TRAZOS
AÑO III - VOL I
OCTUBRE 2019
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Introducción
En este trabajo analizaré el tema de la espiritualidad en Sigmund Freud y Carl
Jung. Desde este tema central se podrá desglosar similitudes entre ambos pen-
sadores así también diferencias. El análisis se centrará en una obra de cada
autor, la obra de Freud denominada Moisés y Monoteísmo², y la obra de Jung
cuyo nombre es Arquetipos e Inconsciente colectivo. Asimismo, analizaré otros
materiales para brindar un mayor complemento a este trabajo.
Breve referencia histórica
Para comenzar este trabajo, creo importante primero contextualizar brevemen-
te las obras a trabajar, ya que entre ambos autores hay varios años de distancia,
así también como sus publicaciones. Por lo tanto, como es bien sabido en
nuestras áreas de trabajo humanistas, el contexto de surgimiento de las obras

tiene los tiempos en que vive el pensador con su obra; pues, como toda perso-
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
también interesándose en otras temáticas.

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Trabajo avalado por la Dra. Patricia Ciner.
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EN FREUD Y JUNG¹
Santiago Pereyra
Facultad de Filosofía, Humani-
dades y Artes. Universidad
Nacional de San Juan.
Contacto:
nouvelieresanty@gmail.com
los momentos históricos en los que vivió? Las respuestas a estas preguntas las
puedo encontrar en las advertencias preliminares, que están presentes en el
ensayo tres, ahí el mismo Freud dice:
Vivimos aquí en un país católico, bajo la protección de esa Iglesia, sin saber por
cuánto tiempo ha de ampararnos. Pero, mientras perdure, es natural que vacile-
mos en emprender cosa alguna que provoque la hostilidad de la Iglesia. No es
cobardía, sino precaución; el nuevo enemigo, bajo cuya servidumbre no queremos
caer, es más peligroso que el antiguo, con el cual ya hemos aprendido a convivir
(Freud, 1991, 53).
En esta cita podemos observar claramente por qué él dudaba en publicar sus
obras³: para no ser perseguido por esta institución. Aunque también habían
otras que lo querían perseguir como por ejemplo: la comunidad judía, la
Alemania Nazi, y ciertos sectores cristianos como la Iglesia Ortodoxa. Es muy
llamativo el hecho de tanta persecución por parte de organismos religiosos, los
cuales tienen en común, al ser todos monoteístas, ciertas tradiciones que com-
parten ciertos profetas. Dato no menor, pues como se verá en el siguiente apar-
tado del trabajo, la idea central de la obra de Freud repercute en toda la tradi-
ción que comparten estas religiones. Si bien cada trabajo de este autor es
distinto, podemos observar que muchas ideas esparcidas en varias de sus
obras, molestan -en el mejor sentido de la palabra-, a muchos de sus coetá-
neos que defienden la moral victoriana. Por lo tanto podemos entender,
aunque por ello no justificar, el accionar de estos custodios de la moral en la
persecución a Freud.
Mientras que la segunda parte de la primera pregunta, podemos encontrar la
respuesta muy claramente según sus propias palabras:
De pronto sobrevino la invasión alemana; el catolicismo reveló ser, para decirlo con
palabras bíblicas, una «caña flexible». En la certidumbre de que ahora no me
perseguirían sólo por mi modo de pensar, sino también por mi «raza», abandoné
con muchos amigos la ciudad que había sido mi patria […] Hallé la más amistosa
acogida en la bella, libre y generosa Inglaterra. Aquí vivo ahora, como huésped bien
visto, y he cobrado el aliento, pues aquella opresión se ha quitado de mí y ahora
vuelvo a tener permitido hablar y escribir (Freud, 1991, 55).
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3El segundo motivo por el que atrasó su publicación fue por el resultado en que desembocaron sus trabajos sobre el origen de las religiones,
pero este motivo está muy relacionado con el primero, a saber, por la represión que realizarían las instituciones mencionadas hacia su
persona.
4Algunas de ellas que me gustaría destacar son: Tótem y tabú, El malestar en la cultura, Estudios sobre la histeria, entre otros.
