TRAZOS - AÑO VI – VOL.I – JULIO 2022 - e-ISSN 2591-3050
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LA IGNORANCIA
EN ANTÍGONA: UN
ANÁLISIS DE LA
TRAGEDIA A LA
LUZ DEL ÉLENKHOS
SOCRÁTICO
IGNORANCE IN
ANTIGONE: AN
ANALYSIS OF TRAGEDY
IN THE LIGHT OF
SOCRATIC ÉLENKHOS
Tomás Scarpatti
U N  C. C, A.
tomasscarpatti@gmail.com
Recibido:     
Aceptado:     
trazos - revista de estudiantes de filosofía - año vi - vol. i. - julio 2022
 - - e-ISSN 2591-3050
http://www.ojs.unsj.edu.ar/index.php/trazos/
https://trazosrevistadefilosofia.wordpress.com/
   -   ,    -     
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TRAZOS - AÑO VI – VOL.I – JULIO 2022 - e-ISSN 2591-3050
Resumen: En este trabajo, analizo las discusiones que mantiene el personaje de
Creonte con sus distintos interlocutores en Antígona para desvelar cómo Sófo-
cles plantea, de modo similar a Platón, el problema de la ignorancia a la luz del
diálogo. En el primer apartado, remarco la imprudencia de Creonte al comienzo
de la obra, seguido de un examen de las respuestas de sus interlocutores. Segui-
-


injusticias como la de este relato sobre Tebas, en la medida en que procura y
mantiene un encuentro dialógico.
Palabras clave: IGNORANCIA - DIÁLOGO - ÉLENKHOS
Abstract: In this article, I analize the discussions that Creon’s character man-
tains with his various interlocutors in Antigone to show how Sophocles sets out,
in a similar way to Plato, the problem of ignorance in the light of dialogue. In the


as the one who knows human nature and, therefore, is able to make the other
think so that he or she gets better in a moral sense. I conclude, then, that it is
only the philosopher who can prevent injustices like the one in this story about
Thebes, to the extent that he or she seeks and mantains a dialogical encounter.
Keywords: IGNORANCE - DIALOGUE – ÉLENKHOS
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I. Creonte no escuchó
El personaje de Creonte, regente ilegítimo de la ciudad de Tebas tras la
muerte de los dos aspirantes al trono —Eteocles y Polinices— publica un edicto
en el que declara indigno de sepultura a este último. En otras palabras, prohíbe
que entierren el cuerpo y que tenga una ceremonia apropiada con sus familia-
res, para que este se pudra frente al ojo público. Según Creonte, Polinices había
‘traicionado’ a Tebas al haber llevado a cabo una guerra contra Eteocles —quien
lo había expulsado—, en la cual asedió su ciudad natal. El jefe de estado se

impresión de que es un gobernador recto y decidido. Sin embargo, es evidente

quiénes intentan, directa o indirec-


cómo la actividad de los interlocutores se asemeja a la del personaje de Sócra-

producir un mejor carácter en su interlocutor.
El primer personaje en reaccionar al decreto, aunque sin buscar entablar un

del cadáver da la noticia de que el cuerpo había sido desaparecido, el corifeo

CORIFEO. —Señor, mis pensamientos están, desde hace un rato, deliberando
si esto es obra de los dioses.
CREONTE. —No sigas antes de llenarme de ira con tus palabras, no vayas a
insensato a la vez que de viejo […] (278-283).
Más que una intervención, este primer entrometimiento con el edicto suena
como una advertencia. El corifeo es anciano —tiene experiencia—, y es parte del
círculo íntimo del regente, por lo que después de pensarlo durante un rato se
decide a expresar que la cuestión va más allá de los asuntos humanos. Esto
último será subrayado por varios personajes más. Ahora bien, la respuesta de
Creonte es impetuosa, e incluso se atreve a llamar ‘insensato’ a su experimen-
-
mentación sobre la naturaleza del fenómeno, ataca al anciano y destruye toda
posibilidad de diálogo. Más bien, comienza un extenso monólogo para persuadir


nosotros somos mortales
y de linaje mortal(824-840).
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
la cuestión de los límites humanos y de los prodigios —cuestión con la que el
coro persistedeinón] que el hom-
bre” (332)—.
El segundo interventor es el hijo de Creonte, Hemón, que va al palacio al
enterarse de que Antígona se había entregado y que su condena era la muerte.
Es el tirano quien, previendo la preocupación de su hijo, le pide que nunca eche

