TRAZOS
AÑO II - VOL II
DICIEMBRE 2018
ISSN 2591-3050
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Resumen: El propósito del presente escrito es indagar en la propuesta
intelectiva de San Agustín y el papel que desempeña en la totalidad del
proceso cognoscitivo, es decir, de su teoría de la iluminación. Para desarrollar
este objetivo es necesario hacer alusión a ciertos pasajes de la Biblia e
identificar determinados ideales del cristianismo, puesto que por medio de
esta doctrina el autor lleva a cabo un ejercicio filosófico con base en una
fundamentación teológica, que a su vez se ve influenciada por corrientes o
líneas del pensamiento preliminares dentro de las cuales se encuentra el
neo-platonismo. En ese orden de ideas, se pretende dilucidar el proceso de
entendimiento y revelación de la Verdad, que está mediado por Dios,
perspectiva que se analizará con ayuda de literatura crítica posterior que
explica las implicaciones de su pensamiento; para ello se tendrá en cuenta el
contexto histórico concurrido entre el helenismo y Medioevo.
Palabras clave: TEORÍA DE LA ILUMINACIÓN –ENTENDIMIENTO – DIOS
LA REVELACIÓN DE LA VERDAD
POR MEDIO DE LA DIALÉCTICA
ENTRE FE Y RAZÓN.
David Ricardo Lozano Romero
Facultad de Ciencias
Humanas y Bellas Artes,
Universidad del Quindío.
Contacto:
drlozanor@uqvirtual.edu.co
Introducción
Un posible punto de partida para entender el proceso cognoscitivo expuesto
por San Agustín es analizar la fórmula que propone para el entendimiento
(iluminación): “entiende para creer, cree para entender” (Sermón XLIII, 7, 9).
Teniendo en cuenta que ésta evidencia una relación dialéctica entre dos
elementos fundamentales de su obra: la fe y la razón, los cuales, según él,
caracterizan al hombre y lo hacen superior a otros seres creados por Dios,
siendo esta díada la que hace posible reformar su verbum, el cual es
referenciado por Gilson (1976) cuando establece una relación de equiparación
entre éste y el lôgos griego junto con referencias a la Biblia principalmente al

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helenismo (323 a. C. – 30 d.C.); además, el evangelista nacido en Betsaida,

recurrir al griego para escribir su obra.
dones que Dios le
proporcionó para acercarse a Él, principalmente aquellos que solo por medio
de Él se pueden reformarSermón XLIII resalta las cualidades otorgadas
al género humano cuando explica que éste posee tres elementos que comparte
con lo Divino (Dios y los ángeles): la mente, la razón y el discernimiento, a la vez
que establece como requisito para conocer el entendimiento, el cual, esta
precedido de la razón y es indispensable para el ejercicio cognoscitivo. De esta
forma, considera al hombre como una especie de animal racional, similar al
concebido por Aristóteles, puesto que en su naturaleza está la capacidad de
comprender el mundo y teorizar a partir de sus abstracciones, en contraste con


tienen vida pero no sensación (plantas) y por último los que sólo poseen
existencia (piedras). Además, San Agustín considera que el don más importante
que Dios le otorgó al hombre es la fe, porque es indispensable para conocerle,
y ésta “consiste en creer lo que aún no ves, y su recompensa es ver lo que ahora
             
ascensional por medio del cual se llega al conocimiento de la palabra de Dios
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
leerse: The Christian Philosophy Of Saint Augustine (Gilson, 1967, 12); Historia de la pedagogía (Abbagnano, 1964, 147).
Gen 1,26. Donde se hace referencia a la creación del hombre a imagen y semejanza de la Divinidad, y su dominio sobre el resto de la
creación.
Se traduce del latín como verbo (palabra).
Término griego para referirse a la palabra, el discurso o la razón.