Por lo que podemos ver en esta cita, este es el hecho de por qué abandonó
su patria y se fue a Inglaterra, por ello responde a nuestra duda del tiempo que
pasó entre ensayo y ensayo así también el hecho de hacerlo en ese país Británi-
co, pues, en otras palabras, por la persecución racial por parte de la Alemania
Nazi con el consentimiento de la Iglesia Católica; ya que él pertenecía a la reli-
gión judía, la cual ciertos sectores lo consideraban como una raza aparte. Esta
discriminación racial que vivió el pensador le trajo ciertos prejuicios en su
modo de pensar y actuar, como podemos observar en la película Un método
peligroso. En esta película podemos ver que cuando Sabina Spielrein se ena-
mora de Jung (siendo anteriormente su paciente), Freud le dice que no va fun-
cionar esa relación porque ella era judía y Jung era ario; demostrando con pro-
funda claridad tanto la ideología racial de ese momento y cómo ésta también,
en parte, la poseía.
En cuanto a la segunda pregunta de los momentos históricos que le tocó vivir,
ya está parcialmente respondida cuando relaté las persecuciones que vivió este
autor. Pero me gustaría agregar, la percepción de él con la URSS (Unión de
Repúblicas Socialistas Soviéticas), diciendo lo siguiente:
Descubrimos con asombro que el progreso ha sellado un pacto con la barbarie […]
Se tuvo la osadía suficiente para quitarles el «opio» de la religión, y se fue lo
bastante sabio para concederles una medida razonable de libertad sexual. Pero, en
cambio, se los sometió a la compulsión más cruel, y se les arrebató toda posibili-
dad de pensar libremente (Freud, 1991, 52).
En estas palabras se puede notar el pensamiento de Freud con esta nación,
en la cual reconoce ciertos aspectos positivos usando términos marxistas como
es referenciar a la religión como el opio del pueblo, pero realiza una gran crítica
a la limitaciones que realizaron del libre pensamiento, cosa que como hemos
visto él ha sufrido en gran parte de su vida. Para concluir con la referencia
histórica de Freud me gustaría citar las palabras en las que fundamenta por
qué va a publicar sus escritos, pues cuando alguien piense parecido a él pueda
decir: “Ya hubo uno, en tiempos oscuros, que pensó lo mismo que tú” (Freud,
1991, 54).
Para la referencia de Carl Jung trataré de ser lo más breve posible, bien se
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5Película estrenada en 2011, en la cual se trata del descubrimiento sexual e intelectual basada en acontecimientos reales a partir de la
turbulenta relación entre el joven psiquiatra Carl Jung, su mentor Sigmund Freud y Sabina Spielrein.
sabe que era más joven que Freud, naciendo en 1875 y empezando a influir con
las teorías de Freud a los veinticinco años, de profesión protestante. Datos no
menores, ya que por esta diferencia de edad empieza a ser discípulo de Freud
y entra a la Escuela de Psicoanálisis, llegando incluso a ser el heredero. Este
herencia se muestra claramente en una carta que le dirige Freud a Jung en 1902,
en la que podemos leer: “Es interesante que la misma tarde en que yo le adop-
taba a usted formalmente como hijo mayor, le consagraba como sucesor y prín-
cipe heredero” (Jung, 2002, 306). Pero por las frecuentes peleas con el fundador
de la corriente, al no compartir la postura con la que se estaban haciendo las
cosas y querer extenderse a otros horizontes, es excomulgado de la escuela.
Pues como es bien sabido, y como mencionamos en la referencia de Freud, éste
fue perseguido por sus teorías y no querían validar sus hipótesis, llevándolo a
actuar de una manera minuciosa con el método científico positivista y por esto
mismo tuvo la obligación de expulsar a su discípulo. Tanto estas problemáticas,
como una de las fuertes discusiones que mantienen ambos por la publicación
de Moisés y Monoteísmo, están reflejadas en la película anteriormente mencio-
nada. Mientras que su profesión religiosa es relevante, porque el mismo Freud
le confiesa a Jung que no entiende los prejuicios raciales (como se mencionó
en el apartado de Freud) por su profesión del protestantismo, haciendo una
gran diferencia contra la institución eclesial católica, que sí apoyó de una u otra
manera esa división y discriminación, así también como sus profundas conse-
cuencias.
