Dossier. Murmullos y rastros. Plantas y animales en memorias disonantes
Publicado el 2025-06-04Siempre que cuentan la historia, acá y allá, las personas mayores que la conocieron o la escucharon, pero también las jóvenes que la buscan, siembran señas en la presencia de una planta (un árbol de arrayán, un guadual, un pastizal), un animal (un armadillo, un oso, un toro, una culebra, un venado, y algunos otros) o un lugar que existe por alguna presencia vital (y en este caso el agua y los caminos son los recorridos de la historia). Esas presencias suelen mostrarse, para quienes saben, como rastros y como murmullos. ¿Qué dicen esos murmullos y qué esos rastros a la trama de la memoria? ¿Sería posible hablar de memorias vegetales sin que eso nos restrinja a los saberes botánicos? ¿Sería posible reconstruir unas memorias animales sin que eso nos aísle en la fábula o el símbolo? ¿Y qué hay que decir de la inusitada confluencia de los caminos y la memoria, si es cierto que plantas y animales caminan? ¿Sería posible que unas y otros estuvieran también contándose la historia como un camino de rastros y hojarascas, y que esa sea una forma general de contarse las cosas y de hacer memoria para la vida? ¿Y cómo habría de escribirse una memoria tal sino en coautorías múltiples o por lo menos con la autoría descentrada de investigadoras e investigadores amanuenses? Finalmente, ¿de qué modos ocurre la relación entre relato, tiempo y entorno natural? ¿Cómo transitamos la memoria, la huella y eso que hemos llamado “cultura material”?
Hallar rastros es también reconstruir y contar historias. En ellas se encuentran los pormenores de las vidas animales. En distintos lugares y épocas esas historias se han narrado como fuente de inspiración e instrucción para llevar la vida de mejor manera. No como metáforas de la virtud, como se entienden normalmente las fábulas, sino como lecciones que podemos aprender de una experiencia concreta y a ras del suelo.
En el campo el movimiento de las ramas, el paso del viento contra el pasto crecido o el crepitar de las cañas que crecen ante el sol abrasador o se contraen en la noche, la caída intempestiva de un árbol agobiado por una planta parásita de esas voraces que lo destruye, hacen murmullos cuando no alaridos. ¿Qué dicen esos murmullos y que esos gritos?, ¿cuál es la memoria que cuentan?
Convocamos artículos, ensayos, estudios que pueden ser colaborativos o de única autoría siempre que conversen con plantas y animales para contar la historia y hacer memoria. Esperamos textos escritos a muchas extremidades (por no decir que a varias manos) y con ramificaciones diversas. Debemos responder a la naturaleza intrincada de la vida que se rehace a borbotones. Las ciencias sociales han registrado estas historias en las que plantas y animales aparecen como utilería de la memoria, pero no se han detenido a pensar en ellas con suficiente generosidad. Vivimos un momento de crisis de la vida en el que parece que todo es monocultivo, escritura agroindustrial o carne de crecimiento repentino y sin sustancia: en donde el mundo de la vida parece haberse reducido a las combinaciones genéticas que uniformizan el paisaje y la comida. Creemos necesario prestarles atención y tomarlas en serio a ver si alcanzamos a conversar con ellas de modo que podamos oír y ver de otros modos.
La vida puede rehacerse en composiciones creativas y generosas y siempre está contando una historia. Con seguridad, para haber llegado a ser tan diversa, necesitó la existencia de muchas y diferentes memorias. ¿Cuáles son esas memorias más que humanas que podemos reconocer en los rastros y en los murmullos de la hojarasca? Esperamos, para este 6 número de Memorias Disidentes, contribuciones que nos ayuden a reconocer las formas variadas de la vida que se extiende en murmullos y deja rastros.