                    
http://dones.indubiblia.org/las-tres-categorias-de-done.
Hace referencia a los dones de manifestación o sabiduría.
(iluminación), el siguiente paso será el entendimiento de la fe, ejercicio que
corresponde a la razón.
De otra parte, el entendimiento es un requisito fundamental para conocer,
que debe enfocarse en la revelación de la Verdad contenida en la palabra de
Dios (Verbum Dei). Así, para llevar a cabo dicho proceso es indispensable la fe,
aquel don que permite tener el “presentimiento de la presencia de Dios, para
empezar a creer en Él, siendo éste el primer paso del camino hacia la Verdad;
sin embargo, para completar dicho proceso cognoscitivo, es necesario tener en
cuenta características complementarias como la memoria, que guarda los
recuerdos y alberga una serie de conocimientos o “intuiciones de los mismos,
como si estuvieran allí antes de adquirir o experimentar algo, al igual que lo
están los dones en el alma. Del mismo modo, siempre que se indague acerca de
la Verdad, se debe buscar en la interioridad, tal como expresa San Agustín:
No quieras derramarte fuera; entra dentro de ti mismo, porque en el hombre
interior reside la verdad; y si hallares que tu naturaleza es mudable, trasciéndete a
ti mismo, mas no olvides que, al remontarte sobre las cimas de tu ser, te elevas
sobre tu alma, dotada de razón. Encamina, pues, tus pasos allí donde la luz de la
razón se enciende (De la verdadera religión, 39, 72).
De tal manera que es posible, por medio de la introspección, concebir una serie
de elementos (ideas, conocimientos, dones…) que tendrán su constatación y
sustento de verdad en Dios, puesto que en el alma está la marca del Creador.
Desarrollo
Para profundizar en la explicación del proceso de intelección de la Palabra de
Dios, se propone en el Sermón XLIII, un dilema basado en la Biblia donde un
hombre dijera: “entienda yo y creeré”8, y San Agustín respondiera: “más bien
cree para entender” (Sermón XLIII, 6, 7). En torno a este escenario desarrolla
una serie de situaciones: En un primer momento expone un contexto en el que
se tenga que establecer quién posee la razón. Entonces, determina que el juez
adecuado debe ser el profeta (por medio del cual habla la Divinidad) que
emitió las palabras: “si no crees, no entenderás9”; ya que las verdades se
encuentran en Dios, y sin este primer acercamiento no se llevaría a cabo el
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8Mc 9, 22-23. Allí se ilustra el caso de un hombre que pide ayuda a Jesús para sanar a su hijo, pero antes de realizar el milagro, Jesús le dice
que con fe todo es posible, entonces el hombre clamó y le pidió que ayudara a su incredulidad.
9Is 7, 9: “Nisi crediteritis, non intellegetis
proceso de la revelación por medio del entendimiento; a lo sumo, se lograría la
comprensión de pequeños fragmentos de la realidad cambiante a la que
pertenecen los mortales, que proporciona un conocimiento efímero y banal en
contraposición a la sabiduría que otorga el Intelecto Divino.

el orden depende en parte del individuo. Esto, dado que encuentra en la
         
estando en compañía de Santiago y Juan, escucharon cuando Dios se
 


           
inspirado por Dios y manifestado por el profeta o sacerdote, para que
entiendan las palabras del que predica y por medio de estas guíen su fe.

expresa que él siembra y Apolos riega las plantas (en analogía con la fe en los
hombres), pero el crecimiento de éstas es obra de Dios. Con esto, explica que
el hombre le pertenece a Él y que sin su acción sobre éste no se lograría el


Igualmente incluye en su aserción que cualquier persona que tenga la voluntad



pueden gloriarse en Él (Dios), mientras que un hombre con poder o dinero
puede vanagloriarse en sí mismo. Este suceso es producto del fenómeno del
cosmopolitismo, en consecuencia de la caída de la polis griega, que tuvo
            
cristianismo por parte del creciente Imperio Romano.

Carta 120 escrita por San Agustín y dirigida a un colega llamado Consencio,
donde se presenta una postura un tanto crítica frente al uso de la fe cuando no
es guiada por el entendimiento. En la Carta hace mención de su obra Tratado
sobre la Trinidad