Al ser expulsado, Jung reelabora más públicamente una nueva interpretación
del Psicoanálisis, porque no niega totalmente las teorías de sus maestros, pero
si ve que no puede ser totalmente universal para solucionar los problemas de
todos los pacientes. Uno de los puntos de esta universalidad es el tema de la
sexualidad, pues para Freud todos los problemas de la psiquis serán en última
instancia un problema con lo sexual, mientras que a Jung le parecía sólo un
factor más de tantos, por ello critica esta sobrevaloración con la que se trataba
a dicho factor. Esto puede verse notablemente en una carta que le escribe
Freud en 1910, diciéndole lo siguiente: “Mi querido Jung, prométame que nunca
desechará la teoría sexual. Es lo más importante de todo. Vea usted, debemos
hacer de ello un dogma, un bastión inexpugnable contra la negra avalancha del
ocultismo” (Jung, 2002 ,129). Nuestro pensador fallece a una gran edad en el año
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1961, gracias a este hecho hoy en día podemos gozar de varias entrevistas reali-
zadas a él en blanco y negro, gran parte de ellas hecha en la casa donde vivía
en Suiza.
Neurosis y Arquetipo
El nombre de este apartado lo puse al ser los dos temas que considero centra-
les en las obras que elegí trabajar en este texto, siendo el primero correspondi-
do a la teoría de Freud y el segundo a la de Jung. Freud en su obra propone una
gran hipótesis: “Moisés es un egipcio —probablemente noble— que la saga
quiere convertir en judío” (Freud, 1991 ,14). Esta hipótesis la fundamentará de
varias perspectivas, a saber: de lo etimológico, lo simbólico, lo mítico, lo históri-
co, entre otras. Uno de los enfoques que me parece más interesante es el etimo-
lógico, aquí el pensador menciona la tradicional traducción del hebreo que
significaría "el recogido de las aguas” (Freud, 1991, 8), pero ésta le parece bas-
tante poco creíble bajo un argumento bastante lógico “es disparatado atribuir a
una princesa egipcia derivar el nombre del hebreo, y que es muy verosímil que
no fueran las del Nilo las aguas de las cuales recogieron al niño” (Freud, 1991, 8).
Por lo que necesariamente debe proceder del egipcio cuyo origen seria:
[…] "mose", que significa "hijo", y la abreviatura de apelativos más completos como
"Amen-mose", es decir, "hijo de Amon", o "Ptah-mose", o sea, "hijo de Ptah", nom-
bres que a su vez son abreviaturas de oraciones más largas: "Amon (ha dado un)
hijo" (Freud, 1991, 8).
Por lo que Moisés devendría de una palabra egipcia, la segunda gran proble-
mática es por qué se ocultó su verdadero origen, siendo la respuesta lógica-
mente que si admitieran eso cambiarían drásticamente el sentido de su reli-
gión y de su dios. Pues fue el mesías que los sacó de la esclavitud, y los formó
siendo ellos un pueblo analfabeto de pastores. Esto trae la incógnita de por qué
hizo tal acto viniendo de la nobleza, a lo que Freud creía que necesitaba un
pueblo para revivir la religión de Atón, esto puede entenderse en las oraciones
judías: “Si el nombre del egipcio Atón (o Atum) no suena parecido a la palabra
hebrea Adonai {Se-ñor} […] «Escucha, Israel, nuestro dios Atón (Adonai) es el
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único Dios»” (Freud, 1991, 25). Dicho esto se puede ver que no inculcó la religión
egipcia tradicional más conocida, sino una religión en particular dentro de la
egipcia la cual fue destruida principalmente por quitar el culto y lo místico de
la muerte, en la cual se encuentra el misterio de la vida después de la muerte
(esto también aparece en la tradición judía, sobre los misterios de la muerte).
Aunque la religión judía tendrá la siguiente particularidad: “Dios y pueblo se
co-pertenecen de manera inseparable, son uno desde el comienzo mismo; nos
enteramos de muchos casos en que un pueblo adopta otro dios, pero de ningu-
no en que un dios se busque otro pueblo” (Freud, 1991, 44).
Volviendo a la hipótesis expuesta al comienzo, Freud substrae una principal
conclusión, presente en la siguiente cita: “Nuestro trabajo nos lleva al resultado
de que la religión se reduce a una neurosis de la humanidad, y su poder gran-
dioso se esclarece lo mismo que la compulsión neurótica que hallamos en algu-
nos de nuestros pacientes” (Freud, 1991,53). Por lo que, tanto la religión como la
espiritualidad, terminarán siendo una neurosis, ella está constituida por trau-
mas, los cuales son “impresiones de temprana vivencia, olvidadas luego” (Freud,
1991, 70). La etapa que seguirá después de estos traumas, es el periodo de laten-
cia, siendo éste un periodo de incubación o internación en la que a veces se
pueden observar retrocesos.
