
TRAZOS - AÑO VIII – VOL.II – DICIEMBRE 2024 - e-ISSN 2591-3050
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en las historias, en las anécdotas, en los objetos, en las trayectorias, etc. Todas
las estrategias que, en presencia o ausencia de la palabra, adquieren importancia
por factores que trascienden el lenguaje que las determinan. Por otra parte, Brah
(2011) valora en la propuesta de otros investigadores, el hecho de que la unión no
ocurre solo por la presencia de algo común determinado, sino que también por los
movimientos de transformación de las conguraciones relacionales. Por tanto, lo
que permite las relaciones de solidaridad es la inquietud de la transformación de
lo dado al margen de las categorías discursivas que las uniquen.
De este modo, en el análisis del concepto de experiencia según las autoras
del pensamiento crítico a la colonialidad, el silencio emerge como un componente
esencial para entender las dinámicas de la solidaridad y de la transformación, al
mismo tiempo que las prácticas que vuelven a los sujetos subalternos o excluidos.
Las autoras sugieren que, más allá de lo que se comparte verbalmente, el silencio
y la suspensión de la palabra permiten, en algunos casos, una rigurosa reexión y
articulación de las coaliciones en la diversidad.
Hacer del silencio una estrategia metodológica para la experiencia podría,
en consecuencia, relevar la importancia de escuchar y de analizar el silencio,
no como un vacío, sino como una forma de conocimiento que permite captar lo
que escapa de las palabras y de la estridencia (Gómez-Barris, 2011; Pérez et al.,
2023; Shafer, 2013).
El silencio se convierte en un espacio de indeterminación para la palabra
donde la transformación relacional es posible al permitir que lo común y lo diferente
coexistan en una tendencia transformadora. En su crítica a la colonialidad, Rivera
(2018) resalta cómo en los contextos de violencia colonial las formas de resistencia
emergen a través de prácticas comunicativas no siempre audibles o visibles, que
desafían los discursos dominantes y promueven una reconstrucción social desde
una perspectiva subalterna. En los análisis se subraya la necesidad de analizar
el silencio no como sumisión, sino como una disposición epistemológica con
potencial de transformación política y social.
Con Sor Juana Inés de la Cruz, la práctica del silencio adquiere relevancia
política en las teorías feministas. La autora experimenta la ecacia de la palabra
y, sobre todo, del silencio. Sugiere que saber, decir y no se hallan siempre
relacionadas en el discurso de las mujeres. En otras palabras, “saber decir no, decir
no saber o no saber decir se vuelven modos de dar cuenta de que la ignorancia
no es una condición individual, sino una relación social de poder” (Ludmer, 2021,
p. 191) que implica modos estratégicos de vincularse con lo social. Dicho de otro