar paso a una nueva
era, un nuevo tiempo, una nueva historia.
Conclusión
Hemos recorrido, hasta aquí, los tres ejes que estructuran la totalidad del
trabajo. A partir de la metáfora de la tempestad, pudimos resaltar la crítica al histo-
ricismo y al progreso moderno, por ser un mecanismo sustancializador. Al cepillar
la historia a contrapelo como un buscador de perlas, se nos presenta una herra-
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mienta teórica capaz de identicar los acontecimientos particulares, que han lo-
grado legitimar el poder y jar el sentido de las guras retóricas vencedores-ven-
cidos. Finalmente, al disparar a los relojes, combatimos activamente y somos
creadores de nuevos sentidos.
Así, este carácter de defensor incansable de los olvidados de Walter Ben-
jamin, puede ser utilizado, entonces, para desnaturalizar y transformar nuestra
realidad actual y, en última instancia, reconstruir una historia ya problematizada.
De esta forma, la promesa revolucionaria sólo puede ser cumplida en la medida
en que logramos la autoconciencia de la agencia histórica; en la comprensión de
que todo orden forma parte de una sistematización del poder que esconde, en
sus propias lógicas, la naturaleza misma de su contingencia. Si rechazamos la
concepción de una historia estanca, sustantiva y pasiva, podremos dar el paso
necesario para concebir una simple premisa, que las cosas siempre pueden ser
vistas de otra manera.
Dicho con otras palabras: Recuerda las luchas del pasado, interrumpe la his-
toria presente y redene ese tiempo-ahora que te mantiene atado con cadenas a
los pies de quienes solo supieron sembrar tempestad.
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Cómo citar este artículo:
Salas, S. (2024). Disparando los relojes: una promesa revolucionaria de Benjamin y
Foucault.
Trazos-Revista de estudiantes de Filosofía
, 1(8), 38-46