Nuestro pensador afirma que esto análogamente también le paal pueblo
judío, tanto con el verdadero origen de Moisés como el asesinato del primer
Moisés, entonces surge la problemática de cómo pudo sobrevivir estas afirma-
ciones al periodo de latencia. Cuya respuesta encuentra en la tradición, según
sus propias palabras:
[..] pudo configurarse una oposición entre la fijación escrita y la tradición oral de
una misma sustancia, la sustancia de la tradición. Lo omitido o modificado en la
trascripción {Niederschrift} muy bien pudo conservarse incólume en la tradición
(Freud, 1991, 66).
Aunque lo que permaneció nunca es igual a lo que pasó, por la resistencia de
recordar o revivir algo traumático, esto lo explica muy claramente Freud:
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Lo olvidado no fue borrado, sino sólo «reprimido» {desalojado}; sus huellas mné-
micas están presentes en toda su frescura, pero aisladas por «contrainvestiduras».
[…] siempre tiene que consentir unas desfiguraciones {dislocaciones} que dan
testimonio del influjo de la resistencia (Freud, 1991, 91).
El último gran concepto que va a trabajar, el cual me parece muy importante
destacar, es el de herencia arcaica. La cuestión que surge son las condiciones
para que un recuerdo pueda ingresar en este estadio, éstas entrarán cuando
cumplan con el siguiente requisito: “Cuando el suceso tuvo suficiente impor-
tancia o se repitió con frecuencia bastante, o ambas cosas” (Freud, 1991, 97).
Freud va a proponer como principal herencia arcaica, en el judaísmo y el cristia-
nismo, al parricidio del primer Moisés; cuya única diferencia entre ambas es
que una siempre lo negó y la otra lo aceptó.
En la obra de Jung se retoma la idea de inconsciente de Freud, con algunas
modificaciones aceptando dos niveles del inconsciente, a saber: el personal y
el colectivo. El segundo nivel es un inconsciente que será totalmente innato, y
posee ese nombre por la siguiente razón:
[…] tiene contenidos y formas de comportamiento que son iguales cum grano salis
en todas partes y en todos los individuos. Es, con otras palabras, idéntico a
mismo en todos los hombres y por eso constituye una base psíquica general de
naturaleza suprapersonal que se da en cada individuo (Jung, 2002, 4).
Los contenidos que están en estas existencias psíquicas son: en el personal,
el complejo de carga afectiva; y en el colectivo, los arquetipos. Este concepto
particular, Jung lo retoma de otros grandes pensadores, pues como él honesta-
mente afirma: “no es otra cosa que una expresión que ya existió en la Antigüe-
dad clásica y que es sinónimo de Idea en el sentido platónico” (Jung, 2002, 73).
Aunque, si bien retoma el nombre de ellos modifica un poco su significado. Una
de las modificaciones, es que para él este contenido inconsciente cuando llega
a la conciencia su percepción puede ir cambiando según en cada mente indivi-
dual en la que surja. Por ello Jung se muestra tan reacio a los dogmas, los
cuales intentan audazmente delimitar al inconsciente colectivo en determina-
das imágenes, como lo expresa en estas palabras: “El dogma sustituye a lo
inconsciente colectivo, formulándolo a gran escala” (Jung, 2002, 12). Y también:
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“Esa era la finalidad de los ritos, de las représentations collectives, de los
dogmas; eran diques y muros, construidos contra los peligros del inconsciente”
(Jung, 2002, 22).
Hay una gran variedad de arquetipos, algunos de los que usa el autor son:
ánima, madre, sombra, agua, espejo, sabio, el proceso, entre otros. El primer
arquetipo mencionado deviene su nombre de: Anima significa alma y designa
algo extraordinariamente maravilloso e inmortal. […] En el hombre primitivo es
mágico soplo de vida (por eso anima) o llama” (Jung, 2002, 25 26). De esta defi-
nición despeja los otros dos modos de entender el ánima: como dogma o como
filosófico, sino que lo utiliza como arquetípico, entiéndase como un factor. Por
lo que: “No se la puede hacer, sino que ella es el a priori de estados de ánimo,
de reacciones, de impulsos, y de todo lo que hay en el campo de las esponta-
neidades psíquicas” (Jung, 2002, 27). El ánima toca lo numinoso y lo mágico, por
lo tanto ella como “la vida en sí no es solo un bien; también es mala. El ánima,
al querer la vida, quiere lo bueno y lo malo(Jung, 2002, 27). Aquí podemos
observar las influencias de la Filosofía Taoísta en Jung, pues el concepto de
alma que utiliza complementando esos valores contrarios es un principio esen-
cial del Tao que incluye todo, incluso las cosas o valores que pueden parecer
totalmente opuestos; esto también lo podemos observar el concepto de syzy-
gia.
