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TRAZOS - AÑO VIII – VOL.II – DICIEMBRE 2024 - e-ISSN 2591-3050
1997, 2005). Este cambio, según O’Neill, se debe tanto a cuestiones internas de
la losofía –la inuencia del kantismo– como a la reacción conservadora frente al
avance de posturas feministas en el contexto revolucionario europeo de nales del
siglo XVIII. Desde 1750, la búsqueda cientíca, en especial médica y anatómica,
de la diferencia sexual a partir de estudios sobre el esqueleto y cráneo femeninos
desencadenó el triunfo de la complementariedad y el imperativo doméstico
(Schiebinger, 1996, 2004). Por tanto, el estudio de las diferencias sexuales en
anatomía estableció una base para fundamentar las relaciones sociales entre los
sexos. La aparente superioridad del cuerpo masculino justicaba su posición social,
mientras que las características especícas del cuerpo femenino respaldaban
su rol natural como esposas y madres. Para Schiebinger, la conjunción entre las
razones cientícas (el triunfo de la complementariedad) y condiciones histórico-
contextuales (imperativo doméstico) fue el punto de partida para la omisión
sistemática e institucional de las contribuciones de las mujeres.
Estas problematizaciones historiográcas develaron las dinámicas
complejas de la construcción del pensamiento cientíco y losóco. Las críticas
a la pretensión de neutralidad del conocimiento comenzaron a aparecer desde
diversos campos de investigación. La epistemología y losofía de la ciencia
feministas concentraron su atención en cómo el género inuye en las concepciones
sobre qué es conocimiento, quién puede ser considerado un agente epistémico y
en los criterios de valoración y justicación del conocimiento cientíco y losóco.
En este sentido, las relaciones de poder que se dan en la atribución, adquisición y
justicación del conocimiento perjudican a los grupos marginados, entre ellos, las
mujeres. Esta marginación se expresa de diversas maneras: en la exclusión de
las prácticas investigativas (Anderson, 1995; Bordo, 1987; Harding, 1991, 2003)
la negación de autoridad epistémica (Dotson, 2014; Fricker, 2011), el rechazo a
los estilos cognitivos e intereses femeninos (Hartsock, 2004; Keller, 1995), entre
otros. Bajo estas consideraciones, se realizaron múltiples investigaciones sobre
la genderización de conceptos losócos con el objetivo de evidenciar misoginia
en el discurso losóco del canon: en Descartes (Bordo, 1987) Kant (Schott,
1997), Bacon (Keller, 1995; Merchant, 1989), Hume (Jacobson, 2000), Locke
(Hirschmann & McClure, 2007), Hobbes (Hirschmann & Wright, 2012). Al tiempo,
desde la ecofeminismo se presentaron trabajos que develaban una conexión entre
el surgimiento de la ciencia moderna occidental, la producción de conocimiento
que se genera a partir de este marco conceptual, el capitalismo, la explotación de
la naturaleza y opresión de las mujeres (Merchant, 1989).