desestima cualquier discurso que pueda dar Hemón a causa de su juventud


la ciudad se lamenta
por esta joven, diciendo que […] va a morir de indigna manera por unos actos
que son los más dignossólo un punto de vista
el de que lo que 
de vergonzoso que un hombre, aunque sea sabio, aprenda mucho y no se obsti-
ne demasiado
simplemente cambiar el decreto, apoyándose tanto en la opinión pública como
en la necesidad de abrirse a otras perspectivas. En la tercera frase, resulta inte-
resante el ‘demasiado’, que denota que su padre no se mantiene obstinado solo
polis
pierde completamente la noción de gobierno que cree defender en medio de
la conversación.
Evidentemente, la intervención de Hemón fracasa. Aun así, el joven logra
revelar esa ‘demasía’ en la obstinación de su padre, es decir, esa falta de sen-
satez que Creonte mismo decía que era propia de la juventud. Hemón dialoga

pueblo. Comienza con un discurso en el que deja en claro el respeto que siente
por su padre, pero a medida que avanza muestra la carencia de phroné de este.
En todo caso, el más sensato de la conversación es el joven Hemón, porque no

que su padre piense y, a la larga, mejore moralmente —lo que, como veremos,
constituye una instancia del élenkhos socrático—. Con todo, Creonte no consi-
dera relevante escuchar la opinión de otros, tomando distancia de la voz de un
pueblo que debe gobernar. Impone su carácter.
Deinón se dice casi siempre de algo que inspira asombro o pavor. Pero en algunos contextos puede


mío, debo yo regir esta tierra?” (736).
TRAZOS - AÑO VI – VOL.I – JULIO 2022 - e-ISSN 2591-3050
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La posición de Creonte se mantiene incluso en la conversación con Tiresias,


  

-


obstinación, ciertamente, incurre en insensatez

desacreditarlo, sino más bien ayudarlo, porque quieren el bien para el rey y, por
extensión, para la polis.
Avanzado el diálogo, a Tiresias solo le queda preguntarle a Creonte —retó-
-
siones es la prudencia
tanto a la visión del adivino como a su posterior lección moral, atacándolo y
diciendo, como ya le había dicho al guardia, que solo le importa el dinero y no
ayudarlo. Por esa razón, Tiresias hace bien en dejar el diálogo de lado y exten-
-
te se mete con cuestiones que sobrepasan su condición de mortal. El cuerpo de
Polinices le concierne a los dioses del Hades. Si sigue siendo obstinado, sufri-
rá consecuencias trágicas. Aquí es cuando resuena la expresión de Ismene del

(68). Una vez el adivino se retira, es el Corifeo quien le da el último empujón
necesario al regente para que se retracte y busque a Antígona. Pero ya era tarde,
porque Creonte no había escuchado.
II. El diálogo como mejoramiento del alma
Las consecuencias de las acciones imprudentes de Creonte fueron eviden-

de su esposa Eurícide, además de que no pudo impedir la muerte de Antígona

tirano. Según la autora, a los ojos de Creonte lo bueno y lo malo, agathón y
kakónpara el bienestar de la ciudad. El
tirano argumenta, así, que Antígona es una mujer malvada

ser el único en toda la ciudad que opina así. Sin embargo, cabe destacar que el
jefe de estado dice actuar con obstinación por la estabilidad de la ciudad. Una
manera de interpretar esta actitud es viendo la simplicación propia de Creonte.
-
29
TRAZOS - AÑO VI – VOL.I – JULIO 2022 - e-ISSN 2591-3050


al menos aparentar estabilidad política. Así descripta, parece tener una visión
-
dad de variables de una problemática particular y ofrece una solución general

-
soluble. Antígona, hija de Edipo, tiene por objetivo asegurarse de que su difunto
hermano Polinices sea enterrado como corresponde, por lo que, deliberada-
mente, va en contra del edicto del rey. La protagonista representa, en pocas
palabras, los deberes para con los difuntos, y está dispuesta a hacer lo que sea
para cumplir con su deber piadoso, en función de su devoción a los dioses —

el tirano, sino que piensa que hay valores e ideas que superan toda posibilidad
de conversión a esa ‘moneda corriente’, dado que pueden resultar destructivas
para la armonía comunitaria. En este caso, resulta en el entrometimiento no

religiosos que ello implica. De esta manera, Antígona sostiene creencias que
no pueden aplicarse al mundo sin el concurso de las instituciones civiles —que