Una gran crítica que le hace a Freud y a la psicología empírica, es no tomar
en cuenta la totalidad de la Psique, pues el alma “es un concepto puramente
empírico que no pretende otra cosa que dar un nombre a un grupo de fenóme-
nos afines o análogos(Jung, 2002, 55). Para explicar el origen del concepto de
alma, Jung también recurre a la filosofía china: “ánima (chino po y gui) se
entiende como una parte femenina y ctónica del alma” (Jung, 2002, 58).
Me voy a detener un segundo, en lo que a mi parecer es, una crítica que reali-
za Jung al libro que estuvimos trabajando de Freud. Pues Jung habla sobre la
proyección que se realiza de los padres, pues aquí critica la hipótesis moderna,
según la cual la relación con los padres es la base de la creación religiosa. Ante
esto él lo critica con tres percepciones:
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En primer lugar, no se puede transportar sin más la moderna psicología familiar a
las sociedades primitivas, donde las cosas son muy diferentes; en segundo lugar,
hay que precaverse contra fantasías carentes de base sobre el padre primogenio y
la horda primitiva; y en tercer lugar, y sobre todo, hay que conocer muy exactamen-
te la fenomenología de las vivencias religiosas, que es un asunto sui generis (Jung,
2002, 61).
Pues aquí puedo interpretar que Jung, con estos tres fundamentos que reali-
za, critica la base de la parresia y la espiritualidad como neurosis que sostiene
Freud en su obra, así como también con algunas bases que sostenían esa hipó-
tesis; la cual una de ellas es la analogía en las hordas primitivas y el papel que
juega el hombre en ella.
Otro arquetipo interesante de ser examinado es el de syzygia, en el cual están
representadas a una divinidad de géneros opuestos, pues significa estar unidos
al mismo tiempo. Este concepto aparece con mayor claridad con el hermano
Klaus: “Era (…) Dios como el Señor, que demuestra con su dualidad que Dios es
substancia y también fuerza, amor y también voluntad, femenino y también
masculino, madre y también padre” (Jung, 2002, 64). Lo más importante de
todos estos arquetipos, es que pueden surgir espontáneamente en toda época
y lugar.
Reflexiones finales
Me parece sumamente importante volver a recalcar acá que, si bien Jung no
compartía totalmente los conceptos de Freud, sin embargo tuvo la capacidad
de poder aceptar ciertas teorías y modificar otras. A mi entender, para eso es
necesario una gran madurez intelectual, y no haber recurrido a una crítica des-
tructiva a toda la psicología de Freud, por no compartir ciertos matices episté-
micos -cosa que hubiese sido bastante comprensible-. De hecho, en una de sus
entrevistas compara a Nietzsche con Freud afirmando que ambos eran libera-
dores de prejuicios en su época, el primero en cuanto al instinto de poder y la
moral; Freud en cuanto a lo sexual, frente a una moral victoriana, la cual repri-
mía todo tabú sexual.
El texto de Freud, si bien me parece innovador en varios sentidos -incluso
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interesante el pensar a un personaje como Moisés desde un punto de vista
totalmente distinto al que se lo pensaba-, me parece una lectura en la cual se
muestran demasiado forzados los hechos para mantener su hipótesis y sus
respectivas conclusiones sobre todas las cosas.
Para finalizar me gustaría destacar que en una de las cartas escritas de Freud
a Jung puede notarse también como intentó poder comprender la postura de
su discípulo y amigo, aunque luego no pudiera terminar de aceptarlo:
Después de la gran lección de la experiencia de Ferenczi me he vuelto humilde en
cuestiones de ocultismo. Prometo creer todo lo que de algún modo pueda conver-
tirse en racional. Pero no quisiera que sucediese, usted ya lo sabe (Jung, 2002, 308).
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Bibliografía
Cronenberg, David (2011) Un método peligroso. Venecia: Recorded Picture Com-
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Diccionario etimológico. Recuperado de: http://etimologias.dechile.net/?sizigia
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Jung, Carl (2002) Los arquetipos y lo inconsciente colectivo. Madrid: Trotta.
Weimar, Walter (2014) Canal Encuentro- Jung sobre Freud. Recuperado de:
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