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
De Trinitae

amigo, al no considerarla prudente respecto a la temática y su público. A pesar
de esto, él responde que todos podrían entender su propuesta, dirigida por
Dios, si tuvieran una fe guiada por el entendimiento, con lo cual, intenta
motivarlo a mejorar su capacidad de análisis y convicción expresando: “No es
que vayas a rechazar la fe, sino que vas a contemplar también con la luz de la

se busca dar importancia a la razón como una guía de la fe, para evitar que se
extravíe causando la ignorancia o generando falsas creencias, a la vez que invita
al constante uso prudente de ambas cualidades una vez se quiere aumentar el
conocimiento.
Teniendo en cuenta el método expuesto, es importante retomar la intención
principal de San Agustín: conocer el Verbum Dei.
anteriormente el verbo hace referencia a la palabra, esto se indica en el Sermón
CXX dedicado al Evangelio de Juan; el Verbum Dei, es decir la palabra de Dios, es
eterna e inmanente. Asimismo, para el hombre es muy complejo, si no
imposible, aprenderla en su totalidad por las cualidades que le otorga San
Agustín de “brillantezverbum
limitado y cambiante que posee el hombre. A pesar de todo, éste es un don que
Dios le otorgó para entender, proceso que, según el autor, permite una
interpretación de la palabra de Dios, donde se encuentran las pautas de la

considerado como el arquetipo idóneo de conducta en su comunidad, con
            

Otro aspecto importante para el proceso cognoscitivo en la obra agustiniana
tiene que ver con la memoria, que representa un “aula inmensa en la que se
almacenan las imágenes de todas las experiencias sensibles y los

Más heme ante los campos y anchos senos de la memoria, donde están los tesoros
de innumerables imágenes de toda clase de cosas acarreadas por los sentidos. Allí
se halla escondido cuanto pensamos, ya aumentando, ya disminuyendo, ya
variando de cualquier modo las cosas adquiridas por los sentidos, y todo cuanto
se le ha encomendado y se halla allí depositado y no ha sido aún absorbido y


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Verbum Dei con el Sol de la alegoría de la caverna, que
Platón describió en el diálogo República.
Con lo anterior se puede determinar la importancia de la memoria en la cons-
trucción de su teoría, puesto que allí se encuentra alojado el conocimiento en
general, lo que permite acceder a él y contrastarlo en la interioridad, con Dios
como testigo y guía del proceso. A pesar de esto existe un elemento negativo: la
privación, que en este caso se traduce como el olvido, y es similar a la relación
entre el bien, como presencia de Dios, y el mal, como privación de esta. Distinto


o conocimientos preconcebidos, tal como lo expresa San Agustín cuando

aquellas nociones aprendidas de las artes liberales, que todavía no se han
olvidado. Más aquí no son ya las imágenes de ellas las que llevo, sino las cosas
-
plementaria, que permite guardar los saberes teóricos, permitiendo
recordarlos para su aplicación; asimismo, es necesario resaltar que parte de
estos saberes, así como intuiciones de ideas abstractas, ya habitan en el alma,
 
verbum, esto con veras a aumentar el entendimiento en general.
Conclusión
dialéctica entre fe y razón, es el requisito

Verbum Dei, al que es posible llegar en alguna medida trascendiéndose


de toda verdad nueva no sólo implica determinados signos o palabras
         


proceso de revelación de la misma y brinda los dones con los que se
posibilita el conocimiento, de tal manera que sólo la voluntad del
          
