POEMA DEL ÉXTASIS. “EL ORO DE SATURNO”
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Resumen
Aquí me detengo a cantar sobre el desalentador y divertido espectáculo del hombre, donde tiempo y espacio confluyen. Sobre la divinidad, espejo de la noche dorada que alumbra su pensamiento. ¿Es la libertad acaso un mito? Toda la realidad se duplica, mientras que hablar al corazón del hombre colma mis sentidos de profunda inquietud. Rey, peón o alfil. Todo ser piensa su esclavitud cada vez que lo dice todo. Encierra todo lo que es, y todo lo que podría ser, cada vez que se atreve a nombrar el éxtasis sublime del amor y de todo lo que brilla. Aquí me resigno, para cantar y hablar al corazón del hombre. Todo cuanto se revela en torno a mi inquietud no es más que un espejo. La visión de una tremenda majestad colma mi conciencia por las irónicas proezas de la omnipotencia que me fue concedida. Corta es mi eternidad. ¡Corta es mi eternidad! Vivo y existo cada vez que los reyes sueñan. Soy una interpretación. Una voluntad pensante. Oh, ¡tremenda majestad! ¡Qué corta es mi vida! Mas todo lo puedo ver, y eso que veo es lo que los reyes nombran. ¿Qué es esta verdad? ¿Cuál es la verdad del hombre? ¿Qué hacemos todos aquí? ¿Dónde está la libertad del testigo de todos los sueños? En un instante puedo ver lo sublime que acontece en el alma de quienes no pueden hablar sobre lo que les fue revelado. Oh, ¡dioses del tiempo! ¡Dioses del Olimpo! ¡Ayúdenme! ¡Líbrenme de esta libertad! ¡La conciencia de toda conciencia aturde mi corazón!
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