-

su absoluto poder que, sumado a su terquedad, imposibilita cualquier cambio
de opinión en el momento adecuado. Por estas razones, concluye Nussbaum
simplicidad y, en especial, el
reduccionismo; […] lo particular […] permanece ahí, inagotado, juez de nuestra

las decisiones, actitud que está encarnada en Antígona. Pero, incluso con los
intentos de la protagonista de interferir con aquella simpleza política, tanto el
Corifeo, Hemón y Tiresias fracasaron en sus respectivos diálogos, no pudiendo
lósofo
pueda reconocer debidamente los límites del otro y aconsejarlo o guiarlo de
acuerdo a sus necesidades (pp. 43-44).
-
‘escuchar al
otro’ y, por reconocer los límites de ellos, aconsejar y guiar conforme a lo que
ese otro necesita” (p. 44). Sócrates, personaje producto de otro autor ateniense,
responde a esa necesidad de que un Creonte, un Áyax o un Aquiles escuchen y
sean guiados, es decir, avancen y mejoren con otro
mueve de conversación en conversación haciendo pensar a su interlocutor, por
TRAZOS - AÑO VI – VOL.I – JULIO 2022 - e-ISSN 2591-3050

más que ello lo lleve a la vergüenza o a alguna especie de aporía. Algo similar

su ignorancia
la opinión pública). Con todo, es necesario destacar que, para Platón, el mejora-
miento del alma se da en diálogo
La actividad dialógica socrática, por lo general, es extensa y no suele concluir
hasta que el interlocutor de Sócrates quede en aporía, o bien —como ocurre
en pocos casos— se haya tratado la cuestión planteada y/o las diferencias de
Antígona, en las obras platónicas los
ataques personales al otro no ayudan en nada al progreso dialógico. Se trata,
más bien, de una actividad de preguntas y respuestas en la que Sócrates busca,
mediante distintos recursos, refutar y liberar al otro para que mejore —tanto in-
telectual como moralmente—. Estos momentos constituyen el famoso élenkhos

-
sofía platónica?
Sócrates, en Apologíahumana, no divina
-

‘el más sabio ateniense. Motivado por refutar al oráculo mismo, dialogó, por un
lado, con especialistas en ciertos temas —tal es el caso del Gorgias y la justi-
cia— o bien con sabios por mera reputación, como en el caso de Protágoras, que

entre otros. Antes de volver a Antígona, resulta importante mostrar al menos un

sus discípulos, para mostrar en líneas generales el alcance del diálogo.
-
ocupación pedagógica de Sócrates. El primero se da en Protágoras, donde Só-
crates recibe una visita temprana del joven Hipócrates, que está ansioso por

como Protágoras, y Sócrates lo escucha a la vez que reconoce lo que en realidad
necesita. Sócrates, antes de desestimar el pedido —dado que el joven no sabe
-
ta que el joven adquiera claridad y, además, se haga un horario decente para


entonces, decide hacerse cargo del joven hasta que este último reconozca sus
límites, es decir, su ignorancia, seguido de las consecuencias que ello podría
tener. El segundo ejemplo se da en Fedón, en el que Sócrates, previo a tomar
la cicuta, se encarga de persuadir a los tebanos Simmias y Cebes de que hay

TRAZOS - AÑO VI – VOL.I – JULIO 2022 - e-ISSN 2591-3050
un destino mejor luego de la muerte. Es, pues, un contexto de preocupación y
temor para los jóvenes. Sócrates, incluso en sus últimos momentos, recibió los

(p. 43) y con una ‘agudeza’ ejemplar para percibir el sufrimiento de los jóvenes.

-
ce el alma de sus interlocutores. Por ello es que Sócrates en particular se revela
escuchar al otro y guiarlo en la medida en que reconoce

élenkhos socrático no consiste en refutar a los interlocuto-

‘liberarlas’ de la ignorancia, que lleva al vicio y al error. En un primer momento,
el élenkhos trata con la refutación, que es producto justamente de la ignoran-
cia de Sócrates sobre el tema; seguidamente, surge la liberación propiamente
Men
Smp
que busca, a la larga, producir alguna tesis positiva por parte del interlocutor.
-
tivo, sino más bien para ayudar al interlocutor a mejorar su alma, ya sea un alma
virtud del otro;
virtud de la que Creonte evidentemente carecía a pesar de su edad. Lo que le
hizo falta a Creonte fue un diálogo cooperativo orientado al mejoramiento de su