orden de ideas, siguiendo con la analogía que establec

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


Del latín: recordarirecordis
corazón, que para los antiguos griegos y romanos tenía que ver con la ubicación de la mente.
el trabajador con su herramienta o el artista y su instrumento, en esta realidad
terrena a la que están sujetas las cosas perecederas, en relación de sincronía
con el cuerpo el alma puede: adquirir sensaciones para engendrar un
conocimiento del mundo, hacer uso de los conocimientos o habilidades
pre-adquiridas como la axiomática de la matemática, interpretar y aplicar la
vida bienaventurada para obtener la recompensa espiritual en el reino Divino,
y más importante aún, puede rectificar todo lo anterior con el Maestro interior;
Dios mismo guiando el proceso cognoscitivo a partir de las intuiciones
producto de la voluntad y percepción del individuo, conocimiento que es
almacenado en la memoria, permitiendo que sea recordado y dispuesto
cuando se requiera.
Con base en lo anterior, es posible identificar una clara influencia platónica
en San Agustín, con la excepción de que este último busca fundamentar las
verdades en un Ser Supremo. En consecuencia, su teoría puede acarrear
implicaciones como las que refiere Hessen cuando distingue las soluciones
pre-metafísicas para la adquisición del conocimiento:
Un tránsito del objetivismo, al subjetivismo, en el sentido descrito, tuvo lugar
cuando San Agustín, siguiendo el precedente de Plotino, colocó el mundo flotante
de las Ideas platónicas en el Espíritu Divino, haciendo de las esencias ideales,
existentes por sí, contenidos lógicos de la razón divina, pensamiento de Dios.
Desde entonces la verdad ya no está fundada en un reino de realidades
suprasensibles, en un mundo espiritual objetivo, sino en una conciencia, en un
sujeto (Hessen, 1973, 71).
Esto complica el asunto del conocimiento y su validez, puesto que se debe
pretender interpretar la voluntad de un Ser que no se manifiesta, por lo menos
clara y objetivamente, ya que en Él está fundamentada la totalidad del
conocimiento, factor que nos deja en cierta incertidumbre sobre qué, pueda o
no, ser verdadero o por lo menos estable, y genera la dificultad para conciliar
las interpretaciones que puedan ser dadas a determinado fenómeno; aparte
del carácter rígido que presenta como institución (el cristianismo), a veces con
pretensión explicativa exagerada, no admitiendo modificación significativa, por
lo cual queda anulada la posibilidad de rectificar los principios por
demostraciones de cualquier índole, a la vez que es propenso a estancarse en
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la repetición de los mismos contenidos. Característica que fue empleada por
algunos grupos de gobernantes para mantener sus supremacías, como por
ejemplo el Imperio Romano al adoptar el dogma cristiano.
Por otra parte, es importante señalar la unidad que logra San Agustín al inte-
grar la filosofía y religión en una única teoría homogénea que explica su meta-
física desde la experiencia religiosa. En ese sentido, se encuentra la precisión
de Gilson (1943) acerca de la manera en que debe ser tratada la teoría agusti-
niana, dado que al despojar su filosofía de su testimonio religioso, se obtiene
una visión sesgada que impide la comprensión de la misma, por ende, se hace
complicado distinguir entre elementos como: la prueba de la existencia de Dios
y una teoría del conocimiento; las verdades de la ciencia y las de la moral, entre
otros. Esto “Porque Agustín no solamente busca una teoría, sino una práctica.
La Sabiduría que él busca es una regla de vida, adherirse a ella, es practicarla”17
(Gilson, 1943, 306). Asimismo, es notable la manera en que sintetiza la cosmolo-
gía platónica con la judeocristiana, dando la sensación de que va y viene de
una a otra, “con el sentimiento de su profunda unidad”, dejando como conse-
cuencia una teoría que pretende una iluminación “indisolublemente filosófica
y religiosa, donde se haya la autoridad de la fe, que no sólo le es provechosa
al ignorante, sino que le sirve de apoyo y descanso al sabio, es decir, hay
buenas razones para creer antes que entender (como comúnmente lo hace-
mos), así como es válido poner la fe en los testigos en quienes se confía, como
es el caso de los testimonios de las Escrituras.
Para finalizar, cabe destacar que a pesar de los problemas cognoscitivos que
puedan surgir en la postura agustiniana, ésta posee elementos que sin duda
han influenciado el pensamiento a través de la historia. Principalmente inten-
tando responder a la problemática de cómo alcanzar la felicidad, la cual fue
heredada del periodo helenístico, donde surgieron diversas doctrinas que a
través de una propuesta ética buscaban llegar a dicho fin último por medio del
actuar correctamente, concepto que en el cristianismo reside principalmente
en las escrituras (Biblia), donde se estipulan las pautas de la vida bienaventu-
rada, que conforme a una doctrina que buscaba un camino de rectitud funda-
mentada en valores, con soporte en una gran herencia, logra convertirse poste-
riormente en la fundamentación de la religión que mayor influencia ha genera-
do en el mundo, y que sin duda transformó el pensamiento occidental, a tal
punto que hoy en día es posible percibir sus rastros.
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17“Car Augustin n'est pas seulement en quête d'une théorie, mais d'une pratique. La Sagesse qu'il cherche est une règle de vie; y adhérer,
c'est la pratiquer.” Traducción mía.
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