Las nociones de huelga general e industria cultural
Entonces, a partir de lo dicho, comenzaré señalando en qué consiste la noción
de huelga general. Para ello, realizaré una síntesis del pensamiento de Benja-
min y Sorel, haciendo hincapié en sus implicaciones políticas y filosóficas; luego,
señalaré en qué consiste la noción de industria cultural caracterizada por
Adorno y Horkheimer destacando con ello las consecuencias sociales derivadas
de ésta en relación a la cultura y al poder.
En su ensayo Para una crítica de la violencia, Benjamin identifica, a partir de
los análisis de Sorel en Reflexiones sobre la violencia, dos tipos de huelgas: una
de carácter político y la otra de carácter revolucionario. La primera refiere al
cese violento de la actividad productiva por un tiempo delimitado que busca,
como menciona Benjamin, “[...] una modificación exterior de las condiciones de
trabajo” (Benjamin, 2001, 36). En otras palabras, la huelga general política se
manifiesta en el descontento laboral de los movimientos obreros que elaboran,
como medida de presión, la suspensión meditada del trabajo para conseguir un
beneficio en sus condiciones laborales. Dicha forma de huelga y sus implicacio-
nes constituyen para Benjamin una actividad de carácter violento puesto que,
como destaca Pérez López en su libro La huelga general como problema filosófi-
co, el rol del Estado en ella constituye una arbitrariedad: “Las dos reacciones
posibles del Estado ante una huelga, que serían las de negociar o reprimir, son
éticamente condenables en la medida de que este se halla en un conflicto de
intereses como juez y parte” (Pérez López, 2006, 86). De esta forma, los miembros
que componen la huelga general política, es decir, los obreros, se encuentran
atrapados en una situación paradójica debido a que sus demandas poseen la
posibilidad de ser escuchadas si, y sólo si, el Estado está dispuesto a ello; si
bien el Estado concede el derecho a huelga, si las demandas que plantea el mo-
vimiento son mayores a los beneficios que el Estado estima como conveniente
al responder las exigencias que se desprenden de ello, éste reaccionará por
medio de represión violenta del movimiento. En consecuencia, tanto el movimiento
como el Estado perpetúan, por medio de sus praxis respectivas, instancias de
violencia que responden a los intereses particulares de ambos: por una parte, el
movimiento en la huelga general política no pretende superar su codependencia
con el Estado, sino más bien adecuarla a sus intereses personales; por otra parte,
mutatis mutandis, el Estado pretende mantener su relación de control del movi-
miento, sea por la mediación de sus peticiones o por la represión efectiva de éstos.
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TRAZOS
AÑO II - VOL I
JULIO 2018
ISSN 2591-3050