III. Consideraciones nales
Hemos visto a lo largo del trabajo la importancia del diálogo para la re-
phrónesis que relacione a uno
con lo particular del mundo. Tanto Sófocles como Platón resaltan esto último. Lo

portavoz es atender a las exigencias de una nueva polis que no sufra el destino
de, por ejemplo, Tebas. En este sentido, tenemos a un Platón anti-trágico —cuya
República

argumentativamente sin ataques personales—, puede liberar de la ignorancia al

algo verdadero o falso (Tht

los cuales el poeta imitativo no debe ser bienvenido en la polis ideal. En dicho libro, se argumenta que el poeta produce obras que están
alejadas de lo real en un tercer grado, ya que no conoce las Formas —lo real, en un primer grado—, ni tampoco las imita a ellas —por lo
que no se mueve en las apariencias, de segundo grado—, sino que imita las apariencias de las apariencias, así como un pintor dibuja una
cama desde cierta perspectiva, dejando de lado la cama sensible y las Formas de las cuales participe. Por lo tanto, el poeta debería ser
expulsado de la polis ideal, dado que apuntan, especialmente con sus tragedias, a la parte más baja del alma (la parte apetitiva, lugar de

TRAZOS - AÑO VI – VOL.I – JULIO 2022 - e-ISSN 2591-3050
32
otro en la medida en que conoce el alma de este y sus intereses. El avance dia-
lógico resulta, así, en el desarrollo de una razón práctica. Lo importante es que,
de tener Creonte este uso de razón, hubiera sido capaz de, al menos, escuchar
antes-
cación’ queda rezagado y la interrogación del otro —las preguntas dirigidas a las
propias creencias, prejuicios y a aquellas cuestiones que uno ignora— toma su
lugar. Con solo reexionar (con otro), uno puede prevenir catástrofes.
Ahora bien, uno podría argumentar que, si bien Platón se diferencia enor-

personaje de Sócrates parece incurrir en un error similar al de un Creonte en el
sentido de que ofrece unacomplejo
—la posibilidad de la tragedia en la polis. Sin embargo, la
-

se da en un contexto particular con interlocutores particulares, de acuerdo a
los diversos intereses que pueda tener el discípulo o auditor. En segundo lugar,
porque un personaje como Sócrates
ignorancia

necesidad de que reconozca a tiempo si su actuar —sea un decreto o un go-
bierno en general— es injusto. Esto requiere, evidentemente, una especial aten-

ateniense que tenía amigos, discípulos y familiares; no existía por fuera de las
interrelaciones propias de la polis, por lo que cada diálogo que mantuvo tuvo
lugar en una situación que requirió de su phrónesis, es decir, de su uso de razón
práctica de acuerdo al contexto particular. Así, por ejemplo, Sócrates no utiliza
una regla reduccionista para el joven Hipócrates en Protágoras; más bien, lo
escucha y presta especial atención a los intereses del joven —querer ser sabio,
antes de siquiera aconsejarle ‘dar vueltas’ y
dialogar para pedirle prevención.
Antígona


Sofista y PolíticoLas Leyesélenkhos que describimos,

Un ejemplo de regla reduccionista al modo del decreto de Creonte sería, en este caso, ‘no escuchar a ningún so-
fista bajo ninguna circunstancia’. Esto iría en contra de la actitud socrática, que requiere un encuentro argumentati-
vo, es decir, darle la oportunidad                   -
tórico y poeta con el que se encuentra Sócrates en la obra platónica fracasa en definir su quehacer —o bien en hacerlo en
  justicia—, el filósofo siempre le dará la oportunidad a sus interlocutores, porque ello constituye un diálogo justo.
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TRAZOS - AÑO VI – VOL.I – JULIO 2022 - e-ISSN 2591-3050

un error fatal al no tener en cuenta el conocimiento ni la ignorancia del otro en

hacer nacer el diálogo, que es un espacio en el que tanto la ignorancia de uno
como el conocimiento que se busca tienen lugar. En otras palabras, un Creonte


tirano —o cualquier autoridad— y, al menos, hacerlo pensar. Pero este no es un
pensar ‘en soledad’, sino con otro. Así pues, parte del error de Creonte y de An-
tígona fue creer que todo podía hacerse solo-
tante era para estos dos atenienses —Sófocles y Platón— la buena disposición
del otro a escuchar y a responder, es decir, a dialogar. Al menos, así lo atestigua
-



TRAZOS - AÑO VI – VOL.I – JULIO 2022 - e-ISSN 2591-3050
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Bibliografía
Lissandrello, J. M.
-

Cornavaca, R. (ed.), Estudios Platónicos V. Ediciones del Boulevard.
Nussbaum, M.La fragilidad del bien. Fortuna y ética en la tragedia
y la losofía griega
Platón Diálogos I. Gredos.
Diálogos II. Gredos.
Diálogos III. Gredos.
Sófocles Tragedias. Gredos.
Cómo citar este artículo:
Scarpatti, T. Antígona
del élenkhos socrático. Trazos-Revista de estudiantes de Filosofía, 1(